En uno de los idus de Septiembre del año 378 de la Era cristiana , un viajero de noble presencia y de buena edad , de nombre Numisio , acompañado de cuatro servidores , avanzaba por la gran vía o calzada romana , marcada en los registros del pretor ( Itinerario de Antonino ) , con el número primero de las españolas y la denominación de Italia a las Españas ( de Italia in Hispanias ) , y después por la 24 , titulada De Mérida a Zaragoza ( ab Emerita Caesaraugustam ) . Llevaba ocho días de camino , desde Turnovas , orillas del Segre ; había pasado por Ilerda ( Lérida ) , Tolous ( Monzón ) , Pertusa ( Pertusa ) , Osca ( Huesca ) , Bortina ( Almudébar ) , Gallicum ( cerca de Zuera ) , río Hiber ( Ebro ) , este infatigable creador de campos y ciudades , Caesaraugusta ( Zaragoza ) , Segontioe ( cerca de Peramán ) , Nertobriga ( Calatorao ) , Bilbilis ( cerro de Bámbola , inmediato a Calatayud ) , Aquae Bilbilitanorum ( Alhama de Aragón ) , Arcobriga ( Arcos de Medinaceli ) , Segontia ( Sigüenza ) , Caesada ( término de Espinosa de Henares ) , Arriaca ( Guadalajara ) , Complutum ( Alcalá de Henares ) , Segovia ( Segovia ) , sin otras varias poblaciones , pagos y vicos intermedios ; y se aproximaba al término de su excursión , que era Cauca ( Cocae ) . Hacía el viaje en reda ( carruaje de cuatro ruedas ) , tirado por un magnífico tronco de mulas y guiada por el villico ( intendente o mayoral ) de sus estados o haciendas de Turnovas ; los tres siervos , libertos más bien , cabalgaban sobre briosas mulas ; formaba , además , parte de la caravana un caballo de respeto , en el cual montaba el viajero en los trayectos donde el enlosado o adoquinado de la carretera estaba más deteriorado o imprimía molestas sacudidas a la reda . A poca distancia de Segontia se desviaron breve trecho de la calzada para visitar el célebre « roble de Viriato » ( grandioso árbol de apiñada hoja ) , monumento vegetal del más puro estilo clásico ; Goliat de su especie , más antiguo que el Imperio , centro de toda una mitología popular , numen y santuario a la vez , y a cuyo pie brotaba un manantial de exquisita agua . Cuando la conquista céltica , los celtas lo respetaron , prohijando sus mitos o fusionándolos con los propios , por gigante . Era tradición , que una noche Viriato sorprendió bajo sus frondas al cónsul romano M . Popilius Laenas , y causó una grande mortandad en su hueste . Sucedió siglos después , que un leñador tenía ya alzada la segur para derribar el árbol , cuando una voz salida de las profundidades del suelo , de lo más hondo de la raíz , le paró diciéndole : « ¡ Aguarda ! » , y se atribuyó el prodigio al alma del glorioso héroe lusón que , como la del egipcio Satu , después Faraón , moraba bajo la corteza , aguardando , para tomar carne otra vez y empuñar la triunfadora espada , a que sonara la hora de fundar definitivamente la nacionalidad hispana , frustrada de primeras por un accidente , según elegante frase del historiador Floro , que se había grabado en un pedestal de mármol sobre el mismo nacimiento de la fuente : Si fortuna cessisset , Hispaniae Romulus ( a haber existido la fortuna , habría sido el Rómulo de España ) . Durante todo el camino , Numisio pernoctó en los paradores u hospederías públicas ( mansiones ) , salvo en dos etapas : Nertobriga , entre Zaragoza y Calatayud , villa de su pertenencia o propiedad , destinada principalmente a la cría caballar y donde radicaba su casa solariega ; y Complutum , patria y residencia de su íntimo amigo Flavio Crescens , viudo como él y como él varón consular ( clarissimus vir ) , hombre opulentísimo , que contaba los siervos de la gleba por millares , adscritos a sus vastas posesiones en diversas comarcas de España , y tenía por toda familia una hija , gentilísima doncella de trece años de edad , llamada Therasia . A la opuesta ribera del Henares , entre el templo de Diana y el de Marte , tenía su morada regia Crescente , y allí fue a hospedarse por una noche nuestro viajero . El gozo del prócer complutense , no tuvo límites , y así fueron de extremados los agasajos que le hizo y la resistencia que opuso a dejarlo marchar al día siguiente . Mas Numisio le persuadió de la imposibilidad en que estaba de demorarse , sin más que explicarle el objeto de su viaje . Numisio había seguido la carrera de las armas , militando primeramente en la Gran Bretaña bajo las banderas del Conde Theodosio , contra los pictos , sajones , scotos y los caledonios attacotes ( año 369 ) ... y luego en la Moesia contra los sármatas , a las órdenes de Theodosio el joven , hijo de aquél , por habérselo rogado los dos , que tenían en la más alta estima su consejo , su serenidad y presencia de ánimo , al par que su denuedo ; en los trances difíciles hasta temerario . Llegado ya a las primeras dignidades de la milicia , instalóse en Roma , a fin de iniciarse en la política con Praetestato , cediendo contra su gusto a repetidas instancias de su buen padre . En esto sobrevino un contratiempo grave , que torció sus designios y lo restituyó a su patria . Su primer general y maestro , el conde Theodosio , a quien Valentiniano I había conferido la dignidad de magister equitum ( especie de ministro de la guerra , como el magister militum ) , guerreaba con fortuna en África contra el poderoso Firmo , príncipe moro , a quien puso en trance de suicidarse , cuando una intriga de Palacio , suscitada por prefectos ( concusionarios ) , cuyas concusiones había reprimido en África , que acreditaron la especie de que el conde aspiraba al trono - ¡ cuidado que se habría perdido mucho despojando de la púrpura a Valente , Valentiniano y Gratiano para echarla sobre los hombros del vencedor de Firmus ( del conde Theodosio ! ) - arrancó a Valente ( otros dicen que a Gratiano ) una sentencia de muerte contra el afamado guerrero , baluarte del Imperio , reconquistador de dos provincias perdidas , grandes como reinos , y conquistador de una provincia más , el cual fue por consecuencia decapitado al frente del ejército en la ciudad de Carthago ( año 376 ) . Theodosio el joven , que idolatraba a su padre , quedó anonadado del tremendo golpe ; con una tal desolación en el alma y un tal airado desprecio al Poder asesino y a sus envidiosos enemigos , que no dudó un momento en renunciar a las armas y a la vida pública , que tantos triunfos le prometía , retirándose a su casa solariega de Cauca , en España , con propósito de profesar la agricultura cuanto le restase de vida . Numisio hizo causa común con él y le siguió en su desgracia , no sin antes lisiar al más culpable de los instrumentos de tan atroz delito , confinándose en sus posesiones de Nertobriga y en las de Turnovas , propias de su mujer Siricia , y absorbiéndose en empresas industriales , conforme veremos . Hacía de esto tres años . La Asamblea o Diputación de la provincia « Gallaecia » había votado en honor de su ilustre hijo , el conde mártir , y acababa de erigir en la plaza mayor de Cauca , frente por frente de la morada de sus mayores , un grandioso monumento conmemorativo , cuyo miembro principal lo constituía una estatua ecuestre de bronce ; Theodosio , hijo , había decidido solemnizar la inauguración con suntuosas exequias y festividades populares ; y para darles lustre y relieve había interesado la asistencia de los compañeros de armas del conde , y , en primer término , la de Numisio . El día marcado en la esquela de invitación era el ... Faltaban sólo cuatro días . No había momento que perder . Por otra parte , Numisio estaba harto de ruedas y de carretera , y había decidido despachar por delante desde allí al vehículo con el equipaje y dos de los servidores , por Titulcia ( Bayona de Tajuña o Titulcia ) , Miacum ( Los Meaques , inmediato a Madrid ) y Guadarrama , mientras él se ahorraba tan fatigoso rodeo , tomando a caballo , con sus otros dos escuderos , el atajo vecinal del puerto del Paular , que le llevaría directamente a la penúltima etapa de Segovia . Cedió ante estas razones Crescente , bien que agregando a la disminuida comitiva de su amigo las dos personas más caracterizadas de su casa , con pretexto de que le representaran en el aniversario del conde Theodosio , pero en realidad para reforzar el grupo en previsión de un encuentro con alguna cuadrilla de forajidos . Eran estas dos personas F ... el intendente de Flavio Crescente , hombre grave y discreto y de la más absoluta confianza , y Manlius Egnatius , sujeto de muchas letras , entre gramático , retórico y filósofo , que además de preceptor de Therasia , con un haber de consideración , ejercía en la casa algo como la cura de almas , amigo , consejero y guía espiritual de Crescente , parecido a los filósofos domésticos de los primeros siglos del Imperio . Cuando Crescente y Numisio se despedían , con el presentimiento de que no volverían a encontrarse , por una de las puertas interiores que daban al parque apareció saltando y tarareando una aleluya cristiana Therasia , con la cervatilla que la seguía a todas partes por la casa . Parecía como si se hubiera frotado la cara con grana de coscoja . Numisio no podía mirar sin conmoverse a aquella adorable criatura tan jovial , tan sencilla y modosa , adornada de todas las gracias , que jugaba aún como niña y regla ya la casa como mujer , y que le recordaba a su Engracia , una hechicera mujercita , fallecida a la misma edad , antes que su madre . Con voz velada por la emoción , Numisio la deseó mucha , mucha suerte , tanta como merecía ... Ya veremos si la logró . Aún no había recalado por aquellas latitudes el afortunado mortal que la hiciera suya , transplantando a solar aquitano esta preciada flor del pensil ibero . Cabalgaron los cinco en sus buenas monturas y acometieron animosamente el asalto de la cordillera , dejando a la espalda el río Henares , atravesando el Jarama y el Lozoya , transpusieron los primeros contrafuertes de la sierra , haciendo noche en una quintería de Crescente - quien solía pasar en ella una parte del verano - ; internáronse al día siguiente en las fragosidades de la sierra , con todo el ánimo necesario y bastante para escalar el cielo , cuanto más el puerto del Paular ; y al cabo de horas , después de no pocos incidentes , superaron la cresta ; remontaron al siguiente día desfiladeros , vertientes fragosísimas y cruzaron por fin por el Paular , cayendo en la cuenca del río Balsaín , para llegar molidos por la noche a la ciudad de Segovia . No describiré la ascensión , aunque hubo en ella no poco que sería digno de referirse , y que había empezado ya a referir . Temo que algunos lectores , poco amigos de descripciones , recelen en esta crónica una novela , y abrevio lo que de todos modos habían ellos de abreviar saltando hojas , hasta salir a la acción en terreno llano . Únicamente diré que aquel día Egnatius , que había poseído siempre un sentimiento muy exaltado de la belleza natural , se sintió más romántico y más poeta que nunca , más identificado con el alma de la naturaleza física y más despegado de la prosa sublunar , más extraño a las desarmonías , fealdades y vilezas de la naturaleza humana . Vióse transportado a un mundo fantástico distinto de aquel que hasta entonces se había ofrecido a su contemplación ( sea que positivamente lo fuese o que lo mirase con ojos aguzados , libres de telarañas o de cataratas de educación o de nacimiento ) . En aquel laberinto de montañas , que hacía pensar en un como gigantesco florecimiento del planeta de la tierra ; en aquel mágico desfile de cuadros portentosos y deslumbrantes , ideales y casi-artísticos , que se descorrían a su asombrada vista y se habrían dicho ordenados por una Naturaleza inteligente para goce y lección , escenario , escuela y fino arte de Egnatius , se le revelaron a éste los secretos de la perspectiva y de la luz ( con sus infinitas gradaciones , matices y cambios ) , con su consorcio , con el ambiente atmosférico , con las lejanías del horizonte , las cúspides y declives de los montes , los crepúsculos , la luna llena , el orto y el ocaso del sol , las nubes , las florestas y los valles , los raudales de agua y las masas de vegetación , para las cuales eran , en lo general , insensibles los hombres de la antigüedad ; pudiendo asegurarse que , si en vez de ser maestro y director espiritual hubiera sido pintor , aquel día se habría señalado por la invención de la pintura de paisaje . Cabalgaron , por fin , en el lomo de la cordillera , y empezaron a descender . Ya era hora : las bestias , jadeantes , no podían con los jinetes . Para éstos , la decoración cambió rápidamente . Los vapores que se descolgaban de las alturas por la vertiente septentrión íbanse condensando en gasas diáfanas , que luego se espesaban y velaban a ratos el sol . Parecía que el sol vacilaba perplejo entre cubrirse o despejarse . De cuando en cuando , una hebra de oro partía oblicuamente de la nube como una saeta e iba a posarse al pie de la majestuosa corona de Siete Picos , de las augustas almenas que simulan los Picos de Peñalara . A poco encapotóse del todo el cielo , y aún se puso torvo y ceñudo cuando nuestros viajeros llegaban a milla y media de la histórica ciudad de Segovia . Al entrar en la ciudad , la noche se había espesado con tanta rapidez , como si aquel día el trámite del crepúsculo hubiese estado oficialmente suprimido . Había sido Segovia una de las más fuertes ciudadelas de los Aravacos , nación celtíbera ; en el siglo VI ( ? ) de Roma ( I a . de J . C . ) , estuvo afiliada al partido de Sertorio ; en ella batió Hirtuleyo a los generales de Sylla y fue batido por Q . Caecillo Metello Pío , en el año 75 , antes de Jesucristo . Su importancia de ahora derivaba de sus manufacturas de paño , lavaderos de lana y tintorerías . Pasó Numisio con sus acompañantes y servidores , en el Hospitium ad Aquam ( Hotel o Fonda del Agua ) , inmediata al grandioso monumento del Acueducto , el rey de los acueductos hispano-romanos , admirando tanta solidez en tanta elegancia y grandiosidad del arte por excelencia romano , la arquitectura del cual tomaba el nombre . Aunque era el mejor parador de la ciudad , dejaba bastante que desear , no obstante el letrero que acompañaba a la muestra , ponderando las comodidades que gozaría el viajero que allí se alojase , la limpieza del baño y de las camas , la calidad superior del servicio , « a la moda de Roma » . En hombre como Egnatius , tan enamorado y devoto de la Naturaleza , que a su manera hasta la rendía culto aquellas horas de intimidad con el alma serena y augusta de la cordillera , habían de encontrar su repercusión en el sueño , y efectivamente la encontraron . La primera parte de la noche se la pasó soñando con episodios de la travesía . Al principio todo marchó inmejorablemente : veía la sierra amada como una gran arquitectónica y como una milagrosa floración de montes y lomas escalonados , riachuelos y torrentes sinuosos de reflejo plateado , espumosas cascadas de plata , surtidores , lagos , claro espejo de las nubes azuladas , agujas y pirámides fijas , cuáles inmuebles y riscos en cadenas enraizadas en el suelo , cuáles flotando en un océano de brumas móviles o horadando la techumbre de nubes que las embozaban y asomando la cabeza por encima de ella para bañarse al sol de mediodía y beber ansiosamente su luz ; circos , simas y precipicios , redondas cúpulas nevadas , columnatas , ondulosos valles y cañadas , cresterías de sobria arquitectura , balsámicos tomillares y jarales sobre la alfombra reluciente de cristales y mica , ramilletes de arbustos y hierbas encaramados sobre los peñascos coráticos , collares de selvas , pardas encinas desplegadas por las abruptas laderas , alamedas en formación , como en una parada militar , campamentos de heroicos pinos , quejigos y castaños , celosos custodios y conservadores del orden común contra aludes , ventisqueros y torrenteras , montañas enhiestas , prominentes apariencias de almenas y torreones labrados por los siglos , que llevan al hombro otras montañas gigantes de granito y gigantes vegetales , todos parlantes , dotados de un espíritu , ciudadanos de esta gran Ciudad del Orbe , donde conviven con las faunas y con el hombre . Pero luego , aquella esplendente flor sideral envuelta en los resplandores del sol , con todos esos órganos ( con su corola áurea y sus sépalos , brocteos , estambres y pristilos ) , se replegó sobre sí , vistióse forma humana , engalanóse con traje y preseas cambiantes , cuando púrpura y oro , cuando plata , cuando verdemar , musgo y esmeralda , cuando violeta , cuando azul celeste , y como si fuese una maga amiga , púsose a departir con Egnatius de cosas muy altas , en un idioma etéreo que ambos entendían . De pronto , sin motivo aparente , sin que el casto maestro se hubiese olvidado de quién era , propasándose lo más mínimo , la bravía , inconstante y antojadiza deidad prorrumpió en alaridos de Titán , que hubieron de oírse en muchas millas a la redonda ; tales y tantos , tan descomunales , que el mismo fascinado soñador hubo de emprender la fuga ... que fue tanto como despertarse . Un resplandor siniestro inflamaba en aquel instante los aires y penetraba por las rendijas de las mal ajustadas maderas , inundando de una claridad lívida las habitaciones exteriores de la casa . Al mismo tiempo , del seno de las nubes enfurecidas disparóse una fragorosa andanada de detonaciones horrísonas , y todo el edificio se estremeció , como si sacudiese sus cimientos un temblor de tierra . Menos sutil que los relámpagos el viento , pero no queriendo ser menos que ellos , se encogía , se laminaba para infiltrarse silbando por las hendiduras de puertas y ventanas y derramarse tumultuosamente por escaleras y corredores , y despertar los medrosos ecos con sus plañidos lastimeros , mientras por fuera era vendaval y bramaba de coraje en su lucha a brazo partido con las aristas de los arcos y pilastras del Acueducto , con las esquinas , aleros , albardillas , saledizos y chimeneas de la fonda , y sembraba de cascos de teja el suelo , amenazando desmantelarla ; a su ejemplo , forcejeaban las puertas por desguazarse y salir por los aires , echando ramas y hojas camino del pinar donde habitaban sus hermanos . La familia del hostelero y sus huéspedes de aquella noche , se habían arrojado despavoridos fuera de sus lechos y vagaban como almas en pena por los corredores en demanda del atrio , agarrados a las paredes , sin que nadie lograra hacerse encender su lámpara ; y es digno de notar que aún aquellos que pasaban por cristianos invocaban en su corazón el santo nombre de Júpiter Tonante pidiendo clemencia para los míseros humanos . Sin la sangre fría y el humor dictatorial de Numisio , el pánico habría echado a muchos fuera del vestíbulo para ir a perecer en medio de la calle , como en otros paradores y casas estaba sucediendo . A todo esto , dos personas se hallaban en el hotel que no habían despertado : los dos mozos de Numisio ; sobre la paja , detrás de los establos , escuchábase la respiración huracanada , semejante a un fuelle de fragua , de los dos siervos turnovenses , capaz de dar envidia a su amo y al propio emperador . Largo rato siguieron los relámpagos trazando sierpes de fuego sobre la temerosa oscuridad y el imponente tableteo de los truenos retumbando por los espacios , entre los mugidos y trallazos del rugiente huracán que , como poseído de furor trágico , parecía revolverse contra sí propio . Pero en general , la temerosa conflagración atmosférica no correspondió a lo aparatoso del programa de la primera hora . Hacia las dos , la fiereza del temporal había cedido : ya no retemblaba ni crujía la casa , como antes , por todas sus junturas y aberturas , amenazando dar consigo en tierra ; ya la bárbara tramoya de baterías del cielo , desmontadas , habían quedado reducidas casi del todo al silencio ; ya los fuegos del cielo no alumbraban con sus luminosos zig-zags ; ya los inquietos remolinos del viento , todavía impetuosos , no eran sombra de sí mismo ; ya no zumbaba , ni resoplaba , ni amenazaba descoyuntarse el Acueducto ; las maderas del hotel habían recobrado su quietud y serenidad ; empezó a caer una lluvia menuda , luego un razonable chubasco , que el suelo sediento absorbió entero , dejándolo sin fuerza para engrosar el caudal ni empañar la limpidez del Eresma ni el de sus afluentes ; entre la rasgada nube asomó rutilando sobre la tierra a guisa de heraldo y nuncio de paz , tal cual lucero , tal cual constelación , anunciando que si el mundo había sucumbido o sufrido mermas de algún cataclismo , otra vez se levantaría del caos en una nueva creación . A las dos y media , el cielo estaba sereno . En esas horas , un diluvio había descargado a saliente de Segovia , en la cuenca de los ríos Peirón , Cega , Duratón y Riaza ; y tal era la tormenta que se había asomado por un borde a las riberas del Eresma , sin hacer estación porque le cogía fuera de camino . A las tres , Numisio y su comitiva estaban ya en la carretera , abriéndose paso a través de temerosa tiniebla , guiados por un hombre del país . Los árboles escurrían , con chasquidos apenas perceptibles , los últimos residuos que conservaban del aguacero , y aspiraban con avidez la humedad de que estaba impregnada la atmósfera . El viento se habla retirado a sus cubiles , rendido de haber estado barriendo los cielos toda la noche . El lugar de la luna , estaba acusado por una línea curva muy tenue , como de último día de menguante , que no proyectaba ninguna claridad apreciable . Nada hacía desagradable ni distraía la excursión : ni calor ni frío ; la capa de polvo de la vía había sido arrastrada por el viento y la lluvia a las cunetas . No se movían ni las hojas : todo estaba recogido y silencioso ; parecía como si el mundo contuviese hasta la respiración , o como si ellos caminaran por un túnel . Dos millas llevarían andadas cuando empezó a querer despuntar el alba . Las estrellas iban por momento palideciendo y apagándose ; ya no se distinguían más que las de primera magnitud , y aún éstas , con sus desmayados parpadeos , semejaban lámparas mortecinas a punto de apagarse . De la bóveda obscura del firmamento íbase descolgando y esfumándose una claridad indecisa , a poco , nacarada , y , por fin , diáfana : era la luz ; la luz , a cuyo conjuro iba a obrarse como una nueva creación . Del lóbrego seno del caos surgían líneas indecisas , bultos , sonidos , movimientos , colores , transparente éter ; y eran peñascos , colinas , matorrales , pinos , encinas , bojes , enebros , jaras ; aleteos de aves , rebaños de merinas , que se esponjaban en la placidez y frescura de la mañana ; esquilas , cabañas de pastores y de campesinos , con sus penachos de un humo azulado ; cortijadas , rastrojeras pajizas , hervor de savia , praderas aterciopeladas , huertas semejantes a alfombras de seda de los más variados dibujos y colores , cadencias del agua saltadora , murmullos de las altas hierbas ondulantes , que se encorvaban al flujo y reflujo de la brisa , exhibiendo sus joyeles de oro y esmeralda ; y a lo lejos , anfiteatros y cadenas de montañas , nubes de ópalo fileteadas de oro , recostadas muellemente sobre el horizonte , y por fin , ¡ el sol ! , el sol , señor y dispensador de la vida , que se alzaba regiamente , coronado de majestad , que doraba las cumbres , que resbalaba por las vertientes , que se corría a los llanos e inundaba vegas y cañadas y teñía con reflejos de incendio el doble azul de los cielos y de las aguas . Un silencio augusto reinaba sobre aquella creación ; pero ¡ cuántas voces tenía aquel silencio , y cuan armoniosas y celestiales ! Egnatius miraba embelesado , como pudiera un Adán que acabase de abrir los ojos a la luz . Hasta Numisio callaba , olvidado de todo , sintiéndose un poco poeta , rendido a la pompa de aquel minuto creador . Árboles y matas , recién lavados por el chaparrón , resplandecían con un verdor intenso , pletóricos de vida , reflejando en el espejo de las hojas humedecidas los juegos o fiestas de color del firmamento . El aire estaba purificado , renovado : un fuerte olor de tierra mojada , mezclado con esencias resinosas de los pinos , aromatizaba el ambiente y sobrexcitaba el trabajo de los pulmones , que lo absorbían con deleite , transfundiendo en las venas una sangre nueva . Algunos celajes tenuesísimos , vaporosos y multicolores cendales , apenas perceptibles , flotaban por el espacio , encima del Eresma . Una brisa templada que soplaba de la llanura hacia la sierra y daba en pleno rostro , no diré que lo azotaba , sino que lo acariciaba , haciéndole olvidar la tramoya el fresco excesivo de la madrugada ... Pero pocas horas después , ya fue otra cosa . El sol había cobrado fuerza , y la reducida caravana se sentía transportada desde el otoño matinal a la canícula . Habían entrado en pleno páramo , sediento y agostado . La primera diligencia de la posta imperial había pasado restallando insolentemente sus fustas y dejando atrás a nuestros viajeros . Numisio decidió sestear al aire libre , en alguna umbría del río , y , al efecto , desvióse de la calzada , tomando el camino viejo , más llano , de piso suave y que tocaba en dos o tres puntos al Eresma . No era todavía mediodía : el globo flameante del sol ascendía penosamente la cuesta del mediodía , cuando acertaron a acampar en apacible , risueño soto folguero , bañado por el río , perdiendo de vista el grandioso panorama de montañas que se desplegaba alrededor de la tostada llanura . Desde los ventisqueros de-la Fonfría y Navacerrada , donde tienen su nacimiento las nieves y depósitos que le servían de cuna hasta el Adajo y el Duero , el río Eresma descendía como por escalones , formando una sucesión de remansos silenciosos , semejantes a lagunas , y de bulliciosos y rápidos raudales que jugueteaban con las piedras lucientes del fondo y con las ramas y hojas de los sauces , de los juncos , de las espadañas y cañaverales que se columpiaban inclinados sobre la corriente . Un tapiz de hierba fina y menuda , guarnecido de algunas pintadas florecillas madrugadoras ( azules y blancas ) les sirvió de lecho , y de dosel un arrogante roble centenario de rugosa corteza , y diversos tilos y chopos que balanceaban blandamente sus copas apiñadas , exuberantes de savia y de vigor , y guardaban celosamente el lugar contra toda indiscreción o atrevimiento del sol . A la parte de afuera , marcando la línea divisoria entre sol y sombra , veíanse revueltos en un mismo matorral el escaramujo , la zarzamora y el espino majuelo , estirando ahincadamente sus brazos cargados de fruto , erizados de