Lágrimas , Novela de costumbres contemporáneas , por Fernán Caballero Madrid , 1862 . Establecimiento tipográfico de Mellado le de Santa Teresa , num . 8 Prólogo ¿ Conque he de escribir un prólogo para Lágrimas ? - Lo que se ofrece se debe . Es verdad ; pero no me siento con fuerzas para hablar de Lágrimas . - ¿ No le agradaa Vd . mi novela ? La creo una joya de filigrana y oro , un estudio acabado del corazón , un cuadro admirable de la vida social ; lo más bello , lo más perfecto , lo más delicado que ha salido de la pluma de usted . - Muchas gracias . ¡ Qué coincidencia ! La colección empieza con La gaviota , y nos presenta la mujer grosera , abandonada a sus instintos , no corregidos por la religión , ni modificados por la sociedad , ni suavizados por la buena educación , y concluye con Lágrimas tipo de la mujer modesta y humilde , nacida para sentir y para llorar ... Villamar es el pueblecito que conocen los lectores en el primer tomo , y vuelven a Villamar en el último encontrando aun a muchos de los antiguos amigos que recuerdan al instante , y a quienes saludan con placer . - Falta el bueno de Stein . Es cierto ; pero allí nos lleva Vd . a la pobre Lágrimas , esa hija de los trópicos , esa violeta que exhala siempre su perfume aunque la pise la más grosera planta . ¿ Quién no ha encontrado a su paso por el mundo a esos sujetos que Vd . nos pinta al daguerrotipo ? ¿ Quién no ha visto al grosero ricachón D . Roque la Piedra , y al avaro quejumbroso D . Jeremías ? El buen sentido habla por boca de la Alcaldesa , a D . Perfecto Cívico lo encontramos en cada lugarón , y su hijo ¡ ojalá fuese un ente ideal y no abundase tanto en nuestro país ! ... Lo que sí va escaseando es la finura , la cortesía , el buen tono de la Marquesa de Alocaz y de sus amables tertulianos . - De modo que Vd . va a escribir el prólogo ... Yo haría mejor un juicio crítico en que demostrase la índole , el carácter , el mérito de sus escritos ; en que hiciese ver el raro acierto con que Vd . describe , con que Vd . narra , con que Vd . presenta las personas y las cosas ; el fin moral , la sensibilidad , la ternura de su corazón ; y sobre todo el gran servicio que está Vd . prestando a la actual sociedad descreída pintando con tan vivos colores los portentos de la fe , las maravillas de la virtud ... Pero un prólogo ... - Los han hecho otros buenos amigos ... Los buenos amigos de Vd . se complacen , o mejor dicho , nos complacemos en el buen éxito de sus obras y aplaudimos sus triunfos literarios . ¿ Pero necesitaron de estos prólogos para hacerse tan populares en España ? ¿ Para haber sido traducidas en Francia ? Y por cierto que son muy raras las obras que alcanzan este honor , más apreciable puesto que las novelas de Vd . , sus cuadros de costumbres tienen un tinte local que se perderá necesariamente en otros países . Yo comprendo las obras de Vd . de otro modo . ¿ Quiere Vd . pasar por literato ! ... - [ 1 ] Dios me libre : no señor . ¡ Yo literato ! « No soy la rosa ; pero , como dice Bulwer , estuve a su lado y me impregné de su olor . No soy erudito , soy solamente culto . En cuanto escribo no hay arte , ni saber , ni estudio , es instintivo : tal vez expreso , como Vd . habrá notado , un pensamiento de culta esfera sin cuidar del lenguaje . Procuro , sí , poetizar la verdad , ennoblecer nuestra pobre naturaleza . Los prólogos son ofrenda de la amistad , engarce de brillantes que rodea un mal retrato » : los agradezco de todo corazón . Lo creo así , y además son muy bellos . Pero un autor se debe al público , y este no quiere leer lo que nosotros escribimos ; quiere leer lo que Vd . escribe . Las novelas de Vd ... Perdone Vd . : yo las llamo novelas , cuadros , relaciones ; « pero no me he propuesto escribir novelas . He tratado de dar una idea verdadera , exacta , genuina , de España y de su sociedad ; describir la vida interior de nuestro pueblo , sus creencias , sus sentimientos , sus dichos agudos . La parte que podría llamarse novela solo sirve de marco a este vasto cuadro que me he propuesto bosquejar » . Y que dibuja Vd . a grandes rasgos , con una verdad , con una profundidad de miras , con una intención filosófica . - « Mr . de Lavigné , el traductor francés de mis cuadros populares me escribió : no traduzco vuestras novelas por la invención , sino por la intención ... Mi intención supera mucho a la de hacer novelas ... Es la rehabilitación de cuanto con grosera y atrevida planta ha hollado el nunca bien ponderado siglo XIX . Rehabilitación de lo santo , de lo religioso , de las prácticas religiosas y su alto y tierno significado ; de las costumbres españolas puras y rancias ; del carácter y modo de sentir nacional , de los lazos de la sociedad y de la familia , del freno en todo , y sobre todo en esas ridículas pasiones que se afectan sin sentirse ( porque afortunadamente una gran pasión es rara ); las virtudes modestas como la de Lágrimas preferible s a las que se pavonean y se ostentan » . Pero Vd . , Fernán , pinta en beau , busca Vd . lo bueno , nos presenta Vd . la sociedad tal vez mejor que es ... y nunca un dicho satírico , nada que hiera y se destaque de la dulce armonía del cuadro . - « Estoy persuadido que todas las más hermosas sátiras , género tan universal y en que han sobresalido tanto ingenios superiores , no han servido de nada ; ni han hecho germinar ningún buen sentimiento , y sí solo el malhadado desprecio del hombre hacia el hombre . Muy al contrario las referencias de lo bueno y de lo noble despiertan en nosotros sentimientos análogos , los ponen en circulación , los inoculan ... » . Por eso las novelas de Vd . son dechados de moral , en tiempo en que otros novelistas se encargan de la destrucción de la sociedad degradando la familia . Por eso mereció Vd . que la autoridad eclesiástica aprobase sus escritos como escuela práctica de virtud , y que más bien que buenos libros deben ser considerados como buenas acciones . - Vd . me alaba demasiado . No , Fernán : nadie ha pintado con tanto acierto la vida íntima , las escenas del hogar doméstico , las costumbres populares . Nadie ha comprendido tan bien como Vd . el mérito de acciones que pasan desapercibidas , la razón de ciertas prácticas , la filosofía de ciertos dichos vulgares . Cuando nos pinta Vd . una escena terrible , ¡ qué más terrible que sus descripciones ! ... La paz doméstica , la felicidad conyugal tienen en su pluma un intérprete digno . ¡ Y cómo describe Vd . la dulzura , el candor de los niños , sus juegos y sus gracias infantiles ! En medio de estas escenas viene a sorprendernos un pensamiento de alta esfera , lleno de filosofía de profunda moral y del puro espíritu del Evangelio . Y ese pensamiento es tan natural y se deduce tan lógicamente , y estaba tan cerca de nosotros , y nosotros ¡ ciegos ! , no lo veíamos ... Pero Vd . lo descubrió con su vista de águila y del caos brotó la luz y de la piedra árida saltó un raudal ... - Como se conoce que es Vd . mi amigo . ¿ Y era Vd . el que no quería escribir un prólogo ? ¿ Qué más prólogo que este ? Pues bien ... imprímalo Vd . ANTONIO CAVANILLES . « Su alma era como el cristal , la empañaba un soplo , la traspasaba un rayo de sol , un choque la hubiese quebrado : almas de ángeles que tienen su mayor mérito en ignorar lo que valen ; que no lloran sobre él , sino sobre el dolor , que es herencia común » . EL AUTOR . « ¡ Dios ! ¡ Ten piedad de nosotros ! » . Tal era el grito que con débil y exhausta voz repetía una infeliz mujer , que yacía moribunda en el ahogado camarote de una fragata , que en el golfo de las Yeguas corría una horrorosa tempestad . Era de ver cuál el barco , que en el océano parecía lo que un grano de arena en los desiertos de África , era el juguete , de las olas . Ya empujaban su costado y lo doblaban a punto que parecía que rendido en la lucha , caía de una vez para no volver a levantarse ; ya le abrían un abismo en que se hundía precipitado por su propio peso ; ya pasaban por cima de él olas espumosas , como una garra con blancas uñas que alargase la mar para asir su presa : ya reventaban azotando sus costados , pareciendo decirle en sus bramidos ; ¿ no eres peña , y resistes ? El barco luchaba cediendo , pero sin desmayar , imagen de la perseverancia que padece sin desalentarse ... y camina ! Habíanse recogido todas las velas , y los masteleros con sus vergas , y las innumerables cuerdas que de ellos pendían , se alzaban como mujeres , que con el cabello suelto y los brazos abiertos , pidiesen al cielo misericordia . Pasaban y repasaban por éste negras nubes , frunciendo el ceño , respondiendo con truenos al mar , que rugiendo se empinaba como para desafiarlas o arrebatar al cielo sus estrellas . Sobre cubierta se notaba un asombroso fenómeno : el horizonte , que es en el mar la senda , la esperanza , la libertad ... había desaparecido . El barco estaba preso entre sombrías murallas de agua de una altura espantosa , que unas a otras se lo arrojaban como un volante . - ¡ Dios tenga misericordia de nosotros ! - repetía la infeliz - y nadie respondía a esa tenue y angustiada voz . Nadie respondía porque en aquel estrecho camarote solo se hallaba una negra , que con el miedo y las ansias del mareo , se había dejado caer en el suelo , en el que yacía como una masa inerte , y una niña de seis años que dormía acostada a los pies de la cama de su madre . - ¡ Jesús ! - decía la infeliz - : ¡ morir así ! Sin un sacerdote que auxilie y anime mi espíritu , que traiga a la muerte como una libertadora amiga bajo sus auspicios ... sin un médico que alivie en algo mis padecimientos . ¡ Oh ! El reo a quien ajustician es más feliz que yo ! Hácenle dulces sus últimos pasos a la muerte ; arrulla su último sueño una inmensa simpatía ! ¡ Dios mío ! ¡ Sola ... sola ! Ni una mirada de compasión , ni un adiós ! ¡ Y esta hija mía que va a perecer al lado del cadáver de su madre , en este seguro naufragio ! ¡ Duerme , ángel mío , duerme ! ... Tú que no sabes aun lo que es el peligro , la angustia , la orfandad , la agonía , la muerte , ninguno de los horrores de la vida ! ¡ Madre mía de las Lágrimas , cuyo nombre lleva , salvadla de este naufragio ... amparadla en su orfandad ! Espantosa se dejó oír en este momento la voz del trueno ; una fuerte sacudida que recibió el barco , hizo crujir sus entrañas , como si hiciese un jadeante esfuerzo para no sucumbir . Silbó la ráfaga entre las cuerdas y jarcias , cual si cada una de estas fuese una serpiente . - Roque , Roque , - gimió la infeliz - , ¡ que me muero ! Entró entonces en el camarote un hombre alto , seco , de estructura huesosa ; tenía la fisonomía vulgar , el sello ordinario e inequivocable que parece la naturaleza crear a propósito para el hombre soez enriquecido . En su cara descarnada eran salientes y angulosas sus quijadas , y su frente , que sombreaba a la par de unas cejas espesas , unos ojos redondos y pardos , desviados como dos enemigos . Su boca grande apretaba entre sus labios delgados , por un constante hábito , un puro , cuyo continuado uso había tostado los bordes de unos dientes cortos y anchos . Su tez era de ese moreno subido , sucio y bilioso que imprime el sol de los trópicos con los males físicos que origina a los europeos , y que inocula la fiebre del oro con el ansia y desasosiego que trae consigo . - ¿ Qué quieres , mujer ? - dijo al entrar - , ¿ crees que con este temporal nadie pueda atender a nada ? ¡ Calla , con mil de a caballo ! Si quieres algo ¿ por qué no llamas a este animal ! - Añadió dando un puntapié a la negra , que no se movió . - ¡ Es que me estoy muriendo , Roque ! - No serás la sola ; que creo vamos a perecer todos , por vida del ... ¡ maldito sea ! ... - ¡ Calla , calla , Roque ! No eches maldiciones a dos pasos de la muerte : pero oye mis últimas palabras . Roque , siempre fuiste áspero y duro para conmigo , me sacaste de mi país y me embarcaste contra mi voluntad , y tan enferma ya , que los médicos te anunciaron que no resistiría la travesía : ¡ todo te lo perdono , Roque ! ... ¡ Si me prometes amar , cuidar y hacer la vida dulce a mi pobre niña , a tu hija , si Dios os salva ! - ¡ Droga con la tonta esta ! - repuso D . Roque - , ¡ y los momentos que busca para echarme un sermón sin paño , y recomendarme a mi propia hija ! - ¡ Es que son los últimos de que puedo disponer , Roque , pues me estoy muriendo ! - ¡ Sí , como siempre ! Pero si tú puedes disponer de ellos , yo no , que el capitán me está llamando , porque todos tenemos que dar a la bomba . Diciendo esto subió D . Roque dando trancadas por la escalera . Su infeliz mujer le oyó alejarse ; vio a la negra que seguía inerte ; miró a su hija que seguía durmiendo ; que la inocencia , cual la santidad de un Dios hombre duerme tranquela entre las borrascas . Quiso la moribunda solevantarse para exhalar su alma en un beso y una bendición sobre la cabeza de su hija , pero no pudo , y el pequeño movimiento que hizo le produjo un vahído con grandes congojas , en que con redoblada fuerza sonaban en sus oídos los horribles mugidos de la mar y los agudos bramidos del viento . - ¡ Madre mía de las Lágrimas ! - murmuró en un momento de despejó que siguió e hizo intervalo en su agonía - : ¡ Madre mía , todo mi consuelo y refugio ! Tú