La Conquista del Perú Novela histórica original por auditor general de guerra París Editor , D . I . Boix y Cª , Calle Lepelletier , 18 . M DCCC LII . Al tender en el siglo XVI una mirada filosófica por todos los continentes europeos , por todo el antiguo mundo , el alma del hombre sensible se reconcentra melancólicamente , y su corazón late agitado . No era sólo en España donde se sintiera con horror , entre el crujido de las armas sarracenas , el duro yugo del feudalismo , y después la tiranía de los reyes ; no sólo las comarcas españolas se estremecieran al contemplar las espantosas escenas con que el negro fanatismo ensangrentara la pura y dulce religión de Jesús ; el antiguo mundo envuelto en densas tinieblas de ignorancia , presentaba por do quiera el más desconsolador espectáculo ; y graduar la conducta de los hombres públicos de aquella triste época , por la moralidad y filosofía de nuestro siglo , sería incurrir en gravísimos errores . El héroe más eminente del siglo XVI , sería el que más en heroico grado poseyera el fanatismo religioso de su época , junto con el feroz arrojo personal en los combates . En tan negros momentos fue cuando la audacia de los europeos los condujo hasta los continentes del Nuevo Mundo . Aquellas remotas playas , llenas de candidez y de inocencia , formaban la antítesis más espantosa con el ennegrecido corazón de sus descubridores . Pero no ; lejos de nosotros la idea de copiar las nefandas escenas que el sensible filósofo Raynal ha descrito en su historia , de los establecimientos europeos en las dos Indias ; lejos de nosotros seguir las huellas de Robertson en su historia de América , lejos de querer al fin , con fantasía ardiente , recargar el horror de lamentables épocas . Si el deber , empero , de historiadores novelistas nos hiciese tocar los hechos , será con la ligereza posible , y sin recargar sus negras tintas . Todas las naciones de Europa fijaron establecimientos de mas o menos importancia en el Nuevo Mundo , y todos los europeos ensangrentaron sus comarcas ; pero solo los españoles dominaron en él vastos imperios e inmensos continentes , y las arenas de las nuevas playas , bastaran apenas a numerar los hechos de valor y las hazañas de los héroes castellanos . Familiarizados con la guerra , en ochocientos años de combates con los sarracenos ; avezados a la persecución y exterminio de los idólatras de Mahoma , preciso fuera que desplegaran en las nuevas regiones , con los adoradores de otros ídolos , aquel mismo carácter de terror y de crudeza que les era ya propio y natural con el trascurso de tantos siglos . Los ilustres caballeros en que pudieran brillar las cortas virtudes de aquella época , avezados aun a las brillantes cruzadas , abandonaban los peligros de las ondas a codiciosos aventureros , que ansiaban más el oro y las riquezas , que los antiguos laureles de los campos de Palestina . Los españoles , sí , con los instintos feroces de aquellos siglos ensangrentarían con horror los nuevos continentes ; pero sus crímenes serían siempre crímenes del siglo XVI , crímenes comunes a todos los europeos que invadían el Nuevo Mundo , crímenes propios del fanatismo de aquellos tiempos de ignorancia y de error ; crímenes al fin de aventureros , que como todos los aventureros de Europa , volaban a la muerte , o a saciar su ambición en los tesoros de la virginal América ; pero si las primeras páginas de la historia del Nuevo Mundo pudieran sernos enojosas , a las españolas debieron al fin aquellas regiones el amor a la libertad , y la pureza del cristianismo que los han conducido a la civilización e independencia : y hoy podemos satisfechos decir a la Europa entera , nos llaman nuestros hermanos . Mal pudiéramos conducir a nuestros lectores a la perfecta inteligencia de los manuscritos y textos peruanos que nos han servido de guía en esta obra , si ligeramente no describiésemos en breves pinceladas el estado político del antiguo mundo en el siglo dieciséis , y no profundizásemos en algo la corte de los reyes católicos y su situación interior y exterior . España , este suelo alumbrado por el sol más hermoso de la Europa , ha sido en todos los siglos el campo de batalla en que se han resuelto con las armas los destinos del antiguo mundo . Después de verse vencida en los campos celtíberos , la belicosa república de Cartago , sucumbió también en sus arenas la altivez romana ; y si el trono de los godos con el trascurso de los siglos adquirió en nuestro suelo nacionalidad y poderío la molicie de la corte de Witiza y de Rodrigo , abrió las puertas de España a los testados hijos de la Libia , y sufrió por ocho siglos el duro y ominoso yugo sarraceno , perdiendo su libertad , su independencia , y hasta sus creencias religiosas . Mas no el león español rugiera por siempre abatido a los pies de sus opresores ; la patria de los héroes alzó su temerosa frente y se estremeció Damasco . El instinto de la libertad y del amor a la patria , a una con el fanatismo y la superstición , concitaron a Cueba Donga , a los antiguos celtíberos y lusitanos , y Pelayo abrió la campaña más obstinada y sangrienta que jamás pregonar a la historia . Setecientos ochenta años de combates , y tres mil setecientas batallas , habían arrojado a los sarracenos de las montañas cantábricas a los montes de Toledo ; de los montes de Toledo a las fragosas sierras de Andalucía ; y los habían al fin reducido a los muros de Granada . A Fernando y a Isabel les guardaban los destinos la gloria de tremolar el estandarte de la cruz en las almenas de la Alhambra , y al menos por una vez el fanatismo hizo causa común con la libertad . A tan atroz campaña hubiera de tener en pie poderosos ejércitos , ni hubieran formado un sistema de hacienda pública con recursos bastantes para vastos proyectos . Aunque los reyes de Castilla entraban todos los años desolando las campiñas de los sarracenos , con cincuenta o setenta mil hombres , estos ejércitos sólo se componían de vasallos que por otro tiempo les prestaban los señores feudales , o de fanáticos que por cuarenta días concitaba , en nombre de Dios , el señor del Vaticano . El ejército francés de Carlos séptimo fue la primer fuerza permanente que conoció la Europa , y que preparó la importante revolución de quitar a los nobles la dirección de la fuerza militar de los Estados . Los reyes con poco poder , su erario era tan débil , que no podían entrar en gastos ni empresas ; y si pedían socorro a los pueblos , los pueblos se los prestaban con escasez . Entraron Fernando e Isabel vencedores en Granada el segundo día de 1493 ; la dominación sarracena en España exhaló el último suspiro , y unida la corona de Aragón y de Castilla por el matrimonio de esos dos príncipes , sus dominios eran muy extensos , si bien su poder no era absoluto . El poder legislativo estaba en las Cortes , y el rey tenía el ejecutivo muy limitado . Los tiempos románticos aun no habían acabado enteramente ; la bizarría , la gentileza y el valor , eran el distintivo de los nobles caballeros , pero el feudalismo gozaba de toda la extensión de su poder ; los señores feudatarios eran los reyes , y los monarcas unas huecas fantasmas , sin esplendor , y sin aparato . Empero , Fernando , que recogió el fruto de cuatro mil victorias , supo aprovecharse de las ventajas que le ofrecía su situación política . De capacidad profunda en la combinación de sus planes ; la actividad , constancia y firmeza para su ejecución , consumó la obra do la tiranía que lo inspiraba su corazón y lo dictaba su orgullo . Fernando , que la corte de Roma le llamó el Católico , porque le temía , unas veces bajo diferentes pretextas , otras con atroces violencias , y muchas por sentencias de tribunales de justicia , despojó a los barones de una parte de las tierras que obtuvieron de la inconsiderada generosidad de los antiguos monarcas , y principalmente de la debilidad y prodigalidad de su predecesor , Enrique cuarto . Hizo su corte pomposa , e infundía respeto a los grandes con oropel y con brillo : unió a la corona las poderosas maestrías de las órdenes de Santiago , Alcántara y Calatrava , y fue constantemente un tirano sutil para ir robando las libertades al pueblo , si bien aun su poder era menor que el de otros soberanos de Europa , España fue libre , hasta la aciaga derrota de los campos de Villalar . Si tantas ventajas pudieran hacer colosal el trono de Fernando , sus errores políticos debilitaron empero su poder . El proselitismo , atributo inseparable de los fanáticos , dominó a Fernando , o dominó a lo menos a su política . Apenas la enseña de Sión tremoló en los muros de Granada , cuando un desacertado decreto ordenó a los judíos y mahometanos , derramados por todas las provincias españolas , que en el término de cuatro meses recibieran el agua del bautismo , o saliesen de los dominios castellanos . Pocos se bautizaron , pero ochocientos mil de todos sexos y edades buscaron en otros climas la tolerancia de sus creencias . Las campiñas devastadas por la guerra ; la propiedad territorial monopolizada en pocas manos ; la corta extensión del comercio , y la poca actividad en las comunicaciones interiores , todo hacía que la agricultura desfalleciera y la riqueza pública fuese bien escasa . Una guerra desoladora de ocho siglos ; una espantosa emigración , dictada por el fanatismo ; los entorpecimientos de los matrimonios , propios de los derechos feudales , todo contribuía a la despoblación , y a la escasez de brazos para la cultura de las artes y de las ciencias . Tal era el estado político e interior de España , cuando se presentó Colón ofreciendo a los monarcas castellanos un vasto imperio , cuya existencia le había inspirado su instinto . Fernando , aun que algún tanto elevado sobre las ruinas del feudalismo , era un monarca cuyo débil erario no bastaba a las urgencias interiores ; un monarca que no contaba demasiado con el amor de su pueblo ; un monarca en fin , de más pompa y vanidad en su corte , que de poder para vastas empresas : y absorbida toda su atención en la derrota de los sarracenos , no era fácil prestara oídos a un hombre tenido por visionario en toda Europa . Si tampoco favorecía esta situación política al virtuoso descubridor del Nuevo Mundo , la ignorancia y fanatismo lo presentaban un escollo casi insuperable . La infalibilidad del pontífice había excomulgado a los que creyesen en la existencia de los antípodas ; y España , sepultada , como todas las naciones , en la estupidez y en el terror religioso , no era fácil , que siguiera el parecer de un hombre obscuro abandonando la evidencia el Génesis y el Pontífice . Difícil sería investigar la remoción de tantos obstáculos , sino se recurriera a la ambición de los reyes ; pero la sed ardiente de dominar , y el fausto pomposo de amarrar imperios al carro de la victoria , que parecía dominar a los reyes católicos , les hicieron prestar oídos al intrépido Colón , e imponiendo silencio al Génesis y al Pontífice , se arrojaron al furor de desconocidos mares , en busca de esclavos y de tesoros . Envanecidos los reyes católicos con las conquistas que diariamente arrebataban de las manos de los sarracenos ; orgullosos de los triunfos que conseguían sobre sus nobles e infanzones , arrancándoles sus antiguos derechos feudales , con que engrandecían su poder supremo , tendían arrogantes su vista al Océano , y fácilmente se persuadían del agradable delirio que detrás de aquellas movibles montañas de olas , habría también otros imperios y otras coronas que ceñir a sus frentes , y que engrandecieran su poderío . Hubo un hombre atrevido , más grande que su siglo , que les ofreció a sus plantas un Nuevo Mundo , y la antigua Península era ya corto límite para encerrar el poder de los reyes de Aragón y de Castilla . Colón lisonjeaba la vanidad de estos poderosos monarcas , y el Génesis y el Pontífice habían de enmudecer ante la voluntad inflexible de los conquistadores de Granada , que habían de amarrar un nuevo mundo al trono colosal de Carlos quinto . Cristóbal Colón , natural de Génova , había pasado su preciosa existencia en viajes marítimos de más o menos importancia . Este hombre obscuro , más adelantado que su siglo en el conocimiento de la astronomía y de la navegación , conoció como por instinto que debía haber otro continente , y que le estaba reservada la eterna gloria de descubrirle . Los antípodas , que la razón condenaba como quimera , y la superstición como error o impiedad , eran para este hombre extraordinario una verdad incontrastable . Poseído de esta idea , la más grandiosa que ha concebido humano , propuso a Génova , su patria , poner bajo sus leyes otro hemisferio . Despreciado por esa débil república , por Portugal donde vivía , por Inglaterra , aunque pareciera siempre dispuesta a cualquiera empresa marítima , cifró las esperanzas de sus proyectos en Isabel . Los ministros de esta princesa tuvieron desde luego por visionario a un hombre que quería descubrir un Nuevo Mundo , y por mucho tiempo lo trataron con la altanería que los hombres comunes , en medio de su fortuna , acostumbran a tratar a los hombres de genio . Colón empero , no se arredró a vista de las dificultades . Tenía como todos los que forman proyectos extraordinarios la grandeza de alma , el entusiasmo que les anima contra los juicios de la ignorancia , los desprecios del orgullo , las bajezas de la pereza ; firme , enérgico , valeroso , su prudencia y su destreza triunfó de todos los obstáculos . Isabel vendió sus joyas y piedras preciosas ; comprometió a su corte , y armadas que le fueron tres fragatas , tripuladas por noventa hombres , Colón se dio a la vela el 3 de agosto de 1492 , para admirar al mundo . Cristóbal Colón iba a transformar el antiguo mundo , y su empresa necesitaba un valor sublime . Después de una larga navegación , las tripulaciones , horrorizadas a la inmensa distancia que las separaba de su patria , empezaron a desconfiar de que llegaran al fin de sus deseos , y pensaron por muchas veces arrojar a Colón al mar , para volverse a España . El almirante disimuló cuanto le fue posible , hasta que , viendo ya el volcán amenazando el horroroso estallido propuso que si en tres días no descubrían tierra , darían vela para Europa . Afortunadamente antes de los tres días , en el mes de octubre , se descubrió el Nuevo Mundo . Colón abordó a la isla de San Salvador , y tomó posesión de ella en nombre de Isabel . ¡ Nadie en Europa creía entonces injusto apoderarse de un país no habitado por cristianos ! Los insulares , conturbados a la vista de los navíos , y de hombres tan diferentes a ellos , huyeron despavoridos a la profundidad de las selvas . Los españoles pudieron coger algunos , que llenos de caricias y presentes , volvieron a mandar a sus hordas , y fue lo bastante para atraerse toda la nación errante . Entre festivo alborozo los desgraciados habitantes del Nuevo Mundo corrieron a la playa , y reconocían los navíos y acariciaban a los europeos . Los europeos al contrario , viendo hombres de color de cobre , sin barba en su rostro , sin bello en su cuerpo , en la simplicidad de la naturaleza , les miraron como animales imperfectos , nacidos para su desprecio , para amarrarlos a la férrea argolla , para venderlos en los mercados , y condenarlos a una eterna servidumbre . Los insulares habitando las selvas , buscando los frutos de la naturaleza y satisfaciendo al pudor con sencillos tejidos , ignoraban el valor de los metales ; y el despreciado cobre , y el oro ansiado , saciaban igualmente su cándido orgullo ; adornaban sus templos , realzaban el atractivo de sus hermosas . Los invasores tendían en tanto a su alrededor penetrantes miradas , en busca de preciados metales y de piedras preciosas , y miraban con sonrisa , a los indios cargados de tesoros en sus adornos , y allá en su pecho meditaban el crimen y el despojo . ¡ Oh , sublime Colón ! jamás mancillará la historia tus virtudes ; la ambición del saber , no la ambición del oro , te inspiró la existencia de otros nuevos continentes ; si hubieras podido abrir el libro de los destinos de los pueblos , América yaciera en el olvido , y no turbaras las ondas de las tranquilas y lejanas playas , para verlas después enrojecidas de sangre . Sensible , tierno , virtuoso , tú fuiste el amor de los sencillos insulares , y el odio de la corte de Castilla ; y tu memoria será cara al Nuevo Mundo , mientras viva en los pechos el recuerdo de tu virtud . El celo infatigable de Colón por los descubrimientos , y el incentivo del oro en los castellanos , les llevó a la isla de Santo Domingo y a otros continentes de América . En tanto que Colón estuvo al frente de las tripulaciones , la ambición de los expedicionarios halló un dique insuperable ; pero teniendo que volver a la corte de Castilla , teniendo que abandonarse a la inmensidad del piélago para nuevos descubrimientos , la usurpación , el fanatismo , la crueldad , la barbarie , desplegaron su furia contra los inocentes adoradores del Sol . Los indios , sin mas armas que su arco y sus flechas de madera , o espinas de pescados , en vano aventuraban choques con enemigos , cuyas armas , cuya disciplina les daban tantas ventajas . Mirados como dioses por sus débiles víctimas , antes de combatir entonaban la victoria , y sus trofeos eran bárbaramente ensangrentados . Colón empero aterraba a los malvados , y era el ángel protector de los indios ; pero Colón sería el primer guerrero virtuoso que no fuera el juguete de los cortesanos y que no siguiera al fin las huellas de Belisario . La calumnia le asestó sus bárbaros tiros , y mandado encadenar en Santo Domingo , fue conducido a España como el más vil de los criminales . La corte , avergonzada de proceder tan ignominioso , le puso en libertad , pero sin vengarle de sus calumniadores , y sin restablecerle en sus títulos y funciones . ¡ Tal fue el fin de este hombre extraordinario ! El reconocimiento público hubiera debido dar al menos a este nuevo hemisferio , el nombre del atrevido navegante que lo había descubierto ; y fuera el menos homenaje que pudiese tributar a su memoria ; pero ya la envidia , ya la ingratitud , ya los caprichos de la fortuna que así disponen de la gloria , le arrebataron el don que le habían concedido los destinos , y se lo tributaron a Florentino Américo Vespucio , que sólo hizo seguir sus huellas . El primer instante en que la América fue conocida por el resto de la tierra , se selló con una injusticia ; ¡ fatal presagio de las de que habían de ser teatro aquellos desgraciados países ! Después de la caída de Colón y de la muerte de Isabel , los insulares comenzaron a sentir todo el horror de la suerte que les amenazaba . La religión y la política del siglo dieciséis , sirvieron de velo a la impía ley , que en 1506 dio Fernando el Católico , repartiendo los indios entre los conquistadores , para que los empleasen en las explotaciones de las minas y en todos los trabajos más penosos . En cuanto dejemos a estos bárbaros , se decía el libre ejercicio de sus supersticiones , ni abrazarán el cristianismo , ni doblarán la cerviz a la obediencia . ¡ Oh digna política del siglo dieciséis ! ... Las islas se dividieron en multitud de distritos , y cada expedicionario obtuvo más a menos terreno , según su grado , su favor , o su nacimiento ; y desde ese instante los indios quedaron esclavos , que debían a sus señores su sudor y su sangre ; y esta horrible disposición se siguió en todos los establecimientos del Nuevo Mundo , recogiendo la corona exorbitantes derechos sobre los trabajos . Los expedicionarios llenaron su ambición por algunos instantes ; pero los débiles indios fatigados de un trabajo insoportable , o muertos al rigor de bárbaros castigos , desaparecían de sus fértiles campiñas , y apenas ya quedaran brazos vengadores para cuando tronara el instante de la venganza . En vano en el siglo dieciséis se clamara por los buenos principios de colonización ; en vano se invocaran los derechos de la humanidad ; la espada levantada , y el nombre del conquistador ; el crucifijo en la siniestra y en la diestra la tea ; la esclavitud o la muerte , el cristianismo o la hoguera ; he aquí todos los grandes principios de la corte católica , como de todas las cortes de Europa , en el ominoso siglo dieciséis . Las preocupaciones religiosas y el fanatismo decidían en mucho en el siglo dieciséis la suerte de las naciones ; y si los pueblos del antiguo mundo , después de haber recorrido varios sistemas filosóficos , y diferentes creencias , se habían , puede decirse , agrupado alrededor de la cruz , las naciones de los nuevos continentes eran víctimas también de las falsas predicciones de sus sacerdotes y profetas , y el terror religioso contribuyó a la dominación de aquellos imperios , tanto como el terror de las armas de sus conquistadores . Antes pues , de que nos alejemos a las playas del Perú , escena de nuestro inmortal protagonista , será preciso tender una mirada filosófica sobre los primeros continentes de América , descubiertos por los españoles , y particularmente sobre el colosal imperio mexicano , conquistado por el siempre inmortal Fernando Hernán Cortés . Los imperios de México y del Perú , reunían muchos puntos de contacto entre sí en sus preocupaciones religiosas y en las predicciones de sus profetas : en uno y otro imperio se esperaban grandes revoluciones que habían de venir de la parte del oriente , y esta semejanza de profecías resaltará tanto más a nuestros lectores , cuanto que tuvieron por origen religiones y sacerdotes , que formaban entre sí la antítesis más espantosa . En México se adoraba falsos y crueles ídolos , y antropófagos ; sus sacerdotes tenían las santas aras de sangre humana : en el Perú se adoraba a la sublime deidad del sol , y los sacerdotes le ofrecían en el templo inocentes sacrificios de los frutos que prodigaba a sus adoradores . ¡ O inexplicables arcanos de las aberraciones de la razón humana ! Después de la muerte de Colón , los españoles fueron formando importantes establecimientos en la Jamaica , Puerto Rico y Cuba ; y Francisco Hernández de Córdoba y Juan Grijalva , en 1517 y 1518 , adquirieron extensos conocimientos acerca del imperio mexicano , de su poder , de su extensión , de sus leyes y costumbres , etc . La voz pública aclamaba para conquistador de México a Fernando Cortés , mas conocido entonces por las esperanzas que prometía , que por las hazañas que contaba . Robusto , vigoroso , elocuente , intrépido , sagaz y animado de todo el entusiasmo por la gloria , que forma la primera virtud de los hombres , Cortés tremolaría el estandarte de Castilla sobre las ruinas del trono de Motezuma . Tan halagüeña perspectiva presentara el primer héroe de América , si aun mayores crímenes no oscurecieran tanta gloria . Después de haber superado los obstáculos que le suscitaron los celos , y el aborrecimiento , se dio al fin a la vela el diez de febrero de 1519 , con 518 soldados , 109 marineros , algunos caballos y alguna artillería . ¡ Tan débil ejército iba a abrir una feroz campaña de tres siglos ! Por cortos gastos que ocasionasen tan reducidas expediciones , nada suministraba el gobierno ; todas se costeaban por particulares que se arruinaban y eran desgraciadas , pero que su buen éxito siempre extendía el imperio de la Metrópoli . Desde las primeras expediciones , jamás la corte trazó el plan , jamás abrió sus tesoros ; jamás hizo levantamientos de gente ; la sed de oro , el espíritu aventurero que entonces reinaba , excitaban la industria y la actividad . Cortés desembarcó felizmente y atacó y venció a los indios de Tabasco , y los hizo sus aliados . Los españoles más frugales , más endurecidos en las fatigas , más acostumbrados a la intemperie de su clima ardiente que ningún otro pueblo de Europa , fueron entonces los únicos que pudieran sufrir las aflicciones de la guerra en la zona tórrida , y prepararse a tan desigual campaña . Apenas Cortés apareció en las costas de México , Motezuma que allí reinaba con el poder más absoluto , no pudo ocultar el terror que helaba sus miembros . Este terror que inspiraron a tan poderoso monarca un puñado de aventureros , excedería todo lo probable , si no se explicara por satisfactorias conjeturas y tradiciones . El movimiento aparente o real de los astros en sus órbitas ; los sorprendentes efectos de la mayor o menor oblicuidad de la esfera , las acciones y reacciones del mar , como primer agente de estos fenómenos , los combates eternos de los elementos , lanzan a los habitantes del globo en su peligro sensible , y en continuas alarmas sobre sus destinos . La superstición , el fanatismo han divinizado estas revoluciones físicas , y ha sido consiguiente el terror de los pueblos , sobre todo en los que son más sensibles y recientes las señales de estos fenómenos . Tal cuadro presenta América , donde son más frecuentes las inundaciones , los volcanes y los grandes sacudimientos de la naturaleza ; vastos golfos , inmensos lagos , innumerables islas , caudalosos ríos , altísimas montañas , todo atestigua los azotes y calamidades con que la naturaleza ha afligido a ese mundo ; todo este terror proviene de la desolación , de que la impostura ha abusado en todos los tiempos , para reinar en la tierra . Como nada sucede , que no se halle bajo el aspecto de alguna constelación , se ha recurrido a las estrellas para explicar las desgracias de que se ignoraba la causa , y simples relaciones de situación entre los planetas , tienen en el espíritu humano , que siempre busca en las tinieblas el origen del mal , una influencia inmediata y necesaria en todas las revoluciones . Sobre todo , los acontecimientos políticos , como los más interesantes para el hombre , se han creído de una próxima dependencia de los astros . De aquí las falsas predicciones y temores reales que han dominado en la tierra , y que se aumentan y arraigan en proporción de la ignorancia . Estas enfermedades del espíritu humano se hallaban ya en el Nuevo Mundo , y no se sabe , por qué tradición se presentía en Santo Domingo , en el Perú y otras regiones de la América septentrional , que llegarían extranjeros de la parte del oriente , que desolarían aquellos desgraciados países . No porque tuviesen noticias de nuestra existencia , sino porque acostumbrados , como todos los pueblos de la tierra a tender sus primeras miradas a donde nace el sol , imaginaban que las revoluciones que les amenazaban saldrían también de aquel punto del globo . Esta superstición que formaba parte de los dogmas de México , apoyala por algunos recientes sucesos , bastante singulares , obraban profundamente en el alma naturalmente inquieta de Motezuma , cuando los castellanos desembarcaron en sus estados . Lo que él temía en general , y lo que oía decir en particular de aquellos extranjeros , confundiéndose en su turbado espíritu , creyó llegado el crítico momento anunciado por los astros a los profetas de su nación . Mandó diputados para ofrecer a Cortés los socorros que necesitase , y para suplicarle que saliera de sus posesiones ; pero el jefe de los españoles respondió siempre , que necesitaba ir a hablar al emperador de parte del soberano del oriente . En vano los emisarios le amenazaron con el poder colosal del imperio ; la obstinación rompió la lucha , y Cortés quemando los navíos para vencer o morir , marchó hacia México y halló poca oposición en su carrera . Llegando a las fronteras de la república de Tlascala , pidió en vano paso y tuvo que combatir . Los Tlascaltecas eran poderosos y valientes , volaban impávidos a la muerte ; sólo les fallaran armas para vencer ... Dividido el país en muchos cantones , mandaban reyezuelos que llamaban Caciques : se ponían al frente de sus súbditos en la guerra , imponían contribuciones , administraban justicia , pero era preciso que sus leyes y sus edictos se confirmasen por el senado de Tlascala , que , compuesto de ciudadanos elegidos en cada cantón en asambleas populares , era el verdadero soberano . Cortés atacando y venciendo a costa de mil peligros esta nación guerrera , con sus triunfos y su política los hizo sus aliados , porque de antiguo tiempo eran enemigos de los Mexicanos que les querían someter a su dominio , y le suministraron tropas y auxilios de toda clase . Con este socorro marchó Cortés hacia la capital al través de un abundante país , regado por apacibles ríos , y cubierto de ciudades y de jardines . La campiña fecunda en plantas desconocidas ; poblado el aire de pájaros de brillantes plumajes ; la naturaleza agradable y rica ; la atmósfera templada ; sereno el cielo ; matizadas de flores las campiñas , todo respiraba la inocencia , el placer y el encanto . Pero tantas bellezas en nada conmovían a los expedicionarios ; no eran sensibles a tan nuevo espectáculo ; veían servir el oro de ornamento a las casas y a los templos ; embellecer las armas de los mexicanos ; fatigar con su peso a la hermosura y la ambición absorbía sus sentidos , y sólo ansiaban oro . Motezuma vio con terror que Cortés no desistiese de pagar a su corte , y su ánimo abatido con sus preocupaciones no pensó en los medios de defensa . Mandaba treinta y tres caciques que hubieran armado poderosos ejércitos : sus riquezas eran inmensas ; su poder absoluto ; su pueblo ilustrado o industrioso , cual entonces los Europeos , guerrero y lleno de honor . Si hubiese puesto en movimiento su poder , afianzara su trono ; pero Motezuma que había llegado al cetro por su valor , no mostró la menor presencia de ánimo , cuando pudo cargar sobre los invasores con todo su poder , y despedazarlos a pesar de sus armas y de su disciplina , y prefirió emplear contra ellos la perfidia . Mientras en México les colmaba de presentes y de caricias , intentaba tomarlos a Veracruz , colonia fundada por los españoles para asegurar una retirada , o recibir socorros . Cortés que lo supo alarmó a sus compañeros . « Es preciso admirar a estos bárbaros con una acción sorprendente , les decía , he resuelto prender al emperador y hacerme señor de su persona . » Aprobado el plan y seguido de sus oficiales , fue al palacio del emperador y le intimó que eligiera entre la muerte o seguirlos . Ese príncipe , por una bajeza igual a la temeridad de sus enemigos , quedó prisionero , condenó a muerte a los generales que solo habían hecho obedecerle , y prestó homenaje al rey de España . La envidia había suscitado enemigos a Cortés ; y Narváez , por orden del gobierno de Cuba , desembarcó en las costas de Veracruz , con fuerza armada para despojarle del mando . Cortés buscó a su rival , le derrotó y le hizo prisionero ; y atrayendo a los soldados por su confianza y magnanimidad , las fuerzas de Narváez engrosaron sus filas , y volvió a México donde había dejado doscientos hombres guardando al emperador . Nada tenían los mexicanos de bárbaros , sino en su superstición ; pero sus sacerdotes eran unos monstruos que abusaban horrorosamente del culto abominable que habían impuesto a la credulidad del pueblo . Reconocían un Ser supremo , una vida venidera , con sus perlas y sus recompensas , por estos útiles dogmas de absurdos y de horrores . Esperaban el fin del mundo , al fin de cada siglo , y aquel año , se abandonaban a todo el alborozo de la alegría . Invocaban a divinidades titulares e intermediatas ; conocían las expiaciones y penitencias ; numeraban milagros y tenían profetas . Los sacerdotes , siempre antropófagos , ensangrentaban los altares con víctimas humanas . Inmolaban los prisioneros de guerra en el templo del Dios de las batallas , y los sacerdotes los comían y mandaban pedazos al emperador y a los principales señores del imperio . Si las paces duraban largo tiempo , los sacerdotes decían al emperador que los Dioses se morían de hambre , y se declaraba la guerra con el solo objeto de hacer prisioneros que inmolar en las aras . Todas estas ceremonias eran lúgubres y sangrientas ; la religión atroz y terrible lanzaba a los hombres en el terror , y debía hacerlos inhumanos , y a los sacerdotes todo poderosos . En cuanto Cortés batió a Narváez , la nobleza mexicana , indignada de la cautividad de su príncipe , y el celo indiscreto de los españoles que , en una fiesta pública en honor de los Dioses del país , derribaron los altares y degollaron a los adoradores y a los sacerdotes , todo había hecho concitar al pueblo a las armas . No se pudiera acriminar a los invasores su oposición a tan bárbaros dogmas , sino les hubieran destruido , arrojándose sobre el pueblo indefenso para degollarlo , y si no hubiesen asesinado a los nobles para robarlos . Al volver Cortés a México halló a sus compañeros estrechamente sitiados y entró en su cuartel a duro esfuerzo . Los mexicanos hacían prodigios de valor , y Motezuma , que salió a la muralla a persuadirles la armonía con sus opresores , murió a los dardos de su pueblo . Cortés conoció la necesidad de retirarse ; sus soldados cargados de oro no todos pudieron seguir la retirada ; perecieron muchos en el valle de Otumba , amenazó a todos la muerte , pero , al fin Cortés con valor e ingenio , llegó al país de los Tlascaltecas , sus aliados . El sistema político y las creencias religiosas habían sembrado la desunión en el imperio , y Cortés con su talento se supo aprovechar de esta ventaja . Con débiles socorros de las islas españolas , y con algunas tropas que obtuvo de la república de Tlascala , hizo nuevos aliados y volvió a atacar la capital del imperio . México era una isla en medio de un gran lago , que contenía veinte mil casas , un pueblo numeroso y magníficos edificios . El palacio del emperador , construido de mármol y jaspe , era sólo tan grande como una ciudad . Jardines , fuentes , baños , ornamentos , templos suntuosos , tres mil palacios de caciques , todo daba a la capital una extensión inmensa . Había al rededor del lago hasta setenta ciudades ; doscientas mil canoas surcaban las ondas y mantenían las activas relaciones ; y sólidas calzadas formaban el orgullo de la industria mexicana . El imperio era electivo , y después de la muerte de Motezuma subió al trono Guatimazin , valiente e intrépido guerrero , que puso a la capital bajo un brillante estado de defensa . Cortés comenzó la campaña asegurándose de los caciques que reinaban en las ciudades de las márgenes del lago . Unos unieron sus tropas a las del vencedor , los demás fueron vencidos , y Cortés se apoderó de las tres calzadas por donde se comunicaba México . Quiso apoderarse también de la navegación del lago , construyó bergantines que armó con parte de su artillería , y bloqueando a México , esperó que el hambre le diese el imperio del Nuevo Mundo . Guatimazin hizo esfuerzos extraordinarios para levantar el bloqueo ; sus vasallos combatieron con más furor que nunca , pero los españoles sostuvieron sus trincheras , y rechazaron y persiguieron al enemigo hasta el centro de la ciudad . Cuando los mexicanos dudaron de la victoria , y ya les faltaban víveres , quisieron salvar a su emperador , y él consentía en ello gustoso para continuar la guerra en el norte de sus estados . Una parte del ejército corrió noblemente a la muerte para facilitarle su retirada , distrayendo y ocupando al enemigo ; pero un bergantín se apoderó de la canoa en que iba el generoso e infortunado monarca . Julián Alderete , oficial español creyó que Guatimazin tenía ocultos tesoros , y para obligarlo a declarar lo hizo tender en ascuas . Entonces el héroe americano repetía aquellas célebres palabras ; « ¡ ha ! estoy en un lecho de flores . » Muerte comparable a todos la que la historia ha trasmitido a la admiración de los hombres . Si algún día los Mexicanos escriben las actas de sus mártires , y la historia de sus perseguidores , se verá a Guatimazin sacado medio muerto de un horno enrojecido , y ahorcado a los tres años públicamente , bajo pretexto de haber conspirado contra sus destructores . En los gobiernos despóticos , la muerte , o la prisión del soberano , y la toma de la capital , arrastra tras sí generalmente la sumisión de todo el estado . Tal fue la conquista de México . Todo el imperio se sometió a los españoles , y no llenó su ambición , aunque tenía quinientas leguas de longitud , y casi doscientas de latitud . Eran precisos nuevos mundos y nuevos imperios , y otros héroes , y otras victorias , añadieron nuevos mundos al glorioso trono de Castilla . En cuanto Colón pudo refresca sus cortas tripulaciones en la isla de Santo Domingo , y establecer una pequeña colonia que le sirviese de punto avanzado para las grandes excursiones que meditaba , se dio de nuevo a la vela cediendo a sus instintos . Reconoció en una de sus expediciones el Orinoco , y en otra la bahía de Honduras . Concibió que aquellos países formaban un continente , y deducía también que mis allá habría otro Océano que bañase las playas de las Indias Orientales , y que estos dos mares tuviesen comunicación entre sí , que el atrevido navegante buscaba ansioso . Sondeaba las costas , desembarcaba cuando le era posible , y siempre justo y humano se granjeaba el amor de los habitantes de todo los países . El istmo de Darién llamó particularmente su atención ; siguió los ríos que allí se arrojan por un brazo del grande Océano , que unía por un estrecho las mares del Sud y del Norte de América , y creyó su plan realizado ; pero halló burladas sus esperanzas , y se limitó a establecer una colonia : mas la avaricia y la imprudencia de sus compañeros , le enajenaron la buena voluntad de aquellos habitantes , que atacaron a los expedicionarios , y Colón tuvo que reembarcarse , y huir en sus débiles navíos que averiados y despedazados , no se prestaban a nuevas empresas . Empero , no fueron estériles estas expediciones ; Americ Ojeda , Niño , Bastidas y otros , prosiguieron la ruta que Colón les había indicado , pero aventureros que no recibían del gobierno más que la vana licencia de hacer descubrimientos , ni pensaban en establecer colonia , ni en más que llenar su ambición y su orgullo . ¡ El oro y la sangre corrían de un mundo al otro ! Entre la multitud de aventureros que saqueaban y desolaban aquellas desgraciadas costas , se halló un hombre , Vasco Núñez de Balboa , a quien la naturaleza había dado exterior agradable , temperamento robusto , y elocuencia popular : y en quien la educación había hecho germinar nobles sentimientos . Estableció una colonia en Darién , donde no dejaban de abundar las riquezas : pero un día repartiendo oro con uno de sus asociados comenzaron a reñir agriamente . Entonces indignado un salvaje que los servía , tiró con rabia el peso , y dijo a los dos españoles ¿ y reñís por cosa tan despreciable ? Si por este vil metal abandonáis vuestra patria , y turbáis la quietud de tantos pueblos , venid , yo os llevaré donde quedéis saciados . Cumplió su palabra , y los condujo a las costas del mar del Sud . Panamá , que se estableció el 1518 , abrió una nueva y vasta carrera a la inquietud y avaricia de los europeos . El Océano que bañaba sus muros conducía al Perú , cuya riqueza se ponderaba de una manera vaga ; y aunque se exageraban las fuerzas de ese vasto imperio , no intimidaban a la avaricia que excitaban sus tesoros . Tres hombres nacidos en la oscuridad , mas para grandes empresas , meditaron arruinar a sus expensas un trono que contaba muchos siglos de gloria . Francisco Pizarro , el más conocido de todo , era de un temperamento robusto , de un valor impávido , de una ambición sin límites , y de un alma dispuesta a la virtud y al crimen . De musculatura nerviosa y atlética , de larga y negra barba que cubría su ancho pecho , con talle airoso y desenvuelto , ojos negros dilatados y centellantes , tocando en los cuarenta años de edad , todo su continente arrogante , indicaba aquella presunción irresistible que nace de las propias fuerzas . Siempre intrépido y activo se había hallado en todas las expediciones del Nuevo Mundo , y en todas se distinguió , y en todas fue respetable el nombre de Pizarro . El uso que había hecho de sus fuerzas físicas y morales , lo daba la presunción que nada había superior a sí mismo y la conquista del imperio del Perú , le pareciera una empresa muy inferior a sus recursos . Diego de Almagro , su asociado , era un guerrero endurecido entre las borrascas y las lides , y siempre sobrio , paciente e infatigable , despreciaba los peligros , y volaba impávido a la victoria , adornado de las cortas virtudes del siglo dieciséis . De airoso y esbelto talle , de facciones redondas y agraciadas , de vivos y rasgados ojos , cortés y galante , cuando apenas contaba treinta y cuatro años de edad , formaba el conjunto de una gallarda persona ; más remarcable por su destreza en el manejo de las armas , que por las extraordinarias fuerzas que alcanzara . Pero por considerable que fuese la fortuna de estos dos soldados , no bastaba a cubrir las atenciones de la vasta conquista que se meditaban , y se asociaron también a Fernando Luque , sacerdote codicioso , y prodigiosamente enriquecido por todos los medios que la superstición prestaba a su estado en el siglo dieciséis . De cincuenta años de edad , pequeño y giboso ; de nariz larga y aguileña , cejas negras y pobladas , ojos hundidos , y contraídas facciones , Luque tenía un personal repugnante , y aun asqueroso . Estos tres célebres hombres formaron una solemne asociación para la conquista del Perú por partes iguales , encargándose Pizarro y Almagro de la parte militar , y Luque de la religiosa . Habían entre sí de dividirse el imperio peruano , y este plan ambicioso fue sellado aun por el fanatismo , consagrando Luque públicamente una hostia , que se dividía en tres partes para él y sus compañeros ; y una asociación que tenía por objeto el pillaje y la destrucción , fue ratificada en nombre del Dios de paz , jurando por la sangre divina enriquecerse a costa de torrentes de sangre humana . ¡ Oh criminal abuso del cristianismo en el siglo dieciséis ! En 14 de noviembre de 1525 se dio al fin a la vela Pizarro con un débil navío y ciento doce hombres de tripulación y armas ; Almagro debía conducirle refuerzos , y Luque quedaba al frente de las relaciones en Panamá , hasta que la ambición reuniera a los tres socios en los valles del Perú , para dividir ansiosos su presa . Sin exactos conocimientos en la teoría de los vientos y de las corrientes , Pizarro vagó perdido entre las olas por espacio de setenta días ; tocó al fin en varias playas de tierra-firme , y se convenció de lo desagradable del país que ya otros le habían descrito con verdad . Terrenos bajos y pantanos , montañas cubiertas de impenetrables bosques , pocos habitantes , pero feroces y valerosos , era cuanto descubrió su ambición . El hambre , la fatiga , los frecuente combates con los naturales del país , y más que todo las enfermedades comunes y propias de los países los países húmedos , debilitaron y casi destruyeron su despreciable ejército expedicionario , y se halló en la necesidad de abordar a la isla Cuchamá , frente de la isla de las Perlas , en donde esperaba recibir de Panamá refuerzos y provisiones . En tanto , reuniendo gente en Panamá , se dio al fin Almagro a la vela con setenta hombres para buscar a su compañero y prestarle auxilio . En vano desembarcó también repetidas veces en tierra-firme , indagando el paradero de Pizarro ; los indios le atacaron y le destruyeron , y derrotado y aun herido , sufriendo los mismos quebrantos que su compañero , halló en la fuga su salvación , pero la suerte le condujo a Cuchamá , donde le esperaba su amigo . El 14 de junio fue cuando la expirante tripulación de Pizarro vio surcar un bajel a aquellos desconocidos mares , y al tremolar la bandera de Panamá , mutuamente un éxtasis divino se apoderó de los desalentados corazones , y nació el consuelo tras tardas lunas en los angustiados pechos . Después de mudos abrazos se consolaron contándose sus tristes aventuras y sus naufragios , y cada hondo suspiro que exhalaban , infundía en su alma un valor insuperable . Ni la memoria de los peligros ni el aspecto de la muerte en desconocidas y lúgubres playas , desalentaron aquellas almas nacidas para grandes empresas . Almagro partió para Panamá con objeto de hacer nuevos reclutas , y Pizarro se abandonó de nuevo a merced de los vientos en busca de los países de oro . Después de haber sufrido las mismas calamidades que en su primera expedición , abordó a la bahía de San Mateo , en la costa de Quito , y desembarcó en Tamames , países más fértiles y más civilizados que los que había reconocido en las costas del mar del Sud . Seguía el curso de sus investigaciones , cuando el cielo previsor rompiendo sus cataratas mandó al trueno y a los rayos que sepultaran la débil nao , mensajera de tantos horrores , y se cruzaron los rayos , y mugieron las ondas con espanto , y despedazaron la frágil nave . Un destino protector presentó cercana a los náufragos la isla Gorgona , o Infernal , donde pudieron salvarse la mayor parte de los que el cielo y el piélago parecían condenar a muerte . En esta isla llamada comúnmente la Infernal , por la intemperie de su clima , por sus impenetrables bosques y escarpadas montañas , por la multitud de insectos y reptiles que cubre su suelo , por la eterna noche a que la condenan las cerradas nieblas , se detuvo Pizarro por cinco meses , no para tomar aliento y procurar su salvación , sino para rehacer su nave y buscar nuevos peligros . Difícil fuera pintar los tormentos que sufrieron los castellanos en aquella mansión de muerte ; pero aun no domado su esfuerzo partieron por tercera vez en busca de las ricas playas ; y a los veinte días descubrieron las costas del Perú . Después de haber tocado en diferentes puntos poco considerables , desembarcó en Tumbez , ciudad bastante populosa , situada al tercer grado del Sud del Ecuador , donde hallaron un grande templo y un palacio de los Incas , soberanos del país . Allí los españoles admiraron por primera vez el espectáculo de la opulencia y civilización del imperio peruano , viendo una comarca poblada y cultivada con industria , y los naturales decentemente vestidos ; pero llamó mas particularmente la atención una abundancia tal de oro y plata , que estos metales no sólo servían para ornamento de los templos , sino también para vasos y utensilios comunes de uso doméstico , lo que no dejaba duda de que habría una inmensa abundancia en el país . Pizarro y sus compañeros creyeron realizadas ya sus esperanzas , no dudaron creyeron hallarse en posesión de vastos dominios y de inagotables tesoros . Sin embargo , Pizarro conoció que no podía envestir un grande imperio con tan débil columna ; reprimió su ambición , sondeó las costas , siguiendo la mejor armonía con los habitantes , y por mil atenciones consiguió de su generosidad algunos animales domésticos , algunos vasos de oro y plata , y algunas obras de industria ; seguras pruebas que había de presentar en testimonio del descubrimiento de los nuevos continentes , y se dio a la vela para Panamá , donde abordó a los tres años de su salida . No , ningún aventurero sufrió tantos trabajos ni arrostró tantos peligros como Pizarro en su peregrinación de los tres años , y su paciencia y su valor excedieron a cuantas heroicidades nos presenta la historia del Nuevo Mundo . Ni las relaciones que Pizarro hizo de los países que había descubierto , ni todos los esfuerzos de los asociados , pudieron empeñar al gobernador de Panamá a que les prestara alguna protección . Al contrario creía que la colonia no estaba en estado de invadir un poderoso imperio y se negaba autorizar una expedición que pudiera arruinar la provincia encargada a su mando , extrayéndola brazos que necesitaba ; pero toda su oposición no pudo debilitar el ardor de los tres asociados . Conocieron que tenían que seguir la ejecución de su proyecto sin la protección del gobernador , o solicitar de su soberano el permiso que le negaba el administrador de la provincia , y Pizarro voló a Madrid a conseguir sus comunes deseos . La larga historia de sus padecimientos , y las pomposas relaciones que hacía de los países que había descubierto , confirmadas por las producciones recogidas en Tumbez , hicieron tal impresión en Carlos y en sus ministros , que no sólo aprobaron el proyecto de una nueva expedición , sino que animaron al jefe para que la realizara . Pizarro fue nombrado gobernador , capitán general y adelantado de todos los países que descubriesen con una autoridad absoluta , tanto en lo civil como en lo militar , con todos los privilegios hasta entonces concedidos a los conquistadores del Nuevo Mundo ; Almagro , su lugarteniente , y Luque , Vicario general de todos los dominios de Pizarro . Con tan buen éxito en la corte de España , volvió de nuevo a Panamá a unirse con sus asociados , y a hacer los últimos esfuerzos . A pesar de todo , ya carecían de fondos , y aun haciendo inmensos sacrificios sólo reunieron tres pequeños buques y ciento noventa y cinco soldados , con treinta y siete caballos ; pero tal superioridad inspiraban entonces sus victorias en América a los españoles , que Pizarro con tal débil columna , no dudó embestir al poderoso imperio que había de saciar su ambición y su codicia . Se dio a la vela en febrero de 1531 , y fue a desembarcar a la bahía de San Mateo llevado de la fuerza de los vientos y de las corrientes , pero se dirigió hacia el sud , sin abandonar las riberas para recibir con más facilidad los socorros que esperaba de Panamá . Nuevos y grandes padecimientos probaron su valor y paciencia en esta marcha . Pizarro en vez de procurarse la confianza de los habitantes los atacó imprudentemente , los obligó a huir de sus inocentes asilos , y la guerra , el hambre , el cansancio y las enfermedades propias del país , redujeron a los invasores a tan crueles extremidades como habían sufrido en la expedición primera . La costa del Perú es en algunas partes estéril , malsana , y poco poblada ; los ríos caudalosos , veloces y difíciles en su travesía , pero para el valor de los españoles era posible y fácil , y si la victoria les aseguraba botín y gloria , suyo era el triunfo . Llegaron al fin a la provincia de Cosque , y sorprendiendo a los habitantes de la capital , se apoderaron de vasos y ornamentos de oro de valor de treinta mil pesos , y otras muchas riquezas , que eclipsaron la desconfianza que hubiera podido concebir en vista de las estériles tierras que habían corrido . Siguieron su marcha llenos de confianza , atacando con impetuosidad a los tranquilos habitantes que se sometían , o huían al interior de sus tierras . Esta aparición repentina de extranjeros que invadía su país , cuya figura y costumbres les eran igualmente extraordinarias , y a que nada podía resistir , hizo en los peruanos la misma impresión de terror que habían causado en las otras naciones de América . Atacando , venciendo y desolando llegó al fin Pizarro a Pinca , y a Tumbez , donde dio descanso a sus tropas y esperó a Almagro y a Luque . ¡ He aquí los hombres , el ejército , y los recursos con que se emprendía la conquista de un vasto imperio a cuatro mil leguas de la Metrópoli ! ¡ Gloria y prez eterna a tanto valor y osadía ! ¡ ¡ ¡ Gloria eterna a los españoles y al glorioso reinado de Carlos quinto , que al tiempo que sus armas vencedoras humillaban la altivez de la Europa entera , conquistaban también un Nuevo Mundo , y abrían al porvenir y a los más remotos siglos un torrente inagotable de felicidad y de ventura ! ! ! La América Meridional en el siglo dieciséis contaba infinidad de tribus y naciones en su inmenso territorio desde el istmo de Panamá hasta el cabo de Hornos ; la mayor parte desconocidas en aquellos tiempos ; sin que los españoles penetrasen en sus gloriosos triunfos más allá de la punta Rumena y el río Colorado . Al desembarcar Pizarro en las playas del Océano equinoccial , el grande imperio del Perú era la nación más poderosa y más vasta de aquellos continentes , extendiéndose quinientas millas del Norte al Mediodía por toda la costa del mar de Sud , y cerrada del Este al Oeste por las gigantescas montañas de los Andes que se extienden de un confín al otro en toda su longitud . Originariamente el Perú , como todo el Nuevo Mundo , estaba dividido en tribus errantes e independientes que se diferenciaban entre sí tanto por sus costumbres como por sus grotescas maneras . Sin cultura y sin industria , sin derecho ni obligaciones sociales , los peruanos vagaban en sus tiempos originarios como hordas salvajes que vivían especialmente de la caza y de la pesca . Pero así como todos los pueblos de la tierra han tenido su origen de civilización , también los peruanos , dos siglos y medio antes de la aparición de los españoles en sus costas , debieron a la ventura dos seres justos , magnánimos e ilustrados que los condujeron dulcemente a la sociabilidad . En efecto , en las márgenes del gran lago de Fititaca aparecieron por los años de la nueva era dos seres sublimes , de majestuoso talle y civilizadas maneras , que se propusieron lograr la civilización de aquel imperio ; y como todos los legisladores célebres , recurrieron a la superstición , y tomaron el nombre de Dioses , para hacerse superiores a los hombres , que habían de mandar . En vano entre pueblos en que apenas se conocía el raciocinio , hubieran recurrido esos legisladores a remontadas y metafísicas teorías para comenzar a llamar la atención de los salvajes ; y era preciso que recurriesen a objetos físicos que estuviesen bajo el imperio de las sensaciones . Nada más acertado que alzar los ojos al majestuoso Padre del día , cuya divina influencia es sensible a los salvajes . Al bordar su hermosa púrpura el rosado Oriente , huyen las lúgubres y melancólicas tinieblas , despliegan las avecillas sus canoros picos , se anima el bosque , crecen las flores y reina la alegría . Entonces el salvaje templa su arco y aguza su aljaba , tiende sus redes y adora al Dios de la luz . El sublime culto de la adoración del Sol estaba al alcance de los habitantes del Nuevo Mundo , y los sabios legisladores se anunciaron como hijos de esa benéfica deidad , que mirando compasiva los males de la raza humana , decían que los mandaba para instruirla , reformarla y hacerla feliz . Sus exhortaciones , unidas al respeto que inspiraba la deidad , a nombre de que se anunciaban , determinaron a muchos de los salvajes errantes a reunirse entre sí , y recibiendo como órdenes del cielo las instrucciones de esos dos seres extraordinarios , los siguieron a Cuzco donde se establecieron y fundaron una ciudad . Manco Capac , y Mama-Ocollo , ( tales eran los nombres de los dos anunciados por hijos del Sol ) reuniendo así muchas tribus errantes , establecieron entre los peruanos esta unión social que , multiplicando los objetos de deseo , y combinando los esfuerzos de la especie humana , excita la industria y anima a los progresos de todas clases , les dieron sabias leyes , y les inspiraron aquella sana moral que labra la felicidad de las naciones ; y Manco Capac sería acaso el primero de todos los legisladores , si Confuceo no le aventajara en no haberse valido de la superstición para hacer recibir y observar la moral y las leyes . Manco Capac estableció la adoración del Sol y se construyeron templos , se abolieron los sacrificios humanos , y sólo sus descendientes fueron los primeros sacerdotes de la nación peruana , como hijos del Sol , deidad benéfica y protectora del imperio . Manco Capac dio sabias y severas leyes a su nación , que sus súbditos creían emanadas del Sol que iluminaba sus acciones ; la violación de una ley era un sacrilegio , y en sus actos religiosos revelaban sus más secretas contravenciones y pedían su castigo . Los Incas ( señores o reyes del Perú ) descendientes también de Manco Capac y Mama-Ocollo , e hijos por lo tanto del Sol , eran los más virtuosos de todo el imperio ; su conducta era el modelo de las acciones de sus súbditos , y jamás un Inca cometió un crimen . Tan benéficos monarcas , nunca supieron abusar del poder absoluto y omnímodo depositado en sus manos , y por sabios y sencillos reglamentos , escritos en imperfectos jeroglíficos o quipos , se establecieron las diferentes jerarquías sociales y los impuestos imprescindibles , pero siempre módicos y suaves para el sostenimiento del emperador y damas oficiales del imperio , como para la pomposa ostentación del culto del Sol , y la construcción de sus magníficos templos embovedados de oro y plata . Los Incas o señores del Perú eran tan absolutos como los soberanos de Asia , y respetados , no solamente como monarcas , sino también como deidades : su sangre se miraba como sagrada , no se permitía que se degradara por mezcla alguna y estaban prohibidos los matrimonios entre el pueblo y la raza de los Incas , si bien se les permitía pluralidad de concubinas para que se multiplicase la raza del Sol . Su familia se distinguía por ropajes y ornamentos que nadie podía usar ; jamás el monarca se presentaba en público sin los distintivos del trono , y recibía de sus súbditos muestras de respeto que casi llegaban a la adoración . Pero este poder ilimitado de los monarcas del Perú , estuvo siempre unido a un tierno desvelo por la felicidad de su pueblo . Si hemos de creer a los textos indios , no la pasión de conquistadores llevó a los Incas a extender su imperio , sino el deseo de derramar las ventajas de la civilización , y los conocimientos de las artes entre los pueblos bárbaros que sometían : en la sucesión de doce reyes ningún Inca se había separado de este carácter benéfico , ningún Inca había dejado de hacer feliz a su pueblo . Tan bella perspectiva en lo moral ofrecía el Perú al desembarco de los españoles en sus playas , y la suntuosidad de sus templos y palacios , seis grandiosos caminos , sus puentes , y los monumentos en fin , cuyos restos aun admira el pueblo conquistador que los hundió en polvo , probarían los adelantos de los peruanos en las artes , en la industria y en la mecánica . Pero desgraciadamente desconocían la escritura , y su legislación e historia hubiera precisamente de resentirse de todas las fatales consecuencias de las naciones tradicionales , por lo que con sobrada razón merecemos la benignidad de nuestros lectores , si cometiésemos alguna inexactitud en esta historia , al interpretar los quipos o alfabetos peruanos , mucho más imperfectos que los jeroglíficos de México . Con estas ligeras indicaciones podremos fácilmente formar completa idea del estado físico y moral del vasto imperio que el intrépido Pizarro se propuso atar al carro vencedor del poderoso Carlos V , y deducir claramente cómo las preocupaciones y el fanatismo de unos y otros pueblos en el siglo XVI nivelaban las fuerzas del vasto imperio del Perú , con las fuerzas de Pizarro , seguido de un puñado de aventureros . La dulzura de la religión del imperio contribuía sobremanera a la pureza de sus costumbres y a su felicidad . Manco Capac dirigió todo el culto religioso hacia los objetos de la naturaleza . El Sol , como la primera fuente de la luz , de la fecundidad de la tierra y de la felicidad de sus habitantes , era el primero y principal objeto de su adoración ; y la luna y las estrellas secundando al Sol en su benéfica influencia , obtenían después el homenaje de los peruanos . Siempre que el hombre contemplando el orden y la magnificencia que realmente existe en la naturaleza adora un poder superior , el espíritu de la superstición es dulce y apacible ; pero al contrario , cuando se han supuesto rigiendo al universo obras de la imaginación y del terror de los hombres , la superstición toma las formas más crueles y atroces . La primera de estas religiones era la de los peruanos , y la segunda la de los mexicanos . Las ceremonias del culto dirigido al astro radiante que por su energía universal y vivificante , es el más hermoso emblema de la beneficencia divina , eran dulces y humanas . Ofrecían al Sol una parte de los frutos que su calor había hecho producir a la tierra , le sacrificaban en testimonio de su reconocimiento algunos animales de los que comían , y cuya existencia se multiplicaba por su influencia : le presentaban obras escogidas y preciosas de industria de sus manos alumbradas por su luz . Jamás los Incas tiñeron los altares de sangre humana , jamás se imaginaron que el Sol , su padre , pudiese complacerse en recibir tan bárbaros sacrificios . Así , los peruanos , lejos de ese culto sangriento que embota la sensibilidad , y que ahoga los movimientos de la compasión a vista de los sufrimientos del hombre , debían al espíritu mismo de su superstición un carácter nacional más dulce que el de los damas pueblos de América . Esta influencia de la religión se extendía hasta a sus instituciones civiles . El poder de los Incas , aunque el más absoluto de los despotismos , se mitigaba por la influencia de la religión . El ánimo de los súbditos no se humillaba ni vilipendiaba por la idea de una sumisión forzada a un ser semejante a ellos : la obediencia que prestaban a su soberano revestido de una autoridad divina , era voluntaria y no les degradaba . El monarca convencido de que la sumisión respetuosa de sus súbditos dimanaba de que le creyesen de un origen celestial , no perdía de vista los motivos que le impelían a imitar al ser benéfico a que representaba ; y así , apenas se halla en la historia del Perú una revolución contra el príncipe reinante , y ninguno de los doce Incas fue tirano . En las guerras que entre sí empeñaron los Incas , se condujeron con maneras muy diferentes a las de las otras naciones de América . No combatían como los salvajes para destruir y para exterminar , ni como los mexicanos para arrastrar a los prisioneros a ensangrentar las aras de bárbaras deidades : hacían la guerra para civilizar a los vencidos y por extender los conocimientos y las artes . No exponían a los prisioneros a los insultos y a los tormentos a que se destinaban en todas las naciones del Nuevo Mundo : los Incas tomaban bajo su protección los pueblos que sometían y los hacían partícipes de todas las ventajas de que gozaban sus súbditos . Esta práctica tan opuesta a la ferocidad americana y tan digna de la humanidad de las naciones más civilizadas , debía sólo atribuirse al genio de su religión . Los Incas , considerando como impío el homenaje tributado a otro cualquiera objeto , que no fuese a las potestades celestes que ellos adoraban , llevaban tras sí el genio del proselitismo , pero conducían en triunfo al grande templo de Cuzco con los ídolos de los pueblos conquistados , y se colocaban como trofeos que mostraban el poder de la deidad protectora del imperio , y al pueblo se le trataba con dulzura y se le instruía en la religión de los conquistadores para tener la gloria de aumentar el número de los adoradores del Sol . Pero si estas costumbres puras y patriarcales de los peruanos en el siglo XVI los constituían un pueblo feliz interiormente , su poder material era bien limitado . Cubiertas sus necesidades con las producciones de su suelo , desconocían absolutamente el comercio , e ignoradas sus playas de todos los demás pueblos de la tierra , ni conocían la navegación , ni otros países , ni otros hombres , ni otras costumbres , ni otros Dioses , ni otras alteraciones del espíritu humano . Si habían sostenido guerras con las tribus de sus comarcas , desconocían absolutamente la fabricación y uso de armas cortantes y matadoras ; sus numerosos ejércitos ignoraban la táctica y estrategia de los movimientos , sus victorias se las daba el número y el valor , no los recursos artificiales de los ejércitos europeos ; y el uso de la mosquetería y artillería , el de la caballería , y los recursos de los movimientos militares , eran para los peruanos cosas muy superiores en aquel siglo a lo que hubiesen ellos ni siquiera podido concebir en el arte de la guerra . Los españoles al contrario , avezados a la , guerra en ochocientos años de combates con los sarracenos ; de musculatura endurecida en los campos de batalla y en los naufragios , eran en aquel siglo el terror de toda Europa . Revestidos de cotas y mallas que los hacían invulnerables a las débiles flechas y lanzas de los peruanos , poseedores exclusivamente en aquellas comarcas de los espantosos efectos de la inflamación de la pólvora , pertrechados de alguna artillería , maniobreros y tácticos en los movimientos militares , mandando la muerte a doscientos pasos de sus armas , asemejando el estampido del cañón al trueno que anunciaba a sus enemigos las iras de su Dios irritado , todo al fin les daba tal superioridad en aquellas comarcas , que cada aventurero sería un Dios , que amenazara terrible con su cólera a todo el imperio de los Incas . Por otra parte , ya hemos visto la influencia que en la conquista de México tuvieron las predicciones del país , que anunciaban que venidos del Oriente habían de llevar grandes revoluciones al imperio , y en el Perú existían iguales profecías de que , venidos del Oriente habían de dar nuevas leyes al país . Tan pronto como Pizarro desembarcó en el imperio se tuvo por cumplida la profecía , de que nuevos hijos del Sol tenían la misión divina de dar nuevas leyes al país . El terror que en México se apoderó de Motezuma , halló también a Atahulpa ( Inca del Perú ) y a todo su imperio , y la fuerza moral que a Pizarro le daban estas predicciones , le colocaban en la más ventajosa posición , si sabía sostener su carácter sagrado . Hemos observado también el terror religioso con que miraban los peruanos a la familia y raza de los Incas , porque como descendientes de Manco Capac y Mama-Ocollo , eran hijos del Sol , hijos del Dios que adoraban ; y tenidos también por hijos del Sol los venidos del Oriente , preciso fuera que los peruanos tuviesen por un sacrilegio atacarlos y dirigir contra ellos sus flechas , que siempre impotentes contra las férreas cotas y armaduras de los españoles , los confirmaría más y más en la preocupación de que , como hijos de su Dios eran invulnerables . Al contrario , los invasores , acostumbrados a hallar en todos los continentes del Nuevo Mundo hombres de color de cobre , sin barba que los cubriera , y casi en la simplicidad de la naturaleza , que huían despavoridos al trueno de sus mosquetes , casi se desdeñaban de tenerlos por hombres , y los creían más bien animales nacidos para saciar su ambición y su orgullo . El siglo XVI por otra parte envuelto en sangriento y negro manto de fanatismo religioso , exterminaba a sangre y fuego todas las creencias que se separasen de la cruz ; y si en Europa se perseguían con furor los creyentes de Mahoma , en los continentes americanos se exterminarían sin piedad los adoradores del Sol y de todos los otros ídolos , creyendo así los fanáticos del siglo XVI que ejercían piadosas obras ante los ojos de su Dios , que hacían tan bárbaro como a su siglo . Los peruanos pues , creían combatir con Dioses invulnerables : los invasores con despreciables seres de figura humana , cuyo sudor y cuya sangre reclamaba el poderoso trono de Carlos V y el Dios muerto en el Calvario . Diestramente derramó Pizarro por Panamá y las Colonias inmediatas las inmensas riquezas que sustrajo de la capital de Coaque , y así hizo en breve concebir por todos aquellos países las más ventajosas ideas de los tesoros del Perú , y se extendió la fama , y mil aventureros de todas partes volaban ansiosos a dividir el rico botín y a saciar su codicia . Acuartelado en Tumbez esperaba la llegada de sus compañeros para emprender la conquista del imperio , y en tanto tomaba noticias de las costumbres de los peruanos , aprendía su lengua y se preparaba al triunfo . Los peruanos no podían formar exacta idea del objeto con que los españoles ocupaban su país y se perdían en un mar de conjeturas . ¿ Debieran mirar a esos extranjeros tomo seres de una naturaleza superior , que iban a castigar sus crímenes y a labrar su felicidad , o ya como enemigos de su libertad y de su reposo ? Las protestas que les prodigaban los venidos del Oriente , de que habían ocupado aquel país para conducirlos al conocimiento de la verdad y a la ventura , daban alguna probabilidad a la primera opinión ; pero atendidas sus violencias , su rapacidad y su conducta , no podían menos de temer de tales extranjeros . De todos modos la tranquilidad de ánimo es siempre inconciliable con la superstición y las preocupaciones . Los peruanos creían ofendido al Sol , su Dios y su padre ; creían a los castellanos sus vengadores , y la turbación era necesaria . Desde que Pizarro sentó su cuartel en Tumbez , mandó circunstanciadas noticias a Luque y Almagro acerca de las esperanzas que prometían los países de oro que ocupaba . Llenas de ambición y de fanatismo esas dos almas , se dispusieron desde luego a volar al peligro , ya para resarcir los grandes desembolsos de la expedición , ya para extender su sistema religioso , ya por eternizar sus nombres . Independientes del gobernador de la colonia , según los privilegios que Pizarro había conseguido de la corte de Madrid , obraban con toda libertad , y sus operaciones eran enérgicas y veloces . Los tesoros que los aventureros de México traían a sus hogares , las nuevas noticias de las riquezas de la costa del Perú , y la eficacia y promesa de Almagro y Luque apoyadas con el célebre nombre de Pizarro , todo , todo influía para que otros aventureros volasen a Panamá ansiosos de marchar a la rapiña . En cortos días pudieron reunir trescientos hombres que embarcaran con precipitación para marchar a Tumbez . En dos ligeros buques se dieron a la vela de San Mateo , donde Pizarro había dejado un corto testamento . Ya práctico Almagro en aquellos mares , aunque arrostrando mil peligros , hicieron la navegación en 17 días , en que los jefes pusieron todos los medios en movimiento para avivar en sus soldados el incentivo que les devoraba ; y el capitán los familiarizaba con la muerte , y el vicario hablando en nombre de Dios les prometía la gloria eterna , si perecían derribando las deidades de los inocentes adoradores del Sol . Desembarcaron al fin en San Mateo ; abrazaron tiernamente a sus compañeros , y siguieron su camino a Tumbez . Allí Pizarro los esperaba con impaciencia , porque aunque político se había desacreditado en la travesía de Coaque , atacando a los indios indefensos y cometiendo mil violencias ; pero el terror que los venidos del Oriente habían inspirado a los inocentes habitantes del Nuevo Mundo , como hijos del Sol , tenía a todos los ánimos en expectación , y no se había llegado al rompimiento . Atahulpa , el monarca del Perú , estaba con un florido y brillante ejército en Cajamalca , ciudad a doce jornadas de Tumbez ; pero el terror religioso y las protestas de Pizarro hacían que los mirase como entes superiores , mandados por su Dios , para castigar los crímenes de la guerra civil que había ardido en el imperio , y lejos de disponerse a atacarlos , encargaba a sus súbditos que los tratasen como enviados del Sol . Sin embargo , un momento solo pudiera arrancar de los peruanos esa triste preocupación , y los invasores pudieran verse destrozados . Sus circunstancias siempre eran críticas , y Pizarro y sus compañeros ya cedían al poderoso impulso de su avaricia y de su carácter violento , y los tesoros y los ídolos de los peruanos pudieran solo aplacar sus ansias . En este momento llegaron a Tumbez Almagro y Luque , y olvidando sus pasados trabajos y peligros , se abandonaron a la más viva efusión de alegría , viendo cercano el momento de consumar sus deseos . Pizarro conservaba 200 soldados que con los 309 que llegaron de refuerzo , compusieron el ejército invasor que había de dominar un vasto imperio . Entre ese corto número de combatientes contaban 66 caballos y tres piezas de artillería de menor calibre , todos con armas de fuego , y todos intrépidos , todos impávidos , todos fanáticos y ambiciosos . Pareciera que con tal débil división se emprendería en vano saquear y destruir un país adelantado en civilización , de inmenso suelo y populoso , si no recurriésemos a las fuerzas morales respectivas de los ejércitos , como ya hemos indicado . Atahulpa , tenía en Cajamalca 60.000 combatientes , bravos y aguerridos , pero sin disciplina y sin conocimientos en el arte de la guerra , y sin otras armas que simples arcos y flechas de poca consistencia , que en vano disparaban contra las armaduras y cotas de los castellanos que los hacían invulnerables ; al tiempo que el sencillo lino de que se vestían los peruanos , entorpecía las tajantes puntas de los aceros europeos . Aunque los peruanos defendiendo sus hogares y su libertad , sintieran todo el valor de las inspiraciones del patriotismo , la codicia y fanatismo que ardía en los pechos europeos , los arrastraba también impávidos a la muerte . La gloria de vencedores en México inspiraba a los unos la seguridad de la victoria , al tiempo que los otros dominados de un terror religioso , creían un crimen de lesa-deidad volver sus dardos contra sus huéspedes ; y al oír el mortífero estampido del cañón , cual si un rayo desatado de los cielos cayera sobre su frente , se postraban temblorosos al ronco trueno que les anunciaba la ira del Dios de la luz . Si inmensa era la diferencia de la fuerza numérica de los ejércitos , inmensa era también la diferencia de su fuerza moral y dudosa la victoria . Unos y otros contaban con jefes guerreros y arrojados , y unos y otros héroes aspiraban a la victoria y a la inmortalidad . Atahulpa tranquilo y valeroso sabía arrostrar los peligros ; Pizarro impávido y temerario se lanzaba a la muerte . Almagro en medio de su vigor sentía toda la magia de la inmortalidad : Huascar en el ruego de la juventud , educado en el campo de las lides , tenía todo el noble orgullo de un guerrero . Luque con el crucifijo en la siniestra y en la diestra la tea , arrastraba tras sí con su elocuencia a la multitud fanática , y los sacerdotes peruanos quemando la mirra en las aras de sus templos , sabían conmover el valor religioso de sus prosélitos . Tales eran los jefes y los elementos de poder de las partes beligerantes . Cuando ya meditaban los asociados el plan de campaña , llegó a Tumbez una pomposa comisión de Atahulpa a felicitar a los venidos del Oriente , y a suplicarles que abandonasen aquellas comarcas y volviesen a sus playas . El emperador no podía disimular el terror que inspiraban pisando sus dominios . Iba por jefe de la comisión el príncipe Huascar , joven de la familia de los Incas , y en nombre de Atahulpa reconoció a los españoles por sus parientes , como hijos del Sol , y les llevó de parto del monarca frutas , granos , vasos de oro y plata y mil preciosidades de esmeraldas . Obsequiando así a los españoles querían aplacar al Sol que suponían irritado contra el Perú ; todos los pueblos a porfía los colmaban de presentes , les prestaban sus servicios y llevaban su respeto hasta la adoración . En vano Huascar , en nombre de su emperador , pidió a Pizarro explicaciones satisfactorias acerca de su permanencia en Tumbez y de su conducta hostil ; sólo pudo conseguir por respuesta que tenía que hacer comunicaciones verbales al emperador , de parte de su señor , el gran Rey del Oriente ; y conociendo todo el poder de su ventajosa posición , Pizarro hablaba a Huascar en un tono dulce , pero profético y elevado . Aun antes que partiese mandó reunir su división e invitó al guerrero peruano a que viese la marcialidad de los vasallos del Rey de Oriente . En efecto , empezando a evolucionar los españoles , el valiente Huascar miraba con asombro la brillantez de las armas , la velocidad de los caballos , y la unidad y conformidad de los movimientos de los masas : pero a las descargas de la mosquetería y al estampido del cañón , el terror se apoderó de sus miradas , y con rudos rendimientos se despidió de Pizarro , y marchó a su corte sepultado en melancólicos presentimientos . Pizarro no se limitó a decirle que tenía que hacer al emperador comunicaciones verbales , le había añadido que esperaba con emergencia su permiso para pasar a Cajamalca a hablarle , y que de lo contrario obraría según las instrucciones que tenía de su señor , el Rey del Oriente . Al mismo tiempo con hacer evolucionar a sus soldados a vista de Huascar , quiso asombrarle con su artillería , para que se le tuviese por el señor de los rayos , y consiguió su objeto . Llegado Huascar a la corte , expuso a Atahulpa la decidida resolución de Pizarro de pasar a Cajamalca a hablarle ; lo pintó con terror el aspecto y las armas de los españoles , y le hacía formar idea del estampido del cañón , por el ronco mugido del trueno que se dilata entre las cóncavas peñas de los Andes . Huascar , el más valiente guerrero del Perú , no era sospechoso de cobardía , y estremeció a Atahulpa . El emperador reunió los más prudentes ancianos para deliberar si romper la guerra , o continuar sobrellevando a los venidos del Oriente ; pero el terror , que era común en todo el Perú y los ofrecimientos amistosos de Pizarro , les hicieron adoptar el partido de mandar nuevo mensaje a Tumbez , para que los venidos del Oriente llegasen a las murallas de Cajamalca . En efecto , una nueva comisión fue a llevar la decisión a Pizarro , y el imperio esperaba con la mayor ansiedad el desenlace de tan complicado drama . Desde luego conocieron los asociados lo respetable que las preocupaciones habían hecho su nombre , y no dudaron un momento en emprender su marcha . Apenas rompió la aurora las tinieblas de la noche , en una mañana de Octubre 1532 , cuando reunidos los españoles , celebró Luque con toda la pompa religiosa el sacrificio de la misa , y emprendió su marcha la división española . Fácil tal vez hubiera sido al ejército peruano ocupando las posiciones ventajosas que le ofrecía el camino , sorprender y destrozar a los castellanos , pero la política de Pizarro ganando la amistad del Inca , o llenándole de terror , les aseguró tan difícil travesía . Las solitarias llanuras entre Tumbez y Motupe se extienden a ochenta millas , sin hallar agua , ni árbol , ni planta , ni verdor alguno en esta terrible extensión de tostada arena , pero los infelices peruanos sirviendo de acémilas a la división , les suministraron todo lo necesario en el espantoso desierto . Desde Motupe se dirigieron por las montañas que rodean la parte baja del Perú , y pasaron por un desfiladero tan estrecho y tan inaccesible , que un corto número de soldados hubieran podido defenderle de un numeroso ejército : más por la imprudente credulidad del Inca no hallaron los expedicionarios ni el menor obstáculo , y tomaron posesión tranquilamente de un fuerte que defendía este importante paso . Llegaron al fin a vista de Cajamalca , donde en una extensa llanura les habían preparado rústicas tiendas de campaña , abundantemente provistas de víveres en que pudiesen con comodidad entregarse al sueño y al descanso . A su llegada Atahulpa les hizo renovar sus juramentos de amistad ; y les mandó nuevos presentes aun más ricos y exquisitos que los primeros , y Pizarro que ya conocía la índole y generosidad de los inocentes habitantes del Nuevo Mundo , se abandonó tranquilo al sueño y al decanso , a esperar el nuevo día para comenzar su plan de destrucción y su conquista . Los peruanos cumplirían sus juramentos porque los creían hacer a Dioses ; los venidos del Oriente no se creían obligados a esa religiosidad , porque juraban a idólatras que en el siglo XVI eran monstruos detestables y maldecidos . El imperio fluctuaba entre la confianza , el temor y la duda ; todos los peruanos deseaban ver y admirar a los nuevos hijos del Sol , venidos del Oriente , pero un