saetas y garfios , semejantes a uñas de felinos , y balanceándolos al aire como si porfiasen entre sí sobre cuál de los tres poseía mayor provisión de armas y tenía mejor guardada la prole de la voracidad y genio destructor del reino animal , sobre todo de aquella especie bípeda que tiene por filosofía el que toda la creación ha sido hecha a utilidad y regalo suyo . Enfrente , a la otra banda del río , verdeaba una extensa pradera , resguardada de la canícula , en verano , y del ábrego , en invierno , por una cortina de álamos frondosísimos , de plateada corteza , y una empalizada de ramas secas entretejidas entre sus troncos . Espoleados por el calor , dos manadas de toros de Segovia y Agucin , o Alhausin , que por aquella parte tenían su pastizal , iban surgiendo de las bravías malezas del descampado y acogiéndose al fresco y mullido lecho del césped y a la incitante sombra del cortinal . El primero a romper el silencio fue Egnatius , recitando con énfasis este hermoso pasaje del poeta Lucrecio , apropiado a la circunstancia : « Lucrèce aimait a se concher près du ruisseau , dans l'herbe tendre ( blanda ) , sous les branches d'un arbre bien suelte , quand la saison sonriante parsemait de fleurs les vertes prairies , pendant que d'autres festoyaient dans des salles magnifiques et resplandissantes d'or , à la lumière des lampes et au son des instruments à cordes . » - A ese cuadro , observó Numisio , le falta un rasgo para ser completo ... - Cierto , señor ; le falta el natural complemento del árbol , que es el nido , que es el ave canora ; y tal es el factor artístico que ha suplido el maestro de los maestros , conterráneo nuestro , Quintiliano : « Silvarum amocnitas et praeterlabentia flumina et inspirantes ramis arborum aurae volucrumque cantus et ipsa late circumspiciendi libertas ad se trahunt » . - No , no es eso lo que quería decir ; el rasgo que yo echaba de menos para completar el cuadro es que uno o dos de los toritos de enfrente les dé por arrojarse al agua con pretexto de los tábanos ; y una vez puestos en camino quieran aprovechar el viaje viniéndose para acá a destriparnos las monturas y obligarnos a nosotros mismos a trepar , con toda la gracia de un oso , tronco arriba de estos hospitalarios árboles y desalojar de sus bien oreadas viviendas a esas parleras aves que dices , pintadas o por pintar . Hizo gracia la hipótesis al preceptor , lo mismo que a los dos intendentes , y se echaron a reír , sin perder de vista a los toros . Por parte de Egnatius no paró todo en eso : como si hablara consigo mismo se decía , mirando en redondo a la enramada , al césped , a las florecillas , a los pájaros , a la corriente del río , a las pinceladas movibles del sol bajo los árboles del soto y sobre las copas de los álamos de la otra parte . La agreste línea de montes aglomerados a saliente del río , envueltos en los resplandores del sol que se dibujaba sobre el libre paraje . « No pasa apenas de aquí nuestro ideal campestre , no la capacidad estética de nuestra civilización heleno-romana para sentir y gozar las bellezas de la Naturaleza ; pero ¡ si hubiesen visto y oído lo que vi y escribí yo ayer en la virgen cordillera del Guadarrama ; aquella maravillosa paleta cósmica que abrazaba desde más abajo de la raíz , en Complutum , hasta más arriba de las cumbres ; aquellas sinfonías de la luz ; los románticos dúos del viento con los riscos y con la selvas : coros de montañas sin término , sublimes en su augusta majestad ! » El incidente no tuvo más desarrollo . Nadie tenía gana de conversación , y se hizo otra vez el silencio , como si cada cual se hubiese replegado a su foro interior . Egnatius y Numisio miraban atentamente la tersa superficie en la parte detenida del río y lo analizaban , pero a bien distinta luz . Veía el gramático lo primero un fondo , ligeramente azulado , de guijas y arena de colores , y por encima de él ese algo impalpable , diáfano como clara linfa , que es cuerpo y no es cuerpo , especie de condensación de aire inferior que resbala suavemente entre el suelo y la atmósfera , que dibuja graciosas curvas irisadas en sus ondulaciones y remolinos fugaces y murmura susurros ternísimos a dúo con el blando aleteo de las hojas del álamo blanco y del abedul , semejantes a bandadas de mariposas cautivas , aprisionadas por las patas ; que tomaba cuerpo y color al despeñarse por el rumoroso raudal y chocar con las piedras escalonadas y recamadas de rizadas espumas blancas . Veía luego el disco del sol , llegado a lo más alto de su carrera , que se miraba en los temblorosos cristales del remanso , besando y calentando sus herbosas riberas ; que se quebraba e irradiaba chisporroteando sobre el raudal , nimbando las rizadas espumas de un tenue vapor teñido con todos los colores del iris . Muy otras eran las nobles cavilaciones de Numisio . Evocando las llanuras feraces , ahora mustias y amarillentas , que acababa de recorrer , y aproximándoles el recuerdo del canal de riego de Piniana que fertilizaba sus posesiones de Turnovas y las de su amigo Sura , entre el Noguera-Ribagorzana y el Segre - , lo que para Egnatius era clara linfa , que le producía con sus bellezas un dulce embeleso , representábasele a Numisio como un camino que anda , conduciendo en cantidades imponderables los productos de la flora y de la fauna industrial de la Península hispana para sustento , vestido y regalo del hombre . Al penetrar el agua , del brazo con el sol , en el mágico laboratorio del suelo , empieza su acción transmutadora la portentosa química sintética - creadora , decía él - que reina sobre el universo , y de cada anphora de esa cosa semi-incorpórea , hija de las nubes , saca un pan , un puñado de legumbres , una copa de vino o de leche , una coliflor , una lechuga , un melocotón , una manzana , una sandía , un filete de carne , un huevo de gallina , un pescado , un trozo de queso , un hilo de aceite , un copo de lana , un haz de lino , un leño , un pedazo de lienzo , un nido , un rosal ... Pero que el río pase de largo , como el Eresma pasa , rígido al cauce , extraño a las tierras que lo encajonan y oprimen , y todos esos convoyes de riquezas sin fin van a perderse por el vertedero del Duero en el mar , mientras allá quedan a la espalda la desnudez y el hambre con su horrible séquito de lágrimas y de maldiciones , crímenes y suplicios . Ni es esto todo . Acababa de inventarse el molino harinero movido por fuerza de agua , ya no por fuerza de brazo : había él presenciado las primeras instalaciones del nuevo ingenio al pie del Fanículo , en Roma , y le había faltado tiempo para introducir tan importante novedad en sus posesiones de Turnovas y de Nertóbriga . Aplicado ya el aparato a mover piedras de molino , no se tardaría , pensaba él , en aplicarla a los usos de la filatura y las lanzaderas del telar , y se habría cumplido la condición puesta por aquel titán del pensamiento , Aristóteles , para abolir la esclavitud : que las piedras girarán solas sobre el grano y lo pulverizaran ; que los telares tejieran la lana por sí mismos , como inteligentes esclavos del hombre . Numisio se extasiaba , calculando mentalmente lo que podría trabajar permanentemente por ese arte el Eresma que tenía delante , y los doscientos Eresmas que podría haber en España y miles más repartidos por todo el Imperio ... Mientras estos calendarios hacía Numisio , una brisa fresca y juguetona retozaba en las frondas , y a su influjo , los acompañantes y familiares de Numisio , liquidando atrasos de sueño , se habían ido quedando uno tras otro dormidos , pudiendo más en ellos la fuerza de la naturaleza que el sentimiento de respeto debido al señor . Afortunadamente para todos , era este hombre de buen componer en achaques de señorío ; y por otra parte , como no pudiera disponer de baño caliente con unciones de aceite , se acordó de los héroes de Homero , y sin despertar a nadie , se arrojó desnudo en el remanso , excesivamente frío , sin que los toros dieran señal de inquietud , ni mostraran hostilidad . Mientras Numisio se hallaba entregado al deporte de la natación , haciendo más evoluciones que un tritón por todo el ámbito del remanso , el impenitente Egnatius soñaba lo que le habría convenido no soñar . Habíase quedado boca abajo , con la cabeza inclinada sobre el agua , tal como la modorra le había sorprendido en su contemplación pagana del río . Dormido y todo como estaba , seguía el cuitado mirando ansiosamente al álveo la tersa superficie del agua . Y veía , veía , no truchas , no barbos , tencas ni cangrejos , sino tentadoras ondinas llenas de seducciones , ojos destellantes y acariciadores , labios de coral , tez de nácar , cabellera áurea , senos blancos rosados , brazos a torno hechos con azucenas , que le llamaban amorosamente hacia sí , con tan persuasivas e irresistibles sonrisas , que mal año para San Antonio si se hubiese encontrado en igual trance . Egnatius tendió los brazos hasta tocar el agua con los dedos , y en el mismo punto la dulce visión se desvaneció . Mas en seguida , otra ondina se presentó , compendio de las perfecciones de todas , la obra más acabada de la creación : ¡ cielos ! juraría que era Therasia , la divina Therasia , su discípula , que le atraía , que le sonreía , que le tendía sus brazos . Alargó él los suyos golosamente hacia la celestial golosina : allí estaba provocativa y quieta : casi la tocaba ; avanzó el pecho sobre el escarpe álveo ; todavía faltaba un poco , muy poco , casi nada , para tocar la celestial aparición y asirla e izarla sobre el césped y huir con ella en el alazán a Complutum o a un yermo , donde quisiera ; por él no había de quedar ... Hizo un último esfuerzo y ... ¡ ay triste ! la romana del cuerpo acabó de vencerse , y allá fue de cabeza sobre el remanso , los pies sólo fuera del agua , sin que la pérfida hija de Crescente hubiera acudido en su auxilio . Con la brutal impresión del frío , y sin tiempo para darse cuenta y maniobrar concertadamente ( con conciencia de la situación ) , probablemente se habría ahogado , a no estar allí Numisio para pescarlo y levantarlo a la altura del soto desde donde había caído . Costó Dios y ayuda hacerle desalojar la gran cantidad de agua que había embuchado ( en el chapuzón ) . Por fortuna , no todo el repuesto de ropa de Numisio se había quedado en el carruaje : en una de las bestias iba una muda de túnica y camisa , y esa vistió el cuitado gramático para emprender la última parte de la jornada hasta Cauca . Ocioso es decir que lo sucedido pareció a todos un accidente ordinario , pues Egnatius se guardó muy mucho de referir a nadie el malaventurado suello . Ni él mismo habría querido recordarlo ; en los mágicos anillos del remanso , y en los rizos de espuma del raudal , y en los mentirosos reflejos de uno y otro habla encontrado una caudalosa fuente de poesía ; despierto , se había dado un hartazgo de hermosura , exaltación del sentimiento de la belleza natural , y , ¡ ay ! , ese hartazgo acababa de indigestársele . Al montar a caballo miró con rencor al río por haberle metido en aventura y roto el encanto de modo tan cruel y con no merecida mofa de su persona . Sin embargo , no todo había sido culpa del Eresma : por lo menos la compartían con él , de un lado , la educación clásica del propio Egnatius , y de otro , su accidentada travesía del Guadarrama : duraban aún en él los efectos de aquella divina embriaguez y de aquella efusión de su alma en el alma universal que le hiciera ver los órganos florales de la cordillera como estancias de una epopeya viva , de un poema en acción . Después de tomar un bocado , siguieron el camino viejo adelante ; vadearon algunos de los afluentes , cruzaron otros a pie enjuto . Frente a uno de ellos , sobre una isleta peñascosa que dominaba el vado principal del Eresma , se mostraban las ruinas de una de aquellas atalayas o burgos de los antiguos iberos y celtas , cuyos agrietados murallones se ocultaban tras un espléndido tapiz de musgos , helechos y yedra , con festones y guirnaldas de vid silvestre , zarzas , escaramujos , cremátides , madreselvas y otras respetables familias del reino vegetal , que se habían alojado en las grietas y formaban un breñal inextricable . Después de contemplar aquella venerable reliquia de los tiempos célticos , restituyéronse a la vía romana ; cruzaron aún algunas mutationes ( estaciones de relevo de la posta ) , medianos poblados , apriscos de ganado , cortijadas con sus ventrudos almiares de paja y heniles alrededor de la era . Atravesaron un pinar , pisaron la línea fronteriza que dividía en lo antiguo el territorio de las dos naciones Arevaca y Vaccea por aquella parte , amojonada después por la Administración romana . Algunas quintas de recreo de modesto aspecto , a derecha e izquierda de la calzada , entre altivos plátanos , pardo-sombríos olmos de apiñada hoja y frutales de variadas especies : cerezos , nogales , castaños , ciruelos , perales , manzanos y emparrados , anunciaron a nuestros viajeros la proximidad del caserío . Ya en el egido , a menos de un cuarto de milla de las murallas y a mano derecha de la calzada , apartado pocos pasos de ella , llamó la atención de Numisio un elevado pedrusco , tallado y mohoso , que representaba un jabalí montado en un pedestal y estaba destinado a guardar los restos mortales de una matrona de Cauca , liberta de un Ambato , según daba a entender el epitafio . Ofrecía éste la particularidad de ser dialogado , aunque de muy humilde minerva , siendo los interlocutores la esposa difunta , Ambata Onyx , y el cónyuge sobreviviente , Lucio Valerio Onésimo , sacerdote que había sido , encargado del culto de Roma y del Emperador en la ciudad de Cauca . He aquí su texto : - « Diis Manibus . ( Habla Onésimo ) - Ave , Ambata Onyx . L . Valerius Onesimus , sevir Augustalis et magister , maritae incomparabili cum que sine querella vixi annos XXXII . ( Habla Onyx . ) - Hic nemini ferit inimicus . ( Habla Onésimo . ) - Haec nihil un quam feccavit nisi quod mortua est . ( Habla Ambata . ) - Quedo esperándote . ( Habla Onésimo . ) - Ambata , mihi Karissima , vale . Como era de esperar para quien le conociese , no había de ahorrar Numisio su comentario . - ¿ Conque treinta y dos años de matrimonio sin haber cuestionado ni una sola vez con tu mujer ? De seguro no tuviste suegra . - ¿ Conque no conociste en tu vida ni un mal enemigo ? Amado Onésimo , siento decírtelo , pero ¡ cuan poco debías valer ! Una ruidosa carcajada de un grupo no visto de personas resonó a la espalda . Sombreado por un fresco laureto entre la sepultura y la calzada , Valerio Onésimo había a sus expensas construido una suntuosa exedra de sillería esculpida y pintada , a fin ( decían los maldicientes ) de asegurarse una buena memoria de parte de los paseantes de Cauca y tener con quien pegar la hebra de su diálogo cuando muriese . Los que en la exedra estaban en aquel momento sentados , comunicándose la chismografía local y componiendo el mundo , eran ocho , y los ocho salieron al encuentro del forastero para pedirle noticias de lo que en ambos imperios sucediera , según costumbre universalmente admitida . Bien hubiera querido Numisio darles buenas nuevas , pero no era cosa que estuviese en su mano . Hacía tiempo que no llegaban a oídos de él más que descalabros de las armas romanas y enflaquecimiento creciente del Imperio . Mientras en Occidente los alemanes cruzaban el Rhin e invadían las Galias trabando las manos de Gratiano e inmovilizando sus legiones ; mientras en Oriente la valerosa Mavia , una romana viuda de un príncipe Sarraceno de Asia , invadía la Palestina y la Fenicia hasta Egipto , y ponía en aprieto al comandante general de las fuerzas de Valente , hasta obligarle a pedir la paz - los godos removidos de la Baja Moesia por las tiranías , la venalidad y concusiones del malvado gobernador romano Lupicino , y reforzados por bandas de descontentos , labradores expoliados por los agentes del Fisco , esclavos fugitivos de las minas , hasta veteranos legionarios auxiliares que desertaban de sus banderas - , asolaban las vastas planicies que se dilatan desde el Haemus ( Balcanes ) al Rhodore y desde Rhodore al Bósphoro , estaban entregadas al saqueo , al incendio y a la matanza ; eran teatro de tales fechorías la Thracia , caían sobre la Tesalia y la Macedonia , devastándolas ( bloqueaban a Constantinopla y saqueaban sus arrabales ) . Con los desastres del exterior se daba la mano , agravándolos , y corría desatada la guerra civil religiosa ; y ya eran los atanasianos , que los atribuían a cólera del cielo contra los arrianos ; ya eran los arrianos , que los atribuían a cólera del cielo contra los atanasianos ; ya los paganos , como Libanio , a cólera de los dioses contra unos y otros . La última hora , novedad para el círculo de patriotas y desocupados de la exedra de Onésimo , suponía al emperador de Oriente Valente , a punto de salir en persona , constreñido por el clamor popular , al frente de las fuerzas militares del Imperio , a reprimir la insolencia de los godos y reducirlos otra vez ; y al emperador del Occidente Gratiano , desembarazado ya de los alemanes , aprestándose a correr con sus legiones considerables en auxilio de su estulto y mal aconsejado colega y tío . ¿ Qué resultaría de ello ? ¿ Desquite ? ¿ Catástrofe ? Vivir para ver . Valete , adiós . Y montando de nuevo , se dirigió a la suntuosa puerta de la ciudad que ya cerca se le mostraba . Enfilaron cinco jinetes por una calle vetustísima , bordeada de casas de regular apariencia , y desembocaron en una plaza sin soportales , en cuyo centro se alzaba una que debió ser estatua de mármol y no era ya más que un pedrusco informe , en el cual no se distinguían ya ni brazos , ni cabeza , ni pelo , ni manto , ni calzas , ni cosa otra alguna , fuera de dos muslos desnudos llenos de erosiones y desolladuras . Diríase que había sido esculpida en un bloque de hielo , y que cuando estaba a medio derretir se había súbitamente petrificado . Con algún trabajo leíase en el pedestal : « P . Scipioni cos . imp . , ob restitutam Caucam ex s . c . bello Numantino . » Era , como se ve , una estatua histórica . A mediados del siglo II antes del Imperio , sitiada esta ciudad por el procónsul L . Licinio Lúculo , hubo de capitular , admitiendo dentro de sus murallas una guarnición romana ; pero aún no bien instalados los legionarios , el malvado general , faltando a la fe jurada , les dio orden de degollar a todos sus habitantes sin distinción de sexo ni de edad . Veinte mil caucenses perecieron en esta espantosa matanza , baldón del nombre romano : sólo algunos , muy pocos , consiguieron huir y ponerse en salvo por las mal guardadas puertas o descolgándose por las murallas , mientras la soldadesca estaba entregada al saqueo . Años después , P . Scipión , que tenía cercada a Numancia , invitó a esos desgraciados a restituirse con toda confianza a su desmantelada ciudad y poner otra vez en cultivo sus tierras ; y tal es el hecho que la municipalidad , en el siglo I del Imperio y de la Era cristiana , había querido conmemorar en esta estatua , que veinte generaciones de muchachos , no hallando justificado tal honor , habían maltratado con tan terco y sostenido encarnizamiento , como en señal de protesta contra el Senado y pueblo romano , que ni siquiera procesaron al bárbaro procónsul asesino . Torció Numisio desde allí a mano derecha , pasó por delante de un templo consagrado en lo antiguo al numen céltico Lugus y ahora a una santa inventada por los cristianos , Santa Paula ; dos calles más le condujeron a otra plaza cuadrilonga , muy espaciosa , especie de Foro , circuida de un elegante pórtico , y sobre el pórtico casas de aire señoril , y entre ellas la Consistorial o de la Curia ( Ayuntamiento ) y las de los dos hermanos Honorio y Theodosio . En el centro de la plaza , bajo una lona de color gris , se acusaba el homenaje de piedra y bronce que la patria del invicto estratega , conde Theodosio , rendía a su memoria e iba a inaugurarse . Echó pie a tierra Numisio , cruzó el vestíbulo y penetró en espacioso atrio . Recibiéronle con demostraciones de fraternal afecto , como pudieran a un jefe de la familia , Aelia Flaccilla , mujer de Theodosio , la hermana de éste , a la sazón viuda , su tío Eucherio , su cuñado Honorio , con Termantia y Serena , hijas de éste , y una caterva de tíos , sobrinos y afines de ambos cónyuges ; Flaccilla y Theodosio , andaban muy atareados , con una legión de servidores , en dar la última mano a los preparativos de la refacción o tente en pie . Theodosio estaba en el viñedo , a un tiro de piedra de la casa , e iba a llegar de un momento a otro . Pero Numisio no tuvo paciencia para aguardar , y pidió licencia a Flaccilla para salir al encuentro de Theodosio ; por el camino inspeccionaría de paso la plantación , para apreciar por su aspecto y el grado de su desarrollo lo que podía esperarse de ella . En buena ley , el arreglador de esta narración debería aprovechar el paréntesis que se abre para hacer la descripción de la casa de Theodosio , tipo helenoromano , sin la cual la crónica queda manca ; pero , seguro que habría de causar enfado , la guardo para intercalarla en alguna de las próximas ediciones , aunque no todos los lectores de la presente hayan de agradecérmelo . La heredad , en cuestión , a donde se encaminaba Numisio , lindaba con el ejido y había sido un tiempo territorio de la vieja gentilidad de los Comenesciquos . En medio de numerosa brigada de rústicos trabajadores estaba el Cincinato del Imperio con su intendente , construyendo muros de sostenimiento en las plantaciones de los dos años anteriores y abriendo hoyos y zanjas para seguir plantando en la primavera próxima , según los cánones de la antigua agricultura cartaginesa transmitidos por Magón y sus discípulos Catón , Varrón , Columela y Poladio , más especialmente . Desde su voluntario destierro a Cauca , la mayor preocupación de Theodosio había sido extender en lo posible el cultivo de huerta y la producción de vino en la localidad , no sólo por lo que a él particularmente interesaba , en su calidad de terrateniente y agricultor , sino como medio de mejorar la condición de las clases pobres , adiestrándolas con el ejemplo y el consejo en un régimen de producción más intensa y variada que el aprendido de sus mayores . Los sabios de aldea se burlaban del general por su ocurrencia de criar viña en un clima como aquél ; pero él se defendía diciendo que no era su pretensión producir en Cauca vino gaditano ( de Jerez ) , ni de la Cosetania , que eso sí sería desatinado , sino vino de Cauca , vino del Duero ; y que esto era razonable y no fantasía ni sueño , de arbitrista , lo acreditaba el hecho de que casi todo el vino que bebían los críticos y murmuradores , comprado a los arrieros o a los taberneros de la localidad , procedía de lugares de la cuenca del Duero , no más cálidos ni más abrigados que Cauca . Baccho es extremadamente complaciente y contemporiza con casi todos los climas , lo mismo que el hombre , el perro y el gorrión , según tenía demostrado e iba a demostrar una vez más la experiencia . Los sabios y rentistas de la exedra no sabían qué replicar , pero tampoco daban su brazo a torcer : ¡ la viña en competencia con los pinos montanos ! Mientras tanto , Theodosio seguía recibiendo carretadas de sarmientos de la parte de Roa ( Roa , Peñafiel , Aranda de Duero , Burgo de Osma , etc . ) , y hasta , por probar , de las faldas del Pirineo , enviados por Numisio . Toda la economía agraria del general , en lo que hacía a Cauca , se compendiaba en esta fórmula : « Mejor que pinar , los cereales ; mejor que centeno o trigo , los prados ; mejor que prados , la huerta ; mejor que huerta , la viña ; mejor que viña , la combinación y simultaneidad de bosque , cereales , legumbre de secano , ganado , huerta y viña . » Numisio aprobaba con la cabeza , mientras examinaba complacido las cepas de la joven plantación y felicitaba a Theodosio por el éxito que prometían el vigor y verdor de los brotes del primero y del segundo año . Aquella tarde el sol parecía , no diré melancólico , sino triste , y tenía pereza de ponerse , como si tras su despedida no hubiera de volver a salir . Sobre la púrpura y oro que lo ceñían y nimbaban , íbase extendiendo una capa de ceniza gris , mientras los flancos de las montañas se dejaban invadir de las sombras , presa de una mortal languidez , sin mostrar la menor querencia de la luz . Numisio y Theodosio caminaban del brazo en dirección a la casa , conversando de lo que les embargaba , y era preocupación común : el peligro godo . Contaba Theodosio en aquella sazón treinta y tres años y tenía de su mujer Aelia Flaccilla un hijo de dos años llamado Arcadio . Como Trajano tres centurias antes , se había formado militando bajo las banderas de su padre . De estatura prócer , superior al promedio común , exhalábase de su persona aquel aire señorial que los romanos denominaban « prestancia senatorial » ; figura arrogante por naturaleza , sin ser solemne ni imponente , infundía respeto tanto como animaba a la familiaridad . Frente despejada y serena , mirada franca , longánimo , liberal , gustaba de ayudar a sus parientes , camaradas y amigos con su consejo y con su fortuna , en lo cual le ayudaba hasta excederle el bueno cuan noble corazón de Flaccilla : su casa parecía de todos , semejante a una institución de beneficencia . Había recibido una educación esmerada : mostraba talento para la música y la poesía ; se ejercitaba en la esgrima y el juego de pelota : su estudio favorito era la historia , a la cual dedicaba sus horas de ocio , con la ilusión de inspirar en ella su conducta . Su patriotismo romano , aunque tan desengañado , rayaba en la exaltación . Recto , casto , frugal y , por decirlo de una vez , modelo de todas las virtudes así domésticas como cívicas . Por desgracia , no era sólo esto . Era de una susceptibilidad anormal , caviloso , irascible , arrebatado , y en sus arrebatos cruel con crueldad ciega , neroniana . Era irresoluto , mudando con frecuencia , de la noche a la mañana , sus más transcendentales determinaciones . Su inconsistencia de carácter le hacía saltar casi sin transición desde la indolencia más apática a la actividad más febril , como en otro orden , oscilaba sin regla entre la iracundia y la clemencia . ¿ Estaba satisfecho en Cauca ? Quizá no : en algunas miradas sin dirección , en algún reprimido bostezo , creeríasele cansado , empachado de prosa , acaso , acaso nostálgico , como si el papel de Cincinato , para los que no han nacido