serás la mediadora de tu devota para con el Todopoderoso , que por ti se unió a nosotros . A Dios rogamos , y en tus manos clementes ponemos las oraciones . ¡ Señor , salvad a mi hija y tened piedad de mí ! Todo cuanto he sufrido , lo perdono ; y ofrezco cuanto perdono y cuanto padezco ... por la salvación de mi hija y la de mi alma ! De allí a un momento se sintió tal balance , que la niña despertó , y oyó entre sueños a su madre que murmuraba : La niña , a quien desde que supo articular sonidos , su madre había enseñado esa santa oración , repitió entre sueños : Y ambas se durmieron ; pero la una ... ¡ para no volver a despertar ! A ambas amparó Jesús según se lo había pedido , pues algunas horas después la tempestad había calmado un poco . Bajaron el capitán y pasajeros a la cámara , para tomar algún alimento , pues había veinte y cuatro horas que nadie había pensado en alimentarse . Encendieron y llevaron luces a los camarotes . En el que ocupaba la señora , hallaron a la negra que seguía inerte , a la niña que seguía dormida ; y más inerte que aquella y más dormida que ésta , a la señora , que era un cadáver frío ya , como cuanto la rodeaba . - ¡ Dios nos asista ! - gritó el camarero al entrar con el farol - , ¡ la señora ha muerto ! - ¿ Que ha muerto ? - exclamó el capitán arrojándose al camarote , palideciendo aquel rostro de valiente marino que el huracán dejaba impasible , que el peligro no alteraba , ante aquel suave , silencioso y abandonado cadáver . - Más ha muerto de miedo y de aprensión que otra cosa , - dijo D . Roque que había seguido al capitán - . ¡ Viajar con mujeres ! ... A esto se expone uno . Poco me ha hecho pasar en gracia de Dios en la travesía con sus melindres y sus quejumbres : y ahora corona la obra . ¡ Si se le metió en la cabeza que no había de pisar la tierra de España ! Esta fue la oración fúnebre que hizo a la pobre mártir , aquel que al fuego lento de durezas y despotismo , la mató ; porque ese hombre al casarse con ella , suave criolla habanera , dulce , flexible y criada con mimo , como las cañas de su ingenio , la miró y contó solo como un gravamen o censo anejo a los cien mil duros que la dio en dote su padre , un rico mercader de la Habana . Al oír el ruido que hicieron los que entraron , la niña se había despertado , y se sentó sobre la cama ; la negra se había puesto en pie y ambas fijaban sus ojos en el pálido cadáver , la una con el asombro de la estupidez , la otra con el espanto de la falta de comprensión . De repente la negra se puso a gemir y a gritar : - ¡ Mi ama ! ¡ Ay mi ama , mi ama ! - Calla , bestia , - le dijo D . Roque - , ¿ no hay estruendo bastante con el de la tempestad ? Si te vuelvo a oír , a fe de Roque que te haga callar . Capitán , añadió , ya esto no tiene remedio , ni aquí hay nada que hacer ; bajemos el entrepuente para ver si se han mojado mis cajones de cigarros . ¡ Quinientos cajones ! Que representan un capital de quinientos mil reales . ¡ Droga ! ¡ Si se han averiado , hice un viaje a China ! Colgó el camarero el farol en el techo del camarote , y todos salieron , menos la negra y la niña que se sentaron sobre una cama frente a aquella en que yacía el cadáver . La negra , después de llorar con muchas lágrimas , como lloran los niños , y como se lloran las primeras penas de la vida , se quedó dormida como aquellos . Pero la niña derecha e inmóvil con sus grandes ojos negros desmesuradamente abiertos , los fijaba sin pestañear en el cadáver de su madre , el que por efecto de las vueltas que daba el farol , movido por los balances del barco , tan pronto aparecía plenamente alumbrado , y como salir de las sombras e ir al encuentro de su hija ; tan pronto ocultarse en ellas , como en lo pasado , como en el olvido , como en el misterio . - ¡ Madre ! , ¡ madre ! - decía de cuando en cuando la niña con queda y temerosa voz ... y su madre no respondía - . No me responde , - pensaba la niña - , ¡ ¡ ¡ y no duerme ! ! ! Esto pensaba porque el cadáver , mecido por los violentos balances del barco , tan pronto se volvía hacia su hija como para mirarla con sus apagados ojos que nadie había cerrado , tan pronto iba a pegar violentamente contra las tablas del opuesto lado . Era este un horrible cuadro de muerte y abandono en una lúgubre noche de tempestad , en que era juguete de las olas el cadáver de aquella desgraciada , a quien su triste destino negaba hasta el tranquilo y santo rincón de tierra en el que descansan los muertos , que consagran las oraciones y custodian el respeto y los recuerdos . La niña no se daba cuenta de lo que pasaba ; no sabia lo que era muerte , ni lo que era peligro ; y no obstante un instintivo horror le hacía asombrarse de cuanto la rodeaba y estremecerse de los gemidos del viento , de los bufidos del mar , y del hosco silencio que guardaba su madre . Así , sin ideas para definir , ni voces para expresar lo que por ella pasaba , como suele suceder a los niños a quienes Dios dio en compensación madres que los adivinan , la pobre niña fue absorbiendo en su alma una sensación de horror y de angustia que habían de impregnarla para siempre en su tinte lúgubre y de su impresión tétrica : Sonaban en su alma como vagos y confusos recuerdos , las palabras que había oído a su madre cuando se había embarcado . Había dicho la infeliz al acostarse en aquel lecho : - ¡ Sí , sí ! Éste será mi féretro : ¡ aquí yaceré triste y abandonada , sin un cirio que dé decoro al cadáver y sufragio al alma ! ¡ A Dios , pues , para siempre , mi suave país , verde y rico como la esperanza ! Te dejo por la exhausta y caduca Europa , caída en infancia , cubierta de ruinas y llena de recuerdos , que son las ruinas del corazón . ¡ A Dios mis árboles altos y frondosos , que no taló aun la mano de los hombres ! ¡ A Dios mis puros ríos , cuyos cristales no enturbian ni esclavizan aun las construcciones de la invadiente industria ! ¡ A Dios mis espesos manglos , que crecéis fuertes y serenos en la amargura de las aguas del mar ! ... No he podido imitaros ... y sucumbo en la amargura en que vejeta mi existencia . Esto recordaba la niña como si oyese a lo lejos los sonidos apagados de un solemne réquiem , que melancólicamente decía algo grave y triste que ella no comprendía . Pero al día siguiente liaron y cosieron a su madre en una sábana , ataron a sus pies una bala de cañón ... ¡ y su madre no despertaba ! ... Y la subieron a cubierta , y la callada niña siguió a su madre sin que nadie pensase en impedirlo , y entonces , delante de la callada niña , su madre fue ... echada al mar . Pero en ese instante la angustia y el horror que presagiaban y no comprendían , comprendieron . La niña dio un grito desesperado , y se abalanzó a tirarse al mar tras de su madre . El capitán tuvo la suerte de poder asirla por el vestido , y la bajó a la cámara , presa de una espantosa alferecía . - ¡ Estamos bien , - dijo D . Roque - , se acaba con la una , y se empieza con la otra ! La niña seguía muy enferma cuando llegaron Cádiz , donde pensaba fijarse su padre D . Roque la Piedra . Los facultativos consultados declararon que siendo el temperamento de Cádiz notoriamente conocido como nocivo a afecciones de pecho , se debía alejar de allí a la niña , que con una constitución débil , un sistema nervioso fuertemente atacado , y un principio de asma , estaba en el mayor peligro de volverse ética . Parecía natural que con este motivo , D . Roque , dueño y árbitro de sus acciones , hubiese pensado en otro punto para establecerse . Pero no fue así . Cádiz convenía a sus miras de especulación , y por tanto se contentó con escribir a otro americano ( voz genérica aplicada en Andalucía a los que vienen de allá cuando no son hijos de la provincia ) establecido en Sevilla , que era compadre y compinche suyo , para que viniese a Cádiz y se llevase a su hija a Sevilla , en donde entraría en un convento para ser allí criada bajo el cuidado e inmediata inspección del dicho su compadre y compinche . Preciso es , aunque no agradable , hacer una pequeña biografía de los compadres que van a salir a luz en esta historia , porque es necesario tener algunos antecedentes de las gentes con las que se va a entrar en contacto . Tanto más necesario es esto , cuanto que es probable que al presentarse a la vista del lector un viejecito pobre , triste y llorón , con todas las señales de la miseria , claras y patentes en su exigua persona , quisiera darle una limosna , que no dejaría de tomar ; lo que sería un pecado mortal . Era D . Jeremías Tembleque , el compadre que aguardaba D . Roque , primitivamente un basurero . Hallose un día en el elemento que manejaba un bolsillo lleno de oro . Un momento después le alcanzó la criada que había vertido el inmundo canasto en que iba el bolsillo ; llorando y fuera de sí , le preguntó si había hallado un bolsillo que echaba de menos su amo . El honrado Jeremías afirmó con la mayor buena fe que no lo había visto , y con la complacencia y bondad de una buena alma , registró escrupulosamente todo el oloroso contenido del carro . Por la tarde salía despedida e infamada de la casa la infeliz criada , y a la mañana siguiente caminaba el buen Jeremías hacia Gibraltar donde tanto lloró y gimió miserias , que un capitán de buque mercante se lo llevó de balde a la Habana , pasando así del refugium peccatorum Gibraltar al consolatrix affictorum Habana sin cambiar una sola de sus monedas de oro . Allí puso un tendajo de bebida , en el que además de ésta se hallaban naipes sucios y tabaco húmedo . En este santuario se formaron los primeros lazos de estrecha amistad entre el dueño del establecimiento y un gastador de un regimiento , jugador y pendenciero llamado Roque la Piedra . De esto había veinticinco años . Tenia , entonces Roque veinticuatro años y Jeremías treinta y cinco . Desde aquella época había sido el primero a los ojos del segundo , el guapo hermosete y jaquetón gastador en el que todo admiraba Jeremías menos el nombre [ 2 ] D . Roque por su lado siempre miró en Jeremías el miserable y servil tabernero . Andando el tiempo , habían hecho ambos fortuna , cada uno a su manera ; el uno a toque de tambor , venciendo obstáculos a empujones ; empezando por baratero , acabando por obligar a un medio paisano suyo , rico mercader , a que le diese su hija en matrimonio y se asociase a su negocio . El otro sin salir de su aire doliente , labró su suerte suplicando y gimiendo a una rica mulata , que por su lado tenía empresas tan honoríficas como las suyas , que le admitiese como humilde consorte . Se casaron , y nunca se vio un casamiento más feliz . La mulata reventaba de orgullo de ser la mujer de un blanco de purísima sangre española ; el consorte , por su lado , no cabía de gozo en su apergaminado pellejo ; por causa que su mulata que era generosa , garbosa , despilfarrada , dejaba rodar las onzas que ganaba , las que caían en las garras de su marido , apenas les echaba sus tristes ojos encima . De ahí pasaban a encierro hermético y secuestro perpetuo . La mulata murió con el mismo ¿ qué se me da a mí ? en que había vivido . Jeremías oscureció aun más su triste figura ; le hizo un buen entierro a su morena mitad , esa querida ave doméstica que ponía huevos de oro ; conservó en un medallón de plata una de sus pasas , vendió cuanto tenía , cargó con todo el dinero y se vino a España , dejando abandonados unos niños que tenía su mujer antes de haberse casado con él . Estos dos entes malignos y despreciables a quienes nadie decente en la Habana miraba siquiera a la cara , fueron recibidos en Europa como bellos y apreciables sujetos , mediante a que traían dinero . ¡ Europa , Europa ! Hija mía , te ha dado por el dinero , como a una vieja , y te vas volviendo todo lo sin gracia de un avaro : te aviso para que te enmiendes , que eso no le pega a una noble matrona como tú . ¿ Qué dirá el Asia ? El Ganges no querrá mezclar sus aguas con las de tus ríos , y hará bien . Don Jeremías había llegado a Cádiz cuatro años antes que su amigo . Cuando se vio este triste carcelero de sus doblones sin la renta fija que le proporcionaba su consorte , y sin el apoyo y consejo que le suministraba su compadre D . Roque , no supo qué hacerse . Encontrábase como una nave a quien faltasen a un tiempo la velas y el timón . No se atrevía a emplear sus capitales , y aguardaba siempre mejor ocasión sucediéndole lo que a aquel otro con un corte de pantalón , que no se hacía nunca esperando la última moda . En Cádiz le propuso un corredor comprar casas , pero como era cosa muy factible que las olas se tragasen a aquella temeraria ciudad , que como una gaviota se ha plantado sobre una peña rodeada de mar , D . Jeremías declaró aventurada la empresa . Sentándole mal el agua de aljibe , se puso sus zapatos de paño , y acompañado de un negro y de un baúl pelado , que era todo su equipaje , se fue al Puerto de Santa María . Allí le ofrecieron comprar vinos y criarlos para la extracción , especulación muy lucrativa . Bien pensado el negocio , D . Jeremías discurrió que el vino podría volverse vinagre y sentándole mal las aguas delgadas del Puerto , se puso sus zapatos de paño cargó con su negro y su baúl , y se fue a Jerez . Allí le ofrecieron comprar una magnífica viña del pago en que se cría la uva