¡ Bendito sea Dios , que al fin el gran Pedro Saputo ha encontrado quien recogiese sus hechos , los ordenase convenientemente , y separando lo falso de lo verdadero levantase con la historia acrisolada y pura de su vida la digna estatua que debíamos a su talento y a sus virtudes ! ¿ Qué me dará el mundo por este servicio , por esta deuda común que pago , no tocándome a mí más que a cualquier otro vecino ? Pero ¡ maldito sea el interés ! , no quiero otra recompensa que saber , como lo sé desde ahora , que este libro se leerá con gusto por viejos y jóvenes , por sabios y por ignorantes , en las ciudades y en las aldeas . ¡ Oh , cuántos buenos ratos en las veladas de invierno pasarán con él calentándose a la lumbre o al brasero ! Pues no quiero más recompensa , como digo ; esto , y esto sólo es lo que me he propuesto . Y pues lo doy por conseguido , nada más se me ofrece advertir , ni prevenir a mis lectores . En la villa de Almudévar , tres leguas de la famosa ciudad de Huesca , en la carretera de Zaragoza , nació Pedro Saputo de una virgen o doncella que vivía sola porque había quedado de quince años sin padre ni madre , y era pobre , no teniendo más bienes que una casita en la calle del Horno de afuera , y manteniéndose con el oficio de lavandera y el de cocinera de todas las bodas y de las grandes fiestas del lugar ; en su juventud cantaba con mucha gracia porque tenía una voz extremada y tocaba el pandero como una gitana . Con estas habilidades nunca le faltaba lo necesario , y algún regalo y buen pasatiempo . Iba muy aseada ; no envidiaba nada a pobres ni a ricos ; todos la querían bien , y ella no quería mal a nadie . Para mayor noticia de la persona diremos que era lista , redonda de cara , no fea , aunque tampoco bonita , delgada caminando a gruesa , desembozada de palabras ; pecho franco y abierto , discreta lo que le bastaba , honrada de casta , recatada con buena fama en el pueblo , y al todo muy afable . Con cuyas prendas y virtudes entender se deja que tendría muchos pretendientes , y los tuvo , en efecto , no menos en línea recta que en la línea torcida , y de todos sabores y apariencias ; pero no se daba por entendida de la mala intención de algunos , y tomando las palabras siempre a la derecha , a todos respondía lo mismo y los despedía sin ofenderlos diciendo que no quería casarse ni tener amores . Y eso que la recuestaron mozos muy engreídos y valientes , y algunos con ajuar y pegujar , que lo hubiera pasado como una hidalga . Y era que cuando comenzaba a ser moza le dijo una gitana que si se casaba lloraría muchas lágrimas , haciéndole una profecía en verso que decía : No alcanzaba el sentido de la profecía sino así por mayor , pero entendió muy bien y se le hincó hondamente como púa en el alma lo de lágrimas y penas , y era bastante para que temiese : conque cerró los oídos a toda proposición de matrimonio por más que andando el tiempo llegó a cumplir los veinte años de edad , que en aquel siglo casi era afrenta , puesto que después y en el nuestro no sea más que recelos de soledad y pensamientos de poco sueño . Empero cuando menos se cataban en el lugar amaneció de seis meses , que por su gran opinión de honesta lo vieran y no lo creyeran si ella no lo dijese ; pero lo decía y lo afirmaba con tanta naturalidad y llaneza que con esto y lo que veían hubieron de creerlo . Cuando llegó el tiempo dio a luz un niño muy robusto y hermoso , y preguntándole de quién era , dijo : Por ahora mío y de Dios , cuyos somos todos . Y de aquí no la pudieron sacar . Un poco se amostazó el justicia y también el señor cura porque no decía quién era el padre del niño ; pero ella se mantuvo en lo dicho y hubieron de tascar el freno de su curiosidad burlada en este secreto . Cuando llegaron a bautizar el niño , porque nunca un caso como aquel se había visto en el lugar y parecía milagro ( que los tiempos dicen que eran otros que los que corren ahora , aunque yo no lo creo ) , ninguno se ofrecía a ser su padrino ; y el justicia y el síndico ayuntaron concejo general del pueblo y dijeron : « Honrados vecinos de Almudévar : por la voz que ha corrido debéis saber que la honesta hija pupila de Antonio y Juana del Horno de afuera ha parido casualmente un niño , y no tiene quién lo saque de pila . Echemos suertes si os parece , y de los tres nombres primeros que salgan se elegirá uno a votos libres de todos . » - ¡ Bien , bien ! , gritó la multitud . Y echaron suertes , y salieron dos hombres y una mujer ; y pasando a votación , todos menos seis votaron porque fuese madrina la mujer , y que los dos hombres y el síndico la acompañasen . Era una doncella , y no faltó quien murmuró de la suerte diciendo que las doncellas no debían haberse puesto en cántaro por serlo la madre del niño y no estar bien que la visitasen . Pero al que esto dijo , que era un ricacho con vanidad de hidalgo , le miraron de mal de ojo y aun le aborrecieron todo aquel día . Fue , pues , madrina la doncella , y lo sacó de pila con mucho contento ; y como era de una casa acomodada hubo gran bateo , que lo dieron los acompañantes y el padre de la misma madrina . Pusiéronle por nombre Pedro , y no se habló en muchos días de otra cosa en el lugar . Cuando la madre sacó al niño públicamente parecía una conda en la formalidad