en él , fuese menos fácil de sostener que lo que había podido pensar él mismo cuando tres años antes lo hubo adoptado . Su actividad inquieta en las cosas de casa y en las innovaciones del campo de aspecto cultural , podía ser señal que delatara el aburrimiento . Su hermano Honorio era el reverso suyo . Tocante al físico , difícilmente se hallaría en el mundo tipo más vulgar , insignificante y descaracterizado : no le mordía ni aguijoneaba ninguna gran pasión ; no sentía , como Theodosio , la nostalgia de las cosas grandes : se reconocía sin aptitudes y no aspiraba a nada . Flemático , no había que temer que muriese de atrabilis ; moriría , si acaso , de linfatismo : llevaba una vida quieta y placentera , como la de sus ovejas y de sus bueyes . No así sus hijas , en especial Serena , que había heredado algo de las cualidades de su abuelo el conde Theodosio , y que ya entonces , en el dintel aún de la adolescencia , divertía con sus gracias , su ingenio y buen sentido las melancolías y mal humor y desarmaba la cólera de su tío Theodosio , el cual acabó por prohijarla . Menos flemático , Eucherio , tío de Theodosio , estaba dispuesto a todo , incluso , decía él bromeando , a ser cónsul y prefecto ; el general lo veneraba como un segundo padre . Aelia Flaccilla , afable , pía , maternal , digna de tal varón por sus virtudes , su talento , su hermosura y lo encumbrado de su alcurnia , tenía por segura la llegada de su padre Antonio , prefecto de las Galias , descendiente de la prosapia de Trajano , a lo que se decía . Para el día siguiente , víspera de las honras fúnebres del Conde y de la inauguración de su estatua , se esperaba el grueso de los invitados . Efectivamente , unos alrededor del mediodía , otros por la tarde , fueron llegando y alojándose en una u otra de las dos casas de Theodosio y de Honorio , puestas interiormente en comunicación , entre otros personajes , los siguientes : - 1 . º Procedente de la Galia , Aelio Antonio , a quien acabamos de nombrar , suegro de Theodosio . - 2 . º Procedente de la Gran Bretaña , reunido en el camino al anterior , Magno Clemente Máximo , compañero de armas de Theodosio en las campañas del padre contra los pictos , ecotos y sajones , ahora comandante general de las tropas romanas acantonadas en dicha isla . - 3 . º Marco Cynegio , un zaragozano , más letrado que militar , hombre enérgico y de iniciativas , muy adicto a la casa de Theodosio , autor de una historia de las campañas del conde . - 4 . º Procedente de Asturica Augusta ( Astorga ) , el gobernador civil de la provincia Gallaecia , a que Cauca pertenecía , en compañía del procurator o Delegado de Hacienda . - 5 . º Procedente de Lucus Augusti ( Lugo ) el flamen o sacerdos de la provincia , presidente de la Diputación o Asamblea provincial , que había votado y costeado el monumento , y con él una Comisión de legati concilii provinciae ( diputados provinciales ) . - 6 . º E1 obispo cristiano de Ávila , gran amigo de Theodosio . - 7 . º El prefecto o comandante de los septimanos seniores , antigua legión VII Gemina , que seguía teniendo su cuartel general en León como en los siglos anteriores desde Galba . - 8 . º El rhetorico Helpidio , de Astorga , y el presbítero Prisciliano , de Pallantia ( Palencia ) , encargados por la curia o Ayuntamiento de la ciudad , de la laudatio ( elogio u oración fúnebre ) que había de leerse en el Foro , delante de la estatua , presentes los invitados , la familia de Theodosio , las autoridades y el pueblo . - 9 . º Varios otros personajes , optimates de la provincia , magistrados y delegados de autoridades y Corporaciones , tales como el defensor civitatis o patrono de la plebe de Segovia , uno de los duumviros ( alcaldes ) de Clunia , Braga , Lucus Augusti y Septimanca ( Simancas ); los presidentes de gremios de artesanos que tenían a Theodosio por patrón en Segovia , Clunia ( Coruña del Conde ) , Pallantia ( Palencia ) y Salmantica ( Salamanca ) , y cuyas téseras en bronce se exhibían suspendidas en el atrio de la casa , los tribunos de las cohortes que guarnecían a Brigantium y Juliobriga ( ¿ ? ) , etc . - 10 . º Numisio Pomponio había ya llegado la antevíspera , según hemos visto . Numisio y Magno Máximo se saludaron muy ceremoniosamente , aunque habían combatido juntos en Bretaña y convivido en unos mismos campamentos varios anos , a las órdenes de un mismo general . Caracteres contrarios , Numisio todo franqueza y desinterés , Máximo , oblicuo , envidioso , fanático con su cuenta y razón , impulsivo , atacado de megalomanía , no habían podido nunca simpatizar ; más aún , Numisio , a quien repugnaban , sobre todo , su hipocresía , su obsesión de los honores y su desapoderada ambición , había mirado siempre a su colega con prevención . El padre de Máximo había sido un burgués acomodado , que quiso improvisarse millonario con las minas de diversos metales del Guadarrama ; saliéronle fallidos los cálculos , y , arruinado , tuvo que acogerse a la clientela de la casa del conde Theodosio . Tal fue la ocasión de que su hijo Magno Máximo acompañara en todas sus andanzas , últimamente en las campañas de la Gran Bretaña , al insigne guerrero e hiciera rápidamente carrera protegido por él , al par de Theodosio el joven , de quien había venido a ser compañero de armas y casi hermano , escalando con él las más altas dignidades de la milicia . Ahora era él el jefe de las legiones que guarnecían la Gran Bretaña , y venía a España con objeto de visitar en Otero Ferraria a su madre viuda , a quien quería y mantenía , y dar fe de presencia en el aniversario de su protector . A media tarde , las calles de Cauca presentaban un cuadro de gran animación , recorridas por enjambres de aldeanos y forasteros endomingados , que habían acudido al cebo de la fiesta y al calor de los parientes , y cuyo número se acrecentaba por momentos . La chiquillería se apiñaba y mariposeaba en derredor de los tamboriles , cymbalos y clarines , que recorrían las principales arterias de la ciudad preludiando con sus acordes alternativamente , ora fúnebres , ora triunfales , la festividad del siguiente día . Con grandes precauciones , para no atropellar al gentío , pasó la diligencia de la posta imperial . Mientras mudaban el tiro en la mansio , un viajero se alongó hasta la casa de Theodosio , con objeto de entregar unos pliegos destinados al general . Dos de ellos , venían desde Andrinópolis , ciudad de Thracia y su segunda capital : eran cartas de oficiales que habían servido a sus órdenes en la Moesia y que solían darle cuenta de los sucesos más salientes , así políticos como militares , acaecidos en Oriente . Abrió Theodosio una de las cartas , cuya letra le era bien conocida , y no bien hubo medio leído , devorado más bien , las primeras líneas , lanzó un grito desgarrador , penetrante , de dolor y angustia , semejante a rugido de león herido , poniendo en alarma a toda la casa . Interrogáronle los intrigados huéspedes , la aterrada Flaccilla , pero en vano : estaba demudado , lívido ; los sollozos le ahogaban , impidiéndole articular una sola palabra . Les alargó las cartas y el extracto del Diario o Gaceta oficial ( Acta Diurna ) . Gratiano , decían , ya en camino para Oriente , había despachado desde Sirmium un correo para Valente ( que se hallaba en Adrianópolis ) , rogándole que le aguardase , que no empeñara ninguna acción a fin de asegurar el triunfo combatiendo a los godos con las fuerzas reunidas de los dos Imperios . Valente , que quería toda la gloria para sí , desatendió la prudente recomendación y consejo de su sobrino , y contra el voto de sus generales , marchó al encuentro de las hordas de Fritigern , Alathens y Saphrax , acampadas a corta distancia de Adrianópolis . El desenlace había sido el desastre militar más grande que habían sufrido las armas romanas en quinientos cincuenta años , desde los días de Aníbal : 40.000 soldados tendidos en el campo de batalla , con 35 tribunos , dos generales , dos ministros : de Valente , el emperador , herido de flecha y abrasado vivo en el incendio de una alquería , ni siquiera se había encontrado el cadáver para darle sepultura . ¡ Sólo una tercera parte del ejército había capado a la matanza ! Los vencedores , ensoberbecidos por tan estupendo triunfo , se dirigían a marchas forzadas sobre Constantinopla , con propósito de expugnarla y cortar de un golpe la cabeza del Imperio , asolando de paso la Thracia , caída en su poder . El patriotismo exaltado de Theodosio hízole suspender por tiempo indefinido las honras fúnebres del conde y la inauguración del monumento conmemorativo , y cuanto con uno y otro se relacionaba . Inmediatamente él , su familia y sus cognaciones se vistieron de luto ; la estatua del padre fue cubierta de paño negro . Los consternados huéspedes hicieron otro tanto , poniéndose el traje que habían llevado para la solemnidad funeral . El señorío y los decuriones de la ciudad hicieron irrupción en la casa de Theodosio . Todo en ellos eran duelos y confusión . Inmediatamente se procedió a la recogida del material . Las imagines de los antepasados , bustos de cera y medallones o clypeos de metal , volvieron a sus armaria del atrio ( nichos u hornacinas , capillas ) , donde formaban un como cuadro genealógico de la familia , lo mismo que los trajes e insignias correspondientes a las dignidades que obtuvieron , a las magistraturas que desempeñaron y con las cuales habían de ser representados en la « pompa » ; colgáronse otra vez en sus puestos las banderas y demás trofeos ganados al enemigo en Bretaña y en África ; depositáronse en la pinacotheca , encima de uno de los dos peristylos , la efigie yacente del glorioso muerto , que había de ser conducida en la carroza fúnebre , las numerosas torrecillas de madera pintada que figuraban las ciudades y tribus sometidas por él , junto con las coronas que le habían sido discernidas , los haces de los lictores , etcétera ; cubriéronse con tapices las pinturas murales que figuraban escenas de las campañas del conde y adornaban las paredes de los pórticos del peristilo ; fue izada al solarium o azotea de la fachada , de donde había sido desmontada el día antes la primorosa reducción al 15 por 100 de la columna Trajano , de Roma , labrada de bronce y de marfil , espléndido regalo de boda de Theodosio el joven a Flaccilla ; los coros de cantores y cantoras se volvieron al cuerpo las naenias épicas que tenían preparadas para la fúnebre « pompa » ; disolviéronse las bandas de músicos con sus tubae , sus cornua y sus tibiae ; el personal allegado de diversas procedencias para la gran cacería de potros silvestres , ciervos , rebezos y jabalíes por las selvas y parameras de la comarca con que Theodosio pensaba obsequiar a sus huéspedes , tuvo que dispersarse con sus jaurías ; las carretadas de flores , los montones de ramas de ciprés y de pino , quedaron obstruyendo y embalsamando los patios o corrales posteriores que formaban como una casa de labor intramuros pegada a la mansión señorial y en comunicación con ella ... Los muchachos y la plebítula de Cauca , que no entendían de Godos y para quienes Andrinópolis sonaba a cosa de otro mundo , estaban inconsolables al verse de tal modo defraudados y desvanecida una solemnidad nunca vista en aquellas regiones , que iba a romper la monotonía de una vida vegetativa , sin accidentes y proveer de motivos ideales a su imaginación y a su memoria para varios años ; y faltó poco para que hicieran con la inédita estatua del héroe lo que habían hecho con la de Scipión , prendiendo luego al paño que la cubría , y arremetiendo con ella a pedradas o derribándola del pedestal . Los aldeanos forasteros habrían hecho una de Lúculo , entregando a las llamas no la estatua , sino a la ciudad , en pena de su informalidad . El hecho no tiene por qué extrañarnos . Lo extraño es que fuese un intelectual quien diera la nota cómica . El cronista se refiere a Helpidio . Se hallaba éste tan enamorado de la invención y aparato de su laudatio , que no la cambiara por el panegírico de César , obra de Cicerón , ni por el de Trajano , obra de Plinio , ni por la de Tácito en honor de Virginius Rufas ( Plinio , España Sagrada , tomo II , 1 , 5 ); como que cifraba en ellas grandes esperanzas . Paso a paso seguía el orador oficial los fastos y vicisitudes de la ciudad a través de los siglos , y los comparaba con las gestas del conde su hijo , encontrando en aquéllas y éstas el más perfecto paralelismo , siendo , verbigracia , cierto ministro del emperador ( evitaba pronunciar su nombre , como el del emperador mismo ) segando la noble y provechosa vida al debelador de Bretaña , verdadero padre de la patria , al insigne estratega ( conde Theodosio ) , cuya prudencia y cuyo valor habían restablecido la paz y buen orden en África , porque le hicieran sombra sus talentos , su probidad , su gloria y su fortuna , - lo que quinientos veintisiete años antes había sido el bárbaro procónsul Lúculo respecto de Cauca , apoderándose de la ciudad a traición y degollando contra la fe jurada a su vecindario . En ese golpe fatal con que el adverso hado de España , a distancia de más de cinco siglos , había herido a la madre y al hijo , veía él algo transcendente que habría de marcarlos con el sello de la inmortalidad . La urbs no era ya urbs , sino orbis ; y de igual modo que Publio Scipión restauró a Cauca , un nuevo Scipión habría de venir que restauraría el Imperio , como no fuera que estuviese decretado en los designios de la divinidad ( evitaba concretar entre Jove , Pantheo y Cristo , y hasta huía de adjetivar ) el castigo de aquellos dos crímenes con la total ruina y extinción de la ingente obra , que creíamos eterna , de Rómulo , Augusto y Constantino . Al volver Helpidio de su largo paseo con Egnatius , que había intimado con él porque le llevaba el humor , se encontró con la fatal nueva . En un principio , se resistió a dar crédito a lo del aplazamiento ; cuando vio que iba de veras , pensó no volver del paroxismo , y a no ser el buen sentido de Prisciliano y de Egnatius , que lo contuvieron , habría tomado el incidente como una ofensa personal , ora de parte de Valente , de Fritigern o de Theodosio . La mano de algún envidioso rival había de andar en eso de los Godos . ¡ Una laudatio como aquella quedarse inédita ! No podía ser , no podía ser , a menos que el eje de la tierra se hubiese salido de sus polos . Y era que él no veía el mundo y la historia humana más que a través de su personal grandeza y de aquella su ampulosa obra maestra . Y cuando Prisciliano le convenció haciéndole ver que todo en el mundo es contingente , y todo por tanto posible , y que la contingencia de autos no tenía ya arreglo , al menos en lo humano , se dejó llevar del enojo y del despecho en tanto extremo , que sin más deliberación , sin más trámites , tomó el camino de vuelta , dejando a Prisciliano al cuidado de despedirlo . Theodosio , que no había pegado los ojos en toda la noche , amaneció con fiebre lo bastante alta para alarmar a Flaccilla y poner en cuidado al médico de la municipalidad . Pero hay días y días , y aquél no lo era para estar enfermo . Poco antes del mediodía , desempedrando las calles , atropellando al gentío , un correo imperial ( ¿ tabellarius diplomarius ? ) atravesó la ciudad como un torbellino , llevando un despacho del emperador Gratiano para Theodosio . El caballo cayó a la puerta reventado ; el correo tuvo que ponerse en cama ; sus compañeros de comisión habían quedado desmontados y enfermos , el uno en Pintia , el otro en una mutatio ( estación de relevo ) próxima a Septimanca ; tanto habían forzado las carreras desde Tarragona . Theodosio quiso reprimir su curiosidad , pero no pudo : después de breve titubeo , cortó el vinculum de seda del pliego y se puso a leer . Era un ardoroso llamamiento de Gratiano a los sentimientos patrióticos de Theodosio , para que acorriese al Imperio . Le ofrecía el mando superior del ejército y reprimiendo , atajando con él , luego de restablecido el torrente de la irrupción . Después de un relato sobrio de los hechos y de la situación , que ya Theodosio conocía desde el día antes , decía : « Parece que hemos vuelto al siglo VI de Roma ; que las feroces huestes de Aníbal han resucitado , sin más que llamarse ya no perros , sino godos . Nuestras armas han tenido su Tesino , su Trebia y su Trasimeno : estamos avocados a otro Cannas , de que ya el orbe romano no volvería a levantarse . Un millón de bárbaros , ebrios de sangre , corren al asalto de la capital de Oriente ( Constantinopla ) , por más próxima , para luego ir a expugnar la metrópoli de Occidente ( Roma ) , y devastar y asolar Italia , las Galias , Bretaña , España , como ahora la Thracia , Tesalia , Macedonia ... Son turbonadas de fieras sanguinarias , langosta humana que avanza , sierpes que en cada uno de sus seres devora y arrasa una o más ciudades y distritos . Diríase que ha sonado la última hora de los dos imperios . Si todavía tengo fe en la eternidad de Roma , es porque tengo fe en Theodosio . Mira si doy precio a tu concurso y si eres o no libre de aceptar . « La gloria mayor de Nerva fue sacar de España y dar al Imperio un Trajano glorioso , restaurador de la patria . No la gloria mayor , sino la única , de mi reinado quiero que sea dar al mundo heleno-romano otro nuevo esforzado Trajano , sacado también de España , que restaure el ejército y con él las glorias empañadas del Imperio y sea , conditor alter , segundo fundador . « No soy yo sólo quien , en voz de la patria , te imploro ; también el Cielo te llama . Tu padre ha sido vengado : en la espantable catástrofe , el triste emperador , que fue con Maximino la causa de su muerte , ha perecido . « De haber tu padre vivido , no habría desastre de Andrinópolis , y Valente viviría también . Descuelga ahora la espada del gran estratega , cuya prudencia y cuyo denuedo restablecieron la paz y buen orden en Bretaña y África , y ocupa su puesto : como triunfaste de los Sármatos y de los Pictos , triunfarás ahora de los Godos , y Roma volverá a respirar . « Conociendo como conozco tu humanidad , tu espíritu de sacrificio y tu civismo sin igual , me lisonjeo con la seguridad de que no querrás ser menos que Cincinato , menos que Camilo ; y quedo esperando en Sirmium tu aviso para salir al encuentro de tu nave en Thesalónica . Es preciso , es urgentísimo . - Vale . » Theodosio quedó como aturdido e inerte . La calentura había instantáneamente remitido . Poco a poco fue volviendo de su estupor y llamó a consejo a los más caracterizados de sus huéspedes , que aguardaban el desenlace de la crisis para despedirse . Cuando Theodosio les leyó la carta de Gratiano , Magno Máximo se puso lívido , y tuvo que hacerse gran violencia para disimular su rabia y su despecho . Su ansia de notoriedad y de supremacía , su apetito de realeza , que era su enfermedad , se exacerbó y encendió más con aquel golpe de fortuna de su secreto rival y con aquella gran injusticia de Gratiano , que se había acordado de Theodosio en vez de pensar en él , y dijo casi balbuceando : - Nos consultas la respuesta que te cumple dar a la demanda epistolar de Gratiano , y lo siento por ti , pues ya tu propia dignidad y el amor filial deberían habértela dictado . Tu padre había salvado al Imperio en la Gran Bretaña , en trance ya de hacerse independiente y presa de los sajones ; lo había salvado en África , a punto de sacudir con Firmus el yugo de Roma , y bastó una miserable intriguilla de Palacio para sacrificar al invicto estratega , haciendo rodar en el cadalso la noble cabeza que tantos laureles había acumulado sobre sí . ¡ Y ahora , su hijo osaría vender tan caras memorias y tan veneranda causa a precio de un empleo , acudiendo al reclamo de un emperador que pretende sacudirse la culpa echando el muerto al muerto ! . ¡ Oh ! no ; Theodosio no puede ya decorosamente salir de sus posesiones de Cauca : todo lo que su magnanimidad puede hacer en obsequio del Imperio y del emperador , es mirarlos con neutralidad , permanecer extraño a ellos , no pensar en devolverles el mal que de ellos ha recibido ... En este punto tomó la palabra Numisio , que se sabía de memoria a Máximo , y dijo con retintín : - El querido Máximo , nuestro hermano de armas , se toma por ti , por tu suerte , por tu comodidad , un interés cual no te lo mereces , y es de justicia que se lo agradezcas . Pero yo miro más al deber moral y a la causa pública que al bienestar de los tuyos y a tu personal sosiego , y no quiero , como Máximo , confinarte de por vida en Cauca y levantar entre tú y Roma , a modo de una doble muralla de bronce , el agravio y la venganza . Me acuerdo de M . Furio Camilo , el Aquiles de la República , en aquel épico sitio de Veyes , la Troya etrusca , tan lleno de prodigios , incluso intervenciones de los dioses , que resistió diez años a los sitiadores , y cuyo dichoso remate valió a Roma la hegemonía y casi el vasallaje de los treinta pueblos de la Italia central y quedar libre para siempre de todo temor por parte de Sabinos , Equos , Etruscos y Volscos . El pueblo , celoso y desagradecido , acusó ligeramente a Camilo de concusionario y lo desterró a Ardea . En el mismo año , los Galos entraron en Roma , degollaron a la población , incendiaron el caserío y acamparon siete meses en medio de las ruinas . Sólo Camilo podía restaurar la personalidad de Roma y ponerla a cubierto de mayores males ; mas para aceptar otra vez la dictadura , tenía que perdonar el agravio recibido ¡ Camilo perdonó ! Había que escarmentar y reprimir al vencedor , había que rehacerlo todo ; y esa fue la obra del gran estadista . Una nueva ciudad surgió de las cenizas de la antigua : Camilo fue proclamado segundo fundador de Roma . Si Theodosio necesitara de ejemplos , ese sería el modelo a que habría de mirar para sobreponerse a la memoria de lo pasado y acudir , en esta hora de tribulación , al grito de angustia de la patria . Ardea es Cauca ; Brenno es Fritigern ; Camilo , Theodosio . - No , no ; Ardea no es Cauca : Ardea es el patíbulo de Carthago . Camilo pudo perdonar , porque era él mismo el ofendido . Pero aquí el ofendido es otro , y el caso varía . Tendría que ser nuestro mismo esclarecido maestro y mártir estratega quien hablara . Preguntarás , ¿ de qué manera ? Nada más sencillo : la receta la ha registrado Silio Itálico en su poema de las Guerras Púnicas y la había puesto en práctica con entero éxito Publio Cornelio Scipión , evocando las figuras de su padre y de su tío muertos en España y poniéndose en comunicación con ellos . Va Theodosio a Cumas , sacrifica a los manes del conde , al romper el alba , una manada de ovejas de color negro , agregando vino y miel , y luego que en la entrada del reino de Styx aparezca la augusta sombra , evocada por la sibyla , le presenta el mensaje de Gratiano y acto seguido le pregunta si debe aceptar o rechazar . Que el conde Theodosio autoriza a su hijo para aceptar ... Pues con su pan se lo coma , y yo seré el primero a quien parezca bien el que Theodosio se arrepienta de su voluntario destierro y se restituya a la corte y al ejército . Pero no siendo así , ¿ cómo me haría yo cómplice de un acto que considero de infidelidad al padre , al maestro y al bienhechor ? Los circunstantes , que no estaban en antecedentes , se mostraban maravillados de tales extraños conceptos ; no así Numisio , quien veía claramente a través de ellas un ataque de amarguísimos celos , que había tomado cuerpo en un ataque de bilis y no le permitía reprimir los sarcasmos que se desbordaban en su alma enferma . - En serio , repuso Numisio , bromas a un lado de buen o mal gusto , y guardando el debido respeto al vivo y la reverencia debida al muerto ( un relámpago de ira cruzó por los ojos de Máximo , mientras se apretaba con ambas manos la boca del estómago ) , quedamos en que , Theodosio cristiano no ha de mostrar menos grandeza de alma que Camilo gentil - ya lo sugiere Gratiano - , y que despachará inmediatamente un correo a Sirmium manifestando al emperador que agradece de todo corazón su demanda , el haber puesto su confianza en él , y se hace un deber el no defraudarla , ante la magnitud y la calidad de la catástrofe , anunciándole que va a ponerse inmediatamente en camino ... Y añadió , volviéndose a Theodosio : - Tu misión no puede ser más sencilla ni tampoco más difícil ni más propia de tu gran corazón . No tienes que ir lejos en busca de escuela , que la posees en tu propia casa : lo que tu padre hizo con una provincia , eso debes hacer tú con muchas : arrancarlas de manos del enemigo , pacificarlas y reconstituirlas ; restablecer y afianzar la dominación romana ; reprimir las devastadoras correrías de los bárbaros y rechazarlos al otro lado de las fronteras ; proteger éstas con líneas sólidas de guarniciones avanzadas ; establecer campos atrincherados ; reedificar las ciudades asoladas . Esto es lo que tu padre hizo ( Amm . Marcel . : lib . XXVI , cap . VIII ; lib . XXVIII , capítulo III ); de qué modo tú lo viste , lo vio Máximo , lo he visto yo , y aquí tienes sus informes en tus archivos . Nada replicó Máximo , que estaba en lo más fuerte de su ataque bilioso y aguardaba impaciente que el Consejo acabase para retirarse a su habitación y meterse en la cama . - Cynegio abogó elocuentemente y en los términos más calurosos y sensatos a favor de la solución que había formulado Numisio . Eucherio votó con Cynegio y Numisio , suscribiendo todos sus razonamientos . Los que eran funcionarios y autoridades hicieron equilibrios , huyendo de comprometer su juicio por lo que pudiera tronar . En cuanto a Honorio , declaró valerosamente y con la más loable franqueza que él no opinaba ni sería bien que opinase . El obispo abulense y el flamen provincial estuvieron sumamente prudentes , excesivamente prudentes , declarando a una que la causa de tan repetidos mortales desastres era el descreimiento y que el remedio estaba en desagraviar a la Divinidad ... Y cuando Numisio les objetó que si la causa era de orden transcendente , y en ello andaba la mano de Dios o de los Dioses , habría que enviar a Oriente , no al general reclamado por Gratiano , sino a uno de ellos dos , el flamen o el obispo , o los dos , para que embistieran al enemigo armados de sus respectivos hisopos en cuenta de espadas y su disciplina eclesiástica en cuenta de disciplina militar , se contentaron con sonreírse , encerrándose en un discreto silencio . Volvió a la carga Numisio , llamándoles a la cuestión , interrogándoles directamente sobre lo que era objeto de la consulta ; pero ni aún así picaron : sólo el obispo abrió la boca para recitar un famoso epigrama del poeta Floro a su amigo el emperador Adriano , que éste correspondió con otra estrofa cuaternaria del mismo metro popular , recogida por Spartiano ( Hist . August . scriptores sex , ed . de Oasaubon , 1603 , Ael . Spart . Adrianus Caesar , pág . 