que da el vino que bebe el Emperador de Rusia , el de Austria y la Reina de Inglaterra . D . Jeremías se halló seducido por la viña que criaba tales vinos , casi tanto como por su mulata . El negocio marchaba arrastrando tras sí a nuestro D . Jeremías como un vapor que remolcase a un pontón . Las onzas , conmovidas por un alegre presentimiento de ¡ viva la libertad ! creyeron las bonachonas que en saliendo del poder de D . Jeremías iban a campar por su respeto como las estrellas del cielo . Pero antes de concluir el trato fue D . Jeremías a ver la viña . Era por enero ; todas las cepas estaban podadas , y tenían el triste y árido aspecto que tienen las viñas en aquella estación . La cara de D . Jeremías , a la cual la idea de abastecer de vinos la mesa de los Emperadores había animado inusitadamente , se tornó al ver las cepas , triste , mustia y encogida como ellas . - ¡ Jesús ! - exclamó - , estas cepas tan chicas son retoños , y están secas . Le explicaron que tenían ese aspecto por estar podadas según la costumbre del país , y que eso mismo las haría meter con más fuerza en la primavera . - ¿ Y si no meten ? - dijo Jeremías echando a correr como el que huye de una mala tentación . Sentándole mal las aguas gordas de Jerez , y desesperado por el mal éxito que tuvo una mina en que se había interesado , se puso D . Jeremías sus zapatos de paño , cargó con su negro y su baúl , y se fue a Sevilla . En Sevilla le hallamos establecido en una de las callejuelas de los Venerables , no por simpatía hacia el nombre , sino por ser allí las casas más baratas . Encontró una alhaja en su género . Era un palacio de que podía hacerse dueño por la módica suma de cuatro reales diarios , lo que en el mes de febrero le proporcionaba el ahorro de ocho reales . Cabían en él , sin estar muy apretados , D . Jeremías , su negro y su baúl . Era este palacio , no de origen árabe , sino , al parecer , anterior . Los ladrillos del pavimento , a imitación del hombre , polvo fueron y polvo se volvían , formando así un suelo escabroso como el de una sierra . Las puertas aseguraban a unos blancos remiendos que les había incrustado el carpintero sobre lo apolillado , que en sus buenos tiempos habían sido pintadas y revestidas de un uniforme azul como un general ; los remiendos las miraban de soslayo con los negros ojos con que los había gratificado el carpintero , y por respeto a sus años , no les decía que mentían . Los cristales de pequeñas dimensiones que tenían los postigos , decían a las rejas con añejas reminiscencias que habían sido claros , puros y limpios ; el hierro , que tiene buena memoria , les aseguraba que recordaba sus perdidos encantos . El portón algo paralítico , condenaba el uso de las cancelas , como una innovación impúdica . En la cocina había hornilla y media ; pero D . Jeremías se hizo de que la sobraba la entera . En esta vaina , digna del acero que iba a guarecer , se instaló Don Jeremías con su negro y su baúl . Pero faltaban los muebles ; aquí fueron los apuros , cálculos y cavilaciones . ¿ Qué había de hacer ? Se fue D . Jeremías a pensarlo a las delicias de Arjona . ¡ Arjona ! ¡ Bienhechor de Sevilla ! ¡ Tú que has dejado tan profundas huellas de tu celo e ilustración , que no borrará y antes sancionará el tiempo ; diestro innovador y digno gobernante ! Vayan estos cuatro renglones a probarte que si los árboles que plantaste coronando a Sevilla con una fresca guirnalda siguen floreciendo , no se han ajado tampoco en los corazones los agradecidos recuerdos con que a su vez coronan tu memoria . ¡ Cuántas cavilaciones han abrigado aquellas perfumadas sombras ! ¡ Cuántas almas tiernas y elevadas habrán poetizado con los ruiseñores por aquellos senderos , en que el árbol cobija al arbusto , el arbusto a la flor , y la flor al césped ! ¡ Pero cuántas veces también le han profanado la langosta y el hormigón ! ¿ No podrían irse los Jeremías , las langostas y los hormigones a dar su paseo al Perneo ? ¡ Qué importuna pretensión en tiempos de igualdad y comunes derechos ! Volvamos a mi héroe . Nos ha dado por las digresiones : en otro capítulo diremos el porqué ; que por ahora tenemos que referir el resultado de las cavilaciones del más caviloso de los cavilosos . Fue este el irse al día siguiente a las callejuelas de Regina . Si eres tan desgraciado , lector , que nunca hayas estado en Sevilla , te compadecemos en primer lugar ; y en segundo te diremos , que las callejuelas de Regina son un respetable club , un distinguido casino , un ilustre liceo de baratilleros . Cuanto allí se muestra a la vista del público , merece llevar la cruz de San Hemenegildo . Allí atrae el barato con su dulcísima voz , y convida a pasar adelante la curiosidad con su picante estímulo . Los baratilleros han sido tantas veces descritos , se ha gastado tanto chiste en sus descripciones , que nos abstenemos , mal que nos pese , de cansar tu atención describiéndolos : sólo diremos con dolor de nuestro corazón , que hasta los baratillos van perdiendo en el siglo de las luces y de los adelantos , su fisonomía y su color local . Cada baratillero tiene un pintor de brocha gorda , con un furioso arco iris metido en sus pucheros , al que con una celeridad digna de nuestros tiempos , va poniendo grotescas caretas a los más respetables veteranos . Tiene otro pintor de brocha no menos gorda , que de un cuadro regular , pero mal tratado , hace un cuadro de tal expresión , tan descompuesto y subido de color , que parece un borracho saliendo de la taberna . Tiene además un apestosísimo barniz que distribuye a modo de palo de ciego , de manera que , si se entrase con hachones en aquellas cuevas de hijos abandonados , relumbraría y brillaría todo como cuevas de estalactitas . Lo mismo habéis hecho vosotros , ilustrados novadores ; habéis fabricado ese atroz barniz de pesada ilustración , que sobre todo se extiende como un brillo facticio , como una mentira . Ahora que veis tanta deformidad , lo lloráis . ¡ Amigo ; como ha de ser ! Las cosas bien hechas , bien pulidas , sacan ellas mismas su brillo , pero lo facticio , ¡ qué horror ! D . Jeremías gastó mucho tiempo , mucha parola , muchas negociaciones , pero muy poco dinero , en adquirir para su palacio el siguiente regio ajuar . Una docena de sillas maltratadas por la suerte y esperando ya la muerte , pero de un verde apio , el más fresco de los que cría la primavera . Un sofá , cuyos cojines de un coco o percal que había sido negro y se volvía blanco , como le sucede a los caballos tordos , estaban rellenos de hojas de maíz , lo que proporcionaba la ventaja al que se sentaba en él , de recordarle el campestre susurro que forman en las huertas movidas por la brisa . Pero como D . Jeremías en su vida había leído un idilio cuando su persona hacía el oficio de la brisa al sentarse sobre su sofá , se le llevaba Barrabás . Iacute ; tem más : una mesa de escribir , con una pierna postiza , un poco más corta que las otras tres , y un tintero de peltre , con los petrificados restos de una tinta del siglo pasado ; un velón de hoja de lata bastante bien conservado , una copilla de candela elegante por la sencillez de la materia y de la hechura , fabricada en Medina ; platos desborcellados con moderación ; fuentes lañadas con gusto , tino y solidez ; un juego de café que se componía de las siguientes piezas : dos platillos y un pocillo , una cafetera sin asa y un azucarero sin tapadera . Don Jeremías quedó tan satisfecho de dichas compras y tan afecto a las callejuelas de Regina , que dio un mojicón a su negro porque había comprado de primera mano una olla de Medina . Es tal el brillo que da el dinero hoy en día , la consideración , el aprecio , el respeto , y la admiración que inspira , la ilusión que lo rodea , la atracción que ejerce , lo que deslumbra y hechiza , que es preciso ser ciego para no ver renovada la idolatría del becerro de oro . Al ver un Nabab , no hay cabeza que no se incline humildemente ; y no son las menos agachadas las de los que pregonan con más furor que es contra la dignidad inclinarla ante la mitra y el cetro . Este servilísimo homenaje tributado hoy día al dinero , es tanto más extraño , cuanto que o lo disculpan siquiera los beneficios y ayudas que deberían emanar de la riqueza , no sólo porque es ley evangélica , sino porque es una obligación de la razón , y basta de provecho mutuo . Un rico de los modernos , es la última persona de la sociedad a la que debe acudir un necesitado : puesto que el rico moderno mira al que no lo es , no solo con el más soberano desprecio , sino con el terror que miraría a un lazarino . Desde que le ve llegar con el sombrero en la mano y la sonrisa en los labios se hace irremisiblemente esta prudente reflexión : este soldado del ejército de Job , viene con las insolentes y hostiles miras de dar un ataque a mi bolsillo : ¡ guarda Pablo ! Enseguida , su cara , que por lo regular no está tan bien dotada por la naturaleza como lo está su bolsillo por la fortuna , adquiere un aire análogo y el colorido local de una fortaleza . Suele bastar la actitud imponente , el puedo y no quiero que levanta cual estandarte la fortaleza , para rechazar al necesitado . Cuando no , arroja un proyectil rechazador que mientras más hiere más satisfecho deja al que lo lanzó : el que pide es un enemigo , y debe quedar destruido para siempre . Un proyectil así se llama en francés , une rebutade , en inglés , to cut , ( cortar , ajar . ) El diccionario define esto diciendo es un compuesto de repulsa y desdén . La noble lengua española no tiene semejante voz . Pero quizás la práctica la adoptará , con anuencia de la Academia que permite que nuevas necesidades creen nuevas palabras , así como la vida material ha adoptado la de confortable , la sociedad la de coqueta , la literatura la de spleen , con lo que , si bien no hemos puesto una pica en Flandes , hemos dado un paso agigantado en la civilización europea . Vivimos en la dulce ilusión de tener un lector en las Batuecas , al que mentalmente nos dirigiremos más de una vez ; una de ellas es ahora , para decirle que bien puede ser el hombre más instruido y sabio , tener ideas y sentimientos elevados : sino sabe estas y otras palabras , puede estar seguro de que se le condenará por esos ilustrados de tres al cuarto que creen está la cultura en semejantes superficialidades , a imitar a Sócrates , en exclamar : sé que nada sé . Esta ha sido una digresión larga cual abril y mayo : pero como dice El Heraldo que son nuestras novelas de cortas dimensiones , no teniendo nosotros bastante imaginación para crear eventos , ni menos aun el poder necesario para decirles después de creados , ¡ creced y multiplicaos ! , no nos queda más recurso que acudir a las digresiones para atenuar en cuanto esté en poder de nuestra pluma la dicha objeción . Nos ha dado este consejo nuestra cocinera , con la que solemos consultar , a ejemplo del gran Molière , a quien salió la cosa bien . Fundó aquella apreciable mujer su consejo en un ejemplo que nos hizo fuerza y fue éste ; que cuando le sale una salsa escasa , la alarga echándole agua de la tinaja . ¡ ¡ ¡ De la tinaja ! ! ! Si siquiera hubiese dicho la materialota de la fuente ? No podemos civilizarla ; tampoco , en honor de la verdad , ponemos empeño en ello , no sea que se quiera meter a repostera y no tengamos quien haga el caldo . No sabemos , lector , si hallarás que abusamos en esto de tu paciencia , porque el autor y el lector están incomunicados , lo más incomunicados posible ; harto lo sentimos , pues quisiéramos complacerte . Recibe , pues , la intención . Volvamos a nuestro asunto . Hay otra cosa que contribuye a poner a los ricos en el pináculo social . Ésta tiene algún mérito , porque es un resto de pudor , que haciendo a la generalidad avergonzarse de la vil materia del ídolo que ensalzan , pone el elogio en sus labios para adorarlo con él . Este subterfugio ha enriquecido el caudal de sinónimos que ya teníamos , y deberán añadirse en una nueva edición a los de Huerta . Son estos los siguientes : Cien mil duros - significa - un buen sujeto . Trescientos mil - significa - sujeto muy apreciable . Quinientos mil - significa - un bello sujeto . Un millón - significa - un excelente sujeto . Cuando se pasa al ísimo , bellísimo , excelentísimo , tente por sabido , bellísimo lector de las Batuecas , ( pues para nosotros lo eres , aunque no tengas un cuarto en tu faltriquera ) , que el sujeto así calificado entre las gentes de dinero tiene , más de un millón para servir ... a su dueño . Encontráronse un día , poco después de la llegada de D . Roque la Piedra a Cádiz , en la calle Nueva , dos señores . Era el uno alto , grueso , colorado , gastaba gafas de oro , y la echaba de importante y elegantón ; era corredor , y se llamaba D . Trifón Rubicundo . El otro , que acababa de desembarcar del Trajano en que venía de Sevilla en cámara de proa , era D . Jeremías Tembleque , el compinche y compadre que D . Roque había mandado compadecer a su presencia . Era éste calificado en la categoría de los sinónimos mencionados entre bueno y apreciable sujeto , porque no habían podido averiguar ni los más listos hurones , cuanto pesaba su caja . Era un hombrecito flaco , encogido , enfermizo , con una cara