y satisfacción que mostraba y en los dijes y mantillas que le ponía ; y las gentes la querían aún más que de denantes . Parábanla todos a mirar al niño , y sin saber por qué se alegraban ; y aun muchas mujeres , especialmente doncellas , casi le tenían envidia . Reniego de mantillas usadas . ¿ Sabes , lector , por qué yo no fui más agudo de chico y lo soy tan poco de grande ? Pues no es más de que porque las mantillas con que me llevaron a bautizar y purificar se las habían puesto ya otros hermanos míos que vinieron delante y absorbieron toda su virtud . Ya se ve , como sólo se usaban dos o tres veces para cada uno duraban siempre , y con un poco de almidón y agua de fuente quedaban otra vez nuevas . ¡ Qué poco le sucedió esto a Pedro Saputo ! Por eso fue tan vivo y tan ingenio . Todo lo que llevaba era nuevo , y todo cosido por su madre , que es circunstancia , porque besó y mojó mil veces con lágrimas aquellas ropas ; y los besos y las lágrimas de una madre son cosa muy eficaz y santa . Y todavía le ayudó mucho el ser doncella y mirarle con ojos de casada , criándole con el amor reconcentrado de madre desamparada y sola . De este modo cualquiera sería agudo . Con que no hay que admirarse de lo que se va a leer : tantas causas y tales por fuerza habían de producir grandes efectos . La madre , como decía , le llevaba en brazos con mucha naturalidad y grandeza , y los que la miraban cuando iban por las calles decían : parece una señora . Y lo parecía de verdad . Y todos querían ver al niño y lo tomaban y dejaban ; pero él , desde el punto que tuvo tres o cuatro meses , no se dejaba tomar de todos , sino de unos sí y otros no : y si le iban a besar algún hombre o mujer de malos ojos , apartaba la cabeza y volvía la cara apretándola al cuello de su madre ; y si porfiaban , no lloraba como los otros niños , sino que primero vomitaba la leche y después lloraba con tristeza y no quería levantar cabeza hasta que se fuera aquella persona . Con esto decían todos que el niño de la Pupila tenía mucho talento , y su madre respondía : bien lo habrá menester , porque ni él tiene otro patrimonio ni su madre otra esperanza , a no ser que ... y de aquí no pasaba . Creció poco a poco y llegó a los seis años , y había tenido el sarampión y las viruelas , y una y otra enfermedad pasó , como dicen , por la calle . Su madre , en fin , comenzó a decirle que fuese a la escuela , mas él no quería ir , sino jugar todo el día . Una vez le dijo : - Mira , hijo mío ; ya tienes siete años y aún no conoces una letra ; Agustinico , tu vecino y amigo , es del mismo tiempo que tú y ya deletrea en Los doce pares y en los romances . ¿ Cuándo piensas ir a la escuela ? Y él respondía : - Si me reñís , no lo sé ; si no me reñís , cuando sea tiempo . Ese Agustinico y otros como él estudian para jumentos , e yo para montallos . - Pero , hijo mío , le replicó su madre : ¿ cómo no he de reñirte si a mí las personas del lugar se me comen la cara porque no te hago ir a la escuela ? - Madre , le contestó él : yo os he dicho que si me reñís no sé lo que haré , y si no me importunáis , cuando llegue el tiempo no será menester que me arrastren . Y a esas personas que os comen la cara mandádmelas a mí e yo les diré lo que cumple a vos , a mí y a ellas . ¿ No habrá alguna telaraña en sus casas ? Pues mientras a vos dan pesadumbre , que vayan a limpiarlas y les será más provecho . Su madre se admiraba de estas respuestas y dejó de molestarle . Pasaron muchos días , y él jugar y travesear , y hacer pelotas , correr a los perros y cazar gorriones . Si alguno le vituperaba de holgazán se reía a carcajadas que dejaba corrido a quien se lo decía ; pero si le llamaban malcriado se ofendía mucho , y la primera piedra que topaba por allí la cogía y la tiraba con gran furia a la persona que lo había enojado ; y si les hacía un bollo o algo más , no había otro arbitrio que llevarlo por Dios y llamar al cirujano , porque el justicia y el cura lo querían y amparaban , y le daban la razón y no querían que nadie le tomase cuentas puesto que él a nadie molestaba ni decía palabras necias ni descomedidas . Con todo , su madre se afligía , y no pudiendo con su pena , otro día le dijo con gran pasión : - ¡ Pobre de mí , que tengo un hijo que era mi alegría y toda mi esperanza , y voy viendo que lo que puedo esperar de él es disgustos y malaventura ! Y él le contestó : - Lloráis , madre mía , bien de barato , bien de balde , bien de pura gana de llorar . Andad , que presto seré hombre o dejaré de ser niño , y conoceré las letras y leeré mejor que Agustinico . Guardad , ¡ ea ! , las lágrimas para mejor ocasión , para otra necesidad mayor , que no quiera Dios que venga , porque ésta , creedme , es ocasión de mucho descanso y de buena y sana esperanza . Y su madre se consoló , y propuso de no importunarle más sobre este punto . A los nueve años se iba ya acercando , y aún no hablaba de ir a la escuela . Su madre lo sentía , pero callaba , encomendando a Dios la suerte de su hijo y la suya . Sus diversiones eran correr mucho , jugar a la pelota y saltar y andar por bardas y paredes , siendo tan ligero y sereno , que con la mayor facilidad se subía a los tejados más altos y salía y se ponía derecho en el alero , y miraba a la calle y no se le desvanecía la