11 ): Nadie le había preguntado si quería ser César emperador y afrontar las heladas escarchas del país de los scytas , alias godos , ni si debía quererlo Theodosio . Numisio renunció a apurarles más . No podría el cronista asegurar que Theodosio hubiese oído cuanto se habló , que se hubiese hecho cargo de todo el debate : tan reconcentrado estuvo las dos horas que duró el Consejo . Cuando éste hubo terminado , Theodosio se encerró en su oratorio , especie de Larario cristiano que había sustituido al de los penates . Rendido de sueño , no bien había empezado a orar , con más fervor que de costumbre , pidiendo luces al cielo , se quedó dormido . Llámela el lector como guste , cristiana o pagana , pero fue una verdadera incubatio . Dos astros de primera magnitud , uno su padre , el héroe del Imperio , y del brazo con él Camilo , el héroe de la República , se le aparecieron resplandecientes de luz , severo y casi hosco el semblante , y le hablaron en un lenguaje que él lo oyó distintamente , reconviniéndole porque había dudado , al extremo , de abrir un juicio contradictorio entre sus amigos haciéndole ver como él se debía a Roma y al orbe romano ; ordenándole que sin demora dejara las ociosas plumas en que se consumía y acudiese al llamamiento de Gratiano para combatir a los enemigos de ambos Imperios , animándole y confortándole para que no desmayase ante los muchos obstáculos y contrariedades que se le opondrían , e iluminándole sobre los medios que habría de poner en ejecución para superarlos . ¿ Qué es eso de temblar ante reveses de un día , un Imperio de tan formidable base , forjado por los siglos ? ¿ Es que no quedan , intactas aún , las yeguadas de España y de Capadocia ? ¿ Es que no hay ya cien millones de habitantes para reclutar nuevos cuerpos de ejército ? ¿ Es que han perecido los treinta y cuatro arsenales del Imperio , con sus inagotables depósitos de armas para equiparlos ? ¿ Es que los godos han cortado cien millones de brazos y no hay quien dispare esos dardos , quien esgrima esas espadas ? ¿ Es que se ha tragado la tierra todos los Camilos y Fabios enfrente del nuevo Aníbal , Breno ; todos los Theodosios enfrente l , del nuevo Firmus ? ¿ Es que no hay más Roma que la que estaba en la llanura de Adrianópolis ? ¿ Se ha concluido el mundo , el mundo romano ? Deja las ociosas plumas y acude al llamamiento de Gratiano para combatir a los enemigos de ambos imperios . Te debes a Roma y al orbe romano . En este punto Theodosio sintió un roce suave en las mejillas , un aliento cálido en la frente , y la visión se desvaneció . Todavía siguió largo rato durmiendo , con un sueño profundo , reparador y sedante , de que tenía gran necesidad . Mientras esto sucedía , Numisio andaba de cabeza por causa de un pobre forastero , víctima del más desalmado caciquismo . Salía de la casa , cerca ya del atardecer , con objeto de echar un vistazo al informe montón de piedra que fue castillo de frontera de los vacceos , en la confluencia de los ríos Voltoya y Eresma , cuando acertó a ver una jauría suelta de muchachones , y aún hombres hechos , que corrían y voceaban persiguiendo con saña como a enemigo público , a un hombre de sórdido aspecto , mal cubierto de harapos , que se tambaleaba como desfallecido o como ebrio . Habían venido pisándole los talones desde fuera de la población dos sabuesos bien mantenidos , diestros en cazar siervos cimarrones ( fugitivi ) , con la casi seguridad de atraparlo a la entrada de Cauca ; pero él se había defendido blandiendo fieramente su cayada mientras se internaba en la ciudad . Pronto la chusma de desocupados de la calle se unió a los perseguidores , al apellido de « ¡ siervo fugitivo ! » , y una lluvia de piedras cayó sobre el cuitado , que había agotado sus últimas fuerzas y no podía ya tenerse de pie ; y en la faja empedrada que orlaba los pórticos del Foro resbaló y cayó desvanecido como pudiera un cuerpo muerto . El generoso Numisio , a quien ofendía el menor acto de crueldad , sobre todo en daño de desvalidos , y que además estaba en una mala hora con lo de Oriente y con lo de Magno Máximo , embistió furioso a la turba con la misma cayada del cimarrón , mendigo o lo que fuese ; descalabró a unos , puso a los demás en dispersión ; al más terco y audaz , que acababa de darle con un guijarro en un costado , le arrojó la cayada con tal rabia , que alcanzándole le fracturó un brazo . En seguida levantó al perseguido , acomodólo sobre sus espaldas , y con tal carga entró en casa de Theodosio ; en un instante lo despojó del sucio y despedazado vestido , le vistió su propia camisa , lo acostó en su lecho , hízole llevar alimento , le curó una herida y varias contusiones , sin acordarse de la suya , dispuso un baño portátil , hizo llamar al médico y dirigió al infeliz palabras de consuelo , prometiéndole albergue cómodo y protección en una de sus posesiones . Tuvo Numisio la delicadeza de no preguntar nada a su protegido , pero habló éste y en términos tales que le dejaron horrorizado , más que antes lo de Andrinópolis . He aquí lo que refirió , haciendo grandes pausas , el enfermo : Me llamo Pacieco ; soy y no soy siervo , soy y no soy fugitivo ; soy un campesino víctima del tirano de mi lugar . Se halla éste a menos de una jornada de aquí , en tierra de vacceos , y lleva por nombre , poco apropiado por cierto , La Mota . Vino a vivir a él un magnate de muchas campanillas y bien relacionado , así en la capital de la provincia como en Milán . Con sus tropelías e infamias , incontables o inenarrables , en que magistrados y agentes de la Administración pública le ayudaban con tanta decisión y empeño como si fuese virtud , Epasto , que así se llama el potentado , obligó a la villa a sometérsele , mediante un « contrato de tutela » , en que él se obligaba a dispensarles su protección , garantizando la libertad personal al vecindario y las tierras que todavía le quedaban a cambio de un tributo anual que habían de pagarle y que efectivamente le pagaban , con más puntualidad que el suyo al Fisco . Pero el codicioso patrono había acabado por quererlo todo : los campos tributarios de sus clientes se los fue apropiando , y a los clientes mismos los fue avasallando y cobrándoles la mitad de los frutos , hasta que , por fin , los declaró adscripticios suyos , obligándoles a trabajar para él , incapacitándoles para abandonar la tierra y trasladarse a otros lugares y amenazándoles con la verberación y el ergástulo si lo intentaban . En este caso se encontraba el padre de Pacieco , morador antiguo de La Mota . Él , el hijo , había casado en uno de los vicos o aldeas de la villa , que tenían propia personalidad , que no habían aceptado la protección y habían resistido el vasallaje y la adscripción . Por lo cual Epasto había adoptado otros sistemas , tales como el de la obnoxatio , para llegar al mismo resultado . Y en este caso se hallaba él , Pacieco el joven . Para pagar una deuda apremiante de su padre , se había vendido a si propio , haciéndose esclavo de Epasto ( por vía de obnoxatio ) en precio de 12 sólidos ( sueldos de oro , menos de 200 pesetas ) . Es sabido que esta clase de contratos lleva consigo el pacto de retro . Pues bien , cuando al cabo de tres años , verdaderos años de sacrificios , mi madre fue a rescatarme , devolviendo a Epasto el precio con las creces de costumbre , que son un 20 por 100 , se negó a recibirlo y a soltarme , y como mi padre protestase con la viveza que es de suponer , llamó a sus sayones , y le conminó con sus cueros si volvía a chistar . Entonces decidimos abandonar el pueblo los dos , y a tal efecto , enviamos ocultamente por delante a nuestras familias , por caminos extraviados , y al día siguiente las seguimos nosotros a campo traviesa , en dirección a Segovia , Complutum y Caesaraugusta , con la esperanza de despistar al infame tirano de La Mota y ponernos fuera del alcance de las autoridades galaicas , que habían acogido nuestras reclamaciones con un encogimiento de hombros . Para abreviar , nuestro intento fracasó . Para mejor asegurar el éxito , mi padre y yo nos habíamos separado , dándonos cita en Segovia . Por desgracia , nuestra marcha se descubrió a poco de salir , y las gentes de Epasto emprendieron contra nosotros un ojeo implacable . Hace de esto ocho días ; ocho días que me van a los alcances , pasando y repasando campos , bosques , ríos , montes : tres llevo sin comer más que hierbas : uno me decidí a pedir pan de limosna a un levita en Ahusin , y me regañó diciéndome que padecía la culpa de mi falta de fe , por no abandonarme a la Providencia , como los lirios y como los pájaros , y a título de mendigo válido y haragán , me negó todo socorro . Lo que ha sido de nuestras familias , en absoluto lo ignoro . De mi padre , ¡ ay mísero ! , no supe hasta ayer , y ¡ ojalá no hubiera sabido ! : al segundo día de nuestra partida había sido descubierto , ligado con manillas de hierro arrastrado a La Mota : Epasto lo condenó a la última pena , y mi padre fue verberado con plomos hasta expirar . Pacieco rompió a llorar : Numisio levantó los puños al cielo y lloró también , sin hallar para el triste un consuelo que él habría necesitado para sí . Entonces - así acabó su relación el de La Mota - me decidí a jugar el todo por el todo y me encaminé a Cauca , no porque aquí estuviese el gobernador , sino porque aquí estaba Theodosio y , a lo que me dijeron , el prefecto del Pretorio : y ... ya lo has visto : a pesar de hallarse aquí el prefecto del Pretorio , y el gobernador y Theodosio , los satélites de Epasto han osado penetrar en Cauca y azuzar contra mí , como si yo fuera un enemigo del Imperio , al populacho . No sé quién me ha sacado de sus garras , quién me ha hecho la caridad de compadecerme : alguna divinidad ha debido ser ... Numisio no había advertido que Antonio , Theodosio , Cynegio y el Gobernador estaban allí y habían oído la espeluznante historia contada por Pacieco . Al verlos , su carácter recto , justo y humano ( compatissant aut pauvres ) se sublevó y estuvo a punto de agredirles ; pero tuvo aún bastante fuerza de voluntad para reprimir su indignación , limitándose a desahogar las hieles que le ahogaban , a derramar la amargura de su corazón con estas impías razones , sin importarle que lastimasen los sentimientos piadosos de algunos de los presentes : - Verdaderamente no carecía de alguna razón el levita de Ahusin : a estos míseros les habría traído más cuenta nacer jilguerillos del aire , o florecillas del campo , o lirios del valle , porque entonces el Padre celestial se habría cuidado de sembrar y segar , de hilar y tejer para ellos ; mientras que , nacidos hombres , predilectos hijos de Dios , imagen y semejanza suya , el Padre celestial ha podido tratarlos con franqueza como de la familia , distraerse y olvidarse de ellos , no haciendo cuenta con la poética y alegre promesa del Salvador en el discurso de la Montaña , y dejar que se muriesen solos , de injusticia , de desvalimiento y de hambre . Cynegio , escandalizado , quería encauzar el incidente dándole un giro « sensato » , y se apresuró a mudar el registro , y salió por Institutos y Digestos , seguramente porque no conocía a Numisio y no había caído en que no estaba la Magdalena para tafetanes . - No sé cómo ha podido ser eso ; los contratos de tutela son legalmente nulos desde los días de Nuestro Señor Constancio , emperador ; y aunque fuesen en principio válidos , lo serían a condición de que no degenerasen , como fatalmente degeneran , en contratos de esclavitud . Por lo que respecta al secuestro y homicidio cometido en la persona de ... No le dejó concluir Numisio , el cual , aflojando ya un poco el freno de su irritación , interrumpió diciendo : - No , si leyes no faltan : lo que falta es vergüenza , vergüenza del oficio para cumplirlas y hacerlas cumplir ; lo que falta es más sangre y menos tinta en el corazón , para que sea una verdad , y no una vana palabrería , aquella regla universal de conducta que el Evangelista ha proclamado después de Pythágoras , Aristóteles , etc . : « Lo que no quieras para ti , no lo hagas a los demás » ; lo que falta es facultad de indignarse ante la injusticia hecha a los demás , tomándola como propia ; lo que falta es menos religión en los labios y más religión en las acciones ; lo que falta son gobernadores , son prefectos del Pretorio , son emperadores , son obispos , son ministros celosos de su oficio , cumplidores de su deber , que se ganen lo que gozan y lo que comen ; lo que falta son patricios que además de patricios sean hombres , y , que en vez de leyes , pura charranería , hagan tripas , coraje , puños , alma , que nada de eso tenéis , y por eso va el mundo como va . Si tuvierais arrestos ante el caso , cuando el caso se presenta , para reprimirlo y reducirlo a su ley , a su tipo , no habría Paciecos víctimas ni Epastos tiranos ... Theodosio , que había oído hablar más de una vez de las innobles proezas de Epasto y veía un conflicto en perspectiva , si no se esforzaba por conjurar una explosión de cólera de Numisio , muy de temer en esta ocasión , porque se hallaba en terreno firme , intentó amansarlo : - Numisio tiene entera razón : hay que proveer y se proveerá ... Pero Numisio estaba intratable y tampoco le dejó concluir . - ¡ Ah ! , sí ; se proveerá ... Pero ninguno de vosotros tiene derecho a decir que se proveerá , sino que se ha provisto . Lo que no hubo voluntad de hacer ayer , tampoco se hará mañana . Y ahí tenéis la raíz del Andrinópolis presente y de los que están por venir . Por lo cual digo que el secuestro y muerte de Pacieco son cosa más grave que la derrota y muerte de Valente . Los malhechores como Epasto , y se cuentan por cientos , al decir vuestro , son más godos que los godos , y urge más descastarlos del país vacceo que de la Thracia . ¿ Con que se proveerá , eh ? Allá a la vuelta de Oriente , dentro de doce o quince años , o recomendando a Milán una nueva ley que confirme y recuerde la que dice Cynegio que no se ha cumplido , o lo que es igual , que mande restituir a los expoliados su libertad y su tierra con el mismo éxito con que la ley confirmada dispuso que no se diese lugar al despojo ... Basta ya de facetias y de burlas ; y tú , Theodosio , no pienses en ir a Oriente a restablecer el honor y la fortuna de Roma , dejando a la espalda tal oprobio . - Se hará tu voluntad , quiero decir , lo que disponga la ley y sea de razón : los culpables recibirán el condigno castigo ; pero , por Cristo vivo , ten calma , hombre feroz , deja una vez de ser exagerado , da tiempo al tiempo ... Así habló Theodosio . - Se pondrá orden en esto - apoyó el gobernador , a quien no llegaba la camisa al cuerpo - : se abrirá una información , se instruirá un proceso , todo con carácter de urgencia y criterio de rigor ... Numisio votó , y aflojando otro poco más el freno , repuso : - Bien dicen que de lo contado come el lobo y anda gordo . Contemporizando , encogiéndose de hombros ante el mal ajeno , instruyendo expedientes y dando tiempo al tiempo , el mundo romano ha agotado sus energías morales y retrogradado a la edad del salvajismo , sin recobrar siquiera las virtudes del salvaje . ¡ Cuatro siglos de Imperio , cuatro siglos de cristianismo , y son posibles aún tales monstruosidades ! Pero ya no me extraña , después de oíros lo que os oigo decir . Tiene al frente la provincia un presidente o gobernador civil ; sobre el gobernador un vicario ; sobre el vicario un prefecto del Pretorio ; tres espléndidos sueldos que pagan los agobiados contribuyentes . Y yo me pregunto : ¿ para qué ? ¡ Para que ayuden a la aristocracia provincial a acabar de hundir el Imperio ! Sí ; a ciencia y paciencia vuestra , la clase de labradores libres se está rápidamente extinguiendo , y con ello dais hecha a los bárbaros del Rhin y del Danubio la mitad de su destructora labor , pues a la par de los labradores se desangra y consume el Imperio , ya agonizante . ¿ Y queréis que no haga mala sangre , que no me arrebate , que dé tiempo al tiempo ? Pues ¿ de qué tenéis la sangre vosotros ? ¿ Y para qué servís , si no es para estorbo ? - Pero , hombre de Dios - exclamó Theodosio , ya picado , al ver tan mal parada la autoridad y respetabilidad del gobernador y la del prefecto su suegro - , si no tienes confianza en lo que llamas embeleco de la ley , juzgándola cosa de ninguna virtud , si no tienes confianza en las altas representaciones ( magistraturas ) del Estado , a quienes inconsideradamente maltratas ... - Cuidado , yo no maltrato a nadie : la verdad tiene manos blancas y no ofenden ; ni yo he dicho que las tales magistraturas vayan a la parte con Epasto y con los demás Epastos a quienes aludís ... - ¡ Eh , amigo ! - interrumpió el gobernador , rojo como la grana , que más parecía florida amapola - : habla claro si tienes algo que decir , o ... Theodosio voló a conjurar el nublado , volviendo a la interrogación que había quedado pendiente . - En conclusión ; dinos , por fin , tu teoría : ¿ cómo entiendes resolver el conflicto Epasto-Pacieco fuera de la acción de las leyes sociales ? - ¿ Fuera ? Habrás querido decir dentro : dentro de la acción de las leyes sociales . Fuera de ellas están los que las han dejado inactivas , estando instituídos en autoridad para ejecutarlas . Parece que jugamos al escondite en derredor de un equívoco . - En fin ... - En fin , que lo que preguntas de las cosas que no se dicen , se hacen . Si quieres verlo , llégate mañana a La Mota , para donde salgo a primera hora con mis cuatro servidores , y Dios sabe si siento no poder llevar conmigo a este mártir . - Iré , iré - exclamó el aludido - , tengo voluntad y cobraré las precisas fuerzas esta noche . - Esas fuerzas tuyas serán resta de las mías ; pero no importa , irás . Por lo pronto voy a enviar un propio a Segovia para que sepamos de tu familia . Magno Clemente Máximo pasó la noche en vela , levantándose y acostándose a cada momento . A la madrugada se sintió aliviado , y mandó enganchar su carruaje para ir a incorporarse a sus legiones de la Gran Bretaña . - Vente conmigo a Oriente - díjole Theodosio - , hay faena para todos . Máximo pensó si se mofaba de él , y en poco estuvo que no recayese en el acceso bilioso del día antes y prorrumpiera en denuestos contra el noble anfitrión y contra el emperador . - Yo no voy adonde no me llaman - respondió secamente - , y aún llamado , no me hincha de viento el honor de que me dé a besar su sandalia un emperadorzuelo como tu Gratiano . Quédese para otros ... Cuando Máximo cruzaba el atrio para salir a la plaza y montar en su carruaje , acompañado por Theodosio , que no había hallado manera razonable de excusar tal cortesía , entraba en la casa Prisciliano , con objeto de despedirse y cumplir por Helpidio . Quien hubiera podido descorrer el velo que ocultaba el porvenir , anticipándose nada más que siete u ocho años al destino de aquellos tres hombres que el azar había reunido un instante en este humilde rincón de la Península , se habría estremecido de horror ante el negro rosario de tragedias que desfilara a su vista , impío alarde , espejo de la inconstante fortuna y de la mísera condición humana . Theodosio , coronado emperador en Oriente , por obra de Gratiano ; Magno Clemente Máximo , alzándose en armas contra Gratiano usurpando a éste la corona y asesinándolo , proclamándose emperador de Bretaña , las Galias y España , y haciendo la forzosa a Theodosio para que legitimase la usurpación ; Prisciliano , obispo de Ávila , supuesto heresiarca , sometido a cuestión de tormento , condenado a decapitación y ejecutado en el cadalso de Treveris , por delito de herejía , a virtud de sentencia de Máximo , que aquel día inauguraba en la historia la horrible inquisición católica , que tan gigantescas proporciones había de cobrar en los catorce siglos subsiguientes ; Máximo otra vez invadiendo la Italia y persiguiendo de muerte al emperador niño Valentiniano , hermano de Gala , para hacerlo desaparecer y ensanchando con los ricos despojos su ya dilatado Imperio ; Theodosio , viudo de Flaccilla , enamorado de Gala , declarando la guerra a Máximo para reponer a Valentiniano , y derrotándole y vengando con su muerte la muerte de Gratiano , y teniendo que encargarse de proveer a la manutención de la madre del usurpador destronado y ejecutado y a la educación de sus hijas . Pues con todo y con eso , aún no habrías visto , lector , la zona más espantosa y sombría del cuadro : la suerte horrible que los injustos hados reservaron a la más dulce , atractiva y simpática de las figuras que hemos visto asomar un instante en la casa de Theodosio , y ante la cual la misma fría impasible Clío y aun la huraña y sanguinaria Melpómene , si la hubiesen visto , habrían llorado . No quiero nombrarla aquí , harto saldrá ello a su hora y ensombrecerá la crónica de una de las más negras y trágicas horas de la historia de la humanidad . Dejemos a Máximo en demanda de la Galia y camino del Pirineo y del Estrecho de la Mancha , y trasladémonos a La Mota con Numisio y el gobernador de la provincia . ¿ Con el gobernador he dicho ? Sí , también con el gobernador . La noche antes , cuando Antonio , Theodosio , Cynegio y el gobernador salieron de la estancia de Numisio , entonces de Pacieco , conferenciaron entre sí sobre lo que procedía hacer en aquella ardua coyuntura . Digamos en honor suyo que todos , en lo fundamental , dieron la razón a Numisio , admirando la nobleza de sus sentimientos , hallando sobradamente motivadas su indignación y sus vehemencias y aplaudiendo en lo general su actitud , equivalente casi a un programa de gobierno y a una doctrina , no sin hacer alguna reserva en lo tocante a procedimientos . Y considerando el riesgo a que la generosa temeridad de Numisio le expondría , la imposibilidad de traerlo a temperamento de « razón » , y el escándalo que de una guerra privada , y tan desigual , por ellos sabida y comentada , podría resultar , y de la cual , como de sus motivos , el prefecto del Pretorio , presente , habría de dar parte al gobierno imperial - , decidieron dar de mano al procedimiento ordinario , y que el gobernador mismo , en persona , se constituyese en La Mota , con todo el aparato de la justicia , practicara la indagatoria , decretara el procedimiento y pusiera en orden el lugar , restableciendo la normalidad , en tanto Theodosio hacía los últimos preparativos y ponía en orden sus asuntos para emprender la partida a Oriente , según acababa de anunciar a Gratiano por un doble correo . Inmediatamente , de noche y todo como era , se despacharon propios a todos los burgos o puestos de policía más próximos , con orden de concentrarse en Catica a la primera hora de la mañana . A esta fuerza y a la escolta del gobernador , Theodosio y sus parientes , empezando por Honorio , agregaron las decurias de sus solariegos , armados y municionados . Pacieco fue acomodado en una vieja litera , aunque en la segunda mitad del camino pudo cabalgar . A las siete de la mañana arrancaron el gobernador y Numisio con una hueste de 350 hombres , escolta , solariegos y burgarios . Ninguno de ellos sabía , fuera de dos o tres , a donde se encaminaban . El vecindario de Cauca contemplaba la partida con extremos de curiosidad , que no logró ver satisfecha en todo aquel día . No hay que decir los ovillos de conjeturas que se devanarían en el círculo de la exedra . En el camino fue informado Numisio del régimen agrario vigente en La Mota antes del despojo , y sería difícil reflejar aquí la impresión profunda que le causó . Poseía el vecindario las tierras del término en común , y el fruto que rendían se distribuía entre las familias en proporción de lo que necesitaban para su manutención . Las labores agrícolas no se ejecutaban de mancomún , sino que se particularizaban , sorteándose cada año a cada vecino una « labranza » o porción del suelo común cultivable , para que de este modo trabajasen todos y los holgazanes no echaran la carga sobre los hacendosos y diligentes : alzada la cosecha , debían aportarla íntegra al acervo común . La tarea asignada a cada partícipe cultivador venía a ser el espacio necesario para ocupar de veinte a veinticinco días con una pareja de bueyes en cada vuelta de arado . Para el efecto de la asignación , tenían sus términos cuidadosamente medidos , según eran de labor , de pasto , de huerta o de bosque , por yugas o yugadas , agnuas o acnuas y porcas , medidas superficiales que registraron en sus libros los escritores de re rústica . Las labranzas sorteadas anualmente estaban amojonadas o separadas por zanjas o por vallados de piedra seca . Preocupaban a Numisio grandemente las desigualdades sociales , no hallando razón filosófica que las justificase ni abonase : no comprendía esos rebaños de hombres que , queriendo trabajar , no tenían dónde , y que en medio de una naturaleza próvida - por hallarse el suelo acaparado - , no veían ante sí otra salida que elegir entre morirse de injusticia , dándose en esclavitud ( a colonato ) a los acaparadores y trabajando para ellos , o morirse de hambre . Así es que el método vacceo , individualista en cuanto al trabajo , comunista en cuanto al consumo , le seducía , como si viese en él una solución ; y muchas veces en el curso de su vida , ora se hallase en Oriente , ora en Occidente , hizo de él tema de conversación , siendo su más entusiasta panegirista . Cuando nuestros excursionistas llegaban cerca de La Mota y admiraban el incomparable mirador , castillo un tiempo de los Vacceos , reconstruido ahora ilegalmente por Epasto , desembocaron por una senda tres matones arqueros de la gavilla del tirano , llevando por delante atrailladas a las familias de los dos Paciecos , expulsadas tres días antes de Segovia por sus autoridades , obligadas a mendigar por los caminos y detenidas por aquellos semi-forajidos para ser restituidas a la servidumbre de que Pacieco padre no se había librado más que por la muerte . El gobernador hizo prender y esposar a los tres guapos y puso en libertad a las siete personas que llevaban detenidas , con orden de que penetrasen sin ningún cuidado en la población , acompañadas por Pacieco menor , que no quería separarse de su patrono . Llegada la comitiva a la plaza Mayor , donde estaba la que había sido