angustiada , arrugada y amarilla como un limón seco . Vestía un gabán de un color extraordinario e incalificable , bastante claro , para que no se le notase al cabo de sus años las canas que suelen aparecer a los vestidos de paño por las costuras . Llevaba un sombrero gris y verde por debajo del ala , zapatos de paño dos veces mayores que sus pies : un chaleco insolente de feo , el cual , en la multitud de pliegues que formaba en el hueco que dejaba la ausencia del abdomen , ocultaba la impertinencia de la tela del forro que quería sacar las narices . - ¡ Hola ... D . Jeremías ! ¿ Tanto bueno por acá ? - dijo el corredor al recién llegado - . ¿ Viene Vd . a ver a su amigo D . Roque la Piedra ? ¡ Bello sujeto por cierto ! Es de advertir que D . Trifón Rubicundo había ido a ofrecer sus servicios al bello sujeto que le había recibido con la más acabada grosería . Hay existencias en el mundo , que partirían un corazón humano como un puñal , si por fortuna no consolase la idea de que cada cual siente a su manera . - Sí , sí amigo D . Trifón , - respondió el recién llegado - , vengo a ver a ese compadre mío , que es un guapo chico que sabe más que Merlín , y trae sus riñones bien cubiertos ; no como yo , D . Trifón : yo no he tenido la suerte que él . La enfermedad de mi mujer antes de venirme , ¡ pobrecita ! ( ¡ Qué mujer , don Trifón ! ¡ Cinco juntas de médicos tuve ; seis hubiese tenido con tal que , no se me hubiese muerto ! ) Un entierro que fue sonado , mi enorme pérdida en el banco de Nueva-York , ( nueva Sierra Morena ! ) ¡ Malditos yankees , más ladrones que Geta ! Desde que llegué aquí ... pérdidas . En Jerez , ( infames jerezanos ) me metieron en una mina , no en la mina , sino en ser accionista ... - ¿ Y cómo fue Vd . tan inadvertido ? Si fuese para las de Almería , esas sí ; para esas tengo acciones que ofrecer a Vd . , una ganga ; son de un sujeto que marcha a Filipinas , y así ... - Si me habla Vd . de minas , echo a correr . Don Trifón , mi enemigo , ¿ no estoy diciendo a Vd . que perdí diez mil reales ? Me metí en ella , porque lo hizo D . Judas Tadeo Barbo ; un bellísimo sujeto que sabe donde escarba , y quise escarbar donde él ; porque ese ha servido , añadió haciendo una horrorosa mueca a guisa de chusca sonrisa ; pero me salió mal la cuenta , perdí diez mil reales , que me han quitado diez años de vida . De nada me he arrepentido nunca como de haberme metido en la Positiva , así se llamaba la mina que ha sido la segunda parte del banco de Nueva-York . ¡ Pues qué ! ¿ No hay más sino hacer un hoyo en el suelo , sacar tierra , y nada más que tierra ? Don Trifón ... ¡ tierra ! ¿ Y hacerle a uno pagar dinero ? ¡ Clama al cielo , D . Trifón ! Lo pagarán el día del juicio . Así no quiero minas , ni regaladas ; ni en el Potosí , ¿ está usted ? - ¿ Qué son para Vd . diez mil reales , D . Jeremías ? Una miseria , una bicoca , un grano de anís . Don Jeremías se puso a dar vueltas a derecha e izquierda , y a dar con su bastón en el suelo repitiendo : - ¡ Diez mil reales miseria ! ¡ Bicoca ! ¡ Grano de anís ! ¿ Ha perdido Vd . la chaveta , D . Trifón de todos los diablos ? ¿ Dónde entierra Vd . , D . Magnifico ? ¡ No digo yo que esta gente de Cádiz escupe por el colmillo ! ¡ Andaluces por fin , andaluces ! - No se nos venga Vd . aquí achicando , D . Jeremías . Vamos , vamos , que el amor y el dinero no pueden estar ocultos , y aquellas letritas sobre los hermanos Castañeda y compañía ... - Calle Vd . , calle Vd . , me está Vd . comprometiendo , D . Trifón de todos los demonios , cotorra mercantil . ¿ Lo ve Vd . ? ¿ Lo ve Vd . ? Esto decía señalando a un chiquillo , que por ganar cuatro cuartos se empeñaba en llevarle un horroroso pañuelo de algodón a cuadros , atado por los cuatro picos , en el que traía D . Jeremías todo su equipaje . - Te he dicho que te largues , holgazán , gritaba el avaro . ¿ Crees acaso , garrapata , nigua , sanguijuela , que estoy tan mal con mi dinero que te había de pagar por llevar este lío que no pesa nada ? Que te largues te digo , o sino ... Don Jeremías levantó el palo ; el chiquillo echó a correr sacándole la lengua . - ¿ Sabe Vd . , - preguntó el corredor - , si su amigo de Vd . , el señor D . Roque , que ha tenido en este pueblo hospitalario la acogida que se merece tan apreciable sujeto , piensa establecerse aquí ? - ¡ Jesús ! ¡ Jesús ! Nada sé ; - contestó D . Jeremías despavorido ; tanto le asombró la idea de poder comprometerse en la respuesta que diese . - Es que en ese caso tendría que proponerle un excelente negocio ; puede que también acomodarse a usted , D . Jeremías . - ¡ A mí no , no , no , y no ! Amigo mío , si es cosa de dinero que desembolsar , no tengo un real disponible , ni un cuarto , ni un maravedí . - Son pagarés a descontar a un año de plazo y a 12 por 100 . Los tristes ojos de D . Jeremías se pusieron a bailar el fandango . - ¿ Con hipoteca ? - exclamó - , ¿ con garantías ? - ¡ Ah ! No , señor : esto no se acostumbra aquí en Cádiz , donde el giro marcha libre y confiado sobre su base honorífica , el crédito : basta la firma que inspira más confianza que la hipoteca . - Pues entonces a otra puerta , amigo Trifón : la confianza no me inspira ninguna , el crédito no me acredita nada , la firma es un papel mojado aunque sea la de Rotschild , que puede quebrar como el banco de Nueva-York . Además le he dicho a Vd . , - continúa en su tono llorón - ; vacía la caja , amigo , como bolso de marqués ; la enfermedad de mi mujer ; la Positiva , en que tanto se metió y nada se sacó , esa sepultura funesta do mis diez mil reales ; esa bicoca , ese grano de anís como Vd . dice : ¡ caramba con Vd . ! ... y sobre todo esa quiebra del banco de Nueva-York , me tienen en seco . ¡ Malditos norteamericanos ! Bien dicen los ingleses , que su Adán y Eva salieron de las cárceles de Londres . ¡ Pícaros ! Ea , D . Trifón , pasarlo bien , que no he almorzado , porque en el vapor llevan por todo un sentido . Don Jeremías , que sabía que su compadre no le ofrecería de almorzar , entró en un mal café o medio bodegón , y pidió una taza de caldo , que parecía agua de fregado , en el que migó un poco de pan . Después de concluir su almuerzo , pasó el viajero a casa de su amigo . - Conque , - dijo D . Jeremías a D . Roque , después de darle la bien venida - ; conque , compadre , ¿ se establece Vd . aquí ? Por mí , harto me pesa de haberme venido de allá ; echo cada día más de menos a mi Pepa ; a mi mujer . Vd . , compadre , ¿ perdió la suya en la travesía ? - Sí , creo que se murió aquella testaruda que no quería venir a España , por salirse con la suya y darme ese chasco , - respondió D . Roque . - ¡ Qué chasco , compadre ! Ya que lo hizo , bueno es que fuese en la mar ; así le ahorró a Vd . los gastos del entierro , que no son flojos , compadre , no son flojos : las cuentas las conservo . La caja ... - ¿ No le fue a Vd . bien aquí ? - dijo interrumpiendo las lamentaciones de Jeremías , D . Roque . - No compadre ; vivir en Cádiz cuesta un sentido . - ¿ Y en el Puerto ? - No se hace nada , nada ; si no pasear en la Victoria , que parece un palacio encantado . - ¿ Y en Jerez ? - ¡ No me hable Vd . de Jerez ! ¡ Un hato de bribones compadre ! ... Me armaron una con una mina Positiva ; hágase Vd . cargo que jamás hubo nada de menos positivo : ¡ me sacaron diez mil reales ! Por tener el gusto de hacerme perder , mire Vd . si son malos , perdieron ellos también . Diez mil reales que jamás volveré a ver . - Ya , pero ... - ¡ Qué pero , ni que camuesa ! ¡ Digo a Vd . que no los volveré a ver nunca más ! - ¿ Pero en lo demás ? - Los tengo que contar con los muertos , lo mismo que a mi mujer . - Me han dicho que hay giro ... - Lo mismo que si los hubiera echado por la ventana . - Me han asegurado que aquel viñedo ... - Ningunas , ni las más remotas esperanzas ; ¿ cómo ? ¡ Si la mina está abandonada ! - ¿ Y valen mucho las viñas ? - ¡ He visto la gran boca por donde se tragó esa positiva ladrona , mis diez mil reales ! - Es , - dijo D . Roque - , que pensaba comprar una viña a uno que está ahorcado - ¡ Jesús , Jesús , compadre ! - exclamó D . Jeremías - , se pierde Vd . miserablemente : ¡ Vd . no sabe lo que son los jerezanos ! Ya saben a su casa ; han servido , como Vd . , compadre ; no venden sino las viñas secas . A mí me la quisieron pegar , pero la jugarreta de la mina Positiva me abrió los ojos tamaños , - añadió haciendo una C con el dedo pulgar y el índice - . ¡ Mas de esto ha resultado que me ve Vd . el más desgraciado de los hombres ! La cara de D . Jeremías se puso aun más compungida . - Pues ¿ qué le sucede a Vd . , compadre ? - preguntó D . Roque . - ¡ Que no sé que hacer con mi dinero ! - exclamó D . Jeremías en tono desesperado y levantando sus manos por cima de su cabeza . - Vamos , vamos , no se apure Vd . , - respondió Don Roque - , ya veremos dónde colocarlo . - Y cuatro años de intereses perdidos por haberlo tenido parado , ¿ quién me los resarce ? - Su culpa es ; a nadie tiene Vd . que quejarse , ¿ por qué es Vd . tan encogido y medroso ? Amigo , el que no se arriesga no pasa la mar . Finque Vd . ; que las fincas están baratas . - ¡ Fincar ! ... ¡ fincas ! - exclamó el avaro horrorizado - , que con las terribles contribuciones no dan , bien comparadas , esto es , en la tercera parte de su valor , ¡ un cinco por ciento ! ... ¿ me quiere Vd . arruinar ? - Póngalo Vd . a premio con hipoteca . - Para que me obliguen a quedarme con la hipoteca , para que haya pleitos ; - añadió estremecido el avaro - ; ¿ me quiere Vd . asesinar ? - Pues póngalo Vd . en un banco . - ¿ En un banco ? Vamos compadre ; veo que usted quiere burlarse de mí . ¿ No sabe Vd . lo que he perdido en el banco de Nueva-York ? Yankees del demonio , asaz peeres que los indios bravos , que los negros cimarrones y que los piratas malayos ... - ¿ Quiere Vd . comparar los bancos de allá con los de Europa , compadre ? No sea Vd . pusilánime en su vida . Yo he puesto cien mil duros en el banco de Francia , ponga Vd . los sesenta y tanto mil que debe tener usted por mi cuenta aquí parados . Cuando vengan los otros sesenta que le quedan a Vd . que cobrar allá , podrá darles otro destino . - Chitón , chitón , - sopló D . Jeremías asustado , poniendo un dedo sobre la boca - : nadie le pregunta a usted lo que tengo ; las paredes tienen oídos , y Vd . un vocejón que parece de sochantre , compadre . - No hay en la casa sino la negra y la niña ; - dijo D . Roque . - La negra y la niña , - repuso D . Jeremías acercándose a la puerta por ver si alguien los estaba es cuchando - , tienen sus bocas para repetir lo que oyen , como cada hijo de vecino . - Haga Vd . lo que le digo , hombre de Dios , - prosiguió D . Roque - ; y si no , va Vd . a tener ese dinero para mientras viva . Don Jeremías se puso a temblar como si se le hubiese entrado el frío de una terciana ; pero no rechazó del todo la idea . La iba cogiendo y soltando como un gato una sardina puesta sobre unas parrillas . Al cabo de tres días y tres noches de combates y angustias , en las que ni comió ni durmió , se decidió por fin a seguir el consejo de su amigo , y al cuarto partió llevándose a la pobre niña , su ahijada , de la que no se ocupó el apreciable sujeto en todo el viaje . La niña iba convulsa y hecha un mar de lágrimas , no por separarse de su padre , delante del cual temblaba , sino por dejar a la negra estúpida y amilanada , que al fin era el único ser que desde la muerte de su madre no la repulsaba , y por el espantoso horror que le inspiraba la mar . Cuando ancló el vapor en Sanlúcar para recibir pasajeros , estaba la infeliz niña tendida en su camarote , más muerta que viva . Su mal aumentado con las ansias del mareo y con su miedo , la habían puesto en un estado que daba compasión . Allí se embarcó una señora joven y hermosa con un caballero de edad y una niña de ocho años . Esta se puso a escudriñarlo todo . - Quiero ver este camarote , - dijo - , empujando la puerta del en que estaba Lágrimas . - No , Reina , - le dijo la madre - , está cerrado y tendrá dueño . - Pues quiero verlo ... quiero ... - Niña , - dijo el caballero anciano - , no siempre en el mundo se puede hacer lo que se quiere . La niña , por respuesta , daba vueltas al pestillo , hasta que consiguió abrirlo . - ¡ Qué picarilla ! - dijo la madre - ; en metiéndosele algo en la cabeza , no para hasta salirse con ello . - ¡ Dios quiera que no le pese a Vd . algún día lo que ahora le hace gracia , Marquesa ! - repuso el caballero . - ¡ Madre , madre ! - gritó su hija - : mirad , mirad a esta pobre niña ... está mala y sola ; ¡ pobrecita , pobrecita ! La Marquesa acudió al camarote , y halló a su hija que abrazaba y besaba a la pobre Lágrimas , que parecía un cadáver . - ¡ Pobre niña ! - dijo la Marquesa - . ¿ Con quién vienes ? - Con mi padrino , - respondió en voz casi ininteligible la niña . - Que es un pícaro infame que te deja así mala y sola , - dijo Reina . - Reina , Reina , eso es muy feo , y no se dice , - dijo su madre . Pero la niña había desaparecido , y pronto volvió con un plato de bizcochos : un criado la seguía con una bandeja de café . - Toma , toma bizcochos y café , pobrecita mía , que es bueno para el mareo , - dijo Reina - . ¿ Buen padrino tienes ! Si le veo