cabeza . Una vez , ayudado de otros rapaces , atravesó un madero delgado de un tejado a otro y pasó por él muchas veces , y bailaba en medio y corría a la coj , coj , y hacía otras mil monerías . También se solía ir con los labradores a los campos , y todo el día estaba preguntando de las labores , y tierras , plantas y estaciones . Como era muy hablado , que esto así como otras muchas cosas de él se lo sacó del vientre de su madre , igualmente un rostro hermosísimo , ojos amorosos , mirada expresiva y profunda , y un aire gracioso y noble , todos tenían puestos los ojos en él , y él robado el corazón a todos , que parecía encantamiento . Un día fue con gran sentimiento a casa porque un muchacho de su tiempo le había ganado a reñir , y le dijo a su madre que le dijese por qué le había ganado no siendo más alto y teniendo la misma edad . Su pobre madre no sabía qué responderle ; al fin le ocurrió decirle que eso consistía en que como el otro muchacho era labrador y ejercitaba las fuerzas , se había endurecido y aunque tan rapaz como él , era más fuerte . Quedó satisfecho de esta razón ; y aquel mismo día fue a su madrina , y rogó a su padrino ( que no lo era sino marido de su madrina , la cual había tiempo que casara ) que le trajese con el carro cinco o seis piedras muy gruesas , tamañas como una arca ; y el padrino , que lo quería como si fuese hijo , le dio gusto y trajo en dos veces siete peñas , unas más gruesas , y otras menos , y una muy grande , y se las hizo entrar en el corral de su casa , que costó no pocos trabajos a media docena de ganapanes . Desde este día estaba continuamente revolviendo las piedras con una palanca y las pequeñas con los brazos , volcándolas , mudándolas de sitio , haciendo grandes esfuerzos , y sudando y jurando como si estuviese condenado a aquel trabajo del infierno . También hizo dar filo a dos destrales viejas que andaban por allí , y como descanso del ejercicio de las peñas tomaba una destral y hacía muescas y degüellos en unos troncos de encina que se hizo traer igualmente . No contento con esto pidió maza y rompía y majaba la peña más grande . Al cabo de tres o cuatro meses , para probar sus fuerzas , llamó al muchacho de marras y le dijo que habían de reñir otra vez ; el muchacho no quería , pero él le amenazó que lo arrastraría como un gato muerto , y le obligó y riñeron con grande ardor y bravura . Venció Pedro Saputo , mas con tanta ventaja , que después se probara a reñir con otros mayores y también los vencía fácilmente . Y dijo a su madre : ya he visto , señora madre , que me dijiste verdad cuando la riña de Geronimillo , pues con el volcar de las peñas y el ejercicio de la destral y la maza , y alguna vez que me pongo a cavar con los labradores , me he hecho tan fuerte que gano a todos los chicos de mi tiempo y aun a otros mucho mayores . Buen secreto me enseñaste . Yo os prometo que no me venza otro a luchar ni me gane a dar puños de mancar hombros y brazos , y me he de derrocar y acocear , aunque sea un gigante , al que se atreva a tomarse conmigo . Y así fue , porque ejercitando mucho las fuerzas , y con la buena y perfecta complexión y sanidad de su cuerpo , alcanzó muy grandes bríos , y fue tan esforzado , que después , si por diversión y prueba cogía dos o tres hombres , jugaba con ellos como si fuesen palillos de randa . Uno de los mayores engaños que se padecen en el mundo es que no todos los burros llevan albarda ni andan a cuatro pies y herrados como deberían , porque así no tropezaría uno con tantos que parecen otra cosa . A lo menos les creciesen las orejas , que es el distintivo más propio ; pero ni eso . ¡ Oh qué bueno que sería ! Siquiera Pedro Saputo los conocía con sólo mirarles a la cara ; y desde niño , como se vio en lo que le dijo del vecinito que su madre le proponía por modelo de aplicación a las letras , pero hay artes y ciencias que mueren con sus autores ; ésta fue una de ellas . La que después han fundado los modernos fisionomistas llamados cerebristas o frenólogos , es otra ; el que no ve nada en los ojos y en todo el rostro , poco verá en el cráneo , y sobre esto , que me asen vivo . En estos ejercicios y juegos pasó todavía algún tiempo , cuando una noche después de cenar y de estar un rato callado y pensativo dijo a su madre con resolución : - Madre , esta noche quiero dárosla buena : mañana si os parece iré a la escuela . - Sí , hijo ; sí que me parece , respondió su madre alborozada ; sí que quiero que vayas a la escuela . ¡ Gracias a Dios ! Buena noche me das , hijo : bien lo has dicho : de gozo no voy a dormir . ¡ Ah ! Si supieras lo que he padecido cuando me decían que criaba un holgazán , y si tenía muchos juros y renta para criallo a lo caballero . Agora sí que soy dichosa . Porque mira , hijo , que soy tu madre , y estamos los dos solos en el mundo . - Y bastamos , contestó él : los dos y el de allá arriba ( señalando el cielo con la mano ) contra todo el mundo si nos es contrario ; que no será madre , no , sino muy favorable . - Mirad , madre mía : la escuela es pan muy duro y sin buenos dientes no se puede morder . Hanme caído los primeros , tengo todos los segundos , y fuertes , y puedo morder y comer el pan de la escuela que como he dicho es muy duro y áspero , y no debe darse a niños