terror inexplicable los contenía dentro de los muros de Cajamalca , y no osaban llegar hasta el campo de sus huéspedes . Ya la noche había tendido su negro manto , cuando los invasores ocuparon las tiendas , y los habitantes de aquella populosa ciudad no pudieron saciar el ansia de ver ni de distinguir a los hombres que suponían de la jerarquía de los Dioses . Pero el nuevo sol empezó a esclarecer el horizonte , y las almenas y las alturas de la ciudad aparecieron cubiertas de un inmenso pueblo que fijaba asombrado sus miradas en el campo de los venidos del Oriente . Fácil hubiera sido a Pizarro conseguir del Inca entrar en la ciudad y apoderarse de su palacio , pero le pareció mas político no exigir tal sacrificio , porque debía preferir batirse en campo descubierto , por la ventaja que le daba su caballería y artillería , que meterse en un pueblo que desconocía , donde no pudiera obrar con tanto desembarazo . Para llevar adelante sus ocultos proyectos , en aquella misma mañana despachó a Almagro , con una lucida comitiva , a que fuesen a felicitar al Inca , asegurarle de nuevo sus disposiciones pacíficas , y a suplicarle una entrevista a fin de explicarle con más extensión el objeto que traía a los hijos del Sol a su país . Su comisión fue recibida con todas las atenciones de la hospitalidad que los peruanos pudiesen emplear con mejores amigos . Atahulpa abrazó a Almagro , lo recibió con las más tiernas expresiones , y le hizo servir la mesa por príncipes de su sangre ; pero no disimuló el deseo que tenía de que los españoles saliesen de su país ; y para arreglarlo todo le prometió que visitaría a Pizarro en la mañana siguiente . La decente mesa del monarca , el orden que reinaba en toda su corte , el respeto con que le hablaban y oían sus ordeñes , admiró a los españoles , que aun no habían visto en América mas que débiles caciques de errantes tribus . Pero fijaron mucho más su atención en las inmensas riquezas que con tanta profusión adornaban el palacio ; los riquísimos ornamentos del Inca y de toda su corte , los vasos y vajillas de oro y plata , la multitud de utensilios de toda especie de preciosos metales , todo fue para los mensajeros un espectáculo que superaba con mucho cuantas ideas de opulencia pudiera formarse un europeo del siglo XVI . En tanto Almagro , aunque criado en los campos de las lides , educado entre la sangre y el destrozo , no pudo ver insensible a los penetrantes encantos de la hermosa Coya , princesa de la sangre de los Incas , y tan seductora como guerrera . Vestida con una corta y airosa túnica de cándido lino , con la ajaba terciada , y en la siniestra el arco , estaba a la cabeza de los guerreros peruanos que habían salido a recibir a los enviados del campo español . Blanca como la cima de los nevados Andes , fresca como el clavel em las mañanas de mayo , esbelta y gentil como la fugitiva corza , en los 18 abriles de su edad , ondulaba su rubia cabellera a merced de los céfiros ligeros , penetraban sus miradas las férreas armaduras , y nadie se resistía a sus encantos , y todos se postraban siervos de su amor . Almagro aun joven , agraciado también por la naturaleza , sintió todo el poder de la hermosura de Coya , y allá en su pecho ardió el amor con un fuego inextinguible . Salió al fin el mensaje de Cajamalca , y volvió al campo de Pizarro . Enardecida aun la imaginación de los mensajeros con el espectáculo de que habían sido testigos , hicieron a sus compañeros una descripción tan seductora de lo que habían visto , que Pizarro se afirmó en la resolución que ya había meditado . Sabía por lo que observó en las costumbres del Nuevo Mundo , cuan útil le sería apoderarse de la persona del Inca , y formó un plan que necesitaba tanta audacia como serenidad . Con olvido del grave carácter de que se revistió , anunciándose como embajador de un grande monarca que solicitaba la alianza del Inca ; con olvido de las repetidas protestas de amistad que le había prodigado , y de los ofrecimientos que le había hecho , resolvió prevalerse de la crédula simplicidad , con que Atahulpa se fiaba en sus protestas , y apoderarse de la persona de ese príncipe en la entrevista a que le había invitado . En la mañana del 16 de noviembre ( 1522 ) , cuando debía visitarle el Inca , preparó la ejecución de su plan con tanta frialdad y con tan poco escrúpulo , como si otro día no pudiera ser su desdoro , y la mancilla de las armas de su patria . Dividió su caballería en dos alas mandadas por Soler y Benalcázar , intrépidos oficiales que cubrían los flancos de su infantería desplegada en batalla ; reservó en el centro veinte de sus más arrojados compañeros que le ayudaran en la peligrosa empresa que se reservaba , colocó su artillería frente del camino por el que debía venir el Inca , y dio orden a la división de no atacar hasta que su vez diese la señal del rompimiento . ¡ Imploremos el fanatismo y barbarie del siglo XVI para cubrir tanto crimen ! ... Muy de mañana empezaron a salir regimientos peruanos de la ciudad , y a tenderse por la campiña , y todo el pueblo estaba en la mayor agitación , porque Atahulpa quería visitar a Pizarro con toda magnificencia . Aunque los preparativos comenzaron muy temprano , tanta era la solemnidad y la pompa , que ya terminaba la mañana y no llegaba el Inca al campo de su huésped . Impacientes los invasores temían ya alguna desconfianza de parte del emperador que frustrara sus planes , cuando apareció el inocente Inca rodeado de 500 nobles , lo más pomposamente aderezados , que marchaban al son de sencillas músicas militares , con toda la majestad del inocente orgullo . Atahulpa , sentado en un trono de oro adornado de vistosas plumas de diversos colores y cargado de piedras preciosas , iba en el centro de la corte llevado en hombros de los más nobles palaciegos y detrás le seguían lo mismo sus primeros oficiales . Cuadrillas de danzadores y bandas de músicos , precedían y animaban tan solemne acto , y la campiña cubierta de más de treinta mil soldados , prestaba la imagen del poderoso imperio . Estaba el día tranquilo y sereno , y el sol radiante tocaba la mitad de su carrera . Un apacible céfiro batía mansamente las pintadas plumas , y los cándidos y ondulantes vestidos de la pomposa corte , y a los rayos del claro sol del Perú brillaban las andas de oro y las armas matadores de los invasores . Al acercarse Atahulpa al campo de Pizarro , resonaron con estruendo los roncos atambores y los bélicos clarines , y se desplegó al viento el español estandarte , ornado de la espléndida y roja cruz . Si sorprendidos miraban los peruanos el aspecto imponente de los venidos del Oriente , su faz cubierta de larga barba , y la brillantez y construcción de sus feroces armas , no menos con asombro miraban Pizarro y sus compañeros la pompa y el esplendor de la corte peruana , y la aparente disciplina de sus innumerables soldados . Empero , el trono de oro y las inmensas riquezas que les ofrecía la victoria , exaltaban demasiado su imaginación para que calcularan los peligros del rompimiento . Atahulpa llegaba en tanto al campo de sus enemigos , y decía continuamente a sus primeros oficiales : « son enviados del cielo , guardaos bien de ofenderlos . » Apenas hubo llegado al campamento , Luque corrió hacia el Inca con un crucifijo en la siniestra , y en la diestra su breviario ; y en un largo discurso , y según las negras creencias del siglo XVI expuso al monarca la doctrina de la creación , la caída del primer hombre , la encarnación de Jesucristo , la elección que Dios hizo de San Pedro para que fuera su gran vicario en la tierra , el poder de San Pedro trasmitido a los papas , y la donación que el pontífice Alejandro había hecho al rey de Castilla de todas las regiones del Nuevo Mundo . Después de haber expuesto toda esta doctrina , imitó a Atahulpa a que abrazase la religión cristiana , a que reconociese la autoridad suprema del papa , y a que se declarase tributario del rey de Castilla , como su legítimo soberano ; y que si así lo hacía continuaría reinando , y el Rey su señor tomaría el Perú bajo su protección ; pero que si rehusaba obedecer , si persistía en su impiedad , le declaraba la guerra , y le amenazaba con la más terrible venganza . Poco entendió Atahulpa de ese extraño discurso , que conteniendo misterios incomprensibles y desconocidos hechos , toda la elocuencia humana no bastara a hacer formar en tan corto tiempo ideas distintas a un peruano . Empero , a las cosas más sencillas que había comprendido respondió con suma moderación ; « que con el mayor placer sería amigo del rey de España , pero nunca su tributario ; que era preciso que el pontífice fuera demasiado arrogante para dar tan liberalmente lo que no le pertenecía ; que jamás abandonaría su religión , y que si los cristianos adoraban a su Dios muerto en la cruz él adoraba al sublime Sol que jamás moría ; y preguntó al fin al vicario , dónde había aprendido lo que le había dicho de Dios y de la creación . » En este libro , respondió Luque ya enardecido , presentándole su breviario . Atahulpa tomó el libro con admiración , le miró por todas partes , le llegó a su oído , y contestó al orador , « esto me dais aquí no habla , nada dice , y lo tiró con desprecio . » Luque , furioso entonces , se volvió a sus compañeros , gritando : venganza cristianos , la palabra de Dios ha sido profanada , vengad el crimen , devorad a esos infieles . Pizarro que apenas podía contener la impaciencia de sus soldados por lanzarse sobre las riquezas que herían sus ojos , dio la señal de ataque , y los atambores y clarines tocaron a degüello . La artillería y mosquetería hizo una descarga cerrada , cargó la caballería con sable en mano , y Pizarro con los 20 elegidos se arrojó decididamente sobre el Inca . Llenos de terror los peruanos se dieron a una fuga pavorosa ; tan inexplicables les eran los caballos que los atropellaban , como el estruendo de la mosquetería y artillería que los despedazaba y abrasaba como el invisible rayo , y los invasores derramaron la sangre y el destrozo por toda la dilatada campiña . En vano sus nobles rodearon al Inca formándole una muralla con sus indefensos pechos : todos cayeron al furor del acero de Pizarro , quien arrastró al monarca por los cabellos y lo hizo prisionero , y la caballería continuó la matanza hasta acabar el día . Una multitud de príncipes de la raza de los Incas , los ministros , la flor de la nobleza , todo lo que componía la corte de Atahulpa , y cuatro mil soldados y mujeres , niños y ancianos , que habían salido a ver la brillante ceremonia , cayeron en los campos de Cajamalca al furor de los aceros ; todo era muerte , desolación y espanto . La noche tendía su lúgubre manto , y el campo enrojecido de sangre cubierto de cadáveres presentaba la escena más espantosa para la virginal América . Aun algunos invasores penetraron en la ciudad , pero solos y desunidos tuvieron que volver a sus tiendas , donde amarrado entre cadenas gemía el más infeliz de los vivientes , aquel monarca que un momento antes , rodeado de una pomposa corte , llevado en hombros de los primeros nobles del estado , parecía la imagen de los Dioses . Un silencio espantoso , interrumpido sólo por los lamentos de los heridos , reinaba en el canipo del destrozo , hasta que reunidos los invasores en sus tiendas , la crápula de la victoria empezó a atronar los ámbitos , confundiéndose con los hondos gemidos de los que expiraban . Los pocos nobles y cortesanos que se salvaron de la matanza y todo el ejército peruano , se encerraron en los débiles muros de Cajamalca , cuando ya la noche había tendido su negro manto . Llorando el padre al hijo , el esposo a la esposa , la virgen a su adorado , el pueblo a su monarca , lúgubres y hondos gemidos resonaban en medio del terror religioso que ocupaba al Nuevo Mundo . Los suspiros de la ciudad se confundían con los lamentos de los heridos , que expiraban en el campo del destrozo , cuando la melancólica luna siguiendo su carrera , llenaba de espanto a los inocentes adoradores del Sol . Ni los gritos de la venganza , ni las imprecaciones de la desesperación , consolaban a los afligidos en su abundoso llanto ; creían obra del cielo aquel exterminio , creían a los europeos hijos del Dios de la luz , y al arrancar allá del alma sus gemidos , sólo fijaban los ojos en la tierra , y no osaban volverlos hacia el opaco firmamento . El pueblo , los nobles , los Incas , los sacerdotes y los innumerables guerreros confundidos por las plazas y calles , estaban como petrificados en un profundo estupor , y nadie interrumpía aquel terror religioso . Ya la callada luna reclinaba en la tierra su macilenta frente y el primer albor del lucero matutino comenzaba a esclarecer el horizonte , cuando Vericochas , el sacerdote mas anciano del imperio , sin reprimir su llanto , alzó su quebrada voz y se dirigió a su pueblo : « Peruanos , el sublime Dios del día , exclamaba bañado en lloro , rompe las tinieblas de la noche y borda con su púrpura las montañas . Tal vez airado , enrojecida su faz de viva lumbre , arrastrará tras sí al ronco trueno y el fulminante rayo , y arderán los cielos . Postrémonos humildes ante su poder , bendigamos su omnipotencia e imploremos su misericordia . Corramos al sacrosanto templo , ofrezcámosle inocentes sacrificios , y aplaquemos sus iras . » Dijo y con tranquilos pasos se dirigió hacia el templo ; le rodearon los sacerdotes y lo siguieron el pueblo y los guerreros . El templo de Tajamalca , dilatado y anchuroso , contenía un inmenso pueblo . Adornado de vistosas plumas , tachonado de oro y plata , y el pavimento de preciosos mármoles , ostentaba toda la riqueza del Perú y toda la veneración religiosa de los peruanos . Una ara sencilla , pero de delicado gusto , cubría el fondo de aquel majestuoso recinto ; un símbolo del Sol , colocado en medio de la ara , era la deidad a que se postraban el monarca , el pueblo y los sacerdotes , y a sus lados vestidos sencillamente , estaban los bustos de los Incas y de los ciudadanos que por sus excelsas virtudes habían llegado a la imitación de la deidad benéfica . Apenas pisaba el templo la multitud , cuando armoniosos instrumentos anunciaron la pompa de la ceremonia religiosa , y numerosos coros saludaron al nuevo día . El himno del Sol resonaba por las dilatadas bóvedas , y en tanto el astro luminoso brillaba ya plácido y sereno sobre el horizonte . Vericochas seguido de cuatro sacerdotes se adelantó hacia las aras de la deidad benéfica , y en vajillas de oro , y con pomposas y sencillas ceremonias ofreció a su Dios hermosos frutos en inocentes sacrificios y el pueblo doblaba su rodilla , y reinaba el más profundo silencio religioso . El sacerdote levantó después los ojos melancólicos , y el Sol brillaba en las bóvedas con plácido reflejo . « ¡ Oh eterno Dios , exclamó , en un tono inspirado , tu radiante lumbre colma de esperanzas a tus inocentes hijos ; no cubierto de nebulosos vapores les niegues tu divina influencia , ni les anuncies tu ira . » La religión de los peruanos , si el Sol se presentaba nublado en sus primeros albores , el Dios estaba irritado , y anunciaba su ira ; si por tres días aparecía opaco , aunque después brillase puro y hermoso , anunciaba su venganza y se estremecía el imperio . Al contrario , si se presentaba sereno y brillante , todo era placer y regocijo , porque la deidad se mostraba satisfecha . Cuando los peruanos vieron brillar el Sol , sonrió su esperanza , porque no temían las iras de su Dios irritado . Empero , el horroroso destrozo de su corte , la prisión de su monarca , cuya suerte ignoraban , la idea de que los invasores fuesen seres sobrenaturales , impresión que les había causado la caballería , y la artillería , todo los abismaba en un caos insoldable y en las más melancólicas meditaciones . Vericochas , postrado ante las aras , absorto , arrobado , permanecía por mucho tiempo en un profundo éxtasis , cuando al fin exclamó con un hondo eco que pareció arrancado del centro de su alma . « No peruanos , el crimen y la deidad son inconcebibles . Esos venidos del Oriente , no son de sangre de los Incas , ni pueden ser hijos del astro sempiterno . » El pueblo escuchaba absorto , y el sacerdote continuó con una elocuencia inspirada . « No peruanos , el crimen y la deidad son inconcebibles . Esos desconocidos han jurado mil veces por su Dios que venían a labrar la felicidad del imperio ; con mil sacros juramentos prometieron las debidas garantías a un inocente monarca , y a un sencillo pueblo , que fiados en promesas de deidades , corrieron cándidos a sus brazos , cuando ocultando pérfidos las armas destructoras , despedazaron vuestros guerreros y vuestra corte , y arrastraron a vuestro monarca por los cabellos ! El Sol luce radiante , no envuelto entre vapores anuncia su ira . » Y un agitado murmullo conmovía al pueblo . « Es verdad , aun miro los veloces monstruos atropellando nuestros guerreros ; aun resuenan en mis oídos el trueno pavoroso que destrozaba nuestras líneas , pero todo puede ser obra de un espíritu maléfico , todo podrá sucumbir al querer de ese Dios que nos ilumina . Peruanos , venid , jurad ante las aras , que si el cielo nos revelase que son sus hijos , y que debemos ceder a nuestros destinos , antes regaremos con nuestra sangre las fértiles campiñas , que dejarnos arrancar nuestras leyes , nuestra libertad y nuestro culto . » Pero el pueblo helado de terror solo gemía a la voz de su adorado sacerdote . « Y lo dudáis aun , continuaba Vericochas , yo lo oí de sus labios , venimos a inspiraros los misterios del cristianismo , a arrancaros del imperio culto del Sol , a haceros adorar a Cristo sobre la cruz , y a que reconozcáis por monarca y señor al grande Rey del Oriente . » Los nobles que rodeaban al monarca , los que pudieron oír el discurso que le dirigió Luque , habían caído en el campo al furor de sus aceros . Vericochas y Huascar eran los solos que , estando inmediatos por su nobleza , se habían salvado de la muerte , y los que oyeron con admiración la propuesta de sucumbir al monarca del Oriente , y de abandonar el sublime culto del Sol . Vericochas arrancó lágrimas del pueblo , y Huascar exclamó enajenado : « Peruanos , yo también lo escuché . » Un ronco susurro comenzó a reinar por el dilatado templo , las masas conmovidas demostraban ya su entusiasmo ; y Vericochas valiéndose de todo el poder de la elocuencia hizo conocer al pueblo la necesidad de averiguar la suerte del desdichado monarca , de nombrar a Huascar general en jefe de ejército , y de atacar a los invasores , si era preciso , o cuando menos defender las murallas de Cajamalca , para salvar sus leyes , su libertad y sus templos . El pueblo al fin en tumulto , sacudiendo algún tanto el terror que le helaba , corrió hacia las aras , y postrado ante el símbolo del Sol , todos los peruanos juraron en manos de Vericochas , no sobrevivir al intento de los invasores . Huascar , el más noble de la sangre de los Incas , el que con más derecho pudiera aspirar a ser elegido por monarca , el más valiente guerrero , fue nombrado caudillo del Perú ; y por no profanar el templo con los gritos de venganza , el pueblo corrió al suntuoso pórtico ; y allí Vericochas y Huascar encendían las iras , los hacían conocer que el crimen y la deidad eran inconcebibles , que los venidos del Oriente no podían ser hijos del Sol , que eran mortales y sucumbían al valor . Reunido un consejo de ancianos deliberó detenidamente acerca de la conducta que se había de guardar con los venidos del Oriente , y del modo de hacer la guerra y prepararse con vigor a la venganza . Acordaron que pasara un mensaje al campo de Pizarro para saber de positivo la suerte del monarca , y para procurar su rescate a todo precio , si aun no había muerto ; pero recordando la falta de fe de los invasores , se creyó justamente que diesen muerte a la comisión , y de ninguna manera consiguiera su objetivo . Empero , tal era el amor de los peruanos a sus Incas , tal el interés de la embajada , tal el patriotismo de aquellos inocentes habitantes , que todos se ofrecían a ir al campo de Pizarro , por segura que viesen su muerte . La prudencia del consejo no debiera permitir que compusieran la comisión los primeros personajes del imperio , mas sin embargo no pudieron resistirse a las ardientes súplicas de Ocollo y Coya . Ocollo , la más hermosa de las concubinas de Atahulpa , la más virtuosa , la que más merecía el amor del monarca , se presentó al consejo envuelta en luto y anegada en llanto , y propuso su resolución de pasar al campo de Pizarro a saber la suerte del Inca que adoraba , y a echarse a los pies de sus opresores , si gemía entre cadenas , para conmover su compasión con su ardiente llanto . Coya , ilustre princesa de la sangre de los Incas , aquella hermosa Coya que tanto amor inspiró al gallardo y gentil Almagro , no había sido tampoco insensible a las lánguidas y penetrantes miradas del guerrero español , le amaba allá en su pecho , había conocido que era amada , y anhelaba el momento de volver a mirar a su adorado . Las dos inocentes víctimas del amor persuadieron al consejo , y se dispuso que pasaran al campo de los venidos del Oriente . Los ancianos sabían muy bien el ardiente amor de Ocollo por Atahulpa , se persuadieron que no tan fácilmente los europeos ensangrentaran sus aceros en la hermosura , y creyeron ventajoso que lo encargara del mensaje . No así opinaron de Coya , familiarizada con los peligros , valiente en las lides , diestras sus delicadas manos en dirigir las flechas , gozaba del amor del ejército , y arrostraba con ardor a la muerte a los guerreros . Ilustre por su nacimiento , adorada por sus encantos , su muerte cubriera de luto al imperio , cuando no era necesario que acompañara a Ocollo . Pero tan reiteradas y tiernas fueron sus súplicas al consejo , que ignoraba la causa que las producía , que al fin cedió , y dispuso la salida de las dos hermosas . El sol ya tocaba en la mitad de su carrera plácido y radiante , animaba con su divina influencia a los peruanos , que vueltos algún tanto de su terror , esperaban mejor ventura según les anunciaba la deidad benéfica con su brillo . Ya los guerreros ocupando la muralla se preparaban de nuevo a caer al silbido de los rayos de los invasores , pero no era tan grande su terror porque empezaron a dudar de que fueran Dioses . El campo cubierto de cadáveres , contemplando allí destrozada toda su corte y su nobleza , presentaba la antítesis más horrorosa con el campo de Pizarro , en que reinaba la crápula y la risa . Preparado el mensaje , sumidos en melancólicos recuerdos , agitados de un turbulento mal de inquietudes , los inocentes habitantes de Cajamalca , dirigían a su Dios las mas lánguidas miradas , y las dos hermosas se preparaban a marchar al campo de los vencedores . Cansados de matar los invasores en los campos de Cajamalca , se replegaron de nuevo a sus tiendas , cuando los aterrorizados peruanos se habían y encerrado en los muros de la ciudad , y la noche tendía su lóbrego manto por las ensangrentadas arenas . Un inmenso botín fue el fruto de aquella célebre jornada , botín inmenso que excedió con mucho las grandes ideas y esperanzas que los aventureros habían concebido de aquellas ricas playas . El magnífico trono de oro de Atahulpa , la inmensidad de piedras preciosas que cubrían al monarca , a su corte y a sus nobles , todo cayó en poder de los vencedores , que en tan feliz momento se apoderaron , puede decirse , de las riquezas del imperio . Aunque con dulces ademanes y ceremonias el prisionero emperador fue despojado de todas las riquezas con que se engalanaba , diciéndole que aquello pertenecía al grande Rey del Oriente , porque el pontífice Alejandro se lo había concedido , y como es natural en todas las victorias , los vencedores se esparramaron por el campo del destrozo , y alumbrados por la trémula luna , despojaron y desnudaron a los cadáveres y heridos . Eran herejes los desgraciados idólatras del Sol , y el siglo XVI solo les concedía horror , desprecio , sangre y muerte . Seguros los invasores del terror que habían inspirado a sus contrarios , se abandonaron en medio de su opulento botín a la crápula y a la risa , sin temor de ser atacados , e inmediatamente se procedió al repartimiento de tantos tesoros , en proporción a las graduaciones militares , separando religiosamente el quinto para el rey de España , y según los mejores textos peruanos , a cada simple soldado le correspondieron valores por quince mil duros . El estruendo y el alborozo resonaban a una con los lamentos de los heridos y los suspiros de Atahulpa ; y así la callada noche ya recogía su negro manto , y el lucero matutino esclarecía el horizonte . El Inca , en los primeros momentos de su cautividad , apenas podía creer , en medio de su asombro , un suceso tan inesperado y sorprendente : pero conoció bien pronto todo el horror de su destino , y su abitimiento era proporcionado a la altura de donde había caído . Pizarro , temiendo perder las ventajas que lo proporcionara la posesión de tan ilustre prisionero , se esforzaba en consolarle con demostraciones de amor y de respeto , y Luque por otra parte le explicaba detenidamente los misterios del cristianismo , y lo exhortaba a adorar a Jesús sobre la cruz . Pero el Inca en medio de su asombro le suplicaba que suspendiese sus exhortaciones , y que más adelante hablarían con detención de la materia , porque aquellos momentos eran de sentimiento y no de raciocinio . Pizarro en tanto ordenaba a sus soldados que tratasen y sirviesen al emperador con todas las atenciones debidas a tan ilustre prisionero , y fríamente calculaba las ventajas que con él pudiera sacar de un pueblo idólatra de sus soberanos . Pizarro desde que se apoderó de la persona de Atahulpa , se creyó absoluto señor del imperio , pero hubiera de fingir hasta que el tiempo le marcase su conducta . Acababa de triunfar faltando a sus promesas ; y a pesar de que conociese el terror religioso que había causado en el imperio su llegada , no podía empero prever cual seria la conducta de los peruanos ; y en vano entre mil conjeturas pudiera delinear su plan de campaña . Tal era el estado del campo invasor , cuando ya entrada la tarde vieron salir de la ciudad una corta y sencilla comitiva . Los débiles muros de Cajamalca , coronados de un pueblo inmenso , mostraban la agitación de sus habitantes , y la importancia de la comisión en que fijaban sus miradas ; y Pizarro penetró desde luego que aquel paso le