arriba , le doy un empujón para que se caiga al río . - Reina ¿ no podías haberme avisado , y no ir tú por el café ? - dijo el caballero . ¡ Qué avisar ! - repuso esta - : hubiese Vd . echado dos días , D . Domingo . - ¡ Qué corazón tiene esta hija mía ! - dijo la marquesa de Alocaz , cubriendo de apasionados cariños a su hija . Algún tiempo después estaban sentadas debajo del emparrado del jardín del convento unas cuantas niñas chicas . Nada podía verse más gracioso que lo eran sus posiciones , movimientos y ademanes . ¡ Con cuanta razón se ha dicho que todo lo que lleva el sello de la gracia elegante y ascética , es una copia perfeccionada de la gracia de la infancia ! ¿ Consistirá esto en que esa gracia que nos encanta , sea el celestial reflejo de la inocencia ? Todas estaban muy ocupadas ; unas hacían un jardín con un arte que hubiese envidiado Le Notre ... figuraba en él una ramita de box , un naranjo ; una clavellina , una palma ; en el centro un medio cascarón de huevo , figuraba la fuente de alabastro , en la que unos pedacitos de hojas de geranio encarnado , representaban los peces ; a su alrededor los dedales , rellenos de ramitas de tomillo , figuraban macetas . Otras niñas hechas cocineras , se afanaban en meter en una ollita tamaña como una nuez , unas cuantas coliflores figuradas por jaramagos . Otras vestían un niño de barro con toda la delicadeza necesaria para no dejarlo falto de piernas o de brazos . Otras , gravemente sentadas en visita , tenían en sus manos una hoja de parra a manera de abanico . Sólo una niña delgada y pálida , estaba sentada en una sillita baja y no se movía . - ¿ Nunca quieres jugar , Lágrimas ? - dijo una de las otras . ¿ Te duele un pie ? - No , - respondió la niña . - Pues ¿ porqué no quieres jugar ? - ¡ Estoy cansada ! - ¿ De qué ? - No sé . - Yo también estoy cansada , - dijo la cocinera , abandonando la olla a su triste suerte , como lo hacen otras de muchos más años . - Yo también , yo también , - repetían las demás con aquella inconstancia propia de la edad en que nada interesa , ni aun los juegos . - ¿ Vamos a contar cuentos ? - Sí , sí , cuenta tú , Maalena . - Había vez y vez una hormiguita ... - Ese no , ese no , que le sabemos . - Pues no sé otro , ea . - ¡ Ay , mira , mira , un bicho ! ¡ Qué feo es ! - No es feo , es una chinita de humedad ; en tocándola , se pone redonda como una bola , mira . - ¿ Y porqué hace eso ? - Para esconderse . - La voy a matar . - Jesús , no , no , que si lo ve Lágrimas va a llorar , y nos va a reñir la madre Socorro por mor de ti . - Pues yo haré que no llore ; yo sé como . - ¿ Tú ? No es . - Sí es . - ¿ Pues cómo ? - Con una copla que yo sé , y se les canta a los niños para que callen . - Cántala ... anda . La niña se puso a cantar en la más sencilla de las tonadas , puesto que no salió de una sola y misma nota : - Maalena , - dijo una regordetilla de carita rosada y bobilla - cuéntanos la historia del niño perdido , que es más bonita , ¡ anda ! Maalena se sentó , sobre una regadera y empezó la historia del niño perdido . ¡ Que en este pueblo ya no hay caridad ! ¿ De qué patria ? Cuando hubo concluido Maalena , se volvieron las niñas a la niña pálida y le dijeron : - Lágrimas , cuéntanos el cuento de la Flor del Lililá , ¡ qué lo cuentas tú muy bien ! - Estoy cansada , - respondió la niña pálida . - Anda , cuenta , no seas premiosa y con su cante y todo . Si lo cuentas , te voy por lechuguino al huerto para tu canario . Con esta promesa , la niña que parecía tan caída , se animó , y contó como sigue su cuento . Habíase un Rey que tenia tres hijos , dos muy malos y uno muy bueno . Todos los días venia a palacio una pobrecita a pedir limosna , y los dos grandes ni le daban , ni le decían siquiera perdone Vd . por Dios , sino que se fuese . Pero el más chico aunque no tenía dinero , porque se lo quitaban los grandes , le daba a la pobrecita su pan después de besarlo . Diole al Rey una enfermedad en los ojos y cegó ; y los médicos dijeron que no había sino una cosa que lo pudiese poner bueno , y era esa cosa la flor del Lililá . Pero era el caso que nadie sabía donde estaba la flor del Lililá . Los hijos dijeron que iban a buscarla , y que no se habían de volver sin ella , aunque tuviesen que ir hasta donde se levanta y hasta donde se acuesta el sol . Salió el mayor , y se encontró con la pobrecita que pedía , que era la VIRGEN , y le preguntó si le podría guiar , o dar norte , para poder hallar la flor del Lililá . Y como la Virgen no niega un buen consejo a nadie , sea malo o sea santo el que se lo pida , le respondió ; - Ves por aquel camino derechito , derechito que te señalo , y llegarás ; pero te advierto que hallarás a muchos niños blancos , que son los niños buenos , y muchos niños negros que son los malos ; estos querrán jugar contigo , entretenerte y sacarte de la buena senda ; no les hagas caso sino a los blancos , que te acompañarán y mostrarán siempre la buena senda . El niño siguió su camino , pero en lugar de hacer lo que le había dicho la buena pobrecita se puso a jugar con los niños negros que lo extraviaron ; y lo mismo en todo y por todo que sucedió al mayor sucedió al segundo . Pero no así al chico , que como era bueno , hizo todo lo que le dijo la pobrecita , y así fue que los niños blancos le acompañaron hasta llegar a un jardín muy hermoso donde estaba la flor del Lililá , que era blanca , resplandecía y olía a gloria . Cortó el niño la flor , y se puso en camino para llevársela a su padre . Pero a poco encontró a sus hermanos con los niños negros , que les dijeron matasen a su hermano para llevarles ellos a su padre la flor ; y así lo hicieron los pícaros , y después de matado enterraron a su hermanito para que nadie lo viese . En el sitio en que fue enterrado el niño , nació un cañaveral , y un pastorcito que apacentaba por allí sus ovejitas , cortó una cana e hizo una flauta , y cuando se puso a tocarla , salió de ella una voz muy triste que cantaba . La niña se puso a cantar con una voz débil ; pura y dulce como un suspiro sobre una sencilla , pero melodiosa y expresiva tonada : Al pastorcillo le pareció el canto de la flauta una cosa tan rara y tan bonita , que se la llevó al Rey ; más apenas la tenía en las manos el Rey , cuando se oyó el canto mucho más triste todavía , que cantaba : Cuando el padre conoció la voz de su hijo el más chico , se puso a llorar y a arrancarse los cabellos y mandó traer sus hijos mayores a su presencia . Estos al oír el canto de la flauta , cayeron de rodillas , deshechos en lágrimas y confesaron su delito . Entonces el Rey los condenó a morir . Pero de la flauta salió una voz , sin que nadie la tocase , que más suave que nunca cantó : Concluido que hubo la niña su cuento , las demás se esparcieron formando nuevos juegos , pero casi todas tarareaban en sus infantiles voces , que aun no podían como la de Lágrimas ceñirse a una melodía , en notas vagas , y sin precisión , que no tenían aun el freno de la voluntad , así como los pensamientos de entre duerme y vela , que lo han perdido , la canción del cuento de Lágrimas , mientras ésta con su voz aun más dulce y triste , seguía cantando : Puso la niña su mano en su mejilla y cual si ella misma se hubiese arrullado con su canto , se quedó dormida . - ¡ Angelito ! - dijo al verla la madre Socorro - ; la pobre niña no ha pegado los ojos en toda la noche . ¡ Me da una lástima ! ¿ La sacaremos adelante , madre abadesa ? - Con la ayuda de Dios , hermana , - contestó ésta - . Hablad quedo , niñas mías , - añadió dirigiéndose a las otras niñas - , para no despertar a la pobrecita que no duerme de noche . Las niñas se alejaron , se internaron en el jardín y empezaron a hablar de quedo , pero con esa graciosa falta de tino de la infancia , tan extremo de quedo , que no se oían unas a otras . - ¿ A que no adivináis ? - dijo Maalena que era la mayor , matrona ya de siete años . - ¿ El qué ? - Una adivina . - ¡ A que sí ! - Pues ... ¿ qué es un platito de avellanas que de día se recoge y de noche se derrama ? Todas se pusieron a meditar por casi medio minuto . - Nosotras ; - exclamó la gordiflona dando un salto que la levantó dedo y medio del suelo . - Al revés me la vestí , - dijo la matrona - . Eres más tonta que Pipí , Josefita . - Pues dilo tú , ya que lo sabes . - Las estrellas , torpe . - ¡ Qué no ! Las estrellas no son avellanas . - ¿ Pues qué son ? Marisabidilla . - Las lágrimas de María que se llevaron los ángeles al cielo ; por eso son tantas que nadie las puede contar . Las niñas se pusieron a mirar al cielo , en el que surcaban volantes nubarrones , cubriendo y descubriendo a su paso alternativamente la luna . - ¡ Ay ! - dijo la regordetita - , ¿ no ves como se entra y se sale la luna en el cielo ? ¿ Qué le habrá dado ? - La estará llamando Padre Dios , contestó su vecina . - Yo no oigo a su mercé . - Tampoco lo ves en la misa , y está , - dijo la matrona - , si lo viéramos con estos ojos y lo oyéramos con estas orejas , - añadió tirándole un tirón de las suyas a la gordifloncilla - , ¿ qué gracia habría en creer ? Como dice la madre Socorro . La dueña de la oreja dio un chillido . La niña dormida se estremeció , y despertó sobresaltada : sus ojos negros estaban desmesuradamente abiertos y exclamó azorada : - ¡ La mar ! ¡ La mar ! ¡ El tiburón ! ¡ El tiburón ! ¡ Madre ! ¡ Madre ! La monja tomó a la niña en sus brazos . - Vamos , vamos , niña mía , - le dijo - . Sosiégate , es un sueño , una pesadilla . Tu madre está en el cielo con Dios , con los ángeles , con los santos , rogando por ti . Tú estás aquí con nosotras , que te queremos tanto : a tu lado está el Ángel de tu guarda ; la mar y sus tiburones están muy lejos : no hay aquí sino la fuente de agua tan dulce y los pececillos colorados : ¡ míralos , míralos como corren ! Ya que hemos ido a buscar la filiación de parte de los personajes que van a figurar en los eventos , ( por cierto sencillos y cuotidianos ) , que vamos a referir , preciso nos será hacer lo mismo con los demás que vamos a poner en escena . Hacemos esto con tanta más razón , cuanto que más que eventos , pintamos sucesos ; más que héroes de novela , trazamos retratos verídicos de la vida real . Hay seres eminentemente felices y envidiablemente dichosos . Son estos los que con una excelente salud , una situación mediana , en la que nada ahorran , pero en la que tienen su pan asegurado , alejando así esperanzas doradas y temores negros , en un círculo limitado de objetos y de ideas , sin conocer un libro ni de vista , sino el catecismo , tienen la existencia exterior arreglada como un reloj , y la interior tranquila como una balsa de aceite . El siglo de las luces no es de este parecer ; ¡ peor para él ! No quiere existencias modestas y tranquilas ; esto es contra la dignidad de las luces y el decorum de la ilustración . Así inocula a toda prisa este siglo la noble ambición en todos , no como la vacuna para preservar de un mal al inoculado , sino para ponerle apto a padecer una feroz epidemia . La aplicación de esta verdad podrá hacerse en el relato que ahora empezamos . Llevando a nuestros lectores a Villamar , puertecito de mar el más desconocido de España , en el que Don Perfecto Cívico , herrador y albéitar , tenía dignamente y con satisfacción de todos , la vara de alcalde en sus robustas manos . Siendo este buen señor veterinario de un Regimiento , conoció en Galicia una gallega que valía y tenía su peso en plata , que no era poco . Cívico , que era buen mozote , fue bien acogido cuando se presentó de pretendiente ; con condición de retirarse del servicio , y de sentar sus reales y su banco de herrador en su pueblo . Apenas casado , murió su suegro ; Cívico realizó la herencia , se trajo esta en buenas letras de cambio , y a su mujer en un charanguero a Cádiz , desde donde pasaron en amor y compaña a Villamar . El origen de este caudal heredado era el siguiente . El abuelo de la novia tuvo dos hijos , Tiburcio y Bartolo ; al primero , que era fuerte y robusto , le puso su padre a arar . Al segundo , que era flaco y endeble , le envió a América como género de pacotilla . Después de muchos años , recibieron carta de Bartolo , en que le decía a su familia que no le había ido mal , y que había hecho dinero . En esta carta se firmaba el que la escribía , Bartolomé . Su hermano Tiburcio , que atribuyó el me añadido al Bartolo , al orgullo que le daban sus riquezas y sus viajes , se picó , y le contestó con arrogancia : Murió Bartolomé y heredó Tiburcio mé el caudalito que su hija Tiburcia mé llevó en dote al enamorado albéitar . Este enlace fue feliz , porque ambos , él , a pesar de su necia fachenda echándola de ilustrado , y ella , a pesar de su genio tosco y mandón , eran dos buenas y honradas criaturas . D . Perfecto , sobre todo desde que había cogido en sus menos la vara que nadie en el pueblo quería tener en las suyas , ostentaba un tono sentencioso y doctoral , y enmendaba la plana al Gobierno con un conocimiento de causa , una ciencia infusa pasmosa . Tiburcia , aunque franca y jovial , no se dejaba intimidar con tonos ni aires ; no entendía de chicas y llevaba en su casa la voz , por la sencilla razón de que de ella eran lus cuartus . Sólo un choque habían tenido los consortes . Tiburcia