mientras son tan tiernos . Todos lloran , todos lo sienten mucho , todos andan acontecidos y se paran flacos , enatizos y entecos de sujeción y apocamiento , y no adelantan nada o están en las primeras letras que llaman tantos años , que sólo por ser cosa ordinaria no es gran vergüenza para ellos y para los maestros . Yo a la verdad , no sé bien lo que son las letras ; pero me parece que en poco tiempo he de alcanzar y pasar a ese Agustinico y a todos los que hace tres o cuatro años que van a la escuela . Ahora vamos a dormir , y mañana veréis a tu hijo comenzar a ser hombre y serlo muy aprisa , a lo que me da el corazón . Su madre le miraba y lloraba de gozo , y dando gracias a Dios se acostó y ni pudo dormir de alegría como había dicho . Se hizo de día , y mucho antes la buena madre tenía la luz en sus ojos con el acontecimiento de pensar en la resolución de su hijo . Levantóse , y cuando tuvo hecho el almuerzo , fue a despertar al niño Pedro , el cual le pidió la ropa de los días de fiesta diciendo que aquél era muy grande para él . - Y para tu madre también , contestó ella . Y le sacó el vestido más nuevo y mejor ; después que hubo comido un plato de migas y sin querer tomar otra cosa dijo a su madre que le acompañase para decir al maestro que le entregaba a su potestad y gobierno . Fueron a la escuela , y la madre dijo al maestro que le llevaba y presentaba su hijo Pedro ; el cual hasta aquel día no había tenido a bien comenzar la escuela porque quería crecer y hacerse fuerte . El maestro se rió y respondió que admitía con gusto al niño Pedro por discípulo , y que confiaba que al poco tiempo aprendería la paleta de la Jesús . Con esto se fue la madre , y él se quedó en la escuela . Aquel primer día y los dos siguientes no hizo sino repetir los nombres de las letras como los iban diciendo en voz alta los otros niños ; pero el cuarto preguntó al maestro si había más letras que aquéllas ; y como le dijese que no , tornó a preguntar si en los libros que leían los niños adelantados eran otras , y contestando el maestro que ni en aquellos libros ni en todos los del mundo había más ni otras letras que aquéllas , dijo el niño Pedro : - Pues en este caso en aprendiendo yo estas letras ya sabré todo lo que hay que saber por ahora . - No , hijo , respondió el maestro ; porque después se han de juntar unas con otras para formar los vocablos . - Pero al fin , replicó Pedro , con éstas se han de componer todas . - Sí , dijo el maestro . - Pues bien , continuó el niño : esta tarde me daréis licencia para no venir a la escuela , y mañana os pediré un favor , que si me lo hacéis , ni yo me sacaré de estar aquí voceando tantas horas mañana y tarde , ni vos tendréis que hacer más que decirme lo que os pregunte . Otorgóle el maestro lo que pedía ; y aquella tarde tomó una vihuela de sus abuelos medio rota y sin clavijas , la deshizo , pegó a sus dos tablas por un lado un papel blanco y se fue al taller de un carpintero . Llegado , pidió una regla , un lápiz y una sierra fina , y tirando líneas de alto a bajo y de cruzado en las tablas , aserrólas ambas e hizo de veintiséis a treinta tablillas cuadradas , echóselas en la capilla del gabán , y se fue a enseñarlas a su madre diciéndole que mañana vería en qué paraba aquello . Al día siguiente por la mañana fuese a la escuela y pidió al maestro que le escribiese en cada tablita una letra ; luego le rogó que las metiese por orden en un hilo de alambre pasándolo por un agujerito que tenía , y hecho todo por el maestro le dio las gracias y dijo : - Ahora , señor maestro , ya me avendré yo con estas letras , porque las sé de coro y conozco muy pocas . Dadme licencia y me voy a casa . Dos días estuvo en casa dando vueltas a las tablitas y mirando de cuando en cuando en una paleta del A . B . C . , que tenía colgada en la pared , al cabo de los cuales dijo a su madre : - Ya conozco las letras ; venid conmigo a la escuela y veréis que no os engaño . Fueron a la escuela , hizo el maestro la prueba y no erró ninguna . Quedó espantado el maestro ; los niños le miraban elevados y la madre estaba embargada de gozo . Divulgóse la noticia en el pueblo , y todos celebraban el ingenio del niño Pedro de la Pupila , comenzando algunos a llamarle desde entonces Pedro Saputo , que en el dialecto antiguo del país quiere decir Pedro el Sabio ; nombre que al fin le quedó como propio no llamándole nadie ni siendo conocido por otro . Pusiéronle a deletrear ; y haciéndole escribir en un papel las sílabas sueltas a un lado , y al otro el vocablo que componían , en cinco días aprendió a leer , habiéndose perfeccionado del todo en catorce desde el primero en que fue a la escuela . Leer y más leer en los libros que le dejaba el cura y un rico del pueblo fue lo que hizo en mucho tiempo . Entre todos los que más le gustaban eran los de historia y las fábulas de Esopo con la vida de este gran fabulista : y otro libro que llamaban El Cortesano . Pero no olvidaba el ejercicio de las peñas ni el ir a los campos con el primer labrador que encontraba , ni las pruebas de agilidad y ligereza . Un día le dijo su madre : - Hijo , ya tienes doce años ; ya es tiempo de que aprendas algún oficio . Y él respondió que para qué eran los oficios . Son , hijo , le respondió su madre , para no estar