Curia o Casa Consistorial y era ahora granero del señor , el gobernador envió fuerzas que rodearan el castillo sin disimulo , pero con cautela , y mandó que llamaran a Epasto a su presencia , mientras se echaba abajo la puerta principal de la Curia . Acudió con presteza el señor del castillo , como quien va obsequiosamente a brindar hospitalidad a un amigo , y no fue poca su extrañeza cuando vio que se trataba de una indagatoria judicial . Sin embargo , no pensó que aquello fuese una cosa seria : algún compromiso del gobernador , emborronar papel , hacer que hacemos para aparentar y salir del paso : ¡ a fe que no estaba el angelito bien enterado de todo ! Luego que hubo prestado su declaración , pidió permiso para retirarse , y su extrañeza se trocó en asombro al ver que se lo negaban . Retiráronlo a otra inmediata habitación para que declarasen fuera de su presencia sus servidores y satélites : después de éstos hízose comparecer a igual efecto a gentes del pueblo tomadas a la ventura de las calles centrales , de los barrios exteriores y de los vicos o aldeas . El gobernador escuchó horrores : ¡ no , no lo sabía todo ; no había él vendido sus complacencias ni hecho la vista gorda para aquello ! La denuncia de Pacieco quedaba plenamente comprobada , y más aún , con estupendos agravantes . Consecuencia de lo diligenciado fue un auto decretando la detención provisional del magnate y su traslación a la cárcel de Clunia . Pero al ir los lictores ( ? ) a hacerlo preso , la habitación que le había sido dada para aguardar , estaba vacía : inquirieron , registraron desde las cuevas hasta el tejado , pero en vano : se había evaporado . Los centinelas de la única puerta abierta de la Curia , amenazados de fustigación , juraron que por allí no había pasado . El gobernador gritaba enfurecido . Y lo que dice el refrán : « conejo ido , consejo venido » . Era exclamación general ésta : ¡ no haberle puesto centinelas de vista ! Pero , ¿ por dónde ha podido huir ? Hay que averiguar si cultivaba en su castillo las artes goéticas ... No , no las cultivaba : había huido por arte propio . De un ángulo escondido en el remate de la escalera que conducía a los sótanos , arrancaba una galería subterránea , enlazada al sistema de minas y pozos que ponían en comunicación el castillo con otros edificios del casco y con el campo exterior . Aprovechando un descuido , Epasto se metió por ella , y a los cien pasos salió a una calleja desierta ( el vecindario se había concentrado en la plaza , atraído por la novedad ); con paso de lobo se escurrió pegado a la pared , tomando el camino más corto del ejido : a poco vio un caballo ensillado , que despuntaba la hierba de un patio o solar empedrado , separado de la calle o camino de ronda por un ligero y bajo vallado de ramas secas . Ya echaba mano a la montura pensando si no la habría dispuesto allí la Providencia para salvación suya , cuando oyó llanto de mujeres y niños y vio salir en el mismo punto un hombre , lloroso también , de un patizuelo contiguo , separado de aquél por una cerca de piedra en seco y anejo a una vivienda de humilde aspecto . Era Pacieco ... - ¡ Calla ! ¡ Epasto por aquí ! ¡ Y siempre en su oficio de ladrón , cuando todos creíamos que por fin iba a licenciarse con su cuadrilla ! Epasto , aturdido , sin saber lo que hacía , se arrojó a los pies de aquel hombre , a quien no conocía , y le rogó y conjuró , por su padre y por su madre , por el Empíreo y por el Olympo , que le cediera la cabalgadura en precio de todo el dinero que quisiera pedirle . - Mira , le contestó Pacieco , arrastrándolo al patizuelo y mostrándole un cuadrilátero de tierra removida , en torno del cual plañían tres mujeres , una joven , y tres niños , e inmediata a él una fosa recién cavada : - aquí está enterrado Pacieco , mi padre , a quien asesinaste vilmente la pasada semana ; y esta fosa que excavaron al mismo tiempo para mí , va a servir para enterrarte a ti . Huyendo de la justicia humana , has dado en la divina . Tu propio crimen te ha hecho de lazarillo , para guiarte a nuestra casa . Y esto diciendo , enarboló un leño de los que había apilados en un ángulo , y con toda la fuerza que le quedaba lo descargó sobre el miserable cuitado , sobre el aristócrata facineroso , verdugo de su padre . Instintivamente paró este golpe con el brazo , y el brazo crujió partiéndose en dos . - ¡ Pacieco , perdón ! ¡ Jesús , Jesús , Jesús , socórreme ! Todos mis bienes , todos , todos para tu Iglesia ! No se dejó cohechar Jesús , y Pacieco pudo enarbolar nuevamente su clava sobre Epasto , apuntando a la cabeza . Epasto , que estaba de hinojos , ladeó el cuerpo , movido del terror , y venciéndosele , cayó en la fosa en una falsa posición , causa de que con el golpe se le fracturase una pierna . Vaciló Pacieco un instante entre sepultarlo vivo o aplicarle la ley del Talión , verberándola con cueros y plomos hasta que expirase . Ya se decidía por lo primero y andaba buscando una azada , cuando lo detuvo Numisio , apareciendo por la puerta interior de la vivienda , precedido de la mujer . - No lo remates , dijo , que no merece salir de su cuidado a tan poca costa . Hay que darle tiempo para que saboree la miel de sus hazañosas fechorías , antes de que subía a honrar el patíbulo con su noble cabeza segada por otro más noble que él , tu vengador el verdugo . Por otra parte , La Mota , que lo ha criado y cebado , le debe al país esta lección viva más eficaz que todas las pragmáticas promulgadas y por promulgar . Ha sido peor que un lobo , y no sería justo rematarlo como a un lobo , dándole tan dulce muerte . Ponle un bozal , échale un ramal al cuello , ármate de un buen látigo , e iremos a enseñarlo de ciudad en ciudad por toda la provincia , para que a su vista estos lanígeros de dos pies se tornen leones y caiga hecha humo y ceniza esta oligarquía de Epastos , afrenta de Roma y causa en gran parte de su ruina . Lo de ir a enseñar a Epasto como un oso , según la original ocurrencia de Numisio , sin duda ninguna podría haber sido ejemplar ; pero ... al levantarlo de la fosa vinieron a entender que tenía una pierna rota . Pesábale a Pacieco y pesábale a Numisio soltar tan buena presa , pero urgía tomar un partido ; y el partido que tomaron fue dejar a Epasto en la solitaria rúa , apartadamente de la casa , donde no tardarían en topar con él y ponerlo a buen recaudo los que revolvían en su busca la ciudad . Luego que estuvo hecho , Numisio habló a Pacieco en los siguientes razonables términos : - No sé lo que durará este apaño convenido en Cauca : del estado de anarquía y consunción a que ha llegado el Imperio hay que temerlo todo . El mejor día podrías verte envuelto en un proceso por atentado contra la preciosa vida de Su Majestad Epasto . Y enfrente de este perverso estado oficial , no tienes tú los medios de defensa que Theodosio o que yo , porque no eres senador . Ni nosotros hemos de estar en este tu país más de cuarenta y ocho horas , por lo cual te aconsejo que inmediatamente salgas con los tuyos para tu aldea , con objeto de descansar esta noche ; en seguida te arbitras como puedas las necesarias acémilas que os lleven por Nivaria ( entre Cauca y Septimanca o Simancas , cerca de Pedreja del Portillo ) hasta Rauda ( Roa ): montáis allí en la posta , con las evectiones ( permisos para hacer uso de ella ) que espero obtener del prefecto del Pretorio y que te enviaré a Nivaria ; nos precedes sólo una jornada , por si os aconteciera algo , teniendo en cuenta que en Numancia hemos de hacer alto un día entero . Y en Zaragoza , Porta Gallaeca ( ? ) me abordas para que te diga si habéis de ir a Nertobriga o a Ylerda . Toma este dinero . Corro a la plaza . - Vale . Al mismo tiempo que él , hacía su entrada en la plaza el convoy de Epasto , llevado en andas por tres burgarios . Rebosaba aquélla de gente , y entre tantos millares de personas no reunieron pulso bastante para que se acusara un latido del corazón : ni un estallido de cólera , ni una tentativa de linchamiento , ni un denuesto , ni una maldición , ni un murmullo contra el disoluto , rapaz y sanguinario déspota , verdugo de sus cuerpos , secuestrador de su libertad , ultrajador de sus hijas , robador de su hacienda ; ni siquiera un gesto , ni siquiera un murmullo de satisfacción y bienestar consiguiente al desperezo moral o al desentumecimiento ; tan hondo había labrado en sus ánimos el hábito del terror y de la servidumbre . Tenían a Lucifer debajo de los pies , y aún temblaban a su contacto , como si fuera a erguirse poderoso y a tragarlos . En un instante vióse Epasto rodeado no sólo de su mujer y de sus hijas , anegadas en llanto , que esto era natural , sino de una gavilla de condotieres y rufianes allegadizos , ministros de sus tiranías y ruindades , que ni aún con lo visto se daban a partido , cosa que acabó de agotar la paciencia y exacerbar la indignación de Numisio , haciéndole prorrumpir en exclamaciones airadas , tales como estas : - ¡ Ralea , gavilla de bandidos ! ¡ Racimo de horca ! ¡ Abortos del Cocyto ! ¡ Enemigos del Imperio y del género humano ! Se ha lucido con vosotros la filosofía de Zenón y se ha lucido el Evangelio de Cristo ... Decía esto poniéndoles rabiosamente los puños en la cara , con gana de que alguno protestara o se defendiese . En seguida , volviéndose hacia el montón y fulminándolo con los ojos , que despedían llamas , les gritó con voz de Stantor : - ¡ Degradados eunucos ! ¡ Comuneros de m ... ! Sois tan culpables como él . Ovejicas , palominos , se lucieron vuestros abuelos , abatiendo las águilas romanas , para que vosotros doblarais la frente ante un mochuelo , espantajo y caricatura de tirano , que no habría servido ni para descalzar al Corocotta de vuestros romances . La plebe empezó a agitarse ; la soldadesca del castillo no chistó ni hizo ademán de resistir , antes bien , principio a aclararse . Epasto fue encerrado en el cuarto de guardia del castillo con centinelas de vista y entregado al galeno y a los lictores ( ? ) , para ser curado y trasladado a Clunia en la vieja litera que había servido a Pacieco . En un instante , la comunidad de La Mota fue reintegrada en la posesión de sus tierras , de su personalidad civil y del gobierno local . Nombráronse decuriones . Una parte de los burgarios quedó en la población , con cargo de organizar la defensa por el vecindario y de guardar el castillo hasta que el emperador dispusiera . El ejemplo fue contagioso ; en pocos días se tuvo noticia de que en varios pueblos de tierra de Campos algunos señores habían puesto muchas leguas de por medio y que algunos palacios señoriales habían ardido . El día siguiente al del regreso , lo pasó Numisio revolviendo libros en la biblioteca de Theodosio y apartando aquellos que hacían más especialmente a su propósito para consultarlos con Theodosio en el camino . Theodosio había de embarcar en el puerto de Tarraco con rumbo a Thesalónica . El camino desde Cauca lo hicieron , con ligeras desviaciones , por la vía veintisiete de las hispanas , o sea por los Arévacos septentrionales , los Pelendones , los Lusones o Lusitanos de la Celtiberia , los Vescitanos y los Ilergetes , que es decir por la carretera que bordeaba el Duero , el Ebro , el Cinca y el Segre , pasando sucesivamente por Nivaria ( que ya conocemos ) , Septimanca ( Simancas ) , atajo de aquí a Randa ( Roa ) , a fin de evitar el largo rodeo de Zamora , Palencia , Pintia , Clunia ( Coruña del Conde ) , Uxama ( Osma ) , Voluce ( Calatañazor ) , Numancia ( al S . de Garray ) , Augustobriga ( Muro de Agreda ) , desvío a Cascantum ( Cascante ) , dejando a la derecha a Turiaso o Tarazona ; Balsinum , próximo a Mallen , Allobone o Alavone ( Alagón ) , Caesaraugusta ( Zaragoza ) , y de aquí a ( Fraga ) e Ilerda , por la vía directa de los Monegros , inmediata al Ebro y el Cinca , y después , desde Ilerda ( Lérida ) , Ad-Novas ( Vinaixa ) , Ad-Septiman Decimum ( Vilavert ) , Tarraco ( Tarragona ) . Theodosio y Numisio abandonaron a Cauca muy de madrugada , no obstante lo cual , una gran parte del vecindario se había alineado a ambos lados de la carretera y saludaba al general con vítores y lo despedía con expresiones cariñosas ( tocadas , teñidas ) mezcladas de saudade , como presintiendo que aquella era la última vez que se veían . El cielo estaba despejado , fuera de unos tules tenuísimos que se balanceaban en los aires sin moverse de un mismo lugar , espectadores curiosos de aquella salida que había de ser histórica . El tribuno de la cohorte Celtíbera , recién trasladada de Brigantium a Juliobriga ( cerca de Reinosa ) , había acudido por orden del prefecto de la legión ( León ) , a rendir escolta de honor a Theodosio hasta Clunia . En Randa intrigó grandemente a Numisio un sistema de organización de la propiedad territorial , distinto de los Vacceos , por su semejanza con las antiguas leyes agrarias de los romanos . Era tradición que de aquí habían tomado sugestión y modelo los Gracchos , en el siglo II antes de J . C . , para su famosa ley agraria cognominada Sempronia . Mientras tanto , Theodosio , que llevaba ya bastantes ruidos en la cabeza y había propendido siempre por aliviar a las poblaciones todo lo posible del vejamen de los Alojamientos , despidió la escolta para que se volviese a Juliobriga . Cuando a la caída de la tarde del día siguiente llegaban al magnífico puente tendido sobre el Arandilla , en Clunia , sorprendióles un hormiguero de ancianas y chiquillos , plebítula de los barrios bajos , que gritaban desenfrenadamente : « ¡ las repúblicas » ! , ¡ que vienen las repúblicas ! » Llamábanse así los gremios o asociaciones ( collegia ) de artesanos libres y los libertos de la gentilidad , o sea del Municipio , adscritos a determinados oficios ( clavarius , fullo , pectenarius , sutor , etc . ) , que aquel día celebraban su fiesta patronal con ruidosas procesiones , bailes y dos comidas públicas . Elegía cada uno un presidente y se procuraba patronos influyentes ; pagaban los socios una cuota mensual ; celebraban juntas generales ; se regían por un reglamento ; poseían en común una capilla o ermita , ya en parte ruinosa , para sus ritos y festividades religiosas ; cantaban himnos en lengua arcaica . Las clases humildes y desvalidas hallaban en esta manera de organización un principio de defensa y tutela contra los poderosos y contra el Estado , y algo así como una personalidad civil . El santuario de los gremios estaba primeramente consagrado « Matribus gallaicis » , a las matres gallegas , representadas en él por un grupo escultórico de tres matronas sedentes , ornadas con amplias vestiduras , separadas una de otra por una cornucopia o cuerno de la abundancia y ostentando en la falda una cesta rebosante de fruta , su atributo característico ; dos de ellas exhibían además en la mano derecha una manzana . El origen de este mito era céltico y , a diferencia de otros , tenía una importancia social innegable : representaba a la mujer cuasi-divinizada , asistida de don profético y de una intervención sobrenatural , así en el hogar doméstico como en la vida pública . Por él la condición social de la mujer se elevaba . Pero en la fecha a que nos referimos , la noción primitiva del mito , con el rodar de los siglos , se había alterado profundamente al contacto con otros de la religión heleno-romana y de la cristiana , y quienes caracterizaban el monumento por el sello que había impreso en él el clasicismo romano , quiero decir la cornucopia , y veían en las matres otros tantos genios tutelares de los gremios de menestrales , y en tal calidad las rendían culto ; quienes las identificaban con las tres Marías , según un proceso bien conocido de cristianización , y así se había hecho figurar con letra moderna al pie del viejo pedestal ; quienes se inclinaban de preferencia a ver en ellas otras tantas Evas tentando a los Adanes con las manzanas de su cista , pretexto a bromas no siempre de buen gusto . Con las matres concurría a formar el panteón popular de Clunia , como en general de los arévacos , otro grupo de deidades protectoras de los trabajadores ; los Lugoves , en singular Lugus , uno de los dioses mayores de los celtas , a quien los gremios en ocasiones de excepción dedicaban ricas ofrendas y ex-votos . Nuestros expedicionarios presenciaron el desfile de la procesión : los menestrales y sus mujeres en traje de fiesta y con ramas de laurel y atributos del oficio en las manos ; matres y lugoves tallados en madera y llevados en andas , con profusión de sedas , dorados y frutas ; las juntas directivas de los gremios sobre tablados de madera escalonados , repartidos a lo largo de la carrera , cuidando del orden y arrojando puñados de flores y de granos de trigo a las imágenes e incorporándose sucesivamente con sus respectivas banderas , a la procesión ; apuestos coros de jóvenes y doncellas , entonando cantos astronómicos , vestigio o reliquia de las antiguas creencias religiosas de los druidas , en que se hacía notar la transmigración de las almas de los difuntos a su paraíso , que es la Luna , y su reencarnación y nueva existencia en ella ; bandas de música alternando con los coros . Las fasces de los lictores y el incienso habían sido suprimidos . Theodosio estaba escandalizado de que todavía a estas alturas de siglo , sesenta y seis años ( 65 ? fue el 312 o el 313 ? ) después del edicto de Milán , sobreviviesen en el corazón de la muchedumbre , que hubiese quien pudiera aún vivir de la pública credulidad y se manifestasen con agravio del cielo , en plena calle , florecientes supersticiones de tal significación y de tal calibre , por culpable condescendencia del Poder y falta de arrestos y de espíritu en los pastores de la Iglesia para combatirlas y desarraigarlas aún con riesgo de la vida . El tono rencoroso con que se expresaba era de amenaza , y decía bien claro lo que había que esperar de él si algún día llegaba a ser árbitro de la gobernación . ¿ Pues qué habría dicho si hubiese visto aquella misma noche a esos pastores de Cristo acudir al humildísimo augur de las ínfimas deidades gentílicas veneradas por la plebe cluniense , con propósito de rasgar el velo del porvenir y satisfacer más a lo seguro sus ansias de medro , sus concupiscencias o sus venganzas ? No ha dicho aún el cronista que el caballo que Numisio llevaba para montar había enfermado en el camino , y con gran trabajo para marchar al paso sin ninguna carga , rezagándose , pudo llegar , entrada ya la noche , a la ciudad . Ni el milomédicus ( veterinario ) militar de la guarnición ni el de la estación de postas pareció ... En ausencia del veterinario militar , hizo Numisio llamar al curandero , que vivía en una semicueva , semibarraca , entre la fortaleza y el teatro de la ciudad . Pero ni él ni su mujer , también curandera veterinaria , pudieron acudirle , por cuanto eran al propio tiempo él druida , ella druidesa ( así se llamaba todavía ) , especie de santeros o ermitaños de los Lugoves y de las Matres , peritos en la mántica o adivinación , que cultivaban y explotaban las últimas degradaciones del viejo culto de los Kymbis ; y aquel día se hallaban embargados por los gremios , y tanto como por los gremios , por gran parte del país , en clase de sacrificadores y adivinos . A esto había venido a parar aquel clero celtibérico , tan prepotente un día , cuando pudo oponer al invasor romano figuras como la de aquel Olínico , el cruzado , blandiendo su lanza de plata caída del cielo ( T . Livio , XLIII , 4 ) . Con su habitual osadía y vehemencia , Numisio se hizo conducir al aula donde oficiaba el druida , adivino y veterinario Vettius Patera . Pero le fue forzoso desistir de todo propósito de fuerza . Harto hizo con penetrar en el sacellum y abrirse paso , como una cuña , hasta las primeras filas . El mayor número de los devotos estaba compuesto de los que aspiraban a utilizar el ministerio mágico y augural de la pareja druídica ( nigromántica ) , ya fuesen en solicitud de filtros amorosos , ora de carmina o scripta para alivio de tal o cual afección corporal , ora de ligamientos o ensalmes para maleficiar a un contrario , lapidar su viña con granizo , o quitarle el habla , o trastornarle la razón , o causarle la muerte , ora de evocación de muertos , ora de horóscopo sobre la suerte propia , ora de anticipo sobre algún suceso futuro . Patera en un altar , su mujer en otro , no daban abasto ; tan grande era la demanda . En los casos más considerables o más arduos , que diríamos de primera , hacían acostar al paciente o la paciente sobre el ara , picábanle una vena con alfiler , hasta que brotaba una gota de sangre , último vestigio de los sacrificios humanos , que Strabón registró entre las instituciones religiosas de los lusones ( a ) lusitanos y otras tribus de la Península ( Strab . , III , 3 y 6 ) , y que fueron abolidos por la administración romana . Cumplido este rito preliminar , seguía la fórmula de invocación o de encantamiento : seguidamente , el mago o adivino aplicaba su oído a la boca de la efigie , luego su boca al oído del consultante transmitiéndole la respuesta del oráculo y ... ¡ otro ! Reflexionaba Numisio lo arraigada que debía hallarse esta superstición para lograr imponerse a tal extremo a la autoridad social y a las leyes , cuando de pronto quedóse de una pieza al reconocer en un grupo a varios diáconos , presbíteros , y hasta obispos , entre ellos el de Turiaso ( ¿ Calagurris ? ) , a quien alguna vez diera hospedaje en Nertóbriga , y que ahora se había ausentado de su sede con pretexto de una misión para evangelizar en el alto Duero . Numisio se rehizo pronto de su sorpresa , explicándose que los dos cleros enemigos se dieran la mano en el terreno de lo sobrenatural y maravilloso con aquella muletilla que le era propia y encerraba toda su filosofía : « ¿ qué más da ? » . Antes que el obispo le viera , Numisio giró tan rápidamente como pudo y salió a la calle . De paso para su alojamiento , escuchó en plazas y eras el bullicio de la fiesta nocturna de los gremios , que danzaban y cantaban a coro , sin aire de zambra , alumbrados por el resplandor de la luna llena ( Strab . , III , 4 , 16 , y mi Poesía popular española , páginas 365-6 ) . Aunque a Numisio lo que acababa de ver no le daba frío ni calor , se guardó de comunicárselo a Theodosio , sabiendo que se tomaría un gran disgusto y que tenían cosa mejor que hacer , según vamos a ver ahora . Antes , sin embargo , cúmpleme manifestar que el obispo de Turiaso ( ¿ Calahorra , etc . ? ) no había ido en seguimiento de la sibila de Clunia a humo de pajas . Tenía él gran interés en saber si el nuevo que había de suceder a Valente sería pagano , arriano o athanasiano , y con tal designio se había puesto en camino . Luego que la druidesa , secundada por Patera , tras largo y complicado ceremonial , acompañado de fervientes invocaciones había alcanzado el supremo grado de éxtasis y de posesión , predijo a la letra esto que sigue : « Los tiempos vuelven . Segunda vez protector de Clunia será el salvador del Imperio y dará el triunfo a la fe triunfante . » De ahí no hubo quien sacase . Al pronto el vaticinio no llamó la atención y pasó por uno de tantos logogrifos o rompecabezas como los cónyuges nigromantes habían puesto aquel día en circulación . Pero cinco meses después , luego que Gratiano hubo ceñido inesperadamente la diadema imperial a las sienes de Theodosio , la predicción pareció a todos transparente y todo se volvió poner por las nubes la sagacidad o la inspiración de la hechicera , que ya no era hechicera , sino profetisa , y reclamar un premio para ella . El oráculo de Clunia creció en autoridad por encima del de Delfos . La Curia de la ciudad , con alguna participación de los gremios , nombró una Comisión portadora de un mensaje de felicitación a Thesalónica . La manera de discurrir era irreprochable . Lo que Nerón había sido en el siglo I , azote del Imperio , era Fritigern , con sus turbonadas de Godos , en el IV . Fue la predicción de una noble doncella de Clunia , virginis honestae vaticinatio , reforzado por el oráculo que una joven profetisa , fatidica puella , había dejado archivado dos siglos antes en el templo de Júpiter Clunianse , quien auguró a Galba que libraría al mundo romano de aquel monstruo y le sucedería en el trono , y fue la ciudad de Clunia quien le alentó y excitó a sublevarse contra el bestial hijo de Agripina . Y he aquí que ahora , cuando el mundo se hallaba en expectación de un Mesías civil que repusiera en sus quicios el orbe romano , es otra adivina de Clunia quien inviste de la púrpura a un huésped de la ilustre ciudad , a quien Galba hiciera colonia e impusiera su nombre , Clunia Sulpicia , designándolo por su calidad de patrono o protector , porque efectivamente lo era de los gremios y de la Curia hereditariamente , según rezaban antiguos contratos notariales de hospitalidad , otorgados por su abuelo y su bisabuelo , cuyas téseras se exhibían a la vista , suspendidas con clavos en la Casa Consistorial y en el domicilio social de las agremiaciones urbanas , pero que nadie se había cuidado de consultar en aquella preciosa ocasión ¿ Podría estar más patente ni más claro ? ¡ Si no faltaba más sino que la druidesa hubiese pronunciado determinadamente el nombre de Theodosio ! Había para desesperarse . ¿ Cómo era posible que no hubiese caído antes en la cuenta ? Sobre todo , el obispo de Turiaso ( ¿ Calagurris ? ) , estaba inconsolable y renegaba de su torpeza : ¡ el partido que habría podido sacar de la predicción él , que tenía puesta la mira en la sede episcopal de Roma , en la de Byzancio y en la de Alejandría , por este orden ! Numisio y Theodosio empezaron aquella noche y continuaron en las dos paradas siguientes de Uxama y Voluce el estudio de la guerra y caída de Numancia en cuanto tenía de lección de cosas aplicables al conflicto militar del día . La razón era por demás obvia . - Dos figuras históricas , decía Numisio a su amigo , tienes que proponerte por modelo : para rehacer el ejército , restaurando la disciplina moral de los legionarios y de los auxiliares , el ejemplo de Scipión enfrente de Numancia , después de la catástrofe de Hostilio Mancino ; para quebrantar la insolencia y el empuje avasallador de los godos sin estéril sacrificio de vidas , el ejemplo de Fabio Máximo enfrente de Aníbal , después de Cannas . Los dos son a cual más admirable y aseguran el éxito a tu empresa . El medio escogitado por Fabio Máximo para volver la república a la vida , o , lo que es igual , para vencer a Aníbal , fue no combatirle , agotarlo con sus lentitudes : siendo