no quería , y en honor de la verdad no podía nombrar a su marido veterinario , y no había santo que la sacase de la voz albéitar . Y desesperaba a D . Perfecto Cívico ver atajarse el progreso en la boca de su propia mitad . - Tiburcia , - le decía a su mujer - , el que ejerce el arte de la veterinaria se llama veterinario . - Vaite a o demo , - respondía Tiburcia con su acento gallego - , en mi tierra el que cura las bestias se llama albéitar , y a mucha hunra : es verdad [ 3 ] . Pero llegó el día en que esta paz doméstica vino a perturbarse de una manera más seria . Tenía D . Perfecto fundadas todas sus esperanzas para el futuro engrandecimiento de su estirpe , puestas todas las miras de su noble ambición , las ilusiones de sus dorados sueños , en su primogénito , que llevaba el nombre de familia Tiburcio , y éste había llegado a la edad prefijada por su padre para llevarle a estudiar a Sevilla . No daremos cuenta de los altercados que tuvieron en esta ocasión la mitad ilustrada y la mitad no ilustrada de este matrimonio , porque sería un nunca acabar . - ¡ A estudiare ! - exclamaba con su buen sentido gallego Tiburcia - , estu es , a jastare buenus cuartus y que se haga un hulgazán . Que aprenda a herrare e a curar mulas como su padre , e ganará bien su vida ; es verdad . ¡ Estudiare ! ¿ Te tienta o demo ? ¡ A estudiare ! ¡ Te figuras tú , humbre , que Tiburciño es fillo de algún Marqués ! ¡ Nun lu he de consentir : es verdad ! Don Perfecto por primera vez en su vida se las calzó . Era el que su hijo subiese a altas regiones y figurase el sueño dorado de toda su vida : y antes lo hubiesen arrancado la vara de alcalde y el corazón , que estas dulces ilusiones y estas brillantes fantasmagorías . Así fue todo su conato hacerlas reverberar en la imaginación algo obtusa de su hijo , y despertar en él la noble ambición de que él mismo estaba poseído . Era esto difícil , porque Tiburciño , como le llamaba su madre , malditas las ganas que tenía de estudiar , ni menos de salir de Villamar , donde a pesar de no tener más que diez y siete años , tenía ya su novia . Era esta Micaela , o Quela , como la llamaban siempre , hija del tío Juan López , el rico compadre del alcalde . Los padres habían visto con gusto este principio de noviaje , por convenirse mutuamente las circunstancias de los muchachos . Así el tío Juan López hizo algunas prudentes reflexiones al alcalde , pero no hubo tu tía . Tiburcia gruñó , rabió , lloró , gritó ; no hubo emboque : partió el inflexible alcalde llevándose a su hijo que era un varal desgavilado , que llevaba muy mal gesto e iba montado en una mula tan flaca como él . El niño , que era de Villamar , que tiene tanta fama por ser la tierra clásica de las calabazas vegetales , las llevó muy sendas metafóricas en los diferentes exámenes que sufrió en su carrera de estudiante barragán : lo que prolongó mucho el tiempo de universidad . Cuáles no serían las lamentaciones , imprecaciones y reconvenciones que salían como de un fecundo manantial , de la boca de la seña Tiburcia , cada vez que un trimestre vencido forzaba a la económica gallega a aflojar los apretados cordones de su bolsillo , eso queda en lo incalculable , como las estrellas , los granos de arena del desierto , y las gotas de agua de la mar . Pero todo lo sufría estoicamente el señor Perfecto Cívico con tal que su hijo entrase en la senda que conduce al ministerio . Estaba tan entusiasmado , que todo lo sacrificaba a fomentar la ardua empresa . Cada torozón que curaba , se convertía en el Derecho real , y las herraduras puestas , en un Destut Tracy , desesperando con esto a Tiburcia , que exclamaba desconsolada : - Este humbre es un mal padre ; un ladre de sus utros fillos , que non van a vere un cuartu de la herencia de mi tiu Bartulumé . Ven acá , humbre de Dios , ¿ si tudus los albéitares mandan a fillos suyos a estudiare , quién curará las bestias ? - Los hijos de Marqueses , - contestaba pomposamente el alcalde - , como lo dice el periódico titulado La Víspera del día del juicio . Diciendo esto se envolvía el alcalde en su capa burda como en una toga , y abandonaba el mezquino y oscuro hogar doméstico . En las primeras vacaciones que el estudiante vino a pasar a su casa , se le notó muy cuellisacado , muy perezoso , muy desastrado , con un falsete recio y destemplado , y unas ganas de comer que horrorizaron a su madre . En estas primeras visitas , no tuvo Quela motivos para quejarse de la inconstancia ni frialdad de su novio ; pero en cambio no le gustó oírle celebrar con entusiasmo a las muchachas de la fábrica de tabacos y ponerlas por modelo de gracia campechana . Tampoco le gustó el tufo a vino , inseparable compañero del estudiante lugareño . No obstante , siempre apegada y fiel , vio con gusto a los padres concertar sus bodas . Más adelante Tiburcio fue escaseando sus visitas , y multiplicando sus pedidos de dinero . Más adelante aun , vino el estudiante por pocos días , con aire jaque y ostentando una superioridad y un predominio que le hicieron insoportable e todos , menos a su padre , que en esto vio vislumbrarse al hombre superior . Llévanos esto sencillamente a hacer una reflexión general en punto a educación , y es que existe una cosa funesta en nuestros días en que tanto se charla sobre educación como sobre todo . ¡ Época de charla si la hubo ! La charla priva , la charla reina , la charla aturde , y la charla va haciendo de las ideas un nudo gordiano . Pedimos a Dios que envíe una mudez general a guisa de espada de Alejandro . Esta cosa funesta es el exagerado cuidado que se pone en la parte intelectual de la educación , es decir , en el saber , y el poco que se da a la parte moral , es decir , al sentimiento . Ver como se rellena la cabeza , y se deja vacío el corazón . ¡ Esto aturde ! ... ¡ Así sale ello ! Son los sentimientos la parte suave y femenina de nuestra naturaleza ; el entendimiento es la parte dura , áspera y masculina : ahora bien , tened presente para vuestro gobierno , que en aquellas partes donde la primera está avasallada y desatendida y prepondera la segunda , son pueblos bárbaros , duros , toscos y crueles . Irrita el ver como los chicuelos del día , especies de vocingleros papagayos , que tanto saben de memoria , ostentan su superioridad en todas materias sobre sus mayores , que aprendieron en el gran libro de la experiencia ; y cómo gentes de valer , y aun sus propios padres , les aguantan por faltarles a su recto juicio y sanas razones , acaso la insufrible fraseología , la maceadora locuacidad , y la sofística argumentación moderna ; argumentación inatacable , porque ni tiene bases ni reconoce aquellas en que se fundan los argumentos de sus contrarios . Si ponemos algún día un colegio , cata aquí nuestro programa , lector , por si quieres confiarnos algún hijo . CÁTEDRA PRIMERA ; en que se inculcará : Que el hombre sin religión es una fiera rebelde , ingrata y estúpida , que emplea sus facultades en perjuicio propio y ajeno . Que la religión no es una fabulita ni un sistemita que cada cual se fabrica en el pequeñísimo taller de sus ideas ; sino una revelación divina : no puede ser ni comprenderse de otra suerte . Que nuestra flaqueza puede apartarnos de sus mandamientos , pero que no puede sin apostasía el entendimiento apartarnos de sus principios , y que una apostasía , por pequeña que sea , es un mal mucho mayor que una flaqueza aunque grande . SEGUNDA CÁTEDRA ; en que se inculcará : Que la bondad es el suave óleo que debe ungir todos los ejes sobre los que giran nuestras acciones y relaciones con todo el mundo , y hasta con los animales , pobres seres desvalidos que tiraniza el hombre . TERCERA CÁTEDRA ; en que se probará : Que el respeto a nuestros superiores , a nuestros semejantes , a nuestros inferiores , al poder y a la desgracia , no es , según se ve hoy día , un mytho , un sentimiento apócrifo , o una fósil y antediluviana curiosidad , sino que existe , y es una flor aristocrática del corazón y el sello de una educación fina y distinguida . CUARTA CÁTEDRA ; se enseñará : Que la modestia , esa gemela señora de su hermana santa , la humildad , es el sello del verdadero mérito ; el estigma que le imprime la superioridad . QUINTA CÁTEDRA ; se enseña la caridad : Débese ejercer , no por mayor y en teorías ; pero al pormenor y en práctica . Débese emplear , no como arma contra los ricos , sino como auxilio para los pobres . Debese ensalzar en los otros más que todas las demás virtudes ; más que el saber , el talento y que cuanto hay , pues es la que más nos asemeja a Dios . Después que salga de nuestra escuela , querido lector , podrás enseñar a tu hijo la gimnástica , el avant deux , el francés , el latín , el griego , y aunque sea el sanscrito . Con ninguna de estas cosas es incompatible nuestro COLEGIO DE PRIMEROS SENTIMIENTOS . Con el mencionado detestable y chabacano aire de superioridad , miraba Tiburcio , ese lechuguino do arrabal , a su novia la linda Quela , y no obstante , Quela era una de esas criaturas privilegiadas que nacen en todas las esferas , no para salir de ellas , sino para embellecerlas , porque Dios dispensa sus gracias con igualdad en todas . San Isidro fue labrador y Nerón emperador , sin que esto haya contravenido a las leyes morales y físicas que rigen el mundo . Criada Quela en la Amiga de señá Rosita , de quien fue la preferida , desde niña su bonita figura , su docilidad , su aplicación e índole dulce , la hicieron apta a que germinase cuanta buena semilla se sembró en su corazón . Si por un lado el carácter un poco áspero de su padre la hacía encogida , por otro los mimos de su madre la hacían confiada . Era suave como un día de calma ; caritativa como una santa ; alegre ajuiciada , y se apegaba a las personas a quienes quería , como un suave jazmín que perfumaba con sus flores lo que estrecha con sus ramas . ¡ Cuán vasta es la esfera de los sentimientos del hombre ! Sólo ella puede darnos una idea de la inmensidad . Sin ir a buscar su variedad y sus contrastes entre los diferentes individuos de la especie humana , entre los cuales los hallaríamos , en algunos , dignos de ser abrigados en pechos de ángeles , en otros análogos a los de los réprobos , podemos hallar este horizonte sin límites en nosotros mismos . Pero ¿ qué es lo que hoy cubre de nubes este horizonte , y qué poder es el que las disipará mañana , y lo hará resplandecer a los rayos de un brillante sol ? La imaginación . Bien . ¿ Mas quién le da ese poder ? ¿ Quién es quien a ella misma le pone hoy una corona de rosas , y le pondrá mañana una de ciprés ? El corazón . Bien . ¿ Y cuál es el astro que influye en las mareas del corazón ? ¿ Qué lo hace sonreír hoy y mañana suspirar ? Es el soplo que despide al agitarse las alas de un ángel desterrado a la tierra , por haberla creído mejor de lo que es , y que se esfuerza en vano en lanzarse al éter y volver al cielo , cada vez que la lástima , el horror , la indignación destrozan su pecho . ¿ A qué , pues , han escrito tantos poetas magníficas estrofas para pintar esta melancolía , este malestar que no es en los seres superiores , sino el ansia por la santidad , que es el ideal del alma ? Veo por qué en el cristiano esta tristeza es humilde , y llora ; y por qué en el escéptico es amarga y blasfema . En el primero lleva al pie del altar ; en el segundo al suicidio . ¡ A qué esta elevada digresión ? ¿ Por qué en una novela , que debería tener un carácter decidido sentimental o jocoso , hacernos pasar de repente a los extremos opuestos en estos dos ramos ? Contestaremos : que no escribimos novelas , sino cuadros de la vida humana , tal cual es , tal cual la veis vos delante de vuestros ojos . Ahora , pues , el mundo es como la cabeza de Jano , con dos fases , de las cuales , una es la de Demócrito y otra la de Heráclito , que pasan ante vos alternativamente riendo o llorando . Acaso si escribieseis la historia de vuestras propias impresiones , ¿ no irían igualmente alternados y formando contraste los capítulos que escribieseis bajo las impresiones diversas que recibís ? Después de estas reflexiones explicativas y vindicatorias , prosigamos . Jugaban en el convento de monjas de que ya se ha hecho mención , las niñas que en él vimos tan chicas , pero que encontramos muy crecidas , porque han pasado desde entonces cuatro años . El antiguo personal se ha aumentado con otra niña de doce años , llamada Reina , hija de la Marquesa de Alocaz , la que habiendo tenido que hacer un viaje a Madrid , ha dejado a su hija en el convento donde ella misma había sido criada . Educar a las niñas en los conventos no se estila hoy día ; la madre que pensase en eso , sería tenida por una madre muy tirana y anticonstitucional . Quitar a las niñas el lucir las capotas y los echarpes en el paseo , levantando las narices , mirando a todo el mundo a la cara con una insolencia de manolas ; quitar a estas inocentitas el dar su opinión y emitir su voto sobre la ópera y el prendido de la señora tal o cual , es contravenir a los sagrados derechos de las niñas . Impedir a monitas de ocho años , el ser seguidas en el paseo por miquitos de diez , y recibir esquelitas escritas con palotes sobre un papel que lleva gravemente las iniciales del que la escribió , y