ocioso y ganar la vida . - ¿ No más que para eso ? , dijo él ; pues yo os doy palabra de no estar nunca ocioso , como veis que tampoco no lo estoy ahora , pues ya se me alcanza que es malo , aunque sólo sea porque el que no hace nada , ya con eso hace mucho mal no ocupando el entretenimiento y las manos , y en cuanto a ganar la vida tened firme esperanza que no me faltará , Dios mediante , ni a vos conmigo . Que no quiero yo que vayáis a lavar con frío y con calor porque es señal de mucha pobreza , y no os habéis de dar tan mal tiempo ni vida tan lacerada . Pero si os afligís porque no aprendo un oficio , decidme cuál he de aprender . Y su madre le respondió que el que quisiera . - Pues yo , dijo él , no quiero aprender ninguno . Porque habéis de saber que según yo he advertido , los hombres son muy ignorantes y no hacen sino disparates , y rudezas obrando en todo con mucha torpeza y sin ningún discurso ; y el que es un poco más avisado , generalmente hace daño a los otros con malicia , y tal vez a sí mismo por reverbero . Yo no sé si en otras partes son diferentes , porque ya sabéis que no he salido de Almudévar sino que para ir a ver a nuestros parientes , y dos veces a Huesca en donde a nadie conocí ni traté más personas que las recaderas del mercado , que por cierto gastan largo de su desenfado y poca vergüenza . Pero si todos son lo mismo , no necesito ningún oficio para ganar la vida y dárosla a vos descansada . - Hijo mío , dijo entonces su madre : mucho sabes y veo que hablas como los flaires que predican o como los hombres que andan con nuevos trajes por el mundo y vienen de luengas tierras . Haz lo que quieras y Dios te ilumine : sólo que no querría que fueses malo . - Hasta ahora , madre , respondió él , no lo he sido ni entendido serlo ; y el que hasta los doce años no es malo , ya siempre será bueno . - Según , le replicó su madre : algunos se tornarán después . - No puede ser , dijo él : porque yo conozco que el que es malo de hombre hecho lo hubo de ser de niño , sino que no sabía ni podía ejecutar la maldad , pero lo que es mala inclinación ya la tenía en el alma . - Agora veo , contestó su madre , que vas teniendo razón . ¿ Quién te ha enseñado esas cosas ? - Aquí dentro , respondió él , me las enseñan todas ; y los libros que leo y las mujeres cuando riñen unas con otras . - ¿ Cómo pueden enseñarte nada las mujeres y más riñendo ? , preguntó su madre muy admirada . - Pues me enseñan mucho , respondió él ; todo lo que entonces dicen es locura y sabiduría , y lo mismo me enseña lo uno que lo otro . Y lo aprendo de ellas y de los otros chicos en sus contiendas , y de los libros , lo recojo aquí dentro y lo guardo , y aquello engendra otras cosas , y éstas engendran luego otras ; y las junto y las revuelvo y amaso todas , o las separo y compongo según me cumple y piden las ocasiones . Entonces su madre , espantada de oírle hablar con tanta sabiduría , le dijo : - No sé , hijo mío , cómo siendo tan tonta he parido un hijo tan agudo . - ¡ Tonta , decís ! , contestó él ; pues yo no he advertido que lo seáis , porque las mujeres que yo tengo notadas por tontas en el lugar son vanas , cantoneras , puercas , desastradas , rezongueras , noveleras , picudas , chismosas y murmuradoras . - Hijo , hijo , le dijo entonces su madre ; ésa es demasiada malicia para tu edad ; deja a las pobres mujeres , que harto desprecio llevan a cuestas con ser mujeres y por ende el estropajo del mundo . - Ahora sí que veo que sois un poco tonta , dijo él : porque habéis dicho una muy grandísima necedad . ¿ Cómo llamáis a las mujeres el estropajo del mundo ? ¿ Qué estropajo sois vos en vuestra casa ? Vos sois la señora e yo vuestro hijo , vos me queréis e yo os quiero ; vos me servís agora e yo os serviré después ; vos me cuidáis e yo crezco y me hago hombre para daros honra y ampararos y manteneros . No os llaméis estropajo , por vida mía , porque me habéis afrentado y casi no oso miraros a la cara . Otro día a la hora de comer llegó su madre con gran bochorno y pasión diciendo entre lágrimas : - Los ricos siempre ricos y los pobres siempre hemos de callar . Mira , hijo , que vengo llena de calor y corrimiento . El hidalgo de la esquina de la plaza me ha topado en la calle , y plantándoseme a cuatro pasos me ha dicho : « Bien criades el hijo , la Pupila ; ya casi es hombre y sólo sabe parlar y hacer el Marco Esopo . El pago que él os dará por el oficio que le habéis enseñado . ¿ Pensáis hacelle lavandera o cocinera como vos ? Andad , que mejor le cuadraría el oficio de comadrón o de casamentero . » Yo , al oír palabras tan injuriosas , me he cubierto de vergüenza , la luz del cielo no veía ; y casi me ahogo de la pena que me hinche el pecho . ¿ Qué me dices , hijo mío , para mi consuelo ? - Por ahora , madre mía , sólo os digo que comáis con gusto , y otro día os diré lo que hace a este enojo que os han dado porque no conviene obrar ni adoptar consejo cuando el calor de la pasión está en su mayor punto , como lo está ahora en los dos , que vos lloráis e yo de puro levantado y ofendido hablo con esta templanza . Y ya que ese hidalgo cree que puede ultrajaros porque no me dais oficio , dejemos su insolencia y tomemos su razón . Mañana , si queréis , aprenderé de tejedor , después de mañana , de