Cunctator ( el Tardo el Temporizador ) se ganó el sobrenombre de Imperii scutum ( escudo del Imperio ) , con que fue apellidado por el pueblo . No debe ser otra tu regla de conducta ; no debes apartarte de ella ; escarmentar en cabeza de Terencio Varrón , tener valor para que te llamen Theodosio Cunetator ; dar tiempo al tiempo , capear el temporal , contar , en primer término , con el concurso de Capua , que jamás falla . Procediendo así , has de ver cómo los fieros vencedores acaban por combatirse entre sí , cómo ceden a la molicie , cómo la indisciplina los invade y la ambición desapoderada y la incompatibilidad de humores acaban por desunirlos , relajar el vínculo moral y dividirlos y , en una palabra , cómo ellos con sus propias armas guardan a Roma de sí mismos . En última instancia , haz cuenta que no soy yo quien lo aconseja , sino tu padre ( aquí Theodosio aguza el oído ); tu padre , que en Tipasa ( África ) apeló a la táctica de Fabio Cunctator , y con el mismo éxito , según acaba de recordar en un libro de este año aquel buen amigo Ammiano Marcelino . ( lib . XXIX , cap . V ) . Viniendo al otro ejemplo , tu posición frente a las hordas de Fritigern , con un caos a tu lado de hombres desunidos y sin espíritu , principal causa del descalabro de Andrinópolis , se parece como una gota de agua a otras gotas a la posición de Scipión hace quinientos once o quinientos doce años frente a los feroces irreductibles numantinos , con una chusma informe , que no ejército de soldados sin ninguna moral , relajada por el lujo , el desenfreno , la molicie y las prácticas supersticiosas , acobardada por repetidos desastres y tratados humillantes . Te interesa sobremanera conocer en todos sus detalles , en todo su pormenor , el sistema pedagógico que Scipión pusiera en práctica para hacer sanatorio y escuela de los rudos ejercicios del campamento , lidiando con los propios soldados más aún que con el enemigo , para endurecerlos , para restaurar en ellos la religión del honor y hacer de aquella relajada patulea un ejército sólido y regular . ¡ Gran día para él el primer día que los numantinos vieron la cara a los romanos y los romanos la espalda a los numantinos ! No era otro el problema que los sucesos habían planteado a Theodosio en Oriente y tal la materia de su actual estudio con Numisio : los hechos de cunctator y de carnicero llevados a cabo por Scipión y las razones con que los justificaba , según los textos de Polybio , Tito Livio , Appiano , Plutarco y L . Anneo Floro , que tenían a la vista , amén de otras relaciones monográficas especiales sobre la guerra de Numancia , tales como la de Rutilio Rufo , que Numisio había cuidado de sacar de la bien surtida librería de los Theodosios . Cuando salieron de Voluce y llegaron a Numancia se hallaban ya suficientemente orientados , y solamente les faltaba inspeccionar los lugares con criterio táctico y estratégico , a lo cual habían decidido sacrificar un día , persuadidos de que no sería tiempo perdido . Numisio no cesaba en sus exclamaciones de admiración a la energía , a la constancia y al genio militar del joven Scipión , y exhortaba a Theodosio a penetrarse bien del caso : « Empápate bien del sujeto , respira su ambiente , compenétrate de su obra : Scipión eres tú ahora , y los godos son tus numantinos y tus cartagineses ... » Era entonces Numancia un villorrio de ninguna consideración , edificado a orillas del Duero , sobre los escombros y cenizas de la subvertida ciudad pelendónica . El caserío era de humilde apariencia , casi todo él fábrica de adobe , muy poco de mampostería concertada , ora con revoque , ora sin él , y algunas veces pintado de verde o rojo . Numisio y Theodosio recorrieron sus calles y rondas y visitaron sus pequeños edificios públicos , comprobando cómo hasta los pedestales de las estatuas votivas , romanas todas , a Marte , Jove y alguna otra deidad , lastimosamente mutiladas y medio arrumbadas por los declives de la meseta y en toda la extensión del breve arce que hacía las veces de acrópolis , delataban en su estilo y en sus dimensiones la más desilusionante desproporción entre el cuerpo de la localidad y la fama resonante de su nombre . Dieron vuelta a caballo a todo el circuito , así primitivo como actual , tocando a los dos ríos ; siguieron el rastro de los siete campamentos de Scipión , su emplazamiento y sus conexiones , el doble foso paralelo , con robusta muralla almenada y la línea de torres levantada sobre ella , con que Scipión circunvalara a la ciudad ; la espaciosa tienda central del general , de la cual asomaban algunos paramentos a flor de tierra ; y asimismo el cimiento de las dos fortalezas que levantara en ambas orillas del Duero , cabeza del sistema de ingenios giratorios y falcados que cerraban todo paso a los esquifes y a los nadadores de la brava ciudad sitiada ; cruzaron en todos sentidos y direcciones el heroico cerro ( cerro de la Muela ) , sembrado de cenizas y piedras ennegrecidas o calcinadas , testigos de una de las más grandes tragedias de la historia . No había pisado impunemente Numisio este suelo santificado por un dolor sin nombre y el holocausto de un pueblo verdaderamente digno de vivir . Sin quererlo , y hasta sin darse cuenta de ello , púsose a meditar sobre el flujo y reflujo de la historia y la varia fortuna de hombres y pueblos ; miró a través del pasado el porvenir , y una tristeza de muerte le fue invadiendo el alma . Los iberos y los libios - pensaba él - eclipsaron y se superpusieron a los atlantes ; los celtas , ligures , helenos y penos , a los iberos y a los libios ; los latinos a los penos , celtas , ligures y helenos . ¿ Quién nos daría la seguridad de que los godos no formarán a su vez estrato sobre iberos , sobre celtas , sobre latinos y sobre helenos ; que no se volverán los dados , tocándoles a Roma y Byzancio representar el espantable papel de Numancia ? Por la tarde visitaron el riscoso y desierto lugar donde 30.000 legionarios , con su general el cónsul Mancino , fueron copados y tuvieron que rendirse a una fuerza de solos 4.000 numantinos . Theodosio y Numisio hicieron comentarios y condenaron duramente la bajeza de alma de que Roma diera señal en aquel día verdaderamente de prueba ( rechazar la capitulación y entregar en equivalencia a los numantinos , dándose con eso por cumplida al general que la había ajustado y formado ); y cuando Theodosio trató de descargar la responsabilidad sobre el pobre Júpiter , le fue fácil a Numisio pararle los pies sin más que hacerle ver el reverdecimiento de aquello que los antiguos romanos llamaran fe púnica y los penos fe romana , y podría ahora con igual razón llamarse fe cristiana ; por ejemplo , la acción alevosa del duque de la provincia Valerio , asesinando vilmente , contra la fe jurada a Gabinius ( 372 ) , rey de los Quados , a quien casi alcanzaste en las filas de los sármatas ; infamia que costó la vida a dos legiones ; por ejemplo , la conducta desleal , torpe y abominable de Valente y sus ministros y gobernadores para con los godos de Fritigern , antecedente lógico , con otros , del desastre de Andrinópolis . Pasmaban a Theodosio el arranque , la fiereza , la tenacidad y la fortaleza sobrenaturales de la gente numantina , y pensó hallarle explicación y fundamento en lo humano comparando el régimen territorial de los vacceos con el de los Pelendones . A juicio suyo , el más que semi-comunismo que observaban los primeros , había de deprimir el juego de las energías individuales y contrariar la formación de un espíritu militar , al revés que en los segundos . No halló tan obvia la explicación su compañero Numisio . - Aunque no he podido aún formar idea cabal de lo que propones , me inclino a pensar que vas demasiado lejos , fundando en razones de carácter meramente económico diferencias en el genio militar , que bien pudieran ser sólo aparentes . Diré más : por lo que he podido hojear en tu biblioteca , mientras inquiría lo pertinente a la política quirúrgica de Scipión , la historia parece más bien invalidar tus hipótesis . La capital del Estado vacceo Pallantia ( Palencia ) , por una parte , y Numancia , por otra , eran las dos ciudades más ilustres y populosas del Norte de la Península . La primera , no obstante lo que llamas cuasicomunismo , o Dios sabe si por motivo de él , era una población próspera y floreciente , como que , atraídas por la fama de sus riquezas , dirigieron contra ella sus armas el infame L . Licinio Lúculo ( año 150 antes de J . C . ) y M . Aemilio Lépido ( 136 ) . Pues ni Lúculo ni Lépido pudieron nada contra Pallantia , como tampoco P . Rutillo Rufo más tarde ; antes bien , los palentinos los persiguieron y arrojaron de su suelo : la denonada ciudad resistió victoriosamente las agresiones y ofensiva de los romanos hasta imponerse y tratar con ellos como de potencia a potencia y quedar en pie , tú lo has visto ; mientras que Numancia , cargada de laureles , tenía que suicidarse para no verse en una pompa triunfal ignominiosamente atada al carro del triunfador . Y ya puesto en ello , quiero declarar una convicción . Venero a los pelendones ; me postro y humillo ante aquel pueblo tan henchido de virtudes , sublimado por el dolor sin nombre ; me parece poco la gloria de los altares , pero he de decirlo : más que los hombres y que los pueblos que saben morir , me seducen esos otros , serenos y constantes , que no se rinden al hado adversario con sólo presentarse , pero que , empezando por resistir tan fieramente como los palentinos resistieron , acaban por hacerse cargo . ¿ Hablaremos de solidez de las Instituciones , de unión y concierto de las voluntades . La inmortal ciudad pelendónica pasó por trances tan amargos como el de Lagni y como el de Malia , cuyos aldeanos degollaron a la guarnición numantina para entregarse cobardemente al Cónsul romano , acaudalando la horrenda serie de Hastas o Lascut , Vellegia , Lutia , Castrum Vergium , Castace , Ategna ; al paso que en Pallantia no estalló nunca una disensión o lucha , entre clases o entre localidades , que se pareciese ni remotamente a eso , no obstante presidir un Estado relativamente extenso , que contaba hasta diez y ocho tribus o ciudades . Desde Augustobriga ( Agreda ) , superado el obstáculo de la famosa laguna , continuaron la vía consular descendiendo la corriente del Chalybs ( Queiles ) hasta Turiaso ( Tarazona ) , espaldas del Moncayo ; torcieron allí a mano izquierda , caminando por sotos , glebas y arenales entre olmedas , tilos y chopos , y se alargaron hasta una breve eminencia donde tocaba el caserío de Cascante . Allí descabalgaron , en el palacio de Taciano y Aglae . Fulvio Taciano , deudo de Theodosio , era un potentado territorial con estados en las dos provincias Gallaecia y Tarraconense , y al par un armador que ejercía la industria de transportes por el río Ebro desde Tudela a Dertosa ( Tortosa ) . Vivía con su mujer Aglae y dos hijos varones , de corta edad , Didymo y Veriniano ( después personajes históricos ) , más una sobrinilla huérfana , Sylvia , heredera también en Gallaecia , y a quien querían y consideraban como una hija más . Repartían el año entre Turiaso y Cascantum , a derecha e izquierda del mentado río Chalybs , que limitaba por Norte y Mediodía sus vastas posesiones de la Lusitania citerior o tarraconense , ocupando gran parte del actual territorio de Tudela , Fontellas , Ribaforada , Buñuel , Ablitas , Malón , Novallas , Vierlas , Cascante , Murchante , Monteagudo y El Buste , corriéndose a saliente por la cuenca del río Alhama hasta tocar a Corella y Cintruénigo , e introduciéndose con derecho absoluto de propiedad ex-jure Quiritium , espacio de más de dos millas en la Bárdena , además de la parte proporcional que le correspondía en lo restante de ella por derecho de mancomunidad , con facultad de rozar , escaliar y pastar con destino a la producción de cereales y de carne , al cultivo de olivos y viñas y a la extracción de madera . El solo Taciano cosechaba vino y aceite para hacer navegable el Queiles , a habérselo propuesto . Pertenecíale asimismo la vasta heredad denominada Tras-el-Puente y la feracísima isleta del Ebro llamada la Mejana . Junto a Tudela , y apoyado en el Puente y la Mejana , tenía Tuciano su gloria , su orgullo y su contento : el fondeadero de su propiedad , donde anclaba su flotilla de embarcaciones mercantes , que se renovaba y acaudalaba continuamente con nuevas construcciones de maderas escogidas de la Bárdena . Los motivos de decoración de este establecimiento , se reducían a grupos de delfines , que recordaban los de las monedas ibéricas de Turiaso y de Varia . Por motivos especiales , que insinuaremos después , Theodosio traía desde Cauca el designio de despedirse de esta familia ; por su parte , Numisio ansiaba consultar con Taciano el proyecto de una línea de transportes fluviales con sirga por el Segre , entre Mequinenza y Balaguer . A la llegada de nuestros dos viajeros , ni Aglae ni Taciano se hallaban en casa . La primera salutación que recibió Theodosio fue de un hermoso mastín que , alzándose sobre las patas traseras , sentó las otras dos sobre los hombros del ilustre huésped , lanzando aullidos de júbilo y deshaciéndose en halagos y demostraciones de rendimiento . Era uno de los perros de Hibernia que Theodosio había traído a España y regalado a su pariente en memoria de sus campañas de la Gran Bretaña . En seguida , antes de que el intendente hubiese podido correr al encuentro de los huéspedes , acercóse a Theodosio una niñita de tres años mal contados , linda como un amorcillo , de cabeza nimbada por bucles de oro , de ojos azules , claros , de una limpidez y una serenidad que les hacía reflejar los objetos mejor que ningún espejo , y en cuyos labios y mejillas la azucena y el clavel habían fundido armoniosamente sus tintas ; la más hechicera criatura que jamás haya asomado a historias y novelas , poemas , églogas , dramas , cuentos o romances desde que hay mujeres y hombres sobre el haz de la tierra El murmurio de su voz se había confundido con los gorjeos matinales de una golondrina recién escapada del nido . Luego que estuvo junto al forastero , cogiósele a la túnica , y alzando uno de los pies , como quien quiere escalera para subir , díjole familiarmente : ¡ Aúpa ! Theodosio la tomó en brazos y rendido al encanto que se exhalaba de aquella figulina de ángel , y con la voz más musical y acariciadora que pudo arbitrar en su no muy abundado registro , le dijo : - ¿ Qué quiere mi muñequita , capullito de rosa ? ¿ Por qué llora ? Sylvia se pegó , insinuante y mimorosa , al rostro del huésped , estrechóle el cuello con los bracitos , acaricióle la barba , y le dijo quedamente al oído : - ¡ Llévame al palacio de Psyche ! No entendió Theodosio la solicitud de Sylvia , y ni siquiera que se trataba de una solicitud . Y como viese allí cerca , acurrucada sobre un poyo , a una viejecita aseada , de aspecto simpático , privada de vista , al parecer , tomóla Theodosio de intérprete para que le tradujera los obscuros conceptos de Sylvia . Y he aquí lo que la vieja servidora contó : Estaba entreteniendo a los dos hijos de Taciano y Aglae y a su prima Sylvia , con el relato de la tierna y conmovedora historia de Psyche y Heros , verdadero cuento de hadas que ha hecho las delicias de infinitas generaciones de niños en millares de años ; aquel que principiaba : Erant in quadam civitater rex et regina : hi tres numero filias forma conspicuas habuere ... Había en cierto país un rey y una reina que tenían tres hijas de deslumbrante hermosura , sobre todo la más pequeña , llamada Psyche , de tan rara perfección , que no cabe en lenguaje humano , y tan pura , que la misma Venus sintió envidia y juró vengarse . Las dos hermanas mayores se habían casado con reyes ; deseosos los padres de saber la suerte que aguardaba a la menor , consultaron al oráculo de Apolo . La respuesta de éste , sugerida por Venus , fue : que no esperasen verla unida jamás a ningún esposo de la raza de los humanos , sino a un monstruoso dragón , cruel , espantable , terror de Júpiter , pavura del Averno ( Styx ); y que en seguida la expusieran , vestida con traje de desposada , en cierta escarpada roca . Traspasados de dolor , hiciéronlo así ; más , a dicha , ningún monstruo se llegó a ella . Lo que sucedió fue que , habiéndose dormido , un céfiro suavísimo la cargó en sus alas , sin despertarla , y la transportó a cierto valle de insuperable amenidad , y en él a un palacio esplendoroso , cuyos salones eran de puro oro , y en los cuales se oían por todas partes susurros de seres invisibles a su servicio , prontos a satisfacerle el menor deseo . Cerrada la noche , luego que Psyche se hubo acostado , sintió el roce de un cuerpo ligero que se deslizaba junto al suyo y que con voz meliflua la conjuraba a ser feliz a su lado , pero sin intentar verle ni conocerle . Antes de rayar el alba , Heros o Cupido , que él era , había desaparecido ; por la noche volvió , en la misma forma , y así en los días sucesivos , hasta que ... - Basta , basta - interrumpió Theodosio , mientras mecía a Sylvia - ; la misma solemne necedad que estarán a estas horas refiriendo las niñeras de todo el orbe . Dalo por sabido ; ¿ y qué ? - Pues que Sylvia , todo cuanto se narra en los cuentos lo toma como si fuese verdad , y quiere verlo y tocarlo en el mismo acto . Porque ni yo ni las ayas la hemos llevado a las encantadas mansiones de Heros y Psyche , el querido ángel nos ha pegado con sus puñitos apretados , tamaños como nueces , hasta cansarse ( aquí la ciega no pudo reprimir una risotada ) , y cuando ha visto entrar al señor en la casa , le ha faltado tiempo para correr a él con la misma pretensión , diciéndole : « ¡ Lléveme al palacio de Psyche ! » Rió Theodosio la ocurrencia de la diminuta romántica y , en un instante de buen humor , preguntó a la ciega : - ¿ Y tú no crees como ella ? - Creí , señor ; ahora estoy escamada ... - ¿ Cómo ello ? - Porque he notado que las cosas prodigiosas , y lo mismo las milagrosas , nunca suceden en tiempo presente ; siempre , siempre es que sucedieron ; para mirarlas hay que volver la cabeza hacia atrás . - ¿ Por qué dices que lo has notado ? - Pues verás , señor . Yo creí en el milagro del obispo de Roma , Alejandro , quien con sus oraciones había devuelto la vista a una anciana , como yo , ciega , esclava del prefecto Hermes ; tanto creí , que me hice conducir a presencia de nuestro santo obispo con la esperanza de alcanzar por intercesión suya la merced de la vista , y el santo varón , cediendo a mis instancias y a mis lágrimas , oró con desusado fervor cuanto habría sido suficiente para ablandar una peña ; mos ¡ ay ! , yo me volví a casa muy triste , tan ciega como había ido . Por eso digo que si lo del obispo Alejandro y Hermes ha sido verdad , que si lo de Psyche y Heros ha sido verdad ... - Bien , mujer , bien - interrumpió secamente Theodosio , volviendo la espalda a la anciana servidora , como si la hipótesis que se preparaba ésta a formular envolviese para él una ofensa personal , y se irritara contra sí propio por haberse dejado sorprender de uno de esos instantes de debilidad o abandono tan frecuentes en los viajes , descendiendo hasta tan humilde sujeto . - ¡ Habráse visto la tarasca ! - mascullaba corredor adelante Theodosio , mientras se alejaba de la « bruja » malhumorado . A todo esto , Sylvia había logrado por fin arribar al palacio encantado de Psyche , bogando por los aires en el áureo esquife de su cunita ; . se había dormido profundamente , abrazada a sus muñecas . No era un hombre , era un huracán quien se entraba por los anchos portalones de la mansión señorial , jadeante , sudoroso , bufando , resoplando , gritando cuanto puede gritarse sin resuello , abrazando a Theodosio y sujetándolo como entre los dos brazos de una tenaza , y dando lugar a que con su ejemplo se enardeciese el mastín de Hibernia y renovase sus asaltos sobre el antiguo señor y sobre el nuevo . - ¡ Cielos ! - clamaba Taciano - . ¡ Theodosio en mi casa ! Si no puedo dar crédito a mis ojos . ¡ Y miren qué abominación ; Theodosio aquí y yo fuera ! ¿ Para cuándo guardas los presentimientos , corazón ? . Decididamente , hay que dar de mano a los cuidados ; vale más vivir como Diógenes . En el Ebro , hijo , en el Ebro , que Dios confunda , pasando revista a la flotilla para poner los vasos averiados en el carenero . Menos mal , y gracias sean dadas al cielo , que Aglae , lumen domus , se basta y se sobra para llenar el puesto de dueña y de dueño . - La señora - dijo acercándose respetuosamente el intendente - salió precipitadamente poco después que el señor , con la noticia de que el contubernal de Incunda , la nodriza que fue de Didymo , había caído enferma de cuidado en la quintería de Urzante ... Taciano pensó desfallecer , y con las manos alzadas al cielo , gimiendo más bien que hablando , prorrumpió en exclamaciones doloridas tales como estas : - ¡ Misericordia ! De modo que ni ella ni yo , y Theodosio en casa , y para hacerle los honores de ella el Pritanos , un perro extranjero ! ¿ Qué pecado has querido castigar en nosotros , Señor ? ¡ Plegue a los hados que el Ebro tire por otro cauce y me deje en paz , marchándose tan lejos de Tudela como el Danubio . - ¡ Por Hércules ! No seas pinturero ni declamador , y deja al Ebro donde al Supremo Hacedor plugo ponerlo para tu regalo y provecho ; por ti no pasan los años , eres siempre el mismo . He de decirte que me habéis hecho un favor con ausentaros , porque así he podido gozar a todo mi sabor cierto primoroso cuadrito , que sin eso ... - Ah , si , ya sé - interrumpió el vehemente Taciano , radiante de satisfacción , iluminado súbitamente el rostro por un relámpago de orgullo , como buen coleccionista y amateur de la buena cepa - ; mi última adquisición , una entrada extra , digna del palacio de un emperador , el Rapto de Ganimedes , un legítimo Apeles que formó parte de la galería de Pollins Félix en su célebre villa de Sorrento , y cuya autenticidad es dogmática . Cosa exquisita , un primor , ya dices que lo has visto ; ¿ verdad que hay para consolarse de lo del Ebro ? Pero , chico , un dineral . Esos chamarileros de Roma son unos tiranos injertos en bandidos ... - Pero ¿ cuándo acabarás y dejarás meter baza , torbellino ? El cuadrito a que yo me refiero vale bastante más que tu Apeles , aún admitiendo que aquellos bandidos de anticuarios no te hayan dado por original una copia hecha por el último pintamonas del Transtiberim . Mi cuadrito , lleno de luz y de gracia , lo ocupaba todo entero la octava maravilla . La celeste Sylvia que me buscó por Mentor , para que la condujese al palacio encantado de Heros y Psyche , entrevisto por ella en un cuento de su aya ciega ... Cosquilleó a Taciano la idea de un cuadro sobre este tema : « El general Theodosio y Sylvia en demanda del palacio de Psyche » ; y como si lo viese ya en su galería , no pudo menos de prorrumpir en una estruendosa carcajada , arrastrada por tanto tiempo , que parecía no haber de acabar nunca . - ¿ Conque esa buena pieza , loquinaria en agraz , ha podido entreteneros un minuto ? ¡ Cabeza de chorlito ! ... Pero , señor , ¿ dónde tendré yo la mía , que desatiendo lo principal ? ¿ Qué hay de política ? ¡ No haber podido asistir a las honras fúnebres de tu padre ! El Ebro , siempre el Ebro ; ¡ por qué no me dejaría mi padre , en vez de una empresa de navegación , un mediano tonel ! ¡ Mañana pasearemos embarcados y me contarás ! Abascanto ( el preceptor ) , tus discípulos , siempre tan encogidos , ¿ cómo no se hallan aquí ? Ya sabes que no queremos que resulten unos huroncillos sabios ni no sabios . ¿ Es verdad que vas a Oriente a combatir a los godos ? ¡ Lastimosa jornada la de Andrinópolis ! ¡ Y venir por la vía del Duero ! ¡ Feliz inspiración ; pero quién lo había de pensar ! ¡ Y sin avisarnos ! ¡ Qué ingratitud la mía ! ¡ Calaeto marcha a ver si Tyresia está en su puesto , atenta al sueño de la chiquitina ! Pero antes , oye : ¿ le habrá pasado algo a la dueña ? - Nada de malo ; aquí la tienes - respondió como un eco , emergiendo de la sombra del vestíbulo , Numisio , que reaparecía por fin , llevando del brazo a Aglae Lo que había sucedido es que Numisio , luego que hubo llegado a Cascantum , y se enteró que Taciano se hallaba en su fondeadero de Tudela , salió para allá como disparado , al trote largo de su corcel y guiado por un siervo de la casa , sin hacerse cargo de que el sol estaba ya casi tocando al ocaso . Pero pronto desistió de la excursión , por haber oído que un caserío que blanqueaba allí cerca del camino , a menos de media milla de distancia , era la quinta de Urzante , donde debía estar la señora asistiendo al esclavo enfermo . Torció , pues , Numisio , hacia la quinta , con objeto de escoltar a Aglae en su vuelta a la ciudad ; y tal es el motivo de que apareciese en tan grata , compañía , en el preciso momento en que Taciano , con toda su versatilidad , acreditaba que estaba en su acuerdo y que no dejaba la ida por la venida . - ¡ Perdón , Theodosio ! - dijo gentilmente la dama avanzando sonriente hacia su huésped , en tanto éste salía a su encuentro como embarazado , sin acertar con la frase , despachándose con un cumplido vulgar . A la verdad , tenía Aglae bien merecido el cariñoso sobrenombre con que la había designado Taciano , llamándola lumen domus , « luz y esplendor de la casa » , tabernáculo de todas las virtudes domésticas . Era la verdadera « materfamilias » , en toda la amplitud del concepto que el vocablo alcanzara entre los antiguos romanos . Con aire y continente señoril , que la propia Juno habría envidiado , era la suma sencillez , marchando al encuentro de los humildes , más humilde que ellos , como quien quiere ahorrarles el sonrojo de su inferioridad y de su desvalimiento , y hacerse perdonar de ellos las ventajas de su posición , de su figura y de su cuna . Para ella estaban indicadas , como para ninguna otra , aquellas expresiones tan comunes en los epitafios de mujeres , cada una de las cuales valía un panegírico : lanifica , dulcissima amatrix pauperorum , pietatis alumna , y el simbólico telar grabado en el mármol . En el gobierno de la casa se la encontraba en todo , lo presidía todo , no descansaba sobre los intendentes y las amas de llaves . A su paso todo florecía , todo se iluminaba y vivificaba . Era tierna y amorosa con los suyos , maternal y entrañable con los extraños , esclava de los pobres , esclava de sus esclavos y de sus libertos , providencia de todos en enfermedades y tribulaciones . El país de los contornos