sobre las cuales se ve una corona en lugar de una chichonera , sería una flagrante reacción hacia el obscurantismo . Enseñar a las niñas a coser una camisa en lugar de bordar un chocante y chillón paisaje chinesco , o el país de las monas en tapicería para un cuadro que lastimará la vista de cuantos lo miren ; hacerles leer buenos libros el Año Cristiano , en lugar del periódico de modas ; hacerlas llevar la casa y cuidar de su aseo , en lugar de tocar el piano ocho horas al día ; todo esto sería pecado de lesa elegancia ; ¿ a qué semejante educación amillavesca cuando todos somos ricos , o esperamos serlo , y cuando por noticias fidedignas recibidas por telégrafos eléctricos , se sabe que va a llegar un surtido completo de novios californianos para dichas princesas ? Así es , que solo a la casualidad que obligó a su madre a ir a Madrid , era debido el que Reina estuviese en el convento . Las otras niñas eran de gentes humildes , la mayor parte huérfanas , que o bien sus parientes , o algunas personas caritativas , o bien las mismas monjas mantenían en el convento . Estaban regando macetas . Reina estaba parada delante de una niña pálida , que sin moverse se mantenía en pie apoyada contra un árbol . Era aquella la misma niña que ya vimos en el vapor , interesarse tan calorosamente por Lágrimas . - Vamos , ven a correr , - le decía reteniendo a duras penas sus piececillos inquietos que parecían tener alas como los de Mercurio - ; ¡ a que no me coges ! - ¡ Estoy cansada ! - dijo la niña pálida . - ¡ Déjala , Reina , - dijeron dos niñas que pasaban en este instante cerca de las otras , llevando entre las dos una maceta de alhelíes , como Santa Justa y Santa Rufina la Giralda - , déjala ! ¡ Si no le gusta correr ! ... ¡ Nada le gusta ; ni correr , ni jugar , ni hablar , ni comer , ni dormir ; nada le gusta sino no hacer nada ! Oye , Lágrimas , ¿ son en tu tierra todas tan pánfilas ? La niña pálida al oír esta salida hostil , se echó a llorar . - ¡ Eh ! ¡ Ya la hemos hecho buena ! - dijo una de las agresoras - , esa es como la fuente del patio ; no hay sino tocar a la llave ; sea por el lado que sea , allá va el agua . ¡ Si madre Socorro la ve llorar , ya estamos frescas ! ¡ Jesús ! ¡ No llores , mujer , por María Santísima ! ¿ Qué te hemos hecho ? Lágrimas ... ¡ y que bien te viene el nombre , y qué guitarra tan mal templada eres ! - Y yo ¿ en qué os ofendo que me queréis tan mal ? - dijo la niña sin dejar de llorar . A las otras les dio tal coraje ver que no dejaba de llorar , que alternativamente se pusieron a decirle : - Fuente de lágrimas . - Valle de lágrimas . - Mar de lágrimas . - Chubasco de lágrimas . - Lloras para que nos riñan ; comadre llorona ; pero no tengas cuidado , que conforme te coja las vueltas , le vacío el agua al bebedero de tu canario . Al oír esta amenaza , Lágrimas se dejó caer en el suelo , su respiración se agitó con hueco sonido ; sus ojos se abrieron desmesuradamente y como desatentados , y apoyó sus manecitas sobre su pecho . - ¡ Jesús nos valga ! - dijeron las niñas de la maceta asustadas - , le da la palpitación , la suspensión , la quisicosa ; si viene la madre Socorro nos podemos encomendar a Dios . Diciendo esto habían soltado la maceta , y habían echado a correr , desapareciendo en el extremo opuesto del jardín . Reina , que tenía dos años más que Lágrimas , era alta , bien formada , y llevaba erguida una cabeza en cuyas perfectas líneas se desarrollaba ya una singular belleza , y en cuya frente altiva y ademanes sueltos , se descubría la niña rica , mimada y criada sin sujeción . Bajó ella sus ojos hacia la otra niña que estaba caída en el suelo , y si bien no hubiese hallado un observador en aquella mirada lo celestial y dulce de la compasión simpática , en cambio hubiese notado en ella la noble expresión de la voluntad enérgica , de la decisión activa de proteger lo justo contra lo injusto , lo débil contra lo fuerte . Sin aturrullarse , sin inmutarse , había Reina aflojado las cintas del vestido de su compañera , y la sostenía dándole friegas en los brazos como lo había visto practicar en semejantes ocasiones a las monjas , cuando llegó la madre Socorro . - ¿ Qué es lo que le ha causado esto ? - preguntó apurada la buena religiosa . Ambas niñas callaron : Lágrimas , porque entre sus angélicas cualidades , era la más espontánea e inherente a su ser , la de perdonar , o por mejor decir , en aquella suave criatura que se había criado entre padeceres físicos y sentimientos religiosos , no existía perdón , porque no existía la ofensa ; las pocas veces que sufría algún pequeño vejamen , como había sucedido aquella mañana , este la hería , pero no la ofendía , conseguíase afligirla , pero no irritarla . Por lo que toca a Reina , tenía la nobleza que impide delatar , cuando se tiene la seguridad de impedir el mal por sí . Lágrimas había vuelto en sí de aquella crisis , y aseguraba a la madre Socorro que se hallaba bien . - ¿ Quién ha puesto aquí esta maceta ? - preguntó esta , viendo la giralda de alhelíes , que las santas Justa y Rufina habían dejado plantada en medio de un camino , sin que chistasen los alhelíes de miedo de volver a sufrir las bárbaras sacudidas de que ya habían sido víctimas en manos de sus inhábiles portadoras . Reina se lo dijo , y la madre llamó a las nombradas . Llegaron estas , siendo vivas imágenes de la confusión , de los remordimientos y del desaliento . - ¿ Dónde llevabais esa maceta ? - preguntó la religiosa . Al oír esta pregunta , que no tenía conexión con su mal comportamiento con Lágrimas , un cambio repentino como en una comedia de magia , se efectuó en la cara y talante de las llamadas a juicio ; huyeron las tinieblas , brilló el sol , y contestaron horondas : - Aquí , cerca de la fuente . - ¿ Y por qué ? - Porque tenemos para regarla que acarrear el agua de tan lejos , y con el calor nos fatigamos . - Estas macetas , prosiguió la monja , ¿ las criáis para poner en el altar de la Señora el día del Dulce Nombre ? - Sí , señora . - Pues para que en ese día estén en toda su flor , necesitan del sol que tienen allí donde están , y no estar como estarían al lado de la fuente a la sombra de los árboles ; pero aunque eso no fuese , no queráis nunca cercenar pasos en cosa que fuere del servicio de Dios ; aunque os parezcan perdidos no lo son , y sino oid un ejemplo : Tenía un ermitaño su ermita en un valle cerca de un monte sobre el que había un hospital . Hubo una gran epidemia , y el hospital se llenó tanto de enfermos , que no había manos que bastasen para asistirlos , por lo cual acudieron al ermitaño para que fuese a prestarles auxilio ; el buen ermitaño se apresuró en acudir , y todas las mañanas , apenas echaba el sol sus luces , tomaba su báculo y trepaba la pendiente cuesta para tomar su puesto en la enfermería . - ¿ No seria mejor , - se dijo un día en que el calor lo fatigaba mucho al subir aquella cuesta tan empinada - , que labrase yo mi ermita aquí arriba ? Oyó entonces una voz que contaba detrás de él , uno , dos , tres , cuatro ... Se volvió , pero no vio a nadie . - ¡ Que no hubiese yo discurrido esto antes ! - Siguió pensando - : ¡ qué de fatigas y cansancio me hubiese ahorrado ! - Oyó entonces de nuevo la voz que seguía contando a sus espaldas . Volvió atónito la cara , pero como la vez primera , a nadie vio . Cerca de la cumbre ya , tendió la vista para buscar un sitio a propósito en que situarse , cuando de nuevo oyó la voz que siempre contaba . Volviose asombrado y vio un ángel - . « Soy el Ángel de tu guarda » , le dijo ; « y cuento tus pasos » . - Así veis , hijas mías , - prosiguió la madre Socorro - , que nada de lo que se hace con buena intención hay perdido para el cielo , y que para ser meritoria una acción no es preciso lleve consigo una utilidad inmediata [ 4 ] . Tomó la madre a la pobre niña , que se estremeció con sacudidas nerviosas , por el brazo , y se la llevo . - Oíd , - dijo Reina con el aire de su nombre , a las niñas que cargaban con la maceta viajera para volvérsela a llevar - : la de Vds . que se meta para nada con Lágrimas , o con su canario , de avenírselas ha conmigo ; no os digo más , y basta . Tened entendido , que de tanta cosa como me traen de mi casa , hasta no ver que os enmendáis , a ninguna doy ni un ciento en boca . ¡ Ya lo sabéis , largaos ! Reina hizo un ademán majestuoso con el brazo , y las portamacetas se alejaron carilargas con el precepto de abstinencia decretado por Reina , llevándose el tiesto , en el que los alhelíes iban bamboleándose , como mareados o borrachos . - Estaba tan aliviadita , - decía la abadesa a la madre Socorro , al verla preparar un calmante para Lágrimas que se había acostado - ; pero no se puede nunca cantar victoria en un mal que ni los mismos médicos pueden definir ; si unos dicen que es asma , otros que hipocondría ; otros piensan podrá declararse una aneurisma , y otros que es todo nervioso . - Sea lo que sea , - repuso la madre Socorro con tristeza - ; lo creo incurable , y D . Agustín López del Bano , que es el mejor si no el más alegre de los médicos de Sevilla , bien lo da a entender cuando dice hablando de ella , viva la gallina y viva con su pepita . Mientras las buenas religiosas discutían sobre el mal de Lágrimas , Reina , que las había seguido , se había sentado a la cabecera de la cama en que estaba acostada la pobre niña , y le decía : - Pero ¿ por qué lloras por todo , criatura ? - ¡ Porque todo es tan triste ! ... - Yo lo hallo todo muy alegare , repuso Reina . - ¿ Y también que mi canario se muriese de sed ? - preguntó acongojada Lágrimas . - No te apures , tonta , - respondió Reina - ; ya les dije a esas pollas de inmundos corrales cuantas son cinco . No se volverán a meter contigo ni con tu canario ; yo te lo aseguro , más miedo me tienen que al cancón . Pero vamos a ver , dime ¿ es un motivo para que hasta mala te pongas el solo temor de que pudiese morirse tu canario ? - Sí , Reina , sí . ¡ Oh ! ... ¡ si tú supieses lo que es la muerte ! ... - dijo con angustia la niña acostada . - Lo mismo que el sueño , - dijo Reina . - ¡ Oh ! ¡ No , no ; es terrible , es horrible ! ¿ Has visto algún muerto , Reina ? - ¡ Jesús ! Más de mil : y si son niños y llevan flores , ¡ me hacen una gracia ! Si me dejasen , los besaría . - ¡ Virgen Santa ! - exclamó estremecida la niña acostada . - Acaso , - prosiguió la otra - , ¿ has visto tú alguno muy feo , muy feo ? - No ... no he visto muerta más que a mi madre , y esa no era fea , que era bonita : ¡ pero la muerte la trastornó tanto ! ¡ Fijábame con sus ojos tan parados , y no me miraba ! ¡ Y sus labios se habían puesto blancos , y nada me decían ... como si fuesen mármol ! ¡ Y se puso del color de la cera , y cual ésta parecía no poder doblarse sin quebrarse ! ¿ Qué pasaría por mí al verla así , Reina , yo que tanto la quería , que no me atrevía a acercarme a ella ? Yo me decía : ¿ por qué madre no me llama ? No es porque duerma , pues que tiene los ojos abiertos . - ¿ Pero estabas sola con ella ? - preguntó Reina - ; cuando hay un muerto , hay muchas gentes , y padres y médicos . - No había nadie , Reina , sino la negra que dormía , porque era esto en un barco en medio del mar , Reina . ¡ Oh ! De todo me acuerdo : sonaba el viento tan horrible , como los aullidos del perro que barruntan la muerte , y la mar rugía como si pidiese algo que no le quisiesen dar , y el barco estaba tan inquieto , y se sacudía como si quisiese arrojar algo fuera de su seno , y mi madre se volvía a un lado y a otro como si quisiese irse y quedarse ; ... y el mar pedía algo , Reina , y el barco quería echarle lo que pedía , porque al día siguiente , - añadió la niña con creciente horror y respiración agitada - , al día siguiente agarraron unos hombres a mi madre como a un fardo , y a presencia de mi padre , Reina ... ¡ de mi padre ! ... que no lo impidió , lo arrojaron a la mar , como cosa que nada valía ; y en la mar , Reina , ¡ se la han comido los tiburones ! ... - ¡ Madre Socorro ! ¡ Madre Socorro ! - gritó Reina - ; ¡ acuda Vd . que a Lágrimas le ha dado la alferecía ! Un autor alemán decía , en una época muy anterior a la presente , con candidez alemana : ¡ Santa libertad ! Ya que tu culto tiende a mejorar al hombre ¿ no podías escoger mejor tus sacerdotes ? La libertad , no hizo maldito el caso de la reconvención de su apasionado . El incidente pasó desapercibido . A idéntico desaire nos vamos a exponer , al hacer una deprecación análoga . Pero a bien que un desaire no rompe hueso . ¡ Admirable civilización ! Elevado anhelo a lo mejor , tú , tan fecunda en dar a luz grandes cosas en los siglos pasados , ¿ por qué has dado en abortar ? ¡ Tus abortos son espantosos , civilización , mi amiga ! Sentimos no poderlos conservar en espíritu de vino como se hace con los del reino animal , para asombro de los siglos futuros . Civilización , civilización , mi amiga , ponte una bizma ; que sino estamos mal . Decimos esto al tropezar en nuestra relación con uno de estos abortos . Es este el pseudo ilustrado . El pseudo ilustrado es la parodia del verdadero ilustrado , la caricatura del hombre culto . Tiene por especialidad el agarrar el rábano por las hojas ; ea una notabilidad en su aptitud a no dar jamás golpe en bola , y el