sastre , el lunes , de peraile , el martes , de carpintero , el miércoles ... - Hijo mío , le atajó su madre olvidando las lágrimas y su afrenta : ¿ qué disparate estás diciendo ? ¿ No sabes que cada uno de esos oficios cuesta muchos años , y tú , quieres aprender uno cada día ? - Torno a decir y certificaros , contestó él , que cada día he de aprender un oficio , y más si es menester o conviniera . Hasta medio día lo estudiaré , por la tarde ejercitaré las manos , y a la noche cuando venga a casa os traeré ya alguna muestra de mi obra . Porque yo he mirado a esos hombres en sus talleres y sé lo que me digo . Comed y alegraros , que el hijo que habéis parido no nació para jumento ; ni tampoco para ser escarnecido de ningún hidalgo ni para sufrir que su madre lo sea de nadie . Yo haré que dentro de pocos días seáis bendecida de todos , y envidiada quizá de ese mismo hidalgo que os ha insultado . Perdonémosle empero por la buena intención con que lo habrá hecho , aunque con poco miramiento y sobrada altivez y mal modo . Eso es soberbia del nacimiento y confianza en las riquezas . Aquella tarde iba Pedro a casa de su madrina , como solía , y al pasar por la plaza vio al hidalgo con el cura : acercóse a ellos y sin saludar se encaró con aquél y con grande entereza dijo : - Señor hidalgo de la esquina ( llamándole así por desprecio ): hoy habéis hecho llorar a mi madre , y sus lágrimas me han abrasado las entrañas y las guardo aquí ( señalando el corazón ) , porque soy su hijo y sé quién tiene o no tiene derecho a ultrajalla . No lo olvidéis , que tampoco yo lo olvidaré . Adiós . Y diciendo esto se fue con su serenidad y mirada severa . El cura le llamó muchas veces y aun quiso seguirle ; mas lo hubo de dejar porque ni aun la cara volvió a mirarle y traspuso como un relámpago . Sintió mucho el cura aquel caso , y lo sintió también el hidalgo , pero diferentemente , porque el cura lo sentía de amor al niño , y el otro de ira y de mancilla de sus palabras y atrevimiento . Iguales en lo esencial y desiguales en lo accidental hizo a los hombres la naturaleza . Y aunque es cierto que en esa desigualdad se contienen las causas del orden primitivo general de la sociedad , y aun de la condición de los individuos por sí en particular , pero lo que es la autorización no procede de esas causas sino de las que hacen al padre digno de respeto para el hijo , al anciano para el joven , y al magistrado para el ciudadano ; siendo todo lo demás usurpación , presunción , orgullo , soberbia . Ninguna autoridad representaba el hidalgo para reprender a la Pupila ; y la caridad , si por la caridad lo hubiera hecho , habla y obra de otra manera . Sobre todo para denostar , para ultrajar , para insultar y afrentar al pobre , al desgraciado , al infeliz , ninguna ley da derecho ; y es el orgullo tan grave ofensa del cielo , que rara vez deja de castigarlo , haciéndonos ver tarde o temprano humillado al soberbio , así como exaltado al humilde . Entre tanto ya castigó como pudo el niño Pedro la insolencia con que el hidalgo baldonó a su madre , y aún se reservaba mayor venganza como daban a entender sus palabras . Llegó en tanto a casa de su madrina , pues el encuentro de la plaza no le distrajo de su propósito y cabalmente la encontró ocupada en prevenir unas telas o paños y echar cuentas para unos vestidos que habían de hacerse , debiendo tener el sastre al otro día . Al oír esto Pedro Saputo se alegró y dijo : - Muy bien , señora madrina , muy bien me viene ; porque con esta ocasión comenzaré mañana a aprender el oficio de sastre . Madrugaré y vendré antes que el maestro para ver todas sus operaciones . Pareció bien a la madrina , porque nada de su ahijado le podía parecer mal , pero extrañó que quisiera aprender aquel oficio habiendo ella concebido cosas más altas . Calló , empero , temiendo la respuesta de Pedro , que tan fácilmente confundía a todos . Al día siguiente fue a casa de la madrina mucho antes que el maestro sastre , y así que se presentó éste y se puso al oficio , miró con mucha atención cómo tomaba la medida a la madre , cómo tendiendo el paño en una mesa aplicando la medida y haciendo puntos y rayas blancas y dejando señalado el cuerpo , las mangas y demás piezas ; cómo luego echó la tijera y las cortó una a una . Tomó enseguida la medida al marido , y fue haciendo lo mismo parte por parte . Y cuando fue a tomar a una niña que tenía nueve años , dijo Pedro : - Dejad , señor maestro , que a ésta le quiero yo cortar el vestido por mi mano . - Sí , hijo mío , dijo la madrina . Pero el maestro espantado decía : - ¿ Habéis perdido el juicio , señora ? ¿ Queréis quedaros sin prenda y el paño ? - No quiero eso , respondió ella ; pero si mi ahijado Pedro yerra el corte y me pierde el paño , ya está pagado . - Es verdad , respondió el marido , que también quería ver la prueba . - Y después , continuó la mujer , tengo otra pieza en el arca , y en Huesca media docena de tiendas a mi disposición y a la de mis dineros . Conque hijo mío , toma la medida a tu hermanita y córtale el vestido a tu buen juicio y entendimiento . Pedro entonces muy confiado tomó la medida , fue haciéndolo todo lo que vio hacer al maestro ; y cuando tuvo señaladas las piezas en el paño , y enderezadas y corregidas , dijo al maestro : - Mirad cuerpo de mí si me ha despuntado hoy buena luz ; ¿ qué decís de esas rayas ? - Digo , respondió el maestro , lo que vos queráis y cumple a mi confusión . Por el siglo de mi padre a quien sólo conocí de muerto , que esas piezas están señaladas como si las hubiese rayado el mismo maestro Lorda Azufre de Huesca . Ea , echa la tijera y veamos . Echó Pedro la tijera , cortó las piezas mostrándolas al maestro y a la madrina como las iba cortando , y concluida la operación dijo : ahora veamos lo que es coser . - No hijo mío , respondió el maestro ; agora veamos lo que es yantar ; que en verdad que la señora Salvadora se ha olvidado del nuestro desayuno con la contemplación de tu habilidad . - Tenéis razón , maestro Gafo , dijo ella ; y fuese y con la niña y la criada sacó el desayuno para los dos maestros a quienes acompañaron el marido y la niña . Almorzado que hubieron , y reído y celebrado la nueva gracia del niño Pedro , se sentaron a coser . Pidió un dedal el aprendiz maestro , y como no supiese tener el dedo doblado , pasó un hilo por el dedal , y metido en el dedo , hizo que le atasen el hilo por encima . Tomó la aguja con una hebra y sin hacer punto o nudo , iba cosiendo un retal perdido y pasando muy aprisa la aguja ; y no hizo otra cosa hasta el mediodía . ¡ Cuánto se rió su madrina ! ¡ Cómo se reía y divertía la niña ! Porque con tanto afán y trabajo nunca resultaba costura , pespunte ni cosido alguno . Llegó la hora y comieron de muy buena gana . Levantados de la mesa , tomó Pedro el capotillo de la niña , y cosió primero el cuerpo , después , las mangas , que sólo eran medias y abiertas ; luego las unió de hilván para probarlo . Púsoselo la niña , y le caía tan bien , que se admiraron el maestro y la madrina , llegando a este tiempo la madre de Pedro que venía a ver segunda vez cómo su hijo entraba en el oficio . La niña no se quiso ya quitar el capotillo hasta que viniese su padre ; y lo que faltaba , que eran las junturas del forro , la esclavina y los vivos , hízolo el maestro otro día , porque Pedro no quiso continuar el oficio diciendo que no era digno de hombres cabales , sino propio de jorobados , cojos , enanos y hermafroditas . Con todo , en su casa y para él y su madre cortó y cosió alguna vez los vestidos . Otro día quiso aprender de pelaire , y fue a casa de un maestro , y luego en un punto aprendió a cardar y a peinar , y antes y primero que todo a varear y preparar la lana . Por la noche llevó a su madre por muestra el vestido muy untado y un hermoso copo de estambre peinado y concluido por él de una docena que aquella tarde había hecho . Y del oficio dijo que era un poco despreciado , pero sano y alegre . El lunes fue al taller de un carpintero , y por la noche llevó un marco de ventana a modo de bastidor para un encerado muy pulido y hecho todo de su mano . Pero dijo a su madre que aquel oficio requería ocho días de estudios y un mes de práctica ; y que mirase qué otro o qué docena de ellos quería que aprendiese y cuál preferiría . Su madre rebosaba satisfacción por todas sus coyunturas , y no sabiendo qué responder le dijo : - Yo no sé , hijo mío , lo que quiero y lo que no quiero : lo que me parece es que sólo quiero lo que tú querrás ; y lo que tú hagas , todo , hijo mío , todo lo doy por bien , porque ya veo que te guía otra sabiduría más alta y otra luz que no alcanzo . Y dijo él continuando : - Ya veis , madre mía , cómo en pocas horas he aprendido cualquier oficio a que me he puesto . Porque habéis de saber que esas artes y otras muchas , según lo que yo tengo observado , las sabemos todos los hombres naturalmente , y sólo falta verlas e inventar los instrumentos propios si no son conocidos , y luego adestrar las manos a ellos , bien que la perfección sea cosa de la práctica y de más tiempo . Mas ahí , en casa del carnicero he visto unos papeles con unos dibujos de puertas , ventanas , mesas , arados , edificios , ríos , bosques y montañas y me han gustado mucho y quisiera aprender el arte del dibujo . Por vida vuestra que vayáis un día a Huesca y compradme los instrumentos necesarios , que me parece son un lapicero , dos compases , y los que os digan en la tienda , que ahora no serán muchos . Y fue su madre a Huesca , y le trajo todos aquellos instrumentos ; y él pasaba después el tiempo dibujando lo que se le antojaba , y llenó su cuarto de dibujos que luego y prestísimo fueron de muy cumplido primor y arte . De ahí a algún tiempo hizo el retrato de su madre , después el de su madrina , al lápiz los dos ; y eran tan parecidos , que todos al verlos decían : ésta es la Pupila , ésta Salvadora de Olbena . ¡ Hola ! , dirá aquí algún lector bonazo ; aprisa vamos subiendo . Primero sastre , que es lo más llano que hay en la artesanía , viniendo a formar el lazo y comunicación entre los oficios masculinos y los femeninos , como le forman entre el reino animal y el vegetal los zoófitos o animales plantas . Después cardador pelaire , que es algo más ; luego carpintero , que es mucho más ; y no contemos con el dibujo , que pertenece ya al orden superior de las artes , bien que sin exclusión de sexo como esotras , le vamos ahora a adornar con el de la música , arte bajado del cielo y amor del corazón humano . ¿ Adónde iremos a parar ? ¡ Eso se me