daría grandes luces para su intento . En efecto , Ocollo y Coya salían de la ciudad con una corta comitiva , y dirigían sus pasos al campo de los invasores . Desde alguna distancia mandaron mensaje a Pizarro pidiéndole licencia para hablarle , y desde luego les fue concedida , y llegaron al campamento las peruanas . No dejó de sorprenderlo que sólo dos bellas mujeres presidiesen una comisión en que creía se fijara la suerte del imperio , pero disimuló su asombro por un solo momento que tardó Ocollo en arrojarse a sus plantas . « Hijo del Sol , exclamó , ¿ cuál es la suerte de Atahulpa , aun vive el Inca tu hermano ? » Pizarro confuso la levantó del suelo , y la dijo : « Aun vive , hermosa peruana , aun vive y aun hay tiempo para salvarle ; calma tu agitación . » Almagró fijó sus ojos en la divina Coya : sentía arder con más violencia el amor que ya le había inspirado , y en un profundo estupor , guardaba el silencio más elocuente . Coya penetraba al alma de Almagro , el rubor de virgen candorosa brillaba en sus mejillas , y la llama del más puro amor ardía en su pecho . Ocollo volvió a la calma con las consoladoras palabras de Pizarro , y le suplicó encarecidamente la permitiese hablar al monarca . Le dijo extensamente quien era , el amor que tenía al Inca , lo que el Inca la adoraba , y el contento que le causaría su vista ; pero nada le habló de su rescate , ni del estado de Cajamalca y del imperio . Pizarro no miraba con indiferencia la hermosura y los encantos de Ocollo ; aunque ambicioso y fiero , era al fin hombre y sensible al amor . « Sí Ocollo , la dijo , bien puedes ver al monarca , al felice mortal que gozó de tus encantos » ... Y los ojos del guerrero , sin perder su cruda fiereza , centelleaban mil amores . Mandó que la condujesen a la inmediata tienda del Inca , pero encargó a la guardia que no se separase de su lado , ya para que no se prodigasen caricias , que ya Pizarro envidiaba , ya para que no hiciese Atahulpa importantes comunicaciones . Almagro y Coya gemían oprimidos del amor que ocultaban en lo profundo de su pecho , pero rodeados de cien testigos no les fuera posible lamentar sus penas , ni desfogar la pasión devoradora . Sin embargo , Almagro aprovechó un momento y dijo a Coya que si en aquella noche salía al campo con algunos regimientos , el correría la campiña y la buscaría ansioso , para revelarla importantes secretos . La hermosa penetró todo el pensamiento de Almagro , aceptó la cita , y la calma pareció dominar aquellos dos conturbados pechos . Ocollo fue conducida a la tienda del desgraciado Inca que gemía entre una numerosa guardia , y al mirarse los dos esposos corrieron a estrecharse arrebatados de un impulso superior a su abatimiento y a su peligro . A pesar del los españoles y peruanos que los rodeaban , sus pechos se estrecharon tiernamente , y sus ardientes labios se sellaron cien besos amorosos . Largos momentos reinó en la tienda y en el campo de los vencedores un profundo silencio , semejante a la calma de las ondas tras negras tempestades ; un abundoso llanto bañaba a los inocentes esposos , y el amor , el placer y la agonía , brillaba en los semblantes , y entorpecía los labios . Ocollo rompió al fin el silencio consolando al Inca con más dulces caricias , que el ambiente en las tardes del abrasado estío , y Atahulpa , preguntaba por sus nobles y sus guerreros , y cada vez que le decían que había muerto alguno en el campo de Cajamalca , volvía los ojos al Sol y exclamaba angustiado : « Dios de la luz , y aun quieres que yo viva . » Ocollo endulzaba sus penas , le refería las atentas demostraciones con que Pizarro la había recibido , le repetía el amor de sus súbditos , y el encargo que llevaba del consejo de contratar su rescate a todo precio . El Inca que se había visto despojar de los tesoros con que estaba adornado , que había visto arrebatar de los cadáveres las piedras preciosas que los cubrían , que había palpado la ambición de los venidos del Oriente , concibió fundadas esperanzas de comprar su libertad a costa de tesoros . Pizarro llegó a la tienda cuando ya Ocollo y el Inca gozaban de alguna calma , y con sus acostumbradas demostraciones de respeto , llenó de esperanzas a las dos afligidas almas . Atahulpa le dijo que tenían que hablarle en secreto , y el español mandó retirar a los que les rodeaban , y les inspiró libertad para que le abriesen sus pechos con confianza , « El bien del imperio , le dijo el Inca , se cifra en que su monarca torne otra vez al enlutado trono . Yo y mi pueblo proponemos un rescate digno de ti , y del grande señor de Oriente . Si das la libertad al monarca del Perú , te se llena a esta tienda de oro hasta la altura de un hombre . » A pesar de las grandiosas ideas que tuviese Pizarro de la riqueza del Perú no pudo menos de admirarle y sorprenderle tan magnífico ofrecimiento ; la tienda veintidós pies de longitud y trece de latitud , la suma era inmensa , y Pizarro no dudó un momento en admitir un rescate que llenaba su ambición , si bien siempre diciendo al Inca que necesitaba la confirmación del rey del Oriente , cuyo ánimo inclinaría también a la aceptación . Corrió a sus compañeros , les dio parte del inmenso ofrecimiento , y ya ansiosos celebraban el instante de repartir los tesoros del Nuevo Mundo , y Ocollo y Atahulpa quedaron abandonados a las más puras efusiones de alegría , viendo que a precio de un pálido metal tornarían de nuevo a las caricias del amor y a la plácida ventura . Volvió Pizarro a la tienda acompañado de Luque , y convinieron la suspensión de hostilidades , y que se reuniese el oro en las tiendas , en cuanto Pizarro recibía la confirmación del tratado de su señor el Rey de Oriente , sin cuya aprobación no pudiera resolver por sí solo . Se prometieron además mutuamente las relaciones más amistosas , pudiendo comunicarse entre sí los dos ejércitos , permitiendo que entrasen en Cajamalca los expedicionarios , hasta el número de diez , y que los peruanos viniesen a las tiendas europeas hasta el número de ciento : que el campo de Pizarro se había de abastecer de víveres , y que en aquella noche se permitiese a los sacerdotes del Sol dar sepultura a los cadáveres que cubrían la campiña . Transportado Atahulpa de alegría , esperando recobrar su libertad , mandó al momento mensajeros a Cuzco , Guito , Jititaca y otros países abundantes de oro , para que , ya de los templos , ya de los palacios de los Incas recogiesen todos los tesoros y los condujesen a Cajamalca , a fin de reunir el precio de su rescate ; y Ocollo respirando placer y alegría , marchó a la ciudad para dar parte al consejo y al pueblo del feliz resultado de su mensaje . Abrazó de nuevo a Atahulpa , que quedaba algún tanto consolado , y abierta la comunicación ya no les separara la muda ausencia . Almagro , siguiendo con sus penetrantes miradas a la hermosa Coya , se habían repetido la cita y los dos amantes imploraban a la noche que tendiera rápidamente su negro manto . Los habitantes de Cajamalca coronando los muros , presagiaban de feliz agüero la calma que reinaba en el campo de los venidos del Oriente , y cuando vieron volver a Ocollo y Coya , no dudaron que el Sol , que puro y hermoso había iluminado todo el día al imperio , escuchando sus ardientes votos , les concedía tocar el término de sus males . Las dos hermosas se presentaron al fin en el consejo ; los ancianos del imperio y un pueblo numeroso esperaban con ansia saber el resultado de la embajada ; y cuando supieron que vivía el Inca , cuando las hermosas refirieron los mutuos juramentos que Pizarro y Atahulpa se habían prestado ante sus Dioses , el júbilo y el alborozo reinaba por los ámbitos de la ciudad ; sencillos instrumentos agitaban armoniosos el ambiente de la noche , himnos de libertad entonaban el pueblo y los guerreros , y cánticos divinos elevaban los sacerdotes en acción de gracias al Dios que les derramaba su benéfica lumbre . ¡ Oh pueblo inocente digno de mejor fortuna ! Había tendido la noche su lúgubre manto , las fulgentes estrellas mandaban su escasa luz a la tierra , y negras sombras , aunque en apacible calma , cubrían el horizonte . Ocollo había instruido al consejo de los convenios celebrados con Pizarro , y por consiguiente de la libertad en que estaban los sacerdotes de dar sepultura a los cadáveres peruanos . Vericochas no perdió momento en reunir los venerables ministros del Sol para la religiosa ceremonia , y el pueblo ya tranquilo , descansando de nuevo en las promesas de los hijos del Sol , concurría al templo en fúnebre aparato , para unir sus tristes acentos , a los cantos funerales de los sacerdotes ; pero la hermosa Coya , aunque adoraba tiernamente a su querida patria , sumergida en un profundo estupor , apenas tomaba parte en el contento general que reinaba en Cajamalca : la noche oscura y silenciosa seguía su curso inalterable , volaban los momentos , y a las doce había de hablar a su gallardo Almagro . El amor más cándido de inocente virgen ardía en su almo pecho , y la inquietud más deliciosa combatía su sensible corazón . Reunidos en el templo los sacerdotes , colocado en unas riquísimas andas el símbolo de la luna , dio Huascar las órdenes convenientes tendieran en la campiña diez batallones que realzasen la pompa del enterramiento de los guerreros , y Coya dirigía los movimientos militares . Al instante se aprestaron las fuerzas ; al son de lúgubres músicas salieron de la ciudad y se tendieron sin sobresalto en la campiña que había sido la escena de tantos horrores . El joven y bizarro Almagro vagaba por el campo español agitado en un mar de inquietudes . Aunque educado entre la sangre y los horrores del Nuevo Mundo , su corazón era noble , sensible y generoso , y Coya le había inspirado el amor más puro e inextinguible . Esperaba con ansia la hora de las doce para hablar a su adorada , pero temía ver despreciado su amor y temía verle correspondido en su situación política . El campo de Pizarro dormía en tanto tranquilo , y los batallones peruanos salían de la ciudad y se tendían por la campiña . No pudieron los invasores concebir por el momento el objeto de aquel movimiento militar , y al pronto sonido del atambor se pusieron sobre la armas y encendieron grandes hogueras que alumbraran algún tanto las sombras de la noche . Inmensa multitud salía de Cajamalca acompañando a los sacerdotes , y precediendo al símbolo de la luna con hachas encendidas , que en la oscura noche brillaban cual melancólicos cometas ; y un ronco murmullo interrumpía el silencio sacrosanto , y aumentaba el terror del pomposo aparato . Desde luego conocieron los españoles que aquellas magníficas ceremonias serían para dar sepultura a los cadáveres , pero permanecieron en observación para evitar una estratagema , que pudiera comprometerlos , y Almagro mandando veinte caballos salió de descubierta , ya para buscar a la hermosa Coya y arrojarse a sus plantas y revelarle su amor ardiente . Desde las primeras horas de la noche muchos peruanos habían cavado grandes zanjas para que sirviesen de sepultura a los cadáveres , y la procesión fúnebre se fue extendiendo por aquella especie de reductos para dar tranquila huesa a los insepultos . Sencillas tocatas , pero de un poder , de una sublimidad mágica , acompañaban la voz de numerosos coros que dirigían ardientes preces a su Dios por los manes de sus conciudadanos . El cántico funeral resonaba melancólico y sublime ; el ambiente de la noche agitaba suavemente las llamas de los blandones ; un lánguido y no interrumpido sollozo humedecía las sacras huesas , y todo inspiraba un terror religioso inconcebible . Los españoles miraban inmóviles y admirados la ceremonia religiosa ; Luque tal vez volvía los ojos al cielo que creía irritado al mirar el pomposo culto que tributaban los peruanos a Satanás , y concebía allá en su mente la venganza que había de dar al cielo irritado . El Dios de los españoles aunque muerto en la cruz , era el padre del Sol y del universo . Luque era su grande vicario en el Nuevo Mundo , y Luque se creía el responsable ante los cielos de la idolatría de los indios . Eran las doce de la noche , y Coya había de hablar a su Almagro ; dio las órdenes convenientes , y sola y combatida por un turbulento mar de inquietudes , marchó hacia la parte del Oriente , donde habían convenido la cita . Ya el noble español vagaba también por la campiña en busca de su adorada , y pronto se hallaron los dos dulces amantes , a la orilla de un manso arroyo que suavemente murmurando se deslizaba por una fresca ribera . Se reconocieron , y un profundo pasmo se apoderó del español y de la bella peruana . Largo silencio sucedió a la dulce zozobra , hasta que al fin Almagro él rompió el silencio . Hermosa Coya , la dijo , desde el momento que vi tus penetrantes encantos , sentí todo su mágico poder con violencia irresistible . Aquí en mi pecho ... y una lágrima ardiente corría por sus mejillas . He abandonado mis guerreros , le respondió Coya , para que me revelases los importantes secretos que me habías anunciado : habla pues , la noche vuela , la ceremonia religiosa concluirá en breve , y tengo que ocupar mi pueblo ; habla , hijo del Sol . Ah Coya , ( y se arrojó a sus plantas ) yo te amo , yo te adoro , tú dominaste mi razón , arrebataste mi calma , y me lanzaste en los más negros tormentos . Aquí en mi pecho arde un fuego de amor eterno , inextinguible ; muévate a compasión ... Alza , no quieras que mi llanto corra también con el tuyo . En el instante que los sacerdotes dirigen sus preces a los cielos por los manes de tantos peruanos , tú profanas la santidad de la noche con acentos amorosos ! Perdona , ¡ oh Coya ! mi amor es tan puro , tan santo como esa pompa fúnebre ; no ofende al sol que adoras ... ¡ Y tú me amabas , y tú con tus compañeros te arrojaste contra nuestros indefensos batallones y lanzando el rayo condonaste a muerte a la corte , y a la nobleza peruana , y cargaste de hierros al monarca del Perú , tú hermano ! ¡ Oh ! no fui yo el culpable , no Coya , el sagrado cumplimiento a las órdenes del gran rey del Oriente ... Yo también soy hija del Sol , y jamás me ordenó faltar a los solemnes juramentos . Tan negra maldad en el Perú es un crimen de muerte . Hermosa Coya , merezca al menos tu compasión . ¿ Y tú y tus compañeros , seréis amigos del Perú , y de los Incas ? Almagro será amigo del Perú , y aun lo serán también sus compañeros . ¿ Y si yo te amo nos dividirá después la muda ausencia ? ¡ Ah ! no , Coya , si tú me amas , yo seré el más feliz de los humanos ; sólo la muerte podría arrancarme de entre tus tiernos brazos . Contigo vería nacer el lucero matutino ; contigo viera el Sol precipitarse por el ancho cielo , contigo lo viera reclinar su frente en el ocaso , y entre dulces caricias , nos mirará también la melancólica luna . Sí , Almagro , yo tambien te adoro , aquí en tu pecho sofocaba en el silencio el puro amor que me inspiraron tus encendidas miradas . ¡ Y me amas , Coya ! ... Y te amo , y mi Dios me anuncia tu amor como un negro meteoro . No , hermosa , calma tu agitación , este feliz momento será la aurora de venturosos días . Coya será todas mis delicias , sólo viviré para Coya , Coya será el objeto de mi culto . ¡ Oh ! Si dado nos fuera hablar de amor en plácida calma ... Pero Almagro , profanamos esta santa noche con acentos amorosos , cuando sólo debe reinar la veneración religiosa , y el respeto debido a los muertos ; adiós , ya me esperan mis guerreros ... adiós . Espera Coya , si me amas como yo te adoro , lejana de mi lado , te será la vida un peso insoportable ; se permito la comunicación de los campos , concédeme que lo busque en Cajamalca , que beban mis ojos en los tuyos mil amores ... Sí , en Cajamalca y en la campiña nos veremos , adiós . Un cándido llanto corría por las mejillas de los dos amantes ; Coya con vacilantes pasos se dirigió hacia sus batallones , y Almagro en un helado pasmo , montó a caballo y buscó a Soto que había quedado con la avanzada observando las fuerzas peruanas . La bella Coya tal vez temía haber traspasado el rubor de candorosa virgen confesando su amor a Almagro , pero bien penetraba que obró a impulso de una fuerza irresistible , a impulso del amor que rompe al fin los ardientes pechos que intentan sofocarte con una expansión violenta . Almagro enajenado sentía toda la ventura de su triunfo , se tenía por el más feliz de los humanos , pero preveía también que su amor había de ser un negro meteoro como predecía Coya . Los sacerdotes y el pueblo peruano elevaban en acordes coros sus preces a la deidad , y a pesar de toda la pompa ya terminaba el enterramiento . La noche oscura y silenciosa iluminada sólo por las hogueras de los españoles , y los blandones funerales , iba terminando su perezoso curso , cuando Atahulpa no pudiendo resistir por más sus melancólicos recuerdos , suplicaba ardientemente a Pizarro que le diese feliz muerte , para compartir la gloria de su corte , de sus nobles y de sus guerreros ; pero Pizarro y Luque lo consolaban con halagüeñas esperanzas , y le recordaban su pronto rescate . Ya al fin los sacerdotes terminaron la ceremonia , y murmurando nuevas preces se fueron retirando para Cajamalca , seguidos del inmenso pueblo . Coya marchó también con sus batallones , Almagro se retiró con su avanzada , y un silencio sepulcral tornó a reinar en la campiña . La sombra de Colón es fama que aquella noche apareció sobre el campo español , envuelto entre radiante nube , y que derramando copioso llanto sobre la tierra que cubría tantos despojos humanos , tornó otra vez a desaparecer por los ámbitos del cielo . La más profunda calma reinaba en el campo invasor y en el ejército peruano ; el interés de unos y otros exigía el exacto cumplimiento del convenio celebrado en el rescate de Atahulpa ; y como una de las condiciones era la comunicación entre los campos , los peruanos pasaban a las tiendas españolas , y los castellanos entraban en Cajamalca . Los pocos nobles que escaparon de la matanza en la prisión del Inca , continuamente llegaban a tributar su homenaje a su infeliz monarca , y el pueblo y los soldados corrían a porfía a llenar el número de ciento que podían entrar en las tiendas , ya para ver al Inca , ya para admirar a los hijos del Sol , cuyo aspecto , cuyas armas les eran cada vez más incomprensibles y misteriosas . Pizarro empero , no permitía a sus soldados que pasasen con frecuencia a Cajamalca . Persuadido de que su grande prestigio consistía en que los españoles fuesen mirados como seres sobrenaturales , no le convenía que viesen los peruanos de cerca sus debilidades humanas . ¡ Tanto han decidido las preocupaciones de la suerte de los pueblos ! Empero , si algunos españoles entraban en la ciudad , revestidos de sus bruñidas cotas , ostentando sus largas y negras barbas , empuñando sus armas temerosas , infundían en los sencillos habitantes un terror religioso que les aseguraba la victoria . En tan lisonjera calma continuaron por algunos días los campos enemigos , mientras que los emisarios de Atahulpa corrían con la velocidad del rayo las provincias del imperio reuniendo el oro del rescate . Ni Vericochas , ni el valiente Huascar agitaban los ánimos contra los españoles , y ni Pizarro ni los suyos daban el menor motivo de queja esperando solícitos los inmensos tesoros . Luque , intolerante y fanático no podía sufrir con indiferencia el culto del imperio , ni su sistema religioso ; empero , disimulaba su intolerancia y se amoldaba a los momentos . Con la cruz y el breviario alentaba infatigable a sus compañeros , continuamente les recordaba que su primer deber era extender la religión de Jesucristo en el Nuevo Mundo , y que si les ordenaban los destinos perecer en la ardua empresa , halagados de su Dios , la bienaventuranza eterna los esperaba en el otro mundo . ¡ Oh ! ¡ cuando pudo ser vencido un ejército de fanáticos ! Ocollo diariamente visitaba a su adorado Inca , llenándole de esperanzas halagüeñas ; y Atahulpa seducido por la cortesanía de Pizarro , concebía un delicioso porvenir , y aun no maldecía a los venidos del Oriente . Pizarro que desde el principio había sido sensible a los encantos de Ocollo , de día en día a su pesar se precipitaba en una pasión violenta , que pudiera contrariar sus intereses . Degradar le pareciera sus victorias y su carácter de conquistador , si confesaba su amor a la hermosa y fuera rechazado , y le sofocaba en su pecho , expuesto a estallar como el volcán ardiente . Ocollo , llena de amor por el Inca , ni sabiendo , ni pudiendo imaginar la oculta pasión de Pizarro , correspondía a sus corteses ademanes y a sus expresiones amistosas , y volvía sus tiernas miradas a su adorado Inca , y el conquistador alimentaba sus esperanzas de ser amado . Atahulpa desde su prisión daba las órdenes convenientes si bien a presencia del oficial de guardia , y regía el imperio . Tranquilos los sacerdotes del Sol celebraban sus pomposas ceremonias y sus inocentes sacrificios , y la esposa y el esposo se prodigaban en la calma dulces caricias y todo respiraba paz y ventura . Huascar , sin embargo , criado en la guerra , y como inspirado de los dioses , atendía ocultamente al completo armamento y equipo de sus guerreros , y observaba cuando le era posible las armas de los españoles . Siempre noble , siempre valiente , su conducta era la más franca con el monarca y con el pueblo ; lejos de la ambición del mando , el amor de su patria era su móvil , y en su pecho no cabía la perfidia . Vericochas , sagaz y meditabundo , anhelante esperaba el rescate , y en profundo silencio , se guardaba muy bien de derramar la desconfianza en los adoradores del Sol , y sus temores no salían de su pecho sino para implorar la piedad del Dios benéfico del imperio . No era sacerdote antropófago , era ministro de un Dios de paz , del Dios de la luz . Abrasado Almagro por su pasión devoradora , conturbado , zozobrado , en vano quisiera ocultar su amor a los ojos de sus compañeros . Si Coya estaba en Cajamalca , allí Almagro ; si corría la campiña , Almagro fatigaba su caballo y seguía sus pasos ; si pasaba a la tienda de Atahulpa , Almagro fijaba en ella sus miradas . Luque y Pizarro conocían todo lo funesto que pudiera ser a su empresa amor tan violento , y obraban entre sí con reserva de su compañero , porque como decía Luque , no cabe secreto en el pecho de un amante . Almagro también penetraba la reserva de sus compañeros , pero contento con adorar a Coya , ni les pedía explicaciones , ni pensaba en la conquista del Perú . Tampoco desconoció Huascar la pasión de Coya , y miraba con complacencia aquel amor naciente , porque seguro que la peruana no faltaría ni a su honor , ni a su Dios , ni a su patria , pudiera estar iniciada en los secretos de los españoles , de demasiada importancia para el ejército peruano . Los dos felices amantes no perdían momento de reiterarse sus protestas amorosas , y su amor cada vez más inextinguible , ya sólo la muerte pudiera terminarlo . Tal vez a Almagro le asaltaba la triste idea de la desemejanza de sus cultos religiosos , y tal vez a Coya , la de la muda ausencia ; pero en el momento de mirarse , en el momento en que obraban los sentidos , callaba la débil razón , que siempre nos abandona al impulso de las sublimes sensaciones . Los peruanos pasando a las tiendas de Pizarro aumentaban su asombro al observar de cerca la artillería , los caballos , y el equipo de los españoles : pero los expedicionarios entrando en Cajamalca , observaban la debilidad de sus murallas y de sus edificios , la simplicidad de los indios , y las probabilidades que les aseguraban la victoria . Aun más llamaban su atención los infinitos tesoros que veían en los templos , en los palacios y en las casas , y enardecida su codicia , ansiaban el momento de que a la señal de la trompa guerrera se diera la voz del acometimiento . Pizarro severo , rígido en la disciplina , publicó un bando en que condenaba a muerte a cualquiera jefe o soldado que condenaba el crimen de robo . Aunque las violencias fuesen comunes , los indios siempre humanos , jamás dieron parte al jefe de exceso alguno : pero Pizarro mismo vio a uno de sus soldados arrebatar los adornos de oro con que se engallardecía una joven peruana , y el criminal fue sentenciado a muerte . Bien conocía lo importante que le era un soldado , pero conocía también lo indispensable de la rigidez en la disciplina , y lo maravilloso que sería a sus enemigos ver su inflexibilidad , y mirar caer a un hijo del Sol como herido de un rayo , al mover de sus labios poderosos . El reo fue auxiliado con todos los socorros espirituales , y cundiendo el suceso por Cajamalca , un innumeroso pueblo salió a la campiña a presenciar el suplicio . Interesaba a la política de Pizarro mandar él mismo la escolta que arcabuceara al reo , para que se lo tuviese por el Señor que disponía de los rayos , y en efecto él dio la voz de fuego y cayó la víctima despedazada . El terror en los peruanos fue inexplicable al ver la inflexibilidad de Pizarro con sus mismos compañeros , y al ver que a su voz , estallando el rayo pavoroso , sepultaba en la nada a un hijo del Sol . Treinta días se pasaron en tan bonancible calma y los mensajeros mandados a Quito , Cuzco , Potosí , y otros países a recoger utensilios de oro , iban llegando a Cajamalca cargados del metal precioso . Acostumbrados los peruanos a obedecer ciegamente las órdenes de los Incas , aunque estaba Atahulpa prisionero , entregaban sumisos con su orden el oro de los templos y de los palacios , calmados con la esperanza de ver a su monarca otra vez en libertad rigiendo su imperio ; y el preciado metal corría a torrentes por toda partes a Cajamalca , y el rojo metal arrastraba tras sí la ruina del venturoso imperio . Luque siempre infatigable en su celo de proselitismo , diariamente predicaba a cuantos indios llegaban al campamento , los misterios y las doctrinas del cristianismo ; pero el culto del Sol era en el Perú tan antiguo como el imperio , y la religión de Jesucristo , metafísica y fundada en la fe , escapaba de la escasa penetración de los indios . El culto del Sol se les presentaba bajo tan sencillo sistema de sensaciones , que en vano Luque ofrecía con fervor y entusiasmo el agua sacrosanta del bautismo . Vericochas por otra parte y los demás sacerdotes , con elocuencia oriental predicaban a los indios las falsas creencias de los invasores , les recordaban los atributos benéficos del astro de la luz , su divina influencia , la vida y el vigor que derramaba