tipo del quiero y no puedo . Divídese la categoría de estos pseudos , en dos . La una es de los que les da por lo extranjero ; la otra de los que les da por lo español . Aunque no aparece en nuestro relato ninguno de los primeros , como nuestro lector de las Batuecas puede por dicha suya no haber conocido a ninguno , nos es forzoso hacer una pequeña fisiología de estos seres interesantes , que se pasean en zancos mirándonos de arriba abajo como mira Napoleón a los franceses desde su columna de la plaza de Vendome . El pseudo extranjerado , sobre todo , si ha estado en Londres , París o Portvendres : cuanto ve critica , lanzando la terrible anatema de ¡ cosas de España ! Esta sentencia condenatoria , este tremendo ultimátum , no tiene réplica ni contradicción , porque efectivamente cosas de España , no son cosas de Portugal ; esto es un axioma , un aforismo , y lo que es aun más , una verdad de Pero-Grullo . Padece el pobre de spleen y de melancolía . El pseudo extranjerado adora lo confortable sin disfrutarlo nunca , porque lo confortable es una especie de reconcentrado bienestar personal , de mezquina sensualidad , un pálido placer de viejos y débiles , que no le pega a la expansiva juventud , al temple varonil , ni a los españoles , la nación menos material de Europa , y que menos conoce la molicie . Pero el pseudo la adora por tono , así como todo lo esbelto , las mujeres coquetas , las capotas y el champagne . Le conforta el té y le da náuseas el chocolate ; la ropa vieja le hastía ; el gazpacho le indigna . El pseudo , desde que leyó las rimas festivas de Alcázar , en las que celebra las berenjenas con queso , declaró la poesía antigua chabacana . En un rato de loisir u ocio refundirá la letrilla , y en lugar de : Pondrá : Si no sabes , lector de las Batuecas , que beefstek es carne asada sobre la parrilla , eres calificado por el pseudo en la categoría de los vegetales , y tu pueblo entre los antros o cuevas negras y oscuras , en las que no ha penetrado el más mínimo reflejo de las luces del siglo . Vamos ahora al pseudo que lo echa de español . Este bicho de luz se cría por todas partes . En la universidad de Sevilla se desarrolla a las mil maravillas , sí : en esa universidad de la que tantos jóvenes brillantes salen y han salido . Pero los pseudos forman la zupia de aquel buen criadero de vinos generosos . Tiene el pseudo éste varias voces que adapta por parecerle más propias , y más finas quizás , que las que están en uso y sanciona el Diccionario de la Academia . A todo lo extranjero denomina extranjis : a los franceses franchutes , a los ingleses inglisman , a los alemanes tudescos , a los rusos moscovitas . Estas dos últimas denominaciones las cree , en la inocencia de sus alcances , ¡ denigrativas ! El pseudo declara y sostiene que todo es mejor en España que en otras partes , inclusos los géneros nacionales , y está vestido , si la echa de elegante , de pies a cabeza de géneros extranjeros , incluso el bastoncito , el paraguas y el reloj . El pseudo jura no manchar la túnica virginal de su patriotismo saliendo de España . Desde entonces los postes inamovibles y los marmolejos envalentonados han formado una junta patriótica en que han declarado follón y traidor a la patria , a todo el que se ausente dos pasos de la frontera . El pseudo , que le echa de español , hace un uso inmoderado de la denominación de hija mía , con la que gratifica a una señora la primera vez que la ve , aunque tenga ella treinta y él veinte años . El hija mía , aunque no desciende de Calderón ni Lope , es español rancio , ( ¡ ¡ y tan rancio ! ! ) así es que esa denominación tan bonita y cariñosa en boca de la amistad y en la intimidad , como chabacana y de mal tono cuando estas no la autorizan , ha reemplazado al Don , esa apelación tan digna y noble que llevaron los reyes y que tan castizo y caballeroso suena . Así sucede que se va desterrando sin formarle causa , y sin que se pueda atinar qué delito ha cometido . Podríase inferir que fuese esto por modestia , si se tiene presente aquella rima . Pero nada menos que eso , querido lector , ¿ florecen en las Batuecas aun violetas ? Por acá no , mi amigo , todas se han secado . Valen hoy día lo que en otro tiempo los tulipanes en Holanda . Flora está de luto por la pérdida de su querida vasalla ; no la consuela la camelia , esa flor nueva sin perfume . No es por modestia ; al contrario : ¿ sabes su delito ? Es que se lo apropiaron un ama de llaves y un mayordomo . Desde entonces el siglo de la igualdad le torció el hocico . Veo que me vas a hacer una objeción . Nada puedo contestarte a ella ni darte más respuesta que : ¡ anomalías , anomalías ! , de las que tenemos una cosecha incómoda por lo abundante , como has que suele haber de cereales en Castilla ; así , pues , el Don quedó para el algodón ; la seda no lo quiere . El pseudo que la echa por lo español , lo ha reemplazado con el marcial hijo mío , o hija mía : el que la da por lo extranjero , por el señor molondro . Para ambos no existe más Don que el del caballero de la Mancha y un río en Rusia . En lo demás , muerto , enterrado el Don : ¡ asesinado por un feroz mayordomo y una sanguinaria ama de llaves ! Concluiremos diciéndote , que un pseudo ilustrado español , rancio , neto , está haciendo una apoteosis de España , en cuya gloria brilla a guisa de genio el toro Señorito con las astas doradas . Este ilustre pseudo ilustrado español , era Tiburcio como viste y calza , en el momento en que le volvemos a ver en la palestra . Habían corrido los años como perdigones , con la gracia que les es propia , de redoblar su agilidad cuando se desea que anden despacio ; veíalos Tiburcio inexorables a sus ruegos pasar uno tras otro como las paletas de las ruedas de un vapor , y por consiguiente llegar la época de cubrir su cabeza del bonete de doctor . Causábale esto horror , no porque le sentase mal a la cara , como de cierto había de suceder , sino porque con sus estudios se acababa su estada en Sevilla , país clásico de las mollares , de las cigarreras , de las veladas , del buen pan y de las aceitunas , puesto que Sevilla , la salada andaluza , para todos tiene . Como no hay plazo que no se cumpla , cumplíase el de los estudios de Tiburcio , que por fin se recibió de abogado , lo que no quiere decir que por eso lo fuese , sino que podía ensayarse . Su padre buscó como con un candil un pleito en Villamar para que lo defendiese su hijo ; pero en Villamar , ese pueblo feliz , no halló ninguno . Estuvo por ponerle uno a su amigo y compadre el tío Juan López sobre la posesión de un lentisco que había nacido y crecido en la linde de dos manchones de sus respectivas pertenencias , pero la prudente gallega con cuatro gritos se lo quitó de la cabeza . Así fue que a Tiburcio no le quedó otro arbitrio que el de volver a vegetar a su pueblo que odiaba y despreciaba , pueblo que tanto había amado Stein , el médico alemán que pasó en él tantos años . De estos contrarios sentimientos queda probada una gran verdad , y es , que la manera de mirar las cosas las hace buenas o malas , y que nosotros mismos las doramos o ennegrecemos a nuestro albedrío . La filosofía da conformidad en las situaciones en que nos pone la suerte contra nuestro grado . Si el rincón de tierra que nos destina es estéril , la filosofía dejará secar las pocas plantas que tiene , haciéndolo más estéril , y se contentará estoicamente con la arena . Pero hay en nosotros , otro sentimiento muy superior a la resignación de la filosofía , que nace de contento interior , de la paz del alma , y de la bondad del corazón : esta no sólo cultivará las plantas que dé su rincón de tierra , sino que las mejorará con el cultivo y sembrará nuevas con buenas semillas que conserva , o que le den los ángeles , cuyo oficio divino es esparcirlas . ¡ Dichoso aquel que se llega a convencer que la verdadera superioridad moral , no consiste en deprimir sino en realzar , y que no es el desprecio un sentimiento análogo ni simpático a un alma elevada : ¡ sino que lo es el aprecio ! Así , apreciando su suerte , no se creerá superior a ella ni vivirá descontento . Llegó Tiburcio a Villamar , muy mal templado con su bonete de doctor en la cabeza , y gran cosecha de calabazas y calabacines , muy escondidos en los grandes bolsillos de su gabán . Ni Jacob al volver a ver a su hijo José Ministro de hacienda , pudo experimentar los sentimientos de orgullo paternal que abrigó el pecho del alcalde de Villamar al ver a todo un doctor en su primogénito . En cuanto a su madre , al verle altísimo , delgadísimo y palidísimo le dijo : - Si viviese tu abuelo te mandaba a las Indias cumo a mi tiu Bartulo ; pues no sirves para utra cusa ; es verdad . El día de su llegada fue uno de los más sonados en los fastos de Villamar , a causa del convite dado por D . Perfecto en esta ocasión . Este convite merece no sólo una mención honorable , sino una descripción gráfica . Fueron convidadas todas las notabilidades de Villamar . Villamar también tiene notabilidades : hasta los gatos quieren zapatos . Además , las notabilidades se han generalizado prodigiosamente , es especie que se da bien en todas partes , y cunde mucho . Es un dolor que no se pueda comer ; serviría para reemplazar las patatas atacadas de un cólera subterráneo . La mesa del convite era pequeña , y los platos que la habían de componer deformes , por lo cual cada uno fue servido solo y uno después de otro , como los estudiantes en los exámenes . Había seis cubiertos de plata para las notabilidades de primera clase , incluso el amo de la casa ; los demás los tenían de peltre . La ropa de mesa gallega , blanca como la nieve , ostentaba unas horrorosas listas encarnadas que hacían a la vista el efecto que hace en el oído en el silencio del desierto , un destemplado grito de chacal . El sexo femenino estaba excluido del banquete ; no por restos de celosas costumbres árabes , sino porque el bello sexo en tales días tiene , en Villamar y en pueblos más conocidos que este , que estar en la cocina atendiendo a todo . Allí , pues , se veía a la señá Tiburcia , colorada como un salmonete , con su delantal y sus mangas remangadas , mandando la maniobra , ayudada por una docena de vecinas , media de comadres y tres o cuatro amigas , que se regalaban con los restos de la mesa principal . Estaba de un humor de perros ; el tal convite la había acabado de desesperar , y la había montado de tal suerte contra el bonete de doctor , que era su vista para ella lo mismo que la vista de una coroza . - ¡ Bunete ! - decía soplando furiosamente una hornilla - ; y ¿ a qué le sirve a ese fillo miu el bunete ? ¿ E non le estaría mejur el sumbrero calañez ? ¡ E decir que me cuesta dus talejas de pesos duros ! Es verdad . Viose primero la mesa cubierta por una enorme cazuela nuevecita , en que venía una sopa de pan , espesa como un budín , y sustanciosa como una jaletina , cubierta de yerba buena y de tomate . Siguió a esta en una fuente como una plazuela , la olla , que mejor que podrida , denominaremos revuelta , en la que las gallinas y perdices , a fuerza de cocer , andaban unas mancas , otras cojas y otras despechugadas ; se abrazaban las calabazas con los chorizos , se enternecía al verlos la carne , y se derretía el tocino ; los garbanzos reventaban de gordos , y las flexibles habichuelas se entremetían por todas partes . Siguió a este lastre , una fuente de Triana con honores de batea , en la cual en un cubo de salsa de encebollado , se bañaban suavemente como turcos , los mal cortados pedazos de seis conejos . A estos siguió una pepitoria de ocho pollos . El alcalde , que no había querido ser menos que García del Castañar ; había prefijado estrictamente ese número a su desolada mitad , diciendo perentoriamente , para ocho convidados , ocho pollos . Tiburcia , que no perdía de vista la economía , había pasado revista a su corral , y como un sargento a los quintos , había apartado los inútiles , ya por chicos , ya por viejos , y les había ido torciendo el pescuezo con coraje , repitiendo a cada ejecución : - ¡ Malditu bunete ! ¡ Llevele o demo ! - De esta fusión de todas edades desde el parvulillo hasta el caduco en una misma cazuela , resultó que había pedazo de gallo venerable que rechazaba los dientes como un chino , y pedazo de pollito infantil que se deshacía en la boca como un merengue . Para igualarlos en cuanto fuera posible , Tiburcia , los revistió de un uniforme amarillo como un regimiento de caballería , valiéndose para esto de un subido tinte de azafrán . Este condimento , que ha omitido de mencionar el famoso Careme , que en punto a arte culinario es el Tu autem europeo , y que omite igualmente Brillat Savarín en su fisiología del paladar , es para las cocineras del jaez de Tiburcia la capa del justo . Amigos de averiguarlo todo , hemos preguntado a estas tintoreras la razón de esta profusión del detestable condimento , y nos han respondido textualmente : que pone las salsas bonitas . Si la ciencia de nuestras cocineras no fuese la cosa más inamovible de España ; si no viesen ellas pasar los siglos , inmutables como las pirámides de Egipto , podríamos temer ver algún día el añil o la grana reemplazar este amarillo , caro al corazón de nuestras guisanderas .