expresaba su pasión por ella , y la devoción y admiración que le profesaban apellidándola « milagro de Dios » , y una lluvia de bendiciones caía de continuo sobre su casa . Mujer animosa y equilibrada , no se guiaba en la práctica del bien por sólo el sentimiento : al echar una mano al caído , al socorrer al necesitado , no pensó nunca que todo acabase ahí , sino al revés , que ahí empezaba ; y así , hecha la caridad , o , como ella decía , la justicia , poníase inmediatamente a combatir la causa cuanto era preciso para que la necesidad satisfecha no renaciese , o renaciese disminuída o en camino de disminuir . A este fin iban encaminados los huertos y las pequeñas labranzas que ella creaba y equipaba para los pobres , con tierras eriales y de regadío , de las que sus antepasados habían distraído del patrimonio público o usurpado a los populares , y que ella había restituido valientemente al dominio de la comunidad , incluso plantando cara a su marido y a la balumba de los digestos que la amparaba . Soportaba sin hacerse violencia , hallándolo todo justificado , el humor gruñón , los modales groseros , hasta el desagradecimiento de aquellos a quienes socorría . No preguntaba a nadie si creía ni lo que creía . Combatía como uno de los mayores males la tristeza ; a ningún vencido de la vida quería ver desmayado o resignado al vencimiento ; templaba las almas en el raudal de la suya diamantina , como el agua de su río natal ( Chalbys ) templaba el hierro de las espadas . Nada de pusilánimes ni de pobres de espíritu . Llorar con los que lloran , bueno ; pero a condición de no parlamentar con el llanto ni reconocerle beligerancia . Y el más abatido se animaba viéndola luchar a su lado , y por él , como si no fuese él , sino ella , el necesitado . Su ideal consistía en hacer a todos llevadera y , en lo posible , agradable la vida . ¡ A cuántos había redimido y , por decirlo así , resucitado , restituyéndolos a las duras milicias de la vida , esta gran consolatrix aflictorum ! Era instruida sin pedantería : había recibido una educación clásica , extensa , sólida y muy esmerada , y así pudo constituirse en educadora personal de sus hijos , no siendo los preceptores domésticos sino auxiliares suyos que actuaban a su lado , bajo su inspección y con sus instrucciones . Por ella no había de quedar el que su Didymo y su Veriniano llegasen a ser juntamente hombres de bien y hombres de pro . Su marido se había aprendido de memoria el Elogio que el cónsul Lucrecio Vespilio compusiera en loor de su mujer , Turia ; y ese aplicaba a la suya Taciano para honrarla y para dar gracias al cielo por haberle hecho gratuita merced de tal tesoro , que nunca él había merecido . Sin embargo , algo había en Aglae que excedía la medida común de esos arquetipos de su raza : algo que escapaba a la comprensión de Taciano y que había podido entrever , con un superior grado de espiritualidad Theodosio : en las condiciones en que su nacimiento y el ambiente de su siglo la habían colocado , Aglae se alineaba en la serie admirable de las Cornelias y de las Turias , gloria de su sexo y del nombre romano ; pero era algo más que eso : era de la madera de las Atilias , Pomptillas y las dos Arrias . Tal era la mujer de quien Theodosio había querido despedirse . Conociéndola , se comprenderá que no era un punto de etiqueta lo que había aconsejado o impuesto al general aquella visita . Tampoco ha de buscarse en su actitud un frívolo galanteo ni una pasión culpable , ni siquiera platónica . Mirábala embelesado , con unción , casi casi en éxtasis . ¿ Cómo una santa ? Sí , como una santa ; pero como una santa que vive , guapa , con entrañas y corazón , dotada de talento y de instrucción tanto como de hermosura , y de hermosura tanto como de virtud ; una santa , pero de carne , peregrina de la tierra , que ríe y que llora , que tiene cuidados como Marta , que crea familia , de carne también , que es para el prójimo al par , si no antes que para sí , enfermera de almas y de cuerpos , cuyo oficio es derramar bálsamo : una santa que es mujer . Años antes , soltera todavía , había estado concertado su matrimonio con Theodosio . Por un pique , surgido a deshora entre los padres de ambos , la boda se deshizo la víspera del día que iba a celebrarse . Cada cual tiró por su lado , y él unió su suerte a la de Flaccilla y ella a la de Taciano , pero sin que llegara nunca a enfriarse del todo la antigua inclinación , ya que no podamos decir , porque sería una exorbitancia , « sin que se apagara del todo la llama de la antigua pasión » . En Theodosio , al menos , quizá se avivó al transfigurarse . Él , que conocía por la fe un hombre-Dios , había acabado por ver distintamente en Aglae una mujer-diosa , criatura a un tiempo natural y sobrenatural , capaz , si se lo propusiera , de enloquecer a todo un Olympo y de arrastrar al pie de la Cruz a todas las gentes del planeta . Sin darse cuenta , Theodosio había acabado por confundir en sus respetos y en su culto la célica figura de Aglae con otra Virgen María que deambulase por la tierra ; y , como cruzado y caballero suyo , no quiso emprender la ardua aventura de Oriente sin despedirse de ella y confortarse con los tibios efluvios y la gracia divina de su alma . Si en el último fondo de sus arrobos fermentaban algunos sedimentos de no tanto misticismo , no me atrevería a decirlo . Quien sea psicólogo , analice los sentimientos del solitario de Cauca para con Aglae : yo no alcanzo tanto . Volvamos al instante de la entrada de Aglae con Numisio . Lo primero que aquella hizo , luego que se hubo interesado por la salud de Theodosio y la de su mujer Flaccilla , de su bebé Arcadio , de su hermano Honorio , de su tío Euchario , de su sobrina Serena , etcétera , fue a echar un vistazo al cuarto estudio de Didymo y Veriniano , al dormitorio de Sylvia ( animula innocens , como ella la llamaba ) , hija de un hermano de Taciano , difunto , y de la hermana viuda de Theodosio ; a la cama de Prócula , una liberta enferma , arrojada por su patrono y recogida aquella misma mañana ; a las cocinas , a los departamentos de tejido , lavado , costura y molienda , donde estaban el villico , su mujer y los servidores a sus órdenes , con objeto de cerciorarse de que todas las ruedas habían marchado concertadamente , de que todos estaban en su puesto , y dar las necesarias instrucciones para lo que todavía quedaba por hacer ; y en seguida volvió gozosamente al lado de los huéspedes a ser el alma de la reunión , que ni Taciano ni Theodosio acertaban a animar . Ya atronaban los aires los martillos de los herreros cascantinos , hijuela del gremio Turiasonense , forjadores de espadas famosas en el mundo por la finura de su temple , celebradas siglos antes por Plinio el Naturalista y por Justino , al par de las de Bilbilis , cuando Theodosio , con su séquito , tomaba el camino de Mallén y Alagón en demanda de Caesaraugusta . Aquel día , el general estuvo taciturno e inabordable , sin hablar ni media docena de palabras en toda la jornada . Se habla encerrado dentro de sí mismo , ajeno a cuanto le rodeaba : en ese mundo interior veía , hechizado , unas pupilas esmaragdinas con reflejos áureos , que le miraban ; oía embelesado la música de una voz acariciadora más dulce que el susurro de una colmena al atardecer . Numisio , que había tenido que dejar para mejor ocasión la anunciada excursión a Tudela y al Ebro , se las compuso con Taciano , que se había empeñado en acompañarles cuando menos hasta Caesaraugusta . Una vez en esta ciudad , dedicaron la noche entera a descansar , sin más distracción que una rápida visita al sepulcro de Santa Engracia y a las reliquias de los Diez y ocho mártires y las Santas Masas , y recibir al Obispo , a la Chancillería , a la Curia y al Tribuno de la cohorte allí acantonada ; mientras Numisio cumplía con Pacieco ( que había mejorado mucho , igualmente que su familia ) , despachándolo para Nertóbriga con una carta , Taciano no pudo pasar sin echar un vistazo al Ebro , su vida , su pasión . A la mañana siguiente muy temprano salieron de la vieja Salduba , atravesando la muralla por la porta Romana . La impaciencia de Theodosio iba en aumento , y hubo que renunciar al cómodo rodeo por Osca y tomar la vía directa de los Monegros , más arrimada al río , no obstante hallarse en mediano estado de conservación , y aún en largos trayectos muy deteriorada . Desde la primera hora despidió la escolta de la cohorte , para caminar más suelto y en mayor silencio , y también huyendo de las nubes de polvo que se levantaba en los frecuentes recorridos por el viejo camino ibero , naturalmente « vía terrena » , que iba por lo general paralelo a la calzada . Al tocar en el bajo Cinca ( debajo de Fraga , hacia Nuestra Señora del Escarpe ) , Numisio echó una mirada ansiosa de militar y de agricultor al lugar del río donde Julio César había sangrado la corriente para fines estratégicos en su guerra contra los lugartenientes de Pompeyo , tal como le era conocido con gran pormenor por las obras de César mismo y de Lucano . En Ilerda ( Lérida ) , Numisio habría querido llevar a Theodosio a sus estados de Turnovas , próximos de allí , y ya con tal designio había hecho concentrar tren suficiente en la ciudad ; pero a la primera objeción del general se rindió , comprendiendo que tenía razón : « Será a mi regreso ; ahora ... ¡ antes sería estudiar sobre el terreno la campaña de César y los lugartenientes de Pompeyo sobre el Segre ; y hallándonos en el centro mismo del teatro de la guerra tengo que renunciar a ese gusto a la vez que a esa lección » ! Fueron a alojarse en casa del Obispo , deudo de Numisio . Era un hombre enemigo de todo género de tildes , sutilezas , tiquis-miquis y teologismos . Espíritu positivo , cuanto sincero y honrado , enamorado de la verdad , apartaba de sí cuanto pudiera ensombrecerla . Era una encarnación del sentido común del pueblo complicada con cierta dosis de escepticismo . Su probidad , su honestidad y su sinceridad seducían a todos , y a ese título le sufrían muchas genialidades . Disputaba en cierta ocasión con el Obispo de Barcelona quien , en un instante de apuro , le arrojó esta sentencia como quien arroja una piedra : ( El Obispo ): Ya sentenció Jesucristo : el que no está conmigo , está contra mí . ( Numisio ): Vaya usted a saber lo que dijo , si es que dijo algo ... - ¡ Bah ! Ya tenemos a D . Pyorhon en campaña . - La cuenta es clara , no falla y no hay Pyorhon que valga . Uno de los Evangelios , quizá el de San Mateo , si no estoy trascordado , y asimismo el de San Lucas ( Mateo , XII , 30 : - Lucas , XI , 23 ) , ponen en labios de Jesús dicha sentencia : « El que no está conmigo , está contra mí . » Pero un tercero , San Marcos , le atribuye el pensamiento contrario : « El que no está contra nos , está por nos . » ( Marcos , IX , 39 . ) - Convendrás conmigo en que no es mía la culpa , y sin embargo , ¡ querrías hacerme pagar los vidrios rotos ! - Y tú , por lo visto , te decides por la versión optimista de Marcos . - Yo , no ; me lavo las manos ... Quizá ninguna de las dos sea exacta y acertada como criterio general de conducta en lo privado ni en lo público ; la vida es cosa demasiado circunstancial para que se deje encerrar en tales moldes rígidos . Así , ninguno de los dos opuestos criterios me satisface ... Pero en fin , no es cosa de quemarse las cejas . Y si San Marcos en vez de contra nos , que trae efectivamente el original griego , hubiese escrito contra vos , como quiere la versión latina ... Numisio previno la conclusión con un expresivo movimiento de hombros y su habitual muletilla : ¿ Qué más da ? Una espina que en tan preciosa ocasión se atravesó en la garganta del Obispo , le dispensó de desatar aquel nudo escrituario , aquel lugar teológico al enfant terrible de su pariente , a quien tenía sobrado motivo de conocer . Aquella noche , Theodosio no pudo dominar su inquietud : a cada momento se despertaba , soñando ora que Gratiano fustigaba a los caballos del Sol y que ya había amanecido , ora que Fritigern le había sorprendido en la cama y lo estaba tostando a fuego lento . Su desazón y zozobra obligaron a forzar la jornada , renovando el tiro en las mutationes , para recorrer en día y medio las 52 o 53 millas ( unos 77 kilómetros ) que los separaba todavía de Tarraco . A la entrada de Tarraco , antes de llegar a la muralla pelásgica , Numisio y Theodosio se apearon , y entraron a pie en la ciudad para no llamar la atención ni atraer golpe de curiosos , dando orden de que transportaran el equipaje al muelle para su embarque . En uno de los pórticos del palacio de Augusto , pendía , al alcance de la vista , la indictio , edicto imperial en que el gobernador de la provincia , por orden del proefectus proetorio , hacía público el número de solidi o escudos de oro que se repartían aquel año a cada caput o jugum de tierra por concepto del impuesto directo llamado jugatio o capitatio terrena . La cuota aparecía recargada respecto de la del año anterior , en previsión de los nuevos gastos militares a que podía dar lugar la irrupción goda . Centenares de humildes labriegos y medianos burgueses , que habían corrido a enterarse , se agitaban presa de la mayor indignación . Habían diputado a Milán una comisión o legatio censualis , con el fin de obtener un alivio en la contribución territorial directa , ya insoportable ; y he aquí que , en vez de la esperada respuesta , se encontraban con un decreto general de agravación . No es de extrañar que lo tomaran como caso de burla y se desataran en improperios contra el Gobierno imperial . Numisio saludó a algunos , al paso que le decían : - Nuestras tierras no producen ya para nosotros , sino para los comensales del Estado : tenemos que hacernos todos colonos adscripticios . - ¿ Qué peor le iría al Imperio - gritaba otro - de no tener ejército ni pagarlo ? Nos despellejan vivos , y ya se ve para qué : para procurarnos éxitos y satisfacciones de amor propio tan gloriosos como el de Andrinópolis . - No podemos quejarnos de nadie , sino de nosotros mismos - clamaba otro - ; porque no contestamos a la sangría suelta con la amputación , instando a los invasores a que se corran a Occidente y se apoderen de todo de una vez , seguros de que todavía ha de irnos menos mal con ellos que con éstos ... Cuando más encrespados estaban los ánimos y la exasperación de los contribuyentes había llegado al último grado de paroxismo , vióseles cruzar a la carrera al Foro y agolparse a la puerta de la Basílica , donde se estaban enajenando en pública subasta judicial los inmuebles y los siervos embargados a los morosos en el bimestre anterior , por atrasos de contribución territorial y débitos de especies annonarias . En el vestíbulo , sobre los tablones de anuncios , de forma que pudieran leerse de pie , se veían fijadas las leyes fundamentales del ramo , entre las cuales descollaban dos de Constantino Magno y de su hijo Constantino Augusto al gobernador del Bética , datadas en 323 y 337 . Theodosio , aunque sentía un malestar punzante , no supo reprimir su curiosidad , y penetró en la Basílica . ¡ Nunca lo hiciera ! Uno de los deudores que asistía a la ejecución , y que no había encontrado en muchos días ni a última hora quien le prestara la suma necesaria para rescatar del embargo su posesión y los siervos adscritos a ella , al ver que se adjudicaba a uno de los postores , liberto y mandatario de cierto potentado territorial , las heredades y el solar paterno donde naciera él y sus hijos , y su padre y abuelo , y que había provisto al sustento de tres generaciones ; al considerar su humillación y el desamparo en que quedaba él y su familia , le faltó valor para soportar aquella caída y esperar mejores tiempos , acabó de perder la cabeza y se clavó un cuchillo en la garganta , en medio del estupor del apiñado concurso que llenaba la sala de actos . Eso es lo que había atraído a los indignados terratenientes desde los pórticos del palacio rectoral . Cuando Theodosio llegaba , el suicida acababa de desangrarse y expirar . El revuelo que este suceso promovió fue espantoso . Los ejecutados de dentro y los intimados de fuera , en la exaltación del delirio , perdido todo freno , como epilépticos , como orates , confundieron su desesperación y su frenesí en un clamoreo rabioso , ululante , a un tiempo sollozo y somatén , y del cual partían , como centellas de una nube tempestuosa , maldiciones , interjecciones , apóstrofes , insultos , blasfemias , amenazas y alaridos , gritos desgarradores , casi guturales , de los cuales los menos acres y virulentos eran por el tenor de éste : - No es un suicidio , ha sido un asesinato . ¡ A eso llegaremos todos si no nos defendemos ! ¡ A la última pena debería ser condenado el Estado , por homicida y por ladrón ! Y todos nosotros por lanigeros que lo soportamos . ¡ Vivan los godos ! - ¡ Vivan ! - respondió en un grito formidable , alzando airadamente los puños y dirigiendo rencorosas miradas al Gobierno civil , encarnación para ellos del Estado , el numeroso gentío que había ido congregándose de toda la ciudad . Theodosio salió tambaleándose ; sentía así como una conmoción cerebral ; no se daba clara cuenta de lo que había visto y oído ; la Basílica y el Foro se le representaban como un Averno suelto . Cogido al brazo de Numisio , huyó horrorizado de aquellos lugares , y en el jardín de la casa se dejó caer en un banco , maldiciendo la mala inspiración que había tenido de entrar modestamente a pie y de incógnito en la ciudad . Mas Numisio , práctico siempre , le alivió el pesar con estas sensatas reflexiones : - Desagradable , sin duda ninguna , lo es ; pero no te arrepientas : conocías la máquina del Estado , ahora , vas conociéndole el spiritus intus : como antes con Epasto , has visto ahora con el Fisco cómo se disuelve un Imperio ; y hay que felicitarse de ello , porque el toque no está sencillamente en castigar la insolencia de los godos y reducirlos ; hay que reducir además , y muy en primer término , al emperador y a sus ineptos y deslumbrados ministros . Dicho esto , introdujo a Theodosio , mustio y desalentado , en la casa , donde ya le estaban aguardando el gobernador y las demás autoridades de la provincia , de la chancillería y de la ciudad para cumplimentarle . Despachóles Theodosio en un instante , a título de fatiga y urgencia , y fue conducido a toda prisa al baño que había de entonarle y vigorizarle . La preocupación que ahora le trabajaba era ésta : ¿ Debo volver a Cauca ? Si Cauca hubiese estado más cerca o Numisio le hubiese dado alas , de fijo se vuelve . Antes de abordar la sigma para comer , Numisio le llevó a echar un vistazo al jardín y a la casa . No era esta la más espaciosa y rica de Tarraco , pero figuraba entre las mejores de segundo orden . Tenía el mar al frente ; hallábase situada encima del puerto , próxima al palacio de Augusto , residencia del gobernador . Su arquitectura , el decorado y mobiliario , eran más sólidos y sinceros que suntuosos : el mármol era mármol y no estuco pintado ; los cuadros eran cuadros y las estatuas eran estatuas , obra de los que se decían autores ; no copias de la víspera , con la firma suplantada de Apeles o de Zeuxis , de Polycletes o de Myron ; la vajilla de plata antigua era antigua de verdad , y no imitación colgada a Calamis o a Mentor . En el jardín gallardeaban , alternando con las rocallas , los surtidores y las estatuas , palmeras , laureles , plátanos y citroneros cargados de cidras ; esta hermosa fruta que había hecho famosos los jardines de las Hespérides . Como ya otra vez , te perdono , lector , la descripción y sigo adelante . Numisio resumió , diciéndole a su huésped : - Tal como es , no la cambiaría por la mismísima domus aurea de Nerón , grande como una ciudad , fantástica como un cuento de hadas . Para alojarte a ti es poco , y esto me apena ; para alojarme a mí es demasiado , y esto me apena también , y aún me intranquiliza , como si usurpase fundo ajeno , cuando reflexiono cuántos y cuántos que , mereciendo más casa que yo , tienen menos o no tienen ninguna . Delante del triclinium , o comedor de verano , refulgían tres cuadros de procedencia griega y mérito soberano : el sublime sacrificio de Alcestapor su marido Admeto , Antígone justificándose ante Creon de haber dado sepultura al cadáver de su hermano Polinice y la despedida de Héctor y Andrómaca ; tres de las más admirables páginas de la antigüedad pagana . En el opulento servicio de cristalería antigua llamó la atención de Theodosio la copa de vidrio que le pusieron para el vino : una elegante copa tallada que representaba , en finísimo relieve , la creación del hombre por Prometeo , con esta inscripción en lengua griega ( y ) y que valía un capital . Theodosio , que se había ya rehecho algo y se pagaba de beato más que de arqueólogo , dijo a Numisio : - Hombre , tratándose de una casa cristiana , parece que deberías haber representado en la copa , más bien que esa fábula , la creación del hombre por Jehová ... - ¿ Qué más da ? - repuso el desenfadado anfitrión , acompañando estas palabras de un amable encogimiento de hombros que valía por todo un programa . La liburna ( falúa , embarcación ) estaba aparejada y marcharon al puerto . Al pasar por delante de la grandiosa , monumental ara de Augusto , todavía en pie , aunque muy deteriorada desde la última restauración , se pararon a contemplarla . Entonces Numisio , apuntando a la escalinata que conducía a ella , dijo a Theodosio : - Subiremos , si quieres , ya que no a sacrificar , a comer dátiles ... Theodosio entendió , y los dos se echaron discretamente a reír por cuenta de aquella Comisión de la ciudad que , en tiempo del emperador Augusto , se trasladó a Roma con objeto de participar a éste el prodigio de una palmera que había brotado espontáneamente entre los sillares del ara ; que fue ocasión de que Octavio pronunciase cierto dicho agudo que Quintiliano ha recogido como ejemplo de ironía fina : « ¡ Con que una palmera en el ara ! Señal manifiesta de la frecuencia con que sacrificáis en ella ... » El puerto y las vías afluentes estaban henchidos de apiñado gentío . Entre el palacio de Augusto y el puerto se había desplegado la vexillatio de la Legión Gemina VII , de guarnición en Tarraco . El proefectus orae maritimae ( comandante de Marina ) tenía dispuesta su flotilla para levar anclas y marchar de conserva tras el general , escoltándole hasta cabo Miseno . De las autoridades y altos funcionarios no faltaba uno . Las últimas palabras de Numisio , al separarse de Theodosio , fueron cortas , pero tan expresivas como todo esto , que valían por todo un programa : - « ¡ Adiós , Scipión Cunctator ! » Aludía a cierto debate que habían sostenido al paso por Numancia sobre el modo cómo habrían de ser combatidos los godos , ensoberbecidos por consecuencia de su triunfo de Andrinópolis . Mientras Theodosio surca , a remo y a vela , el mar Baleárico , el mar Tyorheno , el mar Jónico , el mar Egeo y el mar de Thracia , en demanda del puerto de Thesalónica ( once o doce días de navegación ) , cumple al cronista detenerse en la interesante personalidad del compañero de armas que dejaba atrás , en la Península , dedicando un buen capítulo a sus primeras andanzas y a su retrato moral ; me refiero a Alucio Numisio Pomponio , en el uso común Numisio a secas . Vivió en el siglo I del Imperio un potentado indígena llamado Sexto Pomponio , descendiente de uno de los antiguos régulos de la Celtiberia , y todavía entonces Hispaniae Citerioris princeps , según lo intitula Caio Segundo Plinio , al representárnoslo cual otro patriarca , en medio de sus rústicos , ocupado en los cuidados de la labranza y descubriendo remedios contra algunas enfermedades . Fue una de las familias , selectas de la nobleza provincial establecidas en Roma por iniciativa de Claudio y Vespasiano , que habían entendido renovar por ese medio la sangre putrefacta de la metrópoli . Entonces fue cuando Sexto adquirió la nobleza romana , que hizo de él un clarissimus del orden senatorial . A la tercera generación , la familia de los Pomponios se restituyó a su solar de Nertóbriga ( Calatorao ) , en España , para no abandonarlo ya más . Tan larga residencia en la ciudad - lumbrera , metrópoli del mundo - , debió avivar el seso de los inmediatos sucesores de Sexto Pomponio y descorrer a sus ojos nuevos horizontes , que no carecían de algunas consecuencias luego que la familia se reintegrara a la vida rural . De una de ellas tenemos circunstanciada noticia . Hasta entonces , las ricas haciendas que esta casa poseía de inmemorial en los valles del Jiloca y del Jalón , estaban dedicadas : la parte menor , a la siembra de granos ; la mayor extensión , a pastos , así naturales como artificiales , con destino a la cría caballar . Ahora se les ocurrió acaudalar esas fuentes de producción con una industria considerable , a saber : la extracción y labra de vidrieras de mica o piedra especular en criaderos de su propiedad inmediatos a la carretera transversal de Bilbilis a Sagunto , para la exportación a Italia y Oriente , en cuyos mercados eran preferidas por su transparencia y limpidez y por su tamaño a las vidrieras naturales de Sicilia , de Chipre y de Capadocia . A fines del siglo III , a causa de haberse generalizado , no obstante las ordenanzas limitativas , la costumbre de rasgar las fachadas de las casas con balcones y galerías , así exteriores como interiores , Otcomerio dio gran impulso a esta granjería , comprando nuevos criaderos de piedra especular y ensanchando los talleres donde los bloques , aserrados en cantera , se desdoblaban , reduciéndolos a delgadas láminas translúcidas , para aplicarlas a bastidores de bronce del tamaño de los huecos . Por el mismo tiempo , en los albores del siglo IV , los Pomponios se ilustraron , en el concepto cristiano , dando al santoral de su religión una mártir tan caracterizada como la denodada hija de Otcomerio , Santa Engracia , que sobrevivió a su martirio , acaecido en Zaragoza . Tal es la familia de quien había nacido y era miembro y había de ser continuador Numisio , cuyo padre vivía aún a la fecha en que nuestra relación ha dado comienzo . Frisaba Numisio en aquella sazón en los treinta y dos años . Era en lo físico de complexión maciza , menos prestante que Theodosio ; estatura aventajada , manos finas , con brazos y dedos de acero ; frente espaciosa , y tersa ; barba recia , todavía negra , con algunos rodales grises ; nariz apolínea , ojos a flor de cara , sin aquellas profundidades de abismo a donde no alcanza