en el mundo , y la negra ingratitud que sería negarle la adoración . Almagro valiente y gentil , reunía todas las escasas virtudes que distinguían a un caballero del siglo XVI . El amor , la valentía y el cristianismo eran sus primeros atributos , y le sepultaba en la melancolía la sola idea de que Coya no fuese guiada por la senda de la eterna salvación . Difícil fuera convertirla al cristianismo , pero fuera a Almagro más difícil dejarla de adorar , o seguirla amando si no recibía el agua del bautismo . En sus frecuentes entrevistas , Almagro insensiblemente sondeaba el corazón de Coya , el amor inspiraba persuasión y elocuencia a sus labios , y el amor abría el pecho de la hermosa a los acentos de su adorado . Ya en una tranquila noche habían de verse en la margen del manso arroyo que escuchó sus primeros amores , y Almagro previno a Luque que estuviera por aquellas inmediaciones , que acaso un catecúmeno recibiría las aguas del bautismo . Llegó la hora de la cita , se hallaron los dos amantes , y Almagro devorado por una profunda melancolía , despertó la curiosidad de su adorada . ¿ Que así empalidece tu rostro , le preguntaba Coya ? ¿ dudas acaso de mi amor ? No , cándida virgen , tu amor es tan inalterable como las estrellas ; pero tú mismo lo dijiste , nuestro amor será un negro meteoro . Habla , que secreto ... Oye , hermosa Coya . Apenas anoche cerraba los párpados al sueño , mi ángel tutelar se presentó a mi vista bajo formas portentosas . ¡ Y así ofendes a tu Dios , me repetía , con voz de trueno , amando a una idólatra ! Huye de sus caricias , no provoques las iras del Dios omnipotente . ¡ Y tu Dios injusto conturbará nuestro inocente amor ! Ay , Coya , no amarle es un crimen , es el padre del Dios que tú adoras . El sol nos derrama sus inmensos dones , y sólo nos exige inocentes sacrificios de los frutos que nos prodiga , no nos exige sacrificios del corazón . Tú conoces el poder de los venidos del Oriente , y podrás adivinar el poder de su Dios . Eterno , omnipotente , incomprensible , adoramos sus decretos , y no indagamos las causas . Es verdad , debe ser muy poderoso , sus hijos son invulnerables , y lanzan los rayos . ¿ Y tú no le amarás ? ... Sí , yo también le amo porque es tu Dios . Y renunciando a tus falsas creencias , ¿ no recibirías el agua del bautismo , y seguirías la religión de Jesús ? No , Almagro , también el Sol es poderoso , es el Dios de mis abuelos , es el Dios de mi patria , yo soy su hija . ¿ Y así , Coya , pronuncias el fatal decreto de nuestra eterna separación ? Mi Dios me prohíbe amar a una idólatra , y yo sólo puedo cumplir sus eternos decretos . ¿ Y tan negro crimen , y tan bárbaro sacrificio exigirá tu Dios de una desdichada ? Yo te adoro , Coya ; sólo puedo querer tu bien , a mi me ha concedido el destino penetrar más hondas verdades . Tu felicidad eterna depende , Coya , de que abraces la creencia de tu Almagro . Es verdad , a ti te han revelado los Dioses más secretos , tu Dios es más poderoso que el mío , aunque yo no lo conozco , nuestro amor lo exige ; tú me lo mandas , yo recibiré las aguas del bautismo . ¡ Oh ! imagen de los Dioses , llega a mi pecho abrasado de amor y de gratitud ... ¿ Pero un eterno secreto cubrirá mi negra apostasía ? Sí ; yo te lo juro ... Aquí inmediato estará el sacerdote . Almagro salió a buscar a Luque , que a los pocos pasos le esperaba , y volvió con él a la margen del arroyo que Coya aumentaba con su llanto . Peruana , la decía el sacerdote , derramaré sobre tu cabeza el agua de la salvación , si juras ante este crucifijo que crees en su eterna omnipotencia , que crees los misterios y artículos de fe , y que adoras su nombre . Así lo quiere Almagro , yo lo juro , repetía Coya sin consuelo . La condonación eterna , los sulfúreos tormentos , decía el cristiano sacerdote , te esperan en el mundo venidero si profanases las palabras de Jesucristo . No , Luque , no atormentes más su corazón afligido ; bautízala en nombre de tu Dios , que así lo quiere Coya , yo te lo juro , lo decía el sensible guerrero . Postrada al fin la hermosa de rodillas , con sus palmas levantadas a los cielos , recibió el agua del bautismo , e hizo la profesión de fe que la mandó Luque . El Ministro de Cristo se retiró para las tiendas , y Almagro acompañó hasta la ciudad a la infeliz peruana , que consoló algún tanto sus penas y enjugó su lloro para no llamar la atención de Vericochas , de Huascar y de todos los habitantes de Cajamalca . En esta noche , el cristianismo señaló su primera victoria en el Nuevo Mundo del Mediodía ; la profecía de los santos textos que anunciaban el triunfo de la cruz en todas las regiones , empezó a brillar esplendente en el siglo XVI en las costas del mar del Sud , y los magníficos templos del Sol se estremecieron en aquel momento cual si fueran sacudidos de violento terremoto . Los emisarios de Atahulpa que corrían el imperio reuniendo el oro necesario para el rescate , empezaban a llegar a Cajamalca conduciendo enormes cantidades , según el cupo repartido a cada provincia ; todos llenos de inquietud ansiaban el momento de ver reunido el necesario para llenar la tienda hasta la altura conyenida , y todos contribuían gustosos y solícitos al objeto , y en tanto , como hemos visto , los campos enemigos parecían estar en la más acorde harmonía . Ocollo no se separaba del pabellón de su adorado Inca , y hasta Huascar y Vericochas tenían frecuentes entrevistas con los jefes invasores , y tocaban superficialmente algunos puntos de religión y de política . Pizarro , cual león que enguedeja su melena tras de la esquiva leona , seguía ardoroso los pasos de la hermosa Ocollo , y de día en día se inflamaba con más violencia la llama de amor que ardía en su pecho , que mal pudiera escaparse a las vigilantes miradas de Luque . Recuerda , amigo , recuerda , le dijo un día a su compañero , que ultrajas a tu rey y a tu Dios , amando a esa idólatra . A extender el Colosal Poder del trono de Castilla , a propagar la adoración de la cruz , has venido a estas remotas playas , no a gemir víctima del amor cual un débil mancebo . No cual un débil mancebo , no , lo respondió Pizarro ... Aquí , en mi pecho , siento un volcán inextinguible , pero no temas que gimiendo me postre a las plantas de la ingrata a implorar sus favores ; el conquistador del Perú la sabrá arrebatar de entre los brazos del Inca , de entre el ejército peruano , y la violencia ... Generoso siempre Almagro confesaba a sus compañeros su ardiente amor por Coya , les pintaba sus encantos con todo el entusiasmo de un arrebatado amante , y respiraba en sus proyectos y en sus expresiones la humanidad de un pecho sensible a las inspiraciones de un amor divino . Confesaba francamente a sus compañeros que conocía la reserva con que tendían los planes de la conquista del imperio , pero que él los dejaba en absoluta libertad porque ya había conquistado el corazón de Coya , que valía más que la conquista del mundo . El oro reunido en Cajamalca ascendía a inmensas sumas , y creyó el consejo que bastara para llenar lo convenido en el rescate del Inca . Atahulpa más ansioso que nadie de comprar su libertad , mandó que inmediatamente se trasportase a la tienda en que estaba prisionero , ya fuese en barras , o ya en manufacturas propias del país , y de más o menos trabajo artístico . En efecto , innumerables indios , conducían el oro del rescate , y los invasores fijaban sus ansiosas miradas en un portento que excedía a las magníficas ideas que se habían formado del país . Un día y otro día continuaba el trasporte con la mayor actividad , y cerca de mil quintales de oro entraron en las tiendas de Pizarro . No habrán olvidado nuestros lectores que el convenio celebrado para el rescate era que se llenase de oro hasta la altura de un hombre el pabellón del Inca , y que Pizarro inclinaría el ánimo del grande rey del Oriente , para que admitiese el convenio , sin cuya aprobación no pudiera definitivamente ratificarse . Sea que los peruanos diesen por conseguida la aprobación del señor del Oriente , mediando su delegado , fuese el ardiente afán de verse en libertad el Inca , fuese el excesivo amor y respeto que tenían a su emperador los peruanos , es lo cierto que precipitadamente , y sin preguntar por la aprobación del grande rey del Oriente , el oro se empezó a trasportar con toda la actividad al campamento , colocándose más o menos cuidadosamente en el pabellón del Inca , hasta que subiera a la altura convenida ; pero el espacio era demasiado considerable y faltaba oro como para llenar un pie de elevación . Conforme se reunía el oro del rescate . Pizarro iba enfriando sus demostraciones de atención con el Inca , y tomando un aire de superioridad muy ajeno de la conducta que hasta allí había observado . Bien pronto lo advirtió Atahulpa , y creyendo que naciese de la falta del oro que aun restaba , se dirigió a él y le dijo con el candor propio de la inocencia . « No , nada temas , hijo del Sol , la violación de los juramentos es en el Perú el más negro crimen , y jamás provocaré las iras de la deidad que adoro . Si aun no está llenada la suma de mi rescate , en breve llegarán los mensajeros de las provincias lejanas y verás reunido más oro del necesario . » Sí , Atahulpa , le respondió severo el español , tú y yo llenaríamos religiosamente nuestro convenio , pero desgraciadamente , según órdenes que acabo de recibir , no le aprueba en todas sus partes mi señor , el grande rey del Oriente . Sus severos e inalterables mandatos te niegan la libertad , si no te confiesas además su tributario , y si no abandonas tus bárbaras creencias religiosas y abrazas la religión de la cruz . ¡ Y podrá el gran señor del Oriente ! ... quería reponer el Inca en un helado asombro . Es poderoso y lo puede todo ; yo sumiso obedezco sus órdenes . ¿ Y el oro reunido ? Es tuyo , le contestó Pizarro , puedes disponer de él , pero las armas vencedoras de mi rey y señor , irán a buscarle a tus palacios y en los templos de tus malditos ídolos . Yo por mi parte cumpliré las órdenes de mi rey , y sólo exijo de ti que renuncies a las caricias de la encantadora Ocollo , me cedas tanta hermosura , que ardiente , devorador ambiciono ... Los mandatos del señor del Oriente y de Pizarro son inalterables , piensa en tu salvación . Puede sentirse , pero no explicarse el profundo estupor en que el Inca quedó sepultado . Cuando ya creía llegado el momento de volver a su libertad , a su trono , y a las caricias de su hermosa , oye la voz de trueno de Pizarro que arrebata todas sus mentidas ilusiones . Pero Atahulpa , hijo de diez Incas , hijo del Solo , monarca del imperio y hombre ofendido , tornó en breve a la calma y a la dignidad propia del inocente . - Sí , Pizarro , le dijo , sé mi posición , cumple las órdenes del emperador del Oriente , pero jamás me creas débil ni criminal . Admite mis condiciones , y serás el vasallo predilecto del gran Carlos 5º y hallarás tu salvación eterna . ¡ Yo , tributario de un rey usurpador y sectario de un Dios que no conozco , pero que vosotros sois sus hijos ! ! Blasfemo , no irrites los rayos que ya vibra su diestra . Allá en un día yo le tuve por hijo del Sol , y por mi hermano ; pero no , tú no desciendes del Sol , tú descenderás del negro averno . Yo mando en los rayos , y soy invulnerable : no provoques mis iras . Tranquilo puedo insultar tu arrogancia . A pesar de su carácter feroz , Pizarró dejó al Inca en medio del delirio , y marchó a reunirse con sus compañeros para empezar a poner en ejecución definitivamente sus planes . Ocollo que supo el suceso se abandonó al dolor más profundo y al llanto más abundoso . - Yo , repetía , me he de rendir a los bárbaros halagos de tu destructor , y te he de ver llorando el crimen de vender a tu Dios y a tu patria , o he de mirar tu cadalso ... Y sus angustiosos gritos herían hasta las bóvedas celestes ... En el momento se advirtió en el campo la inesperada mudanza , que cual fuego eléctrico se comunicó a la ciudad . - El rescate ha sido bárbaramente violado , era el grito general que resonaba en Cajamalca y en el ejército ... Vericochas y Huascar aunque no dormían en la confianza , no esperaban tampoco tan fatal desenlace , y marcharon , aunque conociesen el peligro que les amenazaba , a la tienda de Pizarro , y le manifestaron su asombro ; pero el conquistador dictaba inalterables mandatos . Coya ansiosa buscó a su Almagro , llamándole pérfido seductor . Si , tú y tus compañeros , le decía , sois hijos del crimen , ¿ por qué has vendido tu amor a un pecho inocente ? ¿ Por qué me has arrancado del culto de esa deidad que adoro , para hacer profesión de fe a un Dios que protege a los malvados ? ¡ Ah ! Si tuviéramos vuestras armas destructoras , huiríais despavoridos a vuestros climas infernales ; arrancáramos de entre vuestros brazos al Inca , y tornara a brillar tranquilo el astro luminoso ! No , amada Coya ... Bárbaro , ¡ y aun osarás hablarme de amor ! Ya he arrancado tu imagen de mis entrañas , en que brillaba como volcán en las nevadas cimas . Óyeme , Coya , y tal vez mereceré tu compasión . Yo soy sensible cual si hubiera nacido en este imperio , pero la suerte próspera o adversa me ha conducido entre mis compañeros a este suelo . Te vi , te amé , te idolatré , y en vano hubiera querido ocultarles mi amor ; conocieron que en el pecho de un amante jamás cupo secreto con su adorada , y Luque y Pizarro me ocultaron sus planes cuidadosamente ; ni nada he sabido de las comunicaciones con nuestro emperador ; nada , Coya , ni nada he procurado saber porque me bastaba con tu amor , y tu amor era mi universo . Coya , que jamás pudiera sofocar la pasión que Almagro le había inspirado , sentía mitigarse su ira al escuchar sus protestas , y un dulce llanto que mutuamente se confundía por las mejillas , probaba el candor de las dos sensibles almas . El campo invasor puesto sobre las armas conservaba un aspecto amenazante ; Atahulpa sostenía su calma : exhalaba hondos gemidos , y Vericochas y Huascar infatigables volaban del pabellón de Pizarro al pabellón del Inca , y en vano se fatigaban en procurar transacciones . Pizarro llevado de los deberes de vasallo , de su ambición , de su amor y de su fanatismo en nada podía ceder de las condiciones últimamente propuestas . Atahulpa no podía renunciar a las caricias de Ocollo , ni vender a su patria y a su Dios , y sólo un cruel rompimiento pudiera ser el éxito de las negociaciones . Tal vez Ocollo postrada a las plantas de Pizarro , envuelta en abundoso lloro , imploraba en vano su piedad y lamentaba sus penas . - Si es cierto que me amas , mis gemidos penetrarán en tu pecho y moverán tu compasión . Tú lo sabes , tú que desciendes de un Dios poderoso , sabes que son sagrados los juramentos , y yo he jurado mi amor a Atahulpa ante este Dios que nos ilumina . Lleva ese preciado oro al rey del Oriente , pero deja en su paz y en sus delicias a este desgraciado imperio . - Ocollo , la repetía Pizarro , yo te suplico y suplico al Inca , cuando pudiera arrebatarte de entre sus brazos , cuando talando a sangre y fuego estos débiles dominios pudiera hacerles adorar la cruz y postrarse ante el poder del rey del Oriente . Todo era en vano , cuando el noble Almagro con pasos majestuosos se llegó a su compañero . - Pizarro , le dijo , con severo acento , ya te había advertido que conocía vuestra reserva , pero jamás creyera , que en mis compañeros cupiera el crimen meditado . Si no creíste llenados nuestros deberes con presentar ante el rey de Castilla los tesoros del rescate del Inca , ¿ a qué juraste en nombre de Cristo guardar los conventos sacrosantos ? No para la devastación buscamos los remotos climas ; a hacer tributarios de la corona de España , a sacar a los pueblos de la estupidez y a extender el Evangelio , nuestro Dios propicio nos abrió las ondas de los inmensos mares , y nos guió a estos remotos climas . El estandarte de Cristo , repetía Pizarro , tremolará sobre las ruinas del imperio . - Podremos devastando y derramando el terror hacer tributarios al rey de Castilla , pero no adoradores de Jesús : el amor nos da el triunfo más seguro . Si llevamos tras nuestros pasos la violencia , el crimen , la inquietud , ¿ qué idea formarán los inocentes indios del Dios eterno de justicia ? ¿ Cómo abrazarán el cristianismo siendo los cristianos sus destructores ? Da libertad al Inca , nosotros permaneceremos en su imperio , inspiraremos a los peruanos la dulce moral de Jesús , ilustrándolos en las ciencias y en las artes , haciéndoles conocer la dignidad del hombre , haciéndonos sus hermanos , y procurándoles su ventura . Ya no eres tu el guerrero Almagro , eres un débil mancebo adormecido en los brazos del amor . Yo soy el guerrero Almagro , no el bárbaro Pizarro ; yo soy el hombre sensible que detesta el crimen , pero que vuela gozoso a los combates y a la muerte . Yo soy el Gobernador del Perú . Yo ciño una espada protectora de la inocencia . Ya los dos guerreros tiraban rabiosos de sus espadas , cuando Luque que no lejos escuchaba la enconada contienda , voló entre ellos con un crucifijo en las manos . Fuego brotaban las miradas de los dos irritados españoles , pero al levantar Luque la cruz ( estamos en el siglo XVI ) depusieron humildes los fulminantes aceros , que centelleaban rayos de venganza : Un helado pasmo siguió al furor , y Luque dominó las iras . Vuestro Dios , clamaba , no perdonará tan negro crimen ; os condujo a estas playas a propagar la adoración de la cruz ; y malvados , sólo sensibles a débiles pasiones , cruzaréis los aceros , y los idólatras mirarán con sonrisa que os despedacéis a vosotros mismos en vez de procurar el triunfo de Jesucristo . Aunque la tienda de Atahulpa , rodeada de una poderosa guardia , seguia abierta a la comunicación de los Indios , y Atahulpa , Huascar y Vericochas pensaban en la más impasible calma en la salvación del imperio , al fin conocían el triste porvenir que le estaba reservado . Huascar y el sacerdote temían por el Inca , y el Inca no dudaba que estaba ya su suerte decidida , pero sólo temía el porvenir de su imperio . En vano proponían a Pizarro diferentes transacciones , en vano le ofrecían sumas inmensas de oro por tributo anual al rey del Oriente , pero jamás entregarle a Ocollo , y menos abandonar el culto del Sol . Huascar conoció que era indispensable recurrir a las armas , pues no bastaba apurar todos los medios que sugería la prudencia ; y marchó a Cajamalca a alentar y a prevenir a sus guerreros . A pesar de toda la política de Pizarro , las relaciones entre los Indio y los Españoles habían sido demasiado activas , para que al fin los habitantes de aquellas comarcas no se familiarizasen con los venidos del Oriente , y para que no les hubiesen perdido parte de aquel terror religioso que al principio les infundieron ; sin embargo los efectos de los arcabuces y artillería , estaban aun fuera de su comprensión , el estampido de la pólvora inflamada les era siempre incomprensible , y los invasores aun nivelaban sus cortas fuerzas con las fuerzas colosales del imperio . Fuera o no precipitación de los peruanos llevar el oro del rescate al campamento , era ya muy difícil volverlo a transportar en las circunstancias a que se había llegado , por mucho que Pizarro les brindase a ello , porque el gran rey del Oriente no hubiese aprobado el convenio sino con las adiciones que hemos indicado , y los peruanos se cuidaban poco también de tal tesoro , que por inmenso que fuera para los invasores , para el imperio era harto depreciable . Como ya hemos indicado era imposible toda avenencia : Pizarro a la sombra del nombre de Atahulpa había reunido en sus tiendas una gran parte del oro del imperio ; sus soldados ansiaban ya el momento de repartir el nuevo botín , que al jefe también conviniera circulara por las Colonias inmediatas , y su fama volase por el universo para que nuevos expedicionarios aumentasen sus fuerzas , y todo contribuyó a que al son de clarines y atambores se publicase un bando en que se daban por terminadas las treguas , y se cerraba la comunicación de los campos ; exceptuándose sólo a Ocollo que pudiera pasar al campamento español , acompañada de diez Peruanos . En todos los siglos no habría que buscar en los ejércitos los derechos de la razón y de la justicia , a todos se hace superior el derecho de la fuerza ; pero en el siglo XVI , cuando el pontífice Alejandro daba la investidura de los nuevos continentes a los monarcas temporales que razones de política , o de interés de la curia de Roma , así lo exigían ; cuando los que no eran creyentes de la cruz eran monstruos sobre la tierra que era preciso exterminar a sangre y fuego ; cuando a los inocentes habitantes del Nuevo Mundo se tenían por seres que aun no correspondieran a la raza humana , Pizarro hizo un esfuerzo de generosidad superior a su siglo publicando que las treguas habían terminado y se rompían de nuevo las hostilidades , generosidad que ha cohonestado en la historia el inmenso botín que le produjera la falsa estratagema del rescate . Rotas las hostilidades y evacuado el campo español , era la primera urgencia proceder al reparto del tesoro entre los invasores . Aquí invocamos la tolerancia de nuestros lectores , si copiamos a la letra un texto peruano hallado en el templo de Cuzco , y le recordamos de nuevo que nuestra historia se refiere al siglo XVI . Los primeros rayos del Sol se derramaban por las cimas de los Andes , y Luque revestido de los ornamentos de su Dios , celebró una solemne misa invocando el nombre de Jesús e implorando su gracia para repartir los frutos de la iniquidad . El Dios de los venidos del Oriente , es un Dios codicioso de oro en los labios de sus ministros . Sin que sea nuestro ánimo detenernos sobre este impío texto , diremos por convenir a nuestra historia que se procedió al reparto del tesoro ; que se separó cuidadosamente el quinto para el rey de España , conservándole algunas obras preciosas de manufacturas : se distribuyeron exorbitantes sumas entre Pizarro y los jefes , y aun se dieron a cada soldado diez mil pesos fuertes . No , jamás ha ofrecido la historia otro ejemplo de tan pronta fortuna adquirida por servicios militares , ni jamás tan rico botín se repartió entre tan corto ejército . Tal vez pareciera que llenada la ambición de los aventureros solo pensaron en retirarse a su país nativo , pero Pizarro que preveyó el resultado que muy bien pudiera tener el reparto y el anterior botín , tuvo política bastante para prevenir las consecuencias . Al tiempo que les aseguraba la facilidad del triunfo , movía su ambición pintándoles los tesoros que encerrarían Cajamalca y Cuzco , cuando tan fácilmente habían reunido el del rescate de Atahulpa , y las piedras preciosas que encerrarían las montañas y arrastrarían los torrentes . Luque , infatigable , les recordaba con entusiasmo los deberes de los adoradores de Jesús , y el alma de los españoles se dilataba al contemplar que colocarían el estandarte de la cruz sobre las ruinas del imperio . El valor , la ambición , el fanatismo , el terror de la dura disciplina de Pizarro , todo contribuía a que en nada se desmembrase la corta división , y que corriesen intrépidos a la victoria . Muchos días llevaba Pizarro en una inacción que tenía por vergonzosa , acostumbrado a eternos combates , y ansiaba el momento de esgrimir de nuevo la espada para ceñir los laureles . Por otra parte advirtieron en la ciudad cierto aspecto guerrero , y no dudaron que aun querrían intentar salvar al Inca , o llegar de todos modos al rompimiento . Los Españoles también por su parte deseaban arruinar los muros de Cajamalca , y el cráter del volcán ya retemblaba al ronco mugido del fuego que ardía en sus entrañas . Luque , fanático curioso , mil veces aunque en vano , había expuesto al Inca las excelencias del cristianismo , y cuando ya empezó a conocer que no era posible separar a Atahulpa de sus falsas creencias e idolatría , preparaba en su mente las negras hogueras inquisitoriales en que había de entregar a Satanás aquella alma impía . Pizarro y Luque caminaban siempre unidos en los planes , porque si de caracteres heterogéneos , su temple de fibra era el mismo . El ministro de Cristo repetidas veces había instado al general a que se obligara al Inca definitivamente a que abrazara el cristianismo ; y asegurados los tesoros del rescate ya nada pudiera impedir la ejecución del proyecto . En efecto , el mismo Luque pasó a la tienda del Inca en nombre de Pizarro , y le declaró solemnemente que si no abrazaba el cristianismo y se declaraba tributario del gran rey del Oriente , tendría que sujetarse al fallo de un consejo de guerra , que le juzgaría como hereje y como reo de lesa-majestad . Tranquilo . Atahulpa , pero enternecido , alzaba los ojos al cielo , y exclamaba doloroso , ¡ Oh Dios de justicia , y así abandonarás a tu imperio , y así gemirán los justos ! Luque en vano usó de las súplicas y de las amenazas ; el Inca le respondía que ya sabía su suerte , que exhalaría su vida en un cadalso , pero que jamás sería traidor a su patria , ni apostataría del astro luminoso que adoraba . Sabida por Pizarro la obstinación del Inca , que tan acorde estaba con su plan , mandó reunir los principales oficiales de su corta división , y en pleno consejo se acusó a Atahulpa de hereje y de reo de lesa-majestad . Soto , Benalcázar , Ojeda , Mendoza , Luque , Pizarro , todos , todos unánimemente condenaron a las llamas al infelice , y sólo Almagro defendía con vigor los derechos de la justicia y de la inocencia . La oposición era violenta , pero la muerte del Inca estaba decidida y cedería Almagro . Sin embargo , el poder que tenía en su pecho la justicia , y los ofrecimientos que hizo a Coya , le llevaron hasta tirar de su acero y encender la guerra civil en el campo español , porque también contaba con secuaces ; pero Luque gozaba de un mágico poder sobre el alma de Almagro cuando hablaba en nombre del cielo , porque al fin era fanático como caballero del siglo XVI . - Almagro , te decía , los juicios del Señor son incomprensibles , él lo quiere y Atahulpa terminará su existencia , si no al rigor de las armas españolas , al fuego de los rayos que fulmine sobre su cabeza . El Inca es un impío obcecado en la herejía , este vasto imperio sólo obedece las inspiraciones del espíritu maligno , y la enseña de Sión ha de tremolar en toda la tierra . Almagro cedió al fin , el fanatismo siempre tuvo más poder que la inocencia y las virtudes ; y el consejo condenó a muerte