pregunta ! ¿ Y para qué habría recibido nuestro niño filósofo tantas y tales dotes del creador , y el don soberano y rarísimo de saber emplearlas ? Pues cata aquí lo que él hace y yo voy escribiendo con no menos admiración que tú , lector amigo , quien quiera que seas . Aprendió el dibujo , como has visto ; ahora va a aprender música ; y aún verás otras maravillas . Por algo le llamaron sabio . Si hubiera sido como yo o como tú , y perdona mi franqueza , nada de esto se escribiría , porque nada hubiera sucedido . Vamos a la historia : Había en Almudévar un eclesiástico , organista de la parroquia , llamado por mote mosén Vivangüés , y cuyo nombre verdadero ni se sabe ni lo necesitamos ; el cual se llevaba algunas veces al niño Pedro a su casa para darle alguna golosina . Era hombre que en cuanto a músico tocaba medianamente bien el órgano , el clave y el salterio ; y en cuanto a gramático husmeaba un tantico el latín del breviario ; pero lo que es de la misa había preguntado tantas veces lo que significaba el canon y demás latines , que fuera de los introitos , las oraciones , las epístolas , y los evangelios había pocas cosas que no entendiese , y aun en éstas barruntaba tal vez con sentido . Por lo demás tenía buen corazón , era tan candoroso como un niño , y se creía el más hábil del capítulo que a la sazón era numeroso , exceptuando al señor cura , que dicen era licenciado por Huesca , y a quien por esto , respetaba él como más sabio . A todos los demás solía decir , los paso por debajo de la pierna . Y hay quien dice que si erraba el tiro era de poco trecho . Llamábanle con el apodo que he dicho , porque cuando se echaba a pechos algún vaso de buen vino , que era con frecuencia , entre las lágrimas que le apuntaban de la fortaleza del vino y la voz medio cobrada del largo trago , decía respirando : ¡ viva Angüés ! , y acababa de respirar . Preguntáronle al principio , y después de muchas veces por gusto qué significaba aquello ; y contaba esta graciosa , disparatada y original historia : « Es saber , señores , que entre los pueblos de Angüés , Casbas , e Ybieca hubo antiguamente otros dos que se llamaban Bascués , y Foces , cuyos habitantes eran los mayores bebedores del mundo , y sus términos el mejor viñedo de Aragón , y aun de España si se me antoja decillo . Estos dos pueblos murieron : quiero decir , que sea por guerra , sea por epidemia , sea por otra causa , quedaron sin habitantes , habiendo muerto hasta los sacristanes y los curas . Foces murió unos días antes y Bascués aguantó unos días más . Pero cuando ambos pueblos vieron que acababan sin remedio , hicieron testamento y dejaron su buen gusto a los pueblos de Angüés , Casbas y Ponzano , dos terceras partes al primero y una repartida a los otros dos . Por manera que el pueblo de Angüés tiene más voto él solo en materia de vinos , que Casbas y Ponzano juntos . Por eso yo cuando me bebo un buen vaso de buen vino , si el vaso es grande y el vino bueno , que lo trasiego siempre de un aliento , pienso en el buen gusto de aquel pueblo y digo ¡ viva Angüés ! Que es como si dijera : viva el gusto de Angüés , que es cabalmente el que agora encuentro yo en este vaso que acabo de colar . 0 de otro modo : voto a mí , qu'este vino es tan bueno como el mejor que aprueban los mojones herederos de Bascués y Foces . Sino que por abreviar lo digo todo en esa exclamación tan significativa . Y si no dijera esto , me parecería que el vino por bueno que fuese no me haría provecho . » Y preguntando a los oyentes , ¿ qué os parece , señores ? , brotaba delicia del corazón y se esponjaba de gloria . Este hombre , pues , era tan sencillo y tan bendito , se llevó un día a su casa al niño Pedro Saputo para darle unas avellanitas que le habían traído : y como el niño viese abierto el clave le rogó que tocase algo . Puede ser que no fuese clave , sino otro instrumento de teclas : poco importa . Diole gusto , y tocó una cosa tan alegre y espoleadora que Pedro no podía estar quieto , meneándose con todo el cuerpo y diciendo : ¡ ea , ea ! Paró el músico , y preguntó qué era aquello , y le respondió el capellán : - Esto es una cosa nueva ; digo , que hace poco tiempo la han puesto en solfa los compositores ; y es tan fecunda en caprichos , que en no saliéndose del tema puede uno tocar tres días seguidos y todo será siempre lo mismo y todo diferente . Es un baile que llaman el Gitano . - Sólo por saber eso , dijo Pedro , aprendería de solfa de buena gana . - ¡ Ay , niño , niño ! , respondió el capellán ; no sabes lo que te dices . ¡ Aprender de solfa ! - ¿ Pues qué , replicó el niño , tan difícil es ? - Mucho , mucho , muchísimo y más que muchísimo , le respondió el mosén con grande ahínco y cerrados los ojos : ¿ quieres que te lo diga ? Mira : una vez los diablos estando de tertulia en el palacio de Lucifer , que todo el edificio es de llamas de azufre , disputando sobre la solfa y la gramática y defendiendo unos que era más difícil la una y otros que la otra , quisieron proballo dos diablos jóvenes muy presumidillos , y salieron al mundo , poniéndose , el uno a infantillo en casa de un maestro de capilla , y el otro a estudiante en una escuela de gramática . Pasaron tres meses , y el músico preguntó al gramático en qué iba , y respondió que de humo y