jamás la sonda , pero que sólo se ven en las novelas ; mirada apacible y bondadosa , pero firme ; cejas como dos arcos rebajados , que , cuando la frente se doblaba al peso de alguna honda preocupación , se plegaban hasta convertirse en dos arcos de medio punto , como si cedieran a una gran presión lateral , dando una extraña expresión al semblante . Era sencillo de corazón , de vivo ingenio , de limpias costumbres y de gran consejo ; discreto , cortés , afable y tolerante con los demás , franco , llano , longánimo , sin dar por el lado del candor ni por el de la franqueza en niño sin pecado o en niño grande . Alma tersa y diáfana ( y de una pieza ) , sin pliegues ni concavidades , iba derecho , sin desviarse un punto , a la justicia y a la verdad , dispuesto siempre a romper una lanza por éstas , que eran las dos estrellas polares de su existencia . Abierto de par en par a todos , hallábasele siempre pronto a oírles , a guiarles , a consolarles , a asistirles , a defenderles , a recibir de ellos consejo y enseñanza . Gozaba crédito y autoridad en los diversos partidos pagano , cristiano-romano , arriano y librepensador . Era entrañable y humano en grado heroico , tanto como aquellos que se desprendían de sus bienes para retirarse al yermo ; « hombre de mucho prójimo » , como decía el pueblo . Poseía para ello una facultad que no ha sido nunca española : la facultad de indignarse ante la injusticia hecha a los demás , sintiéndola como propia . Era un carácter sin ductibilidad : le faltaba claroscuro . Se identificaba con la causa de los débiles y de los oprimidos , abrazándola con más ardor que si fuese propia . De sus rentas , no disponía para sí más que de una parte ; la porción mayor se resolvía en dádivas a los necesitados , de cualquier condición que fuesen . Con una particularidad : que obraba así por una necesidad de su naturaleza , sin pensar que en ello se complicase ninguna virtud ni hubiese materia de agradecimiento por parte del favorecido o de recompensa por parte de la divinidad ; semejante en esto a la viña que habría dicho Marco Aurelio , la cual , después de haberse vendido su cosecha , sin engreírse , sin darse cuenta de que ha obrado el bien , sin pensar que pudiera haber obrado de otro modo ni aguardar a que se lo agradezcan , se dispone a seguir produciendo fruto con igual voluntad que en la anterior estación . Para él , socorrer era pagar , era restituir . En todo servicio prestado por un hombre a otro hombre ( así discurría él ) , hay un deudor y un acreedor , pero no después de la prestación , como piensa el vulgo , sino antes . ¿ De qué modo ? Yo , el que llaman bienhechor , era el deudor ; el que llaman beneficiado , era mi acreedor ; hecho por mí lo que intitulan beneficio , favor , caridad , limosna , servicio , etc . , beneficiado y bienhechor quedamos en relación mutua de igualdad , no siendo yo por razón del beneficio o caridad acreedor ni deudor el otro , como a los ojos del hombre distraído pudiera parecer . El hombre debe derramarse en una callada y no interrumpida efusión , no de otro modo que el fruto maduro de la higuera , el cual , lejos de hincharse fatuamente , se abre , ofreciendo su miel a las abejas , a los pájaros y a los hombres . En suma de todo ; era Numisio hombre que poseía corazón , cosa rara en tierras de España . Las injusticias , la improbidad , la opresión de los desvalidos y desheredados , la falta de piedad ante los dolores humanos ( la indiferencia , el hielo ) , el engaño y la insinceridad , los ojos cerrados voluntariamente a la luz , por egoísmo , en mengua del deber : sólo esto le sacaba de quicio , haciéndole perder aquella quieta , serena ecuanimidad , que era el don más preciado de su alma , y arrastrándole a extremos , arrebatos de brusquedad , y aún de violencia , que le daban apariencias de rebelde e inconsciente libertario que fiaba más en sus puños que en las leyes . Con ser su patriotismo tan ardiente como el del más férvido y exaltado patriota , miraba al sol del Imperio cara a cara y le veía las manchas , sin dejarse deslumbrar por sus rayos cegadores : no se casaba con él , ni le adulaba , ni le disimulaba tanto así , y a despecho de sus viejas pretensiones de eternidad le veía declinar rápidamente , próximo ya , al ocaso , como no se diese prisa a renovarse y cambiar de piel . Aplicando a esto su gran sentido de la medida , burlábase del retoricismo patriotero que se fingía en actitud de adorar prosternado y atónito ante la grandeza del Imperio . En una ocasión , visitando las escuelas fundadas por él y su convecino y amigo Sura , halló a un gramático explicando a sus alumnos el mapa-mundi , que identificaba el planeta con el Imperio romano orbis = urbs , y sin poder contenerse , interrumpió la lección , en forma que no desautorizase al maestro ante el infantil concurso , por el medio indirecto de aproximarse al mapa , mirar atentamente sus trazos , alzarlo en la mano como si lo sospesase , colgarlo otra vez y dirigir la palabra a los escolares en los siguientes términos : « Vuestro maestro tiene entera razón : hay , en primer lugar , como él os ha dicho , el Imperio romano , de que nosotros formamos parte y que se halla partido en dosel Oriental , metrópoli Byzancio , y el Occidental , metrópoli Roma ; hay luego a saliente el Imperio persa , con el cual estamos frecuentemente en guerra , y cuyas armas nos privaron de un emperador joven y que prometía , Juliano ; hay por el lado del Septentrión , al otro lado del Rhin y del Danubio los germanos , officina gentium , una rama de los cuales , los godos , acaba de privarnos de otro emperador , Valente ; y más allá de los pueblos germánicos , los scythes y los hunnos : y al otro lado de la Persia , los Imperios del Sindostán o Indostán ; y más lejos , apartados por meses de navegación , los pueblos séricos o sínnicos , de donde nos viene la seda ; y a mediodía de los desiertos líbycos , un mundo de hombres negros , donde pululan las razas , cuyos mares interiores nos envían el río Nilo , y cuya circunnavegación costó años a los fenicios enviados por el Faraón de Egipto , Necao II hace mil años , según lo cuenta Heródoto , y de cuyo interior desciende a nuestro mar Interno el río Nilo , cuyas remotísimas fuentes fueron a explorar algunos romanos enviados por el emperador Nerón , según refiere Séneca ; y en el hemisferio opuesto al nuestro , un continente desconocido , que Pomponio Mela delineó en su mapa del Orbe . Calculad cuántos imperios como el romano caben en el orbe de la Tierra . Pues todavía no os imaginéis que eso es mucho : pensad más bien que todo eso es nada . Tal vez a estas horas , los moradores del planeta Venus o de Marte , mirando hacia nuestra Tierra , se harán , como una gran temeridad , esta pregunta : « ¿ Estará habitada ? » Ya se comprenderá que el maestro se quedó como quien ve visiones , dudando si era Numisio o si era él quien se había vuelto loco . En punto a religión , las referencias que han llegado al cronista son de lo más obscuro . Su madre había sido cristiana ; él pasaba por serlo , y había procurado enterarse , y hasta se le veía en ocasiones practicar . Sin embargo , era juicio unánime entre sus amigos , así cristianos como paganos , que su cristianismo había abortado o que se había atascado en la epidermis . Si en el fondo de su alma alentaba algún ideal religioso no tenía conciencia de él ; en otro caso , era demasiado sincero para haberse reservado su credo o su profesión de fe . La verdad es que había dejado de sentir calor por los dioses nacionales y no había empezado a sentirlo por la cruz . Espíritu positivo , encarnación de sentido común del pueblo , complicado con cierta dosis de escepticismo , le aburrían y daban trasudores los dogmatismos y las diferenciaciones sobre lo divino ; poco menos que lo veía todo de un mismo color : Hesiodo y Moisés , Jerusalén y Elensis , Sabazio y Cristo , Varrón y Augustín , omefagia y comunión , Ambrosio y Symmacho , Athanasio y Arrio , ¿ qué más da ? A él que no le hablaran de metafísicas y teologías , ergotismos y logomaquías , puros flujos de lengua y artes de juglería : para esa clase de cuestiones no tenía la cabeza encima de los hombros , sino debajo : los encogía , y ... y ríanse ustedes de Pyorhón . Su maña era para la mecánica , los cultivos y la ganadería , la hidráulica , las manufacturas : en eso tenía puestas todas sus complacencias . Podría comparársele en cierto respecto con un poeta famoso de su tiempo , Ausonio , cristiano en la corte , pagano en el campo , espíritu amable , indeciso , bien hallado con su indecisión ( que le relevaba ) , que no le demandaba virtudes heroicas para romper lanzas por los dioses de la religión nacional ni para dar el salto desde ella a la del Crucificado , - si no fuese que Numisio había tomado la vida en serio y conservaba en el fondo , bajo exterioridades de indiferentismo y de rudeza , la antigua gravedad romana , tan distante de aquella elegante versatilidad del ilustre vate aquitano . Un hecho nos dará a conocer a Numisio en este orden mejor que pudiera la más docta disertación . Cuando Macrobio , aquel aventajado comentarista y compilador , todavía pagano ( después procónsul de las Españas , en 399 ) preparaba el libro Sueño de Scipión , inspirado en la República ( ? ) de Cicerón y en el neoplatonismo de Plotino y sus discípulos , en el cual dogmatizaba sobre la inmortalidad del alma y la vida de ultratumba , ocurrióle incidentalmente explorar la posición de su amigo Numisio , como de otros , entre la derecha espiritualista y la izquierda materialista , representadas respectivamente por el gran orador y filósofo de la República , Cicerón , y el gran enciclopedista del Imperio , Plinio . - ¿ Cuál de los dos ( le preguntó ) piensas que está más en camino de la verdad ? No agradó a Numisio que quisieran mezclarlo en cosas que no le iban ni venían ; y así , se limitó a desenvainar aquel su socorrido bostezo y la impertinente muletilla que ya le conocemos : - ¡ Qué más da ! - ¿ Cómo que da igual ? ¿ Pues cuál actitud sustentas enfrente del más oscuro y del más temeroso enigma de la vida , que es la muerte ? ¿ Quid faciendum ? - ¡ Quid faciendum ! Pues , hombre , nada más sencillo ; dejarse ir y ya se verá ello . Dijo esto ingenuamente , candorosamente , sin malicia y sin ironía , para sacudirse la comprometedora interrogación , sin ánimo de burlar o defraudar a Macrobio , con aquella adorable bouhomie que le ganaba tantas simpatías y le hacía perdonar tantas genialidades . Macrobio , sonriendo , le amenazó con el puño levantado a guisa de martillo sobre su cabeza , mientras decía lo mismo que de Taciano había dicho Theodosio : - ¡ Siempre el mismo ! No pasan años por él . En materia de gobernación , al revés de lo que suele suceder , juntaba las más sobresalientes aptitudes con una vocación decididamente refractaria . Su golpe de vista reunía dos cualidades sin las cuales no se comprende un estadista y que , sin embargo , se dan casi siempre con separación : era a la vez telescópica y microscópica ; dominaba las lejanías , miraba y veía a grandes distancias , y con igual claridad aprehendía los primeros términos , no escapándosele detalle alguno del caso , del suceso , del medio o ambiente social , de la necesidad , de la norma , de su ejecución . A pesar de su falta de aguante y de correa , que les hacía subir algunas veces la mostaza a la nariz , y acaso más bien ayudando esa falta a sus otras relevantes cualidades , habría sido un gran gobernante para aquellas aciagas circunstancias , y fue para el Imperio una desgracia , tan grave como el más grave descalabro , que ni Theodosio hubiera acertado a ganarlo para ninguna de las grandes prefecturas y condados o ministerios , ni para el consulado , ni para la augustalidad en las varias ocasiones en que lo intentó . La residencia central de su familia era , ya lo hemos dicho , Nertóbriga ( Calatorao ) , orillas del río Jalón , entre Caesaraugusta ( Zaragoza ) y Bilbilis ( inmediaciones de Calatayud , a treinta millas de la primera y veintiuna de la segunda ( 45 ? y 31 ? kilómetros ) . Después de abarcar el extenso territorio de la villa actual , se corría hasta los confines de Bilbilis , Calamocha y la laguna de Gallocanta . Lo mismo la parte de secano que la de regadío criaba buenos y abundantes pastos , sustento a copiosos rebaños de reses vacunas y lanares , y sobre todo de ganado caballar . Algunas porciones estaban dedicadas a labor : cereales , olivar , viña y huertas pobladas de frutales . Era población muy antigua y formaba parte , geográfica y políticamente de la nación Lusona o Lusitana . Antes de la conquista romana acuñó moneda propia , con leyenda en caracteres ibéricos : V19 , W17 ^ . En el siglo III antes de nuestra Era , una gran parte de los lusones o lusitanos , arrollados por una invasión gala , emigraron hacia occidente , siguiendo la corriente o línea de los ríos Jalón , Henares y Tajo e imponiendo a la cuenca baja de este último río el nombre nacional de Lusitania : los procedentes de Nertóbriga reprodujeron el nombre querido de esta su patria chica en otra Nertóbriga ( Fregenal de la Sierra ) y perpetuaron en ella por luengos siglos , además de la toponimia , la religión y el idioma de los celtíberos del Jalón , según observó Plinio en el siglo I del Imperio . En esta población , el año 346 de nuestra Era , nació Numisio y en ella , con preceptores domésticos , y después en Tarraco , capital de la provincia , dióle su padre ( nieto de Otcomerio ) la educación clásica que todavía en aquel siglo recibía la juventud de ambos sexos , aunque profesara la religión cristiana . Dispuso después su padre que cursara y practicara leyes y jurisprudencia en Roma ; pero su vocación repugnaba estas disciplinas y lo que en realidad estudió fueron ciencias naturales e ingeniería . Asistía con asiduidad , eso sí , a las tertulias de Sexto Petronio Probo y Anicia , cristianos , y a la de Avieno Symmacho , pagano , prefecto del Pretorio aquel y de la ciudad éste ( año 365 ) , como asimismo a la de Albino , patricio que ejercía el pontificado de los dioses , pero que vivía con su mujer y sus hijos , convertido ya al cristianismo , en la mejor armonía . Allí conoció a gran número de senadores y a jóvenes de mérito relevante que después fueron personajes históricos , tales como Ambrosio , Eusebio , Jerónimo , Dámaso , Augustino de Thagasta , Aurelio Symmacho , Ausonio ( ¿ estaba ya en Milán o Tréveris ? ) , Paula , etc . Grande fue la contrariedad de su excelente padre , que quería hacer de él un hombre público ; y por buena composición y consolándose con lo de que por todas partes se va a Roma , decidieron que abrazase la carrera de las armas . Desde Complutum y Cauca sabemos ya que militó , al lado de Flavio Theodosio y de Magno Máximo , bajo las banderas del conde Theodosio en la Gran Bretaña . Su comportamiento , como soldado y como capitán , llamó la atención hasta en la Corte de Tréveris y en los círculos militares de Milán y de Roma : su nombre sonó con aplauso en la Acta diurna del Imperio ( Gaceta oficial ) Su arrojo sin rival y su sangre fría , la precisión con que prevenía los planes del enemigo , como si le adivinase el pensamiento , la inagotable fertilidad de sus recursos , su pasmosa movilidad , contribuyeron en gran medida a reprimir los desembarcos de los porfiados sajones , a batir a los escotos y empujarlos a sus montañas , y clavar las banderas romanas en las murallas de los pictos como su prudencia al organizar la nueva provincia romana creada por Theodosio al sur de los pictos , sobre las cuatro instauradas con anterioridad . Numisio pudo debutar , hacer sus primeras armas con Theodosio mismo en la campaña de Valentiniano contra los alemanes y pasar después con el mismo a la Gran Bretaña . A los veintiún años ( 366 o 367 ) asistió Numisio , y allí se forma soldado , a la gran batalla en que los alemanes fueron derrotados ( 367 ) y penetrar en la Germania ( 368 ) . César Cantú dice que Valentiniano entró en persona en territorio de los alemanes , « a quienes hizo sufrir una sangrienta derrota . » Largo tiempo permaneció a orillas del Rhin para alentar a los soldados a la construcción de los fuertes con que preparaba aquella línea . Excitados por él 80.000 borgoñeses contra los germanos , se adelantaron hasta aquel río , enemistados con ellos por la posesión de unas salinas ; pero no viéndose secundados por el emperador , se volvieron otra vez , matando los prisioneros que habían cogido ( 371 ) . Entre tanto , cayó Theodosio sobre los alemanes , aprisionó a muchos de ellos y los trasladó a orillas del Po , para formar allí una colonia . A su vuelta , Numisio contrajo matrimonio con Siricia Natalis , joven de imponderable mérito y de la más rancia nobleza de Tarragona , hija de un clarissimus y cuya genealogía la enlazaba a uno de aquellos régulos ilergetes que seis centurias antes pelearan denodadamente contra los Scipiones . Siricia llevó al matrimonio , aparte valores mobiliarios , vastísimas haciendas o estados , llamados de Turnovas , con sus 1.500 familias de siervos adscriptos a ellas . Dilatábase Turnovas a derecha e izquierda del Sicoris ( Segre ) , abarcando las extensas planas , ligeramente onduladas , confinantes por el lado del cierzo con el territorio de Bargusia ( Balaguer ) , y por parte de mediodía con los campos vectigales o tierras de propios y pastos o monte de aprovechamiento común de Ilerda ( Lérida ) . Estaba distribuida en numerosas cortijadas y grupos de población , y tenía su centro en la confluencia de los ríos Segre y Noguera Ribagorzana , unas ocho millas al norte de Ilerda , sobre una eminencia llamada en lo antiguo Beliasca , provista abundantemente de agua por un acueducto cubierto que sangraba el Noguera y un depósito excavado en la roca para casos en que el río corría de avenida . Cruzábala una vía provincial : la que pasaba por Aeso ( Isona ) , población considerable , entre el Segre y el Noguera Pallaresa , y seguía al Valle de Arán y a la Galia . Dependencia y complemento suyo era la estiva o monte de Balira , inmediata al Valle de Arán , donde pasaban el verano los rebaños trashumantes de Siricia , que en las demás estaciones del año bajaban a los pastizales de Turnovas y a la cuenca inferior del Sicoris y del Cinga ( Cinca ) , hasta Gallica Flavia y Octogesa , de clima relativamente templado . Con tan potente base económica , pudo Numisio dar rienda suelta a su espíritu de empresa . Los criaderos de vidrieras naturales ( de mica , etc . ) , explotados hacía cerca de dos siglos por la familia Pomponia , se estaban agotando y los grandes obradores anejos habían acabado por ser abandonados . Numisio ideó restablecer aquella industria , pero sublimando el producto , haciéndolo artificial y aproximando el lugar de producción a los centros populosos de consumo y al mar para desgravar el transporte . En vez de desenterrar piedra especular , fabricaría vidrio plano para meniana ( balcones ) , ventanas , invernadores , atrios de casas , arcadas de peristilos , baños , carruajes y literas , etc . , abaratándolos hasta ponerlos al alcance de todas las fortunas . Desde los días de Séneca , sólo los muy ricos usaban el vidrio plano artificial : Numisio halló que sería hasta una obra de caridad hacer accesible a las clases pobres y medianas la maravillosa invención que permitía gozar el don gratuito de la luz del sol sin vivir a la intemperie ; que implicaba un correctivo a las variaciones atmosféricas , una disminución en el número , intensidad y duración de las enfermedades , un aumento de vida y de trabajo . En tal idea , principió recorriendo una gran extensión de territorio , dentro de la Ilergecia , en busca de criaderos o depósitos de arenas silíceas puras y sustancias fundentes , sosa o potasa , cal , alúmina , óxido de hierro . Bien halló en diversos puntos lo que buscaba , pero acompañado de tal o cual inconveniente , que le tuvo perplejo muchos días ; hasta que por fin halló preferible comprar una fábrica de vidrio hueco , que le brindaban próxima a Barcelona , que funcionaba desde el siglo I y elaboraba botellas , copas , ánforas pequeñas , tazas , platos , frascos para esencias , imitaciones de piedras preciosas , brazaletes y otras joyas , y ampliarla con nuevos hornos para la fabricación de vidrio plano . Adquirió el establecimiento entero , con los criaderos de materias primas que le eran anejos . Hizo venir de Italia obreros adiestrados en la nueva labor , y empezó a inundar de vidrieras los principales mercados de la Galia , Sicilia e Italia , además de la provincia Tarraconense , con especialidad las plazas marítimas de Barcino a Tarraco , Dertosa , Saguntum y Carthago Nova , de Carthago Nova a Malaca y Gades , de Gades a Olissippo . No era hombre para dormirse sobre la rutina heredada : a los pocos meses ya había mejorado la calidad de la pasta , haciéndola menos alcalina ; había sustituido a los bastidores de metal los de madera , etc . ; con lo cual y el criterio de moderada ganancia , hizo la más seria competencia a los fabricantes de vidrio del exterior y a los extractores de mica . En pocos años , el uso de aquel artículo se extendió más que antes en tres siglos . Otra manufactura preocupó a Numisio por el mismo tiempo : los tejidos de hilo , lonas y lencería . Un pasaje de la Enciclopedia de Plinio le quitaba el sueño : aquel en que el naturalista encarece la calidad sobresaliente del lino de Tarragona y afirma , que los famosos cárbasos se habían inventado en esta ciudad . ¿ Por qué Tarragona , y del mismo modo Saetabis , en vez de progresar había retrocedido y su nombre no sonaba en los mercados del mundo , al lado de los de Egipto , de Syria y de Cilicia . Numisio decidió poner remedio a ese estado de sopor y dejadez , tan menguado y ruinoso como humillante , que no quería creer fuese constitucional , montando en Turnovas mismo un establecimiento que fuese a un tiempo fábrica y escuela , seminario de tejedores progresivos y orientalizados y centro productor , dotado de todos los adelantos modernos , manantial de riqueza , agente de civilización . A tres fines enderezó principalmente su obra : 1 . º Abaratar en proporciones considerables , mejorando los precios de la tasa oficial , el género más ordinario , a fin de que se generalizase en el pueblo el uso de sábanas , pañuelos de bolsillo , toallas y mantelería , pero , sobre todo , la camisa de lino , que él diputaba por una de las novedades más beneficiosas para la salud , introducidas en aquel siglo : - 2 . º Fabricar , en competencia con Scythopolis , Byblos , Laodicea , Alejandría y Tarso , clases finas para las familias acomodadas , incluso byssus y mezcla de byssus con hilo de seda importado de China , de que se hacía gran consumo en España , a fin de evitar la pérdida de numerario , consiguiente a la importación , y hacer un lugar a la Tarraconense en los mercados lineros de Italia : - 3 . º Mejorar la condición económica de las clases trabajadoras , haciendo de la antigua Ilergecia y de la Cosetania un país , además de agricultor , esencialmente fabril , manufacturero y exportador . Mientras edificaba en Turnovas las oficinas u obradores y los dormitorios para los hilanderos , tejedores y aprendices , y se construían los telares y demás artefactos , comprometió con diversos contratos y obtenía licencia especial del emperador Valentiniano , con cultivadores del ager tarraconensis y de otros lugares de la región , como asimismo con su padre en Nertóbriga , la siembra y suministro de un cierto número fardos de lino macerado , espadillado y rastrillado , aparte el que se proponía importar de Egipto , mientras maduraba el proyecto de alumbrar aguas de riego para Turnovas por medio de dos canales , que le permitirían cultivar en grande y de su cuenta el preciado textil . E hizo venir a todo coste de Alejandría dos operarios hábiles : uno , capataz de una de las manufacturas de byssus más renombradas de Egipto , para que fuese director técnico , al par que procurator y administrador del establecimiento ; otro , para educar graduadamente a los aprendices , que , una vez formados , habrían de esparcirse por el país , promoviendo la creación de una red de fábricas y talleres domésticos , cada vez más tupida . También estuvo largo tiempo pensando en manufacturas de lana , a lo cual convidaba la circunstancia de que el Gobierno imperial no hubiese fundado en España fábricas de paños ( como tampoco de lienzo ) y tinte de púrpura , propiedad y monopolio del Estado , como las tenía éste en África , y en Italia . Habría él querido reconquistar los mercados de la Península y del Mediterráneo , que en tiempos remotos abasteciera Turdetania . Pero al cabo , vino a persuadirse de que este género de fabricación debía aplazarlo para más adelante . En los siglos últimos , la industria de las lanerías y de los tintes había alcanzado un alto grado de perfección en Grecia , Chipre , Alejandría y la Campania , y habría sido temeridad por parte de Numisio pretender simultanearla con la del lino . En lo que sí puso empeño fijé en restablecer el crédito del vellón erythreo ( dorado o rubio ) , tan celebrado en la antigüedad y que hacía innecesaria toda suerte de tinte . Después de escudriñar cuanto habían recogido sobre el particular y de llevar a cabo un viaje de exploración por la provincia Bética - con cuya ocasión visitó el celebérrimo templo de Hércules y el monumento de las Columnas , en Cádiz - , emprendió una serie de experimentos sistemáticos y ordenados en sus cabañas de Turnovas sobre la base del cruzamiento y de la selección . Con los Estados de Siricia partían lindes los de Pinianus , bañados por el Noguera Ribagorzana . Los dos magnates se asociaron para derivar de este río , en el punto llamado de Piniana ( ahora Piñana ) un fossatum o canal de riego con destino a fertilizar ambas posesiones y hacerlas más productivas , transformando los cultivos en las zonas a donde pudiera hacerse llegar el agua canalizada . Y el vino vendiendo tierras de las que poseía fuera de la Península , y el otro deshaciéndose de una parte de sus acciones mineras , juntaron caudal suficiente para costear la construcción y llevarla a feliz remate en el más breve espacio de tiempo . Numisio mismo hizo de geómetra librator para practicar la nivelación , hacer el trazado y replantear la obra . Ya llevaban adelantada la caja del canal y habían emprendido el azud y la mina o túnel por donde se hace la toma de aguas cuando saltó un incidente que vino a torcer los designios de Numisio .