al Inca , si bien Almagro se abstuvo de votar . Pero no de lesa-majestad Atahulpa debiera terminar su existencia arcabuceado ; pero Luque disputó la víctima , y creyéndose aun mayor el crimen de herejía , había de ser quemado en las hogueras inquisitoriales . En efecto , ¡ qué horror ! fue firmada la sentencia , - « como reo de lesa-majestad y como hereje , el Inca Atahulpa , será quemado a vista del ejército . » Ocollo que podía entrar en las tiendas españolas para que Pizarro saciase en ella sus libidinosas miradas , era la que conservaba las comunicaciones entre Atahulpa y el consejo de Cajamalca , y la que en vano levantaba sus lamentos hasta el Sol , para salvar al Inca . Consolándose estaba en su desgracia cuando el insensible Soto fue a notificar la sentencia al monarca del Perú . ¡ A quien fuera dable pintar la situación y los gemidos de los dos infortunados esposos ! Tal vez la aflicción dio esfuerzo a Ocollo , y mandó a Cajamalca la infausta noticia y voló en busca de Pizarro . Postrada a sus plantas , entre un mar de llanto , le suplicaba por el Sol y por la Cruz , que compadeciera sus penas , que fuese sensible a sus tormentos , que escuchara la compasión ... Pizarro empero tranquilo la levantó entre sus brazos , tú Ocollo , la dijo , tú puedes salvarle . - Es tan inextinguible , tan violento el amor que en mí encendiste , que en tú sola está su salvación . Ríndete a mis halagos ... Trémula la desdichada ya miraba con indignación al héroe ; ya se postraba a sus plantas , ya en profundo letargo era víctima de violentas convulsiones . Todo era en vano , Pizarro en su frenesí era insensible al lloro . Ocollo volvió a la tienda de Atahulpa ; no , le decía , ni mi amor , ni mis juramentos , ni mi Dios me permiten faltar a la fidelidad de esposa ; sino rindiéndome a las bárbaras caricias de Pizarro , ya hubiera quebrantado los hierros que te oprimen . « Oh , exclamaba el inocente , y no tiemblas al pronunciar esas nefandas palabras . » - Sí , Atahulpa , llega la mano a mi pecho , verás su agitación . Pero aun merezco tu amor , aun soy digna de salvarte , concede la última gracia . - Yo me rendiré al bárbaro , quebraré tus cadenas , y volaré a las cimas de los nevados Andes , y me precipitaré en las ondas , y allí sepultaré mi vergüenza , pero salvaré a Atahulpa . - ¡ Impía , exclamaba el Inca , y te atreves a proponerme tan negra afrenta ! ... Las llamas me serán un lecho de flores . Todo era llanto y dolor , pero la virtud les inspiraba tranquilidad en algunos momentos . Pizarro , ardiendo en amor y viendo la noble arrogancia de Atahulpa , no le quedaba otro recurso que la violencia para gozar de la hermosura de Ocollo . Loco en su frenesí , burladas sus esperanzas , hubiera arrebatado a la hermosa , si Luque en nombre del cielo no le denunciara con vigor su crimen . Pero volaban los momentos y había de ejecutarse la sentencia , para desembarazarse del Inca y poder atacar a Cajamalca . Por orden de Pizarro pasó Soto a la tienda de Atahulpa para sacar a Ocollo y conducirla a la ciudad . Soto sólo la dijo que el general quería hablarla , y el Inca la recordó con firmeza los deberes sacrosantos de esposa . Cuando ya la había sacado del pabellón de Atahulpa la intimó la precisión de que marchase a la ciudad , que ya tampoco la era permitido el entrar en las tiendas de españoles . La hermosa en medio de su delirio ya quería volar de nuevo a las plantas de Pizarro , ya volar al lado de su esposo y morir en su mismo cadalso , ya prorrumpía en justas imprecaciones contra los venidos del Oriente ; pero Soto insensible a los tormentos de Ocollo , la arrastró violentamente hacia Cajamalca . Cuando Ocollo se presentó en el consejo y refirió todos los pormenores de la sentencia del Inca , la indignación y el valor brillaban en los ojos de los cándidos peruanos , y prepararse al combate , y sucumbir en el campo de batalla , o salvar al Inca , fue el grito universal que resonó en Cajamalca . Coya aun esperaba en la promesa de su Almagro , e imploraba a su nuevo Dios que fuese justo para que le amara . En cuanto Ocollo salió de la tienda del monarca , Luque llevado de su fanatismo , creyó deber auxiliar al reo con los sacramentos cristianos , y pasó a ver al Inca . - Ha llegado el momento , le decía ; tu muerte está decretada , y la sentencia es inalterable . - Lo sé , sacerdote , estoy dispuesto , soy inocente , he sido justo y nada temo de ese radiante sol que me ilumina . - Mil veces te he expuesto que la salvación eterna sólo se halla en el cristianismo , que el espíritu infernal te obceca en la herejía , y que el Dios verdadero te manda por mi boca que corras a sus brazos y abandones la idolatría . - Ese sublime astro , decía mirando al Sol , es el Dios verdadero , derrama la felicidad en la tierra y da vida al universo ; ése es mi Dios , y ése recibirá mi espíritu . - Acógete a la piedad de Jesucristo . - Tu Dios no tendrá piedad porque tú eres su sacerdote . - ¡ Ay de ti Atahulpa si mueres en el pecado ! - Yo te lo suplico , Luque , marcha con tus bárbaros compañeros , di que preparen mi suplicio , pero déjame morir tranquilo , no me atormentes con tu negro fanatismo hasta cerrar mis cansados párpados . - Morirás como hereje entre las llamas , y entre las llamas de Satanás hallarás tu eterno tormento . - Está mi espíritu tranquilo . Marchó Luque bramando de ira , y expuso a sus compañeros la impía obstinación del Inca , sus blasfemias , sus sacrilegios y su impiedad . Todos le juraron su aborrecimiento y se prepararon las hogueras para quemar a ese perro , como decía Luque . El campo español estaba en tanto sobre las armas , pero si todos miraban con indignación la impiedad de Atahulpa , aun había sensibles y nobles Españoles que conocían la injusticia de su muerte , y Almagro contaba con secuaces . No ignoraba Pizarro que ardía en su campo la tea de la discordia , pero cauto disimulaba y seguía constante en la ejecución de sus proyectos . La sentencia iba ya a ejecutarse y una grande hoguera ardía a vista de Cajamalca y de los invasores , cuando cien batallones peruanos salieron rápidos y valerosos a buscar la muerte entre las armas de los venidos del Oriente , o a salvar a su infeliz y adorado monarca . Pizarro conoció el peligro y se apercibió con valor al combate . Soto con cien hombres elegidos guardaba al Inca y los tesoros , y Pizarro al frente de los 400 restantes esperaba tranquilo el desbordado torrente que le amenazaba . Algún tanto familiarizados los peruanos con la táctica y las armas de los invasores por la comunicación que con ellos habían tenido , perdida en gran parte la veneración religiosa que les inspiraron , y ardiendo en sed de venganza , el combate no podía menos de ser dudoso , sangriento y obstinado . Cual un torrente , los Peruanos se precipitaron sobre las lanzas españolas , y aunque el fuego del cañón y de la mosquetería asolaba las líneas , caían valientes , pero no se daban a la fuga ; volvían a rehacerse , cargaban de nuevo y escuchaban las órdenes del bizarro Huascar . Almagro y sus secuaces , si bien conocían que no les quedaba otro recurso que la muerte o la victoria , empero no se batían con esfuerzo , y menos inspiraban confianza a Pizarro . El combate era obstinado , los gritos de los heridos y de los acometedores , con el estruendo del cañón resonaban pavorosos ; los cuatrocientos españoles eran 400 héroes , pero ya habían sucumbido algunos y estaban heridos muchos , al tiempo que los Peruanos tal vez se aumentaban con refuerzos de la ciudad . Pizarro conoció lo crítico de sus circunstancias y mandó a Soto que arcabuceara al Inca , y cargará con los cien soldados escogidos . Tranquilo el Inca se postró de rodillas ante el sol . - « Tú lo quieres , exclamó , deidad benéfica , yo volaré a tus celestes mansiones , pero no veré la ruina o la victoria de tu imperio . » - Cayó víctima al momento del plomo ardiente , y Soto cargó con furor en el combate . Ya los Peruanos cedían , y con la llegada de los nuevos combatientes se declaró la victoria y huyeron a la ciudad . Entre el fragor del combate , Almagro despreciando los peligros buscó ansioso a su adorada Coya para protegerla de los golpes de algún bárbaro . ¡ Ah ! pérfido , le dijo , cuando le vio ; - Soy inocente , la repetía el guerrero , yo te adoro ; y protegiéndola con su acero , en vano Coya quería dar la muerte ni recibirla . La victoria fue al fin de Pizarro ; los Peruanos se encerraron en los muros de Cajamalca , pero después de batirse con bizarría y con desesperación . El campo quedó sembrado de cadáveres indios , pero los españoles a pesar de cubrirse con sus cotas de las débiles armas de sus enemigos , padecieron también algún descalabro ; siete muertos quedaron en el campo , tres fueron arrastrados prisioneros a la ciudad y muchos heridos estaban fuera de combate . El cadáver del Inca enrojecido entre su sangre no aplacó las iras del fanático Luque ; aun ardía la hoguera en que había expirado y su cuerpo fue arrojado a las llamas como muerto en pecado y en herejía , e indignas sus cenizas de sepultura se dieron al viento . El Inca Atahulpa fue la primera víctima que el fanatismo del siglo XVI inmoló ante sus negras aras en las costas del mar del Sud , y con su ilustre nombre se abrió el martirologio Peruano . Aunque los peruanos se batieron con la desesperación propia de un pueblo que combate por sus leyes , sus riquezas y sus Dioses , su derrota empero fue completa , y huyeron aterrados a encerrarse en los débiles muros : el campo quedó cubierto de cadáveres , y mil prisionero se quedaron en poder de los vencedores . Fingir ya era imposible ; había llegado el instante del rompimiento , y el oro y la sangre habían de correr de un mundo al otro . Los invasores , fanáticos y ambiciosos , no tendrían tampoco otro recurso que la muerte o la victoria , y la batalla de Cajamalca abría una nueva era . Almagro combatiendo , o por mejor decir protegiendo a su adorada Coya , ignoraba la muerte del Inca , y cuando vio su cadáver , acabó de penetrar la reserva de sus compañeros para con él ; pero si temía las acusaciones de su adorada , dominado por el fanatismo de su siglo , tal vez no compadecía la suerte del obstinado idólatra . Era preciso cumplir con las negras exigencias del siglo , y aterrar a los prisioneros , y el cadáver del Inca fue arrojado entre lúgubres ceremonias a la hoguera que aun ardía . Luque frenético , con el crucifijo en las manos , corría la línea de los prisioneros peruanos exhortándoles a adorar la cruz ; un bando irrevocable condenaba a perpetua servidumbre al que no recibiera las aguas del bautismo , y los aterrados prisioneros bajaban la cerviz al sacerdote y recibían el agua de la salvación , y en tanto el sol opaco y melancólico se ocultaba entre ligeras nubes , y sus adoradores postraban en la tierra sus frentes temblorosas , y tal vez temiendo sus iras , algunos de más ardiente fibra prorrumpían en terribles maldiciones contra el Dios de los venidos del Oriente , y eran arrojados a las llamas , y sus cenizas se daban al viento , y ni Pizarro , ni el furioso Luque eran criminales , porque era crimen de su siglo . Rotas ya con furor las hostilidades , los aventureros ansiaban el momento de asaltar a Cajamalca , y dominar el imperio . Creyó el conquistador que nada debieran ignorar los magnates ni el pueblo de las sangrientas escenas de su campo , para que así el terror extendiera sus alas por todos los ámbitos , y dio al efecto libertad a diez prisioneros , que llenos de espanto llegaron a la ciudad , donde todo se ignoraba . Cuando se supo la muerte del Inca , la quema de su cadáver , la servidumbre o el bautismo de los prisioneros , el furor de la suerte en fin que al imperio amenazaba , el pueblo se estremecía , y en vano los sacerdotes fingían tranquilidad para procurar consuelo y entonar a su Dios humildes súplicas . Solemnes funerales se entonaron en el templo por el Inca y por los muertos entre las llamas , o en el campo del combate ; pero las aras del sol jamás teñidas con sangre , no reclamaron la de los tres prisioneros españoles que se habían cogido en la batalla . Llevados al templo , presenciaron las ceremonias de los peruanos , y en nombre del Sol les preguntó Vericochas cuál era el origen de sus ascendientes y cuáles los motivos de su conducta . Los prisioneros , aunque simples soldados , tuvieron la perspicacia suficiente para valerse de pomposas y enigmáticas expresiones , que aumentaban la confusión de los peruanos ; bastante fuertes no temieron las amenazas de Huascar y de los guerreros , y sostuvieron con impavidez un origen y un carácter sagrado . Sin embargo , uno de ellos herido mortalmente , brotaba la sangre a torrentes y la palidez de la muerte se pintaba en su semblante . Los peruanos cuidadosos observaban que la sangre era la vida de aquel cuerpo que desfallecía , observaban que sus armas habían penetrado en su carne , que la construcción del cuerpo era igual a la suya , y se convencían de que nada había allí de sobrenatural , que los venidos del Oriente eran hombres , y que estaban sujetos a la muerte . Despojados los prisioneros de sus armaduras y cotas , observaban su construcción y se persuadían que el arte y no la naturaleza los había hecho invulnerables , y de día en día perdían los invasores aquel mágico poder con que vencían antes de entrar en los combates . Coya sumergida en llanto apenas osaba alzar los ojos en el templo ante un Dios que había abandonado , seducida por un pérfido amante que sepultaba en luto y ruinas a su país nativo ; y Ocollo sin consuelo conmovía con un ardiente y abundoso llanto la compasión y las iras de los vasallos del Inca . Vericochas recordaba a los peruanos la gratitud que debían a su Dios , y Huascar elocuente proclamaba la libertad y la gloria . ¡ Oh si los peruanos tuviesen también armas matadoras ! ... Pizarro pensaba con ardor en la toma de Cajamalca , y se disponía a entrar en la ciudad , y cortar la retirada a los habitantes para que no pudiesen llevar los tesoros . El poderoso ejército que hubiera podido intimidarle , huyó dos veces al estampido del cañón y a las cargas de la caballería . Mil prisioneros que gemían en sus tiendas , si pudieran ser embarazosos , le eran también indispensables para las conducciones y trasportes de su división , y era preciso arrojarse ya decididamente a conquistar el imperio , y contando con la protección del cielo , que aseguraba Luque , gozosos los aventureros dividían ya entre sí las vastas y opulentas regiones . En el momento que los expedicionarios desembarcaron en San Mateo , y se cercioraron del inmenso descubrimiento , mandaron un barco a Panamá pidiendo auxilios a sus gentes , y remitiendo pliegos para el gobierno , pero no habían tenido la menor noticia , ni era posible que pudiesen esperar con certeza refuerzo ni comunicaciones ; era preciso atacar , y la experiencia les aseguraba la victoria . A pesar de lo que dominaban a Almagro el fanatismo y las preocupaciones , su pecho demasiado sensible a la ternura y a la piedad , sentía con más poder las inspiraciones del amor . Dos veces había aparecido el sol en el Oriente después de la batalla y rotas las comunicaciones , ausente de su Coya le era intolerable la existencia . Pizarro aunque feroz y dominado de la ambición también recordaba con dolor los encantos de la hermosa Ocollo , y cual tigre carnicero acechaba la presa para devorarla . El fanático Luque viendo abierto el camino de su eterna salvación en la conversión del Nuevo Mundo , o en hacer espirar entre las llamas a los idólatras que insultaban con su culto del Sol la majestad divina , tranquilo al cielo dirigía sus preces , y era el que con más ardor anhelaba la conquista del imperio . Cajamalca debía encerrar en sus débiles muros opulentos tesoros ; ofrecía comodidades a los conquistadores para esperar refuerzos y rehacerse , y no pudieran pasar a Cuzco , capital del imperio , sin que tomando primero a Cajamalca les sirviese de escala en la conquista . Dos noches habían pasado ; el campo de Pizarro permanecía en quietud , y los muros de la ciudad , guarnecidos de guerreros , parecían observar a los enemigos . Sin embargo , los peruanos no hallaban la mayor ventaja en sostener con obstinación Cajamalca , y retiraban a Cuzco aquellas cosas preciosas y monumentos históricos , o quipos que vieran con dolor en manos de sus enemigos ; pero el oro y los metales preciosos eran a sus ojos demasiado despreciables para que pensaran en salvarlos . Las cosas habían llegado al último rompimiento , y uno y otro campo destacaba avanzadas que observasen más de cerca al enemigo . Almagro , aunque impropio en su carácter y graduación , diariamente se prestaba a esta clase de servicios , porque más fácil le fuera ver al menos a su adorada . Al derramar el sol su torrente de luz , al levantar su frente la macilenta luna , el desdichado amante cercano a los muros , buscaba ansioso a su adorada , y sus lánguidos suspiros resonaban hasta en los ámbitos de la ciudad . Ya un día la vislumbró entre los guerreros , allá en los muros , y también Coya reconoció a su Almagro . Sus elocuentes ojos se entendieron , y al espirar el día se habían de hablar en las avanzadas . Almagro macilento , anhelaba el instante de hablar a su hermosa , pero también tenía justa ira , y sus tristes gemidos . Llegó la hora , Coya salió con la descubierta de la ciudad , y Almagro ya recorría el campo con impaciencia . No tardaron en reconocerse , y un helado pasmo se apoderó de los dos sensibles corazones . Involuntariamente como arrastrados de un impulso irresistible , corrieron después a estrecharse , y en mudo y elocuente silencio se tendían tiernas miradas y desfallecían los angustiados pechos , cuando Coya entre un mar de llanto exclamó inconsolable . - Bárbaro ¿ si no naciste para amar , si desconoces la ternura , por qué me has hecho desdichada ? - ¡ Coya ! - Allá el profundo averno os lanzó de sus cavernas para desolar el imperio . La calma , la sonrisa , la ventura huyeron para siempre de este suelo a la llegada de los venidos del Oriente ; si tú no fueras , yo quedara sepultada entre sus ruinas pero nunca gimiera entre tan negros tormentos . - No despedaces mi corazón , tú lo sabes Coya , yo soy sensible y te adoro . - Y me adoras , y me juraste salvar al inocente monarca , y el desdichado Inca fue víctima de los hijos del crimen , tus compañeros . - Mi influencia y tu amor hubiesen sido bastantes para salvarle , pero los batallones peruanos cayeron sobre nuestras tiendas , se encendió el combate , tal vez íbamos a ser arrollados , y la guardia que custodiaba al Inca tuvo que reforzar nuestras líneas . Yo a tu lado , salvándole de los golpes de los aceros , nada supe , ni nada pude evitar . - Y arrojado entre las llamas , se dieron sus cenizas al viento . Los nobles guerreros , que fatigados o heridos cayeron en vuestro poder , amenazados por un puñal sacrílego abandonaron su Dios , o fueron declarados esclavos , o arrojados a las llamas ; pero los vuestros que cedieron a nuestras armas , viven ... - Sí , Coya , tal vez un error , pero yo soy inocente ... Créeme , los inexorables destinos han marcado en nuestras armas el término fatal del imperio de los Incas ; el Dios de justicia cansado de sufrir el dominio de la idolatría sobre la tierra , ha lanzado el decreto de exterminio ; huye de sus ruinas , vente a mi campo , el amor nos prodigará sus mágicos embelesos ... - ¡ Abandoné a mi benéfico Dios , y aun no basta , y habré de abandonar mi patria , y la virtud ! ¡ Ah ! ¡ Cual me decía el corazón que tu amor había de ser un negro meteoro ! - No será un negro meteoro , será el iris de calma y de ventura . Tú adoras a mi Dios , y en eternos lazos nos prodigaremos las caricias . Sólo por tu seducción abandoné las aras del Dios del día , y desde entonces pálido y opaco a mis ojos , me anuncia su ira , y éste es tu mayor crimen y mi mayor tormento . - Adorada de tu Almagro , amada de sus compañeros , corre a sus brazos , huye de la ruina con que el cielo amenaza a tu país . - Yo quedaré sepultada entre sus ruinas , sin ser ingrata a ese Dios que me has hecho adorar ; con las armas en la mano moriré por la libertad del Perú . - Tu bien y mi felicidad lo mandan . - No , no esperes precipitarme en más crímenes . Por ti abandoné mi Dios , abandona por mí tus infernales compañeros ; los peruanos te recibirán con los brazos abiertos , serás un héroe de la libertad y tu virtud será eterna . - Y osaste , Coya ... jamás , jamás ... Los dos desdichados amantes tiernamente abrazados derramaban abundoso y ardiente lloro . No corras tras la muerte , la decía Almagro ; mil rayos van a caer sobre Cajamalca ; la ciudad se hundirá en cenizas ; huya de la muerte , evita los peligros , no quieras sepultarme en el más amargo desconsuelo . Siendo inútil la seducción por una y otra parte , conviniendo en el modo de verse en lo sucesivo , Coya volvió a la ciudad y Almagro a su campo . Pizarro y Luque conocieron que no por más tiempo debieran esperar noticias de Panamá , y quo Cajamalca les opondría bien poca resistencia . Colocaron dos piezas de artillería en una sierra inmediata , y tendiendo cuatrocientos hombres en diferentes posiciones , empezaron a hacer fuego a la ciudad . A pesar de que las piezas sólo fuesen de campaña ; las murallas y edificios eran tan débiles , que causaban los mayores estragos , y en un día de fuego abrieron brecha . Los peruanos desconocían la táctica de sostener un sitio , sus armas eran impotentes a tiro de cañón , y en vano hubiese sido su esfuerzo . Huascar valeroso corría los muros y la ciudad y animaba al ejército ; pero salidas contra el enemigo serían ineficaces , y de caro precio , según les demostró la experiencia al querer salvar al Inca , y sostener a Cajamalca no era de la mayor importancia . Una retirada honrosa , que salvase al ejército para fortificar a Cuzco , y batirse hasta la muerte , sería lo más ventajoso al imperio , y el jefe y el senado dispusieron la retirada para la mitad de la noche . Pizarro con poca gente , no podía atender a cubrir todos los puntos , pero sin embargo tenía avanzadas que observasen los caminos . Se preparaba a dar el asalto al día siguiente , cuando en la noche tuvo aviso de que el numeroso ejército se retiraba por la calzada de Cuzco . Intentar derrotarle de nuevo pudiera comprometer su corta división , no sabiendo si fuerzas que permaneciesen en la ciudad le atacarían por retaguardia , y no entraba en sus intereses empeñar un choque obstinado . Todo le decidió a esperar el nuevo día , y cuando ya el sol doraba las cumbres , mandó avanzadas que viesen sí la brecha estaba practicable , y que observasen el movimiento de la ciudad . Un sepulcral silencio reinaba en los muros y en los ámbitos del pueblo , y no cabía duda que el ejército y los habitantes habían abandonado sus lares a discreción del enemigo . Pizarro avanzó con su columna , y sin el menor entorpecimiento , sin que viera vibrar un arco , ni amenazar una débil lanza , saltó la brecha , ocupó los muros , se derramó por las plazas y calles , y enarboló en Cajamalca el triunfante pendón de Castilla . Ciertos los vencedores de que ocultas fuerzas no les amenazaban , y seguros de su victoria , la ciudad se dio al saqueo , y los invasores cometieron todos los crímenes propios de la guerra . Los inocentes habitantes de Cajamalca atropellados cruelmente , se vieron hasta arrebatar los adornos de oro que los cubrían ; muchos fueron víctimas de la ferocidad ; tiernas vírgenes perdieron su tesoro , el casto esposo miró violada la esposa , y el llanto y los gemidos resonaban por los ámbitos de la ciudad . El amor que Ocollo había inspirado a Pizarro no era una pasajera ráfaga , era un fuego inextinguible que atormentaba su corazón y despedazaba su pecho . Conociendo el amor que tenía al Inca creyó que no sobreviviese a la noticia de su muerte , y ansioso preguntaba a los habitantes por la que arrebataba su contento ; y cuando supo con certeza que huía con el ejército , feroz sonrisa brillaba en sus ojos , alentado por la esperanza de poderla algún día estrechar entre sus brazos , y saciar sus lividinosos deseos ; pero los recuerdos del amor no endulzaban su alma , y en vano los desgraciados imploraban su piedad . Vericochas marchó también con el ejército , no porque temiera ser víctima de sus creencias en el templo , sino porque Huascar le obligó a salvarse por no perder tan inapreciable tesoro ; pero nada se sacó del santuario , porque las cosas sagradas entre los peruanos eran tan respetadas , tan inmunes que no podían concebir que la ferocidad de sus enemigos llegase a hollarlas . Después de seis horas de furor y de saqueo , Pizarro tocó llamada y cesaron los estragos sin que el templo del Sol se hubiese allanado para arrebatar sus adornos . Aun teñidos en la sangre de los inocentes , cargados de los tesoros que habían arrebatado , formaron los aventureros al sonido de las cajas , y el fanático Luque levantó en su diestra la cruz y se dirigió a sus compatriotas . - Este signo de victoria , clamaba , arruinó los muros y os abrió las puertas de la ciudad ; largas horas habéis tenido para procuraros el precio de vuestras fatigas , algunos momentos habrán de dedicarse a dar gracias al Señor , y a bendecir su misericordia , dijo , y descalzándose , y llevando en los hombros una larga y pesada cruz , se dirigió hacia el templo del Sol , y mandó romper sus puertas . Admirados quedaron los vencedores al ver tanta magnificencia y tanto oro , y Luque en medio del común pasmo , clavó sus centellantes miradas en el símbolo del Sol , y en las efigies de los justos que rodeaban a la deidad del Perú . « Sí cristianos , exclamó encendido , sin haber aun dejado la cruz que agobiaba su hombro , ahí tenéis los bárbaros ídolos de este condenado imperio ; en que os detenéis , arruinad esa pompa de Satanás ! » Para actos religiosos los aventureros dejaban de ser soldados y de esperar las órdenes de Pizarro , eran sólo fanáticos que escuchaban la voz de un sacerdote antropófago . Cual lobos hambrientos , mal heridos tigres , se lanzaron sobre las inocentes efigies , las arruinaron y despedazaron , y arrastraron con algazara por el templo . Entonces Luque enarboló la enseña de Sión , cesó el destrozo impío , murmuró exorcismos brotando fuego por los ojos para ahuyentar a Satanás de aquel recinto , y se cantó un solemne Tedeum dando gracias al Señor de las victorias . Aunque los aterrados habitantes de Cajamalca habían buscado asilo en los más recónditos puntos , bien pronto se extendió por la ciudad el sacrilegio cometido en el templo , y los Peruanos se estremecían con espanto al ver profanados tan nefandamente sus dioses , y en sus venas ardía el espíritu de la venganza y sus corazones sentían un valor superior a todos los peligros . ¡ Cuan cierto es que el vencedor que no respeta las preocupaciones de los pueblos , algún día se verá vencido ! Los Peruanos miraban la ruina de su libertad y de sus leyes , miraban arrebatar sus tesoros , violar sus vírgenes , derramar la sangre de sus hijos , y sufrían en silencio pavoroso ; pero al ver profanados sus templos y arrastrados sus dioses , estalló su indignación y su venganza . Aun cantando el Tedeum los vencedores , fueron acometidos en el templo por los pocos robustos habitantes que habían quedado en la ciudad , y creyéndolo una sorpresa , se aterraron y muchos fueron víctimas del furor de los vencidos . Rehechos al fin , los Peruanos fueron sacrificados en el templo , y el fanatismo religioso encendió los ánimos para una guerra de muerte . Luque clamando la matanza dio a Satanás después las almas de los vencidos , y cien días de indulgencias a cada soldado . Esos bárbaros , exclamaba , arrastrados del demonio , que ve acabar su poder en este imperio , han querido profanar la santidad de nuestra fiesta ; en la muerte y en los eternos tormentos han encontrado su digno castigo . No haya piedad , cristianos , los idólatras no conocen el arrepentimiento y la misericordia ; « el que no reciba las aguas del bautismo sea quemado en nombre de Dios . » Al fulminar la sentencia parecía estremecerse todo el imperio . En tanto Pizarro , no era más que un cristiano que escuchaba humillado la voz del sacerdote , y temblara al pronunciar un anatema . Postrado ante la cruz daba el ejemplo de obediencia a sus soldados , y en su pecho combatía la ambición , la sed de sangre , su amor desesperado , y el deseo ardiente de la bienaventuranza eterna . Almagro , postrado también a su siniestra , mostraba en su semblante las marcas del fanatismo ; pero nacido sensible , y con razón más robusta que Pizarro , su corazón desaprobaba la conducta de sus compañeros , y duda que un Dios de paz mirase con placer correr la sangre de víctimas inocentes . El amor de Coya y la conducta de sus compañeros , tan contraria a sus sentimientos , cada día le desunía más y más de los intereses de sus hermanos , y la guerra civil estaba muy próxima a estallar en el campo de los vencedores . Luque infatigable en el proselitismo e implacable su sed de sangre cuando se trataba de la idolatría , subió al púlpito en el templo , predicó largamente a los aventureros los misterios cristianos , les recordó la pasión de Jesucristo , sentó como principio fundamental de fe , que ni aun pecado venial era dar muerte a un idólatra ; y que si no recibían los indios las aguas del bautismo y hacían la profesión de fe , que era un eficaz medio de conseguir la salvación eterna , entregarlos a las llamas para acabar con la estirpe del demonio en la tierra . Verdad es que los conquistadores del Nuevo Mundo eran en lo general aventureros desmoralizados que corrían a la muerte surcando los mares por saciar su ambición , pero eran al fin hombres del siglo XVI que humildes se postraban al hablar el sacerdote , y que callaban sus pasiones si hablaba el furor del mal entendido cristianismo : Luque exhortaba en nombre de Dios , y Luque todo poderoso dominaba los corazones y encendía las iras . Allí en el mismo templo se promulgó en seguida el decreto de tres siglos de guerra desastrosa , el decreto de ignominia , que en un día haría correr la sangre de un mundo al otro . « Todos los Peruanos , decía la ley fijada en tablas , recibirán los aguas del bautismo y serán esclavos del Rey del oriente ; pero si impíos se obstinan en la idolatría , serán arrojados a las llamas , y dadas sus almas al demonio . » ¡ Ah inocente América ! Oh siglo XVI , baldón de las remotas generaciones ! La ley se publicó en las calles y plazas , y la ciudad temblaba y se estremecía el imperio . Los desdichados habitantes despojados de sus riquezas , llorando el esposo a la esposa , la adorada a su adorado , tal vez el anciano herido , las vírgenes violadas , todos oprimidos del inhumano dolor de ver profanado su templo y arruinados sus altares , en helado pasmo escuchaban la ley impía . El débil anciano quería ser mártir de sus dulces creencias , el robusto mancebo ofrecía su sangre y su vigor a la deidad benéfica , la virgen y la esposa lloraban su viudez y se arrojaban a los pies de los esposos ; todo era desconsuelo ; la negra servidumbre era el premio de la apostasía ; las hogueras inquisitoriales el fin de sus inocentes creencias . Insensibles Luque y Pizarro a tanto dolor y a tanto gemido , comenzaron la ejecución del bárbaro decreto . Los infelices que fueron aprendidos tuvieron que hacer la profesión de fe , o expiraron entre las llamas ; todos se vieron obligados a presentarse en el templo a renegar de la religión de sus mayores , o a huir a las selvas escabrosas , y librarse del furor de sus enemigas . Almagro lejano de su Coya , tal vez temiendo haber perdido su amor y sin esperanzas de volverla a estrechar entre sus brazos , aunque sepultado en un insensible hielo , no podía tolerar las atrocidades con que se insultaba al cristianismo , y se vilipendiaba la dignidad del hombre . « Persuade , decía a Luque , a estos inocentes habitantes con la elocuencia que te inspire Jesús , sácalos de la idolatría , pero el puñal no hace cristianos . » Todo era en vano ; Satanás , decía el sacerdote , puede más que la clemencia , y Pizarro defendía la esclavitud de los indios , ya porque apenas los creía hombres , ya porque si no les cargaba de cadenas , volverían fácilmente sus brazos a la venganza . Al desembarcar en el Nuevo Mundo , como más bien venía Pizarro a descubrir regiones que a conquistar imperios , y como los fondos de la compañía eran demasiado cortos , después de los cuantiosos gastos hechos en las primeras incursiones , traía la expedición bien pocos pertrechos de guerra , y sobre todo tenía grande escasez de pólvora y de proyectiles . Entre los invasores había hombres de conocimientos suficientes para la elaboración de la pólvora , y fabricación y fundición de los metales , y reconociendo las montañas que rodeaban a Cajamalca , hallaron las salinas y minerales que pudieran desear en la mayor abundancia . Millares de desgraciados fueron arrastrados a la explotación de las minas , y perecieron al vigor de un continuo trabajo , para ellos desconocido , o cayeron sofocados en las simas de las hondas excavaciones . Sacaban las primeras materias de las entrañas de la tierra , y después los europeos las fundían y elaboraban por sí solos , para que sus esclavos no aprendiesen a fabricar armas destructoras . ¡ Los infelices Peruanos labraban sus mismas cadenas ! Las riquezas que en sus cavernas ocultaban las montañas , no se limitaban a salinas y comunes metales ; en las excavaciones hallaron también vetas de oro y plata , que encendieron la ambición de los vencedores , y condenaron a muerte a un millón de Indios . A pesar de la abundancia de oro que tenían los americanos , desconocían el arte de la explotación , y jamás tomaban de las montañas y de las corrientes otros metales que los que la naturaleza pródigamente arrojaba de su seno , y aunque las que rodeaban a Cajamalca no eran las fértiles del Nuevo Mundo , no dejaban de abundar en tesoros , que bien pronto se mostraban al sudor que los Indios derramaban en las excavaciones , bajo la dura dirección de sus vencedores . Sacadas grandes cantidades de sales y de azufres , fabricaron gran cantidad de pólvora , fundieron innumerables proyectiles en que se afianzaba la conquista del imperio , y labraron gruesas cadenas en que más fácilmente pudiesen asegurar los inocentes esclavos , que tenían en su semblante las marcas de la desesperación al verse morir de miseria , y agobiados con un trabajo que les era irresistible . Todos los habitantes de Cajamalca y de la campiña , que recibieron las aguas del bautismo , fueron condenados a las excavaciones de las minas , y los que no quisieron renegar de sus creencias huyeron a las montañas , o se salvaron en Cuzco de sus perseguidores . A los infelices braceros apenas se les señaló de jornal lo indispensable para el sustento , y los vencedores con espada en mamo , cuidaban de activar el trabajo , y tenían derecho de herir y de matar al que creyesen perezoso . Tan cruel despotismo llevaba a los desgraciados Peruanos hasta la desesperación , y más de una vez se sintieron sublevaciones parciales , que siempre fueron sofocadas con atroces degüellos . Para evitar hasta el menor peligro , y teniendo abundancia de minerales , se emparejaron los trabajadores con gruesas cadenas , que al tiempo que dejaban libres sus brazos para el trabajo , abrumaban sus cuerpos y los imposibilitaban de acometer y de defenderse . Aquellos infelices regaban con lágrimas de dolor los tesoros que maldecían . Por algún tiempo Pizarro fue el señor de todos los esclavos en nombre del rey de España , y trabajaban en las minas públicas y eran pagados del tesoro . Pero ya su liberalidad para sostener su prestigio , y la ambición aun no saciada de los aventureros , hicieron que los esclavos pasasen a dominio particular por donaciones o por compras . El señor tenía el derecho de vida y muerte en todas las sucesiones , y se procuraba la regeneración de los esclavos con la misma actividad , los mismos medios y los mismos fines que los de otros cualesquiera animales domésticos que aumentaban el patrimonio del señor . ¡ En tan monstruosa política no pudiera cimentarse la conquista de un imperio ! Y aun subsisten en nuestros dominios de Asia y América en el siglo XIX palpitantes huellas de esa inhumana servidumbre . Aunque cargada de laureles y de tesoros la división invasora , se hallaba empero en las más criticas circunstancias , y la conquista del Perú pudiera aun escaparse de entre sus manos . Sólo 500 aventureros habían desembarcado en San Mateo al mando de Pizarro , y los diferentes climas , y los encarnizados combates habían producido bajas de consideración entre tan cortas fuerzas . Abrumados de tesoros , habían llenado ya su ambición en general , y a no ser los jefes , ambiciosos también de gloria , todos deseaban volver a su patria y al seno de sus familias a gozar del fruto de sus peligros y de su intrepidez . Almagro por parte siempre opuesto al despotismo de Luque y de Pizarro , tenía también secuaces en el campo , y la guerra civil amenazaba más horrores que la conquista del imperio . Tan difíciles circunstancias no se ocultaban a Luque y Pizarro que por todos los medios imaginables procuraban sostener la ambición y el entusiasmo , pero sus esfuerzos no siempre tenían los resultados más felices . Al mismo tiempo Huascar había marchado a Cuzco con un ejército poderoso , y nuevos levantamientos de tropas hacían de día en día más respetable la conquista del imperio , por fecunda que fuese en victorias la sangre de los españoles . Pizarro con tan débiles fuerzas , si ya tenía abandonados los puntos de San Mateo y demás puertos o pueblos de la costa , no pudiera también dejar sin fuerza alguna la ciudad de Cajamalca , porque exasperados los habitantes volarían a las armas , se perdiera el fruto de sus victorias , y en caso de una derrota , no tendría un punto en que salvarse . Retirarse de Cajamalca aunque cargado de tesoros y reembarcarse para Panamá , daría muy poco honor a sus nombres , y menos lustre a las gloriosas armas españolas . Almagro devorado de un fuego abrasador por Coya , no podía tampoco sufrir la idea de reembarcarse sin estrechar eternamente entre sus brazos a la hermosa que habiendo recibido las aguas del bautismo , nada pudiera oponerse a tan dulce himeneo . Pizarro , violento , feroz en sus pasiones , si no conocía la ternura , la dulcísima melancolía de las inspiraciones del amor , sentía una viva pasión por Ocollo , que atizada por el orgullo de conquistador , no le permitía desistir de la idea de lanzarse sobre su víctima y devorarla . Luque , que en medio de sus fanáticos delirios cifraba su salvación eterna en la conversión a la fe de los adoradores del Sol , antes prefiriera la muerte , que arriesgar su salvación abandonando la conquista del imperio . Los aventureros , que se veían rodeados de peligros y de sepulcros , cuando tenían satisfecha su ambición , comenzaron a levantar la voz con energía para volver a Panamá , y ni Luque ni Pizarro podían hacerles tomar las armas sino para la propia defensa . La guerra ofensiva parecía haber llegado a su término , y la vida de los jefes peligró mil veces , sin que Pizarro pudiera castigar a los sediciosos . Largos días permaneció la división en Cajamalca en tan violento estado , sin que nada supiesen de la colonia , y meénos de la Metrópoli . Ni un solo español había quedado entre San Mateo , Tumbez y Cajamalca , para estar a la vista de los desembarcaderos , y guarnecer el largo camino ; los Peruanos , vencidos , aun no estaban domados y difícil fuera que los invasores recibieran auxilios , y todo el valer de Pizarro y todo el fanatismo de Luque , podía apenas contener a sus aventureros . En tan amargo estado , el sol tocaba la mitad del cielo en un sereno día , cuando Pizarro y Luque vieron brillar a lo lejos resplandor de cotas y de armas . Tal vez creyeron que ya disciplinados y armados sus enemigos , les provocaban a las armas , ¡ pero cual fue su sorpresa al ver que eran españoles , que eran sus hermanos , que volaban a su ayuda ! Fernando , hermano del gobernador , del jefe de los aventureros , conducía de Panamá , de Guatemala y de Nicaragua 800 aventureros sedientos de los tesoros del Perú . Pizarro cuando descubrió el Perú , corrió sus costas , y se posesionó de Tumbez , mandó a su hermano a Panamá encargado de extender por todas partes las gratas nuevas que daban a la ambición un porvenir venturoso , y en los pliegos que remitía al gobierno , las riquezas se exageraban hasta lo infinito , y las colonias y la Metrópoli debían de ponerse en movimiento . Así fue en efecto ; en cuanto se publicaron en Panamá los partes de Pizarro , y se extendió la nueva a las islas inmediatas , centenares de aventureros corrían a alistarse en las banderas de sus agentes ; y los capitalistas adelantaban presurosos cuantiosas sumas para su equipo , seguros de ser reintegrados con ventaja . En breve tiempo pudo darse Fernando a la vela con una fuerza , en aquel tiempo respetable , y así sólo pudiera asegurarse conquista ya vacilante , en la falta de recursos que sufrían los invasores . Difícil fuera pintar con sus propios coloridos aquel placer y aquella sorpresa que Luque y Pizarro marcaron en sus semblantes al verse reforzados con 800 combatientes . Por muchas horas duraron los no interrumpidos abrazos y sollozos , Luque levantaba las manos al cielo y bendecía su misericordia . Lejos de Pizarro la idea del temor cuando sólo con Luque meditaba sus críticas circunstancias , era demasiado intrépido , de valor bastante para no temer la muerte en medio de su arrojo , pero su muerte sería infructífera , y aumentara la osadía de sus enemigos . Si a Luque consolaba la idea de haber predicado ya el Evangelio en el Nuevo Mundo , y haber hecho centenares de neófitos , le despedazaba también la idea de no poder acabar de arrojar a Satanás del dilatado imperio . Almagro mismo , Almagro que mezclaba su llanto con el llanto de los desdichados vencidos , celebró igualmente con entusiasmo la llegada de Fernando , porque alimentaba sus esperanzas de volver a mirar a su hermosa Coya . Si bien Fernando había penetrado con Pizarro hacia Tumbez , nada sabía de lo interior del imperio , y guiado por las noticias que los aterrados Peruanos le suministraban en las travesías , sufriendo mil privaciones y penalidades , pudo sólo llegar a Cajamalca llevado del estruendo que seguía a los movimientos de la división de Pizarro . El relato de tan complicadas y difíciles aventuras llenó a los españoles por muchas horas , así como la descripción de los combates , de las victorias de los inmensos tesoros y ruinas del imperio . Fernando no era más que un simple conductor de las fuerzas , y en cuanto llegó a Cajamalca las entregó a Pizarro , como jefe de la conquista y gobernador de las tierras que descubriese y conquistase ; Almagro era su lugarteniente , y Luque el vicario general de todo el imperio , según los superiores nombramientos de la Metrópoli . En cuanto Pizarro se vio con un refuerzo que triplicaba las fuerzas que tenía , pensó en marchar sobre Cuzco , y acabar de un golpe la conquista del Perú . Los nuevos aventureros que habían reforzado sus líneas , si bien bisoños , y no aclimatados en el Nuevo Mundo , debieran inspirarle una confianza completa ; sedientos de tesoros , fanáticos , inhumanos , todo les guiaba a la victoria , y todo los hacía dignos , campeones de Luque y de Pizarro . A pesar del rigor de la disciplina , por las razones ya indicadas , había una completa insubordinación entre los vencedores de Cajamalca , y Pizarro conoció que no le era ventajoso tener en su división soldados que no le inspirasen confianza , y que introdujesen la discordia , y publicó un bando inmediatamente para que pudiera , el que gustase , regresar a su patria en los buques que surtían en San Mateo . Así , no sólo conseguía que le siguiesen hombres decididos sino también que marchasen los aventureros a sus países , cargados de oro , la ambición concitara guerreros al Nuevo Mundo , que consolidasen más su conquista . Doscientos hombres pidieron su licencia y marcharon a Tumbez y a San Mateo ; y aun quedaron en campaña otros doscientos , que con los ochocientos que condujo Fernando formaban según el osado jefe la fuerza bastante para marchar sobre Cuzco . Preciso era dejar alguna fuerza en Cajamalca y extenderla hasta la conquista para asegurar las comunicaciones de la Metrópoli y las colonias , y asegurar a los desgraciados en las excavaciones de las minas . Cien hombres guarnecieron a Cajamalca , y otros ciento se extendieron a Tumbez y a la costa , quedando a Pizarro 800 que habían de formar el ejército o división de operaciones . En breves días se activaron los preparativos , y provisiones , y la osada división estaba pronta a marchar sobre la capital del poderoso imperio . En las bruñidas cotas y refulgentes lanzas , brillaba el esplendor del magnífico trono de Carlos 5º y en las rugosas y melancólicas frentes se destacaba el terror del fanatismo religioso del siglo XVI con sus negros caracteres . El campo de Cajamalca abundante en provisiones de primera necesidad , proporcionó a la división expedicionaria todos los recursos necesarios , y ricas en minerales las montañas que la rodeaba , les habían también suministrado salitres y proyectiles suficientes para pensar en grandes empresas . Cuatro mil desgraciados esclavos que gemían bajo las imperiosas órdenes de Pizarro , servirían de acémilas para los transportes , y la división expedicionaria tendría toda la movilidad que el activo conquistador y las necesidades del momento reclamaran . El valiente capitán Manuel Ojeda quedó encargado del mando de la ciudad con cien veteranos soldados que la guarnecían ; y oficiales subalternos , dependientes de sus órdenes , mandarían los destacamentos que se extendieran por Tumbez y San Mateo , para tener protegida la retaguardia , facilitar los desembarcos , y asegurar las comunicaciones con las colonias y la Metrópoli , y así los denodados aventureros rompieron su movimiento sobre Cuzco con estruendo y algazara , no cual si marcharan al combate , sino cual si entonaran ya la victoria entre los despojos del botín . El ejército peruano al mando de Huascar , reconocido universalmente por sucesor del Inca y jefe del imperio , había entrado en Cuzco , donde reforzado con nuevos levantamientos de tropas , subía a una fuerza de setenta mil hombres completamente equipados según su modo de hacer la guerra . Nada ignoraban de las violencias cometidas por los invasores en Cajamalca , sabían las víctimas que inmolaban en las excavaciones y explotaciones de las minas y conducción de los transportes ; sabían la inicua ley que los condenaba a renegar de sus dulces creencias y a la esclavitud , o a morir entre las llamas , y todo el ejército , animado por el valiente Huascar , estaba decidido a morir en el campo de batalla , o hundirse entre los escombros del Cuzco , antes que ser esclavos de los venidos del Oriente . Un respetable congreso de ancianos contribuía con su consejo al régimen del imperio ; y Vericochas hablando en nombre del Sol a los Peruanos , con el lenguaje de los Dioses , no con el de la muerte y el exterminio , encendía dulcemente los ánimos para ser victimas gloriosas , antes que ingratos a los beneficios del astro luminoso . Ocollo inconsolable lloraba a su adorado Inca ; sus virtudes y su pura castidad la merecieron el respeto y la admiración de Huascar , de Vericochas y del senado ; y en los actos religiosos era la primera que juraba ante las aras del Sol , morir por la religión y la libertad de su patria , y al recordar el libidinoso amor que Pizarro la declaró en los angustiados momentos , se conturbaba su corazón y se horrorizaba su alma . Coya llena de fuego , abrasada de amor por Almagro , sólo hallaba consuelo cebándose en su mismo dolor . Almagro era su alentar y sus delicias , había conocido la simpatía de sus almas , y Coya era la víctima más triste del amor . Había renegado de sus creencias y hecho la protestación de fe a un Dios que no conocía , pero que adoraba por ser el Dios de su Almagro . La sombra de su patria conturbaba sus sueños , la sombra de su adorado la despedazaba el corazón . Tal era la posición de los héroes del imperio ; todos gemían , y su llanto era estéril a su patria . Huascar valiente , osado , sensible , de conocimientos muy superiores a los de sus compatriotas , era el ídolo del ejército y del senado , y obraba con la mayor actividad para prepararse a la guerra ; sin embargo conocía la superioridad de las armas de los venidos del Oriente , y dudaba de la victoria . Sus primeros cuidados fueron espiar a sus enemigos y saber con anticipación sus movimientos , y supo la llegada de las nuevas fuerzas , y la marcha de Pizarro sobre Cuzco . Aunque los peruanos ya muy lejos de creer que los invasores fuesen hijos del Sol , ni deidades , se desanimaron al saber que recibían refuerzos , suponían ya un plan muy combinado , y matar a cincuenta o sesenta de sus opresores , había costado más de quince o veinte mil víctimas al imperio de todos rangos y distinciones ; pero siempre nobles y humanos conservaban la vida de un corto número de prisioneros que tenían en su poder . La fuerza moral de los ejércitos tal vez estaba nivelada , la ambición de los invasores y su negro fanatismo decretaban el exterminio de los peruanos ; la religión y la libertad del imperio reclamaban la sangre de los invasores . Veinte jornadas distaba Cuzco de Cajamalca , y había desfiladeros y montañas que guarnecidas de cortas fuerzas peruanas no dejaron de causar embarazos a la división expedicionaria ; pero en estas ligeras escaramuzas siempre fueron vencedores los europeos , aunque sufrieron empero algunas pérdidas y admiraron de nuevo el heroico valor y la bravura selvática de los Peruanos . Todos los días se les ofrecían ejemplos de guerreros que imitando a los griegos de las Termópilas , corrían a una segura muerte , ya para salvar a sus compañeros , ya para hallar en el sepulcro un asilo inviolable a su libertad y religión . Pizarro y los suyos denodados arrollaban a sus enemigos , y se preparaban a nuevas victorias ; el valor de los castellanos en el siglo XVI era la admiración de la Europa ; el Nuevo Mundo la cuna de héroes y el trono de los Godos una encumbrada montaña que desdeñando la tierra se ocultaba entre el cielo . Después de mil fatigas la división española dio vista a Cuzco y se estremeció el senado , el ejército y el pueblo . Públicas eran la escenas de Cajamalca ; Cuzco la capital del imperio , era el último suspiro de su libertad y de su culto , el sepulcro se entreabría bajo los pies de los guerreros , y el sonido de las roncas cadenas aterraba al infante y al anciano . ¡ Oh malditos tesoros ! más valiera que naturaleza os hubiera lanzado en las simas de los cavernosos mares , y la tierra no se empapara en sangre de inocentes ! Cuando Almagro descubrió los muros de Cuzco , una dulce sonrisa brilló en sus mejillas , y una halagüeña melancolía se fijó en sus miradas ; allí estaba su hermosa Coya , sus delicias y su tormento . El bien de su patria mandaba la conquista del imperio , sus sentimientos religiosos , la destrucción de las aras del Sol ; Coya adoraba al Dios verdadero , pero Coya amaba ardientemente a su patria , y su amor sería un lúgubre fantasma que atormentara su existencia , en cuanto no fuese una sola la patria de los dos amantes . En las escaramuzas del camino se habían cogido muchos prisioneros Peruanos , a todos preguntaba Almagro por su adorada , y todos le respondían derramando un copioso llanto , « Coya es descendiente de los Incas , es hija del Sol , su patria es su ídolo , y morir por su patria son todas sus delicias . » Coya si en un momento de ternura , de arrebato , víctima del amor , abandonó su culto , con copioso llanto había purgado su perjurio y vender a su patria no sería su segundo crimen . La división española teniendo que arrostrar muchos combates y habiendo marchado con rapidez , tomó algunos días de descanso a vista de Cuzco , para rehacerse de sus fatigas y para observar la política de los sitiados . A Cajamalca llegaron los españoles como amigos , y unas cómodas tiendas abastecidas de víveres , y una campiña coronada de frutos , les ofrecieron cómodo descanso y abundante sustento ; a la llegada a Cuzco sólo hallaron cerradas selvas que les proporcionaran abrigo , y robustos troncos para atizar las hogueras ; pero la campiña estaba desolada , y Pizarro halló no pocos embarazos para proporcionarse víveres , porque todo lo habían arrastrado los Peruanos dentro de los muros . Si con su sola división de 800 hombres hubiera atendido a todo , hallara aun mayores obstáculos , pero cuatro mil esclavos le condujeron los transportes de Cajamalca , y escoltados de algunos castellanos , corrían las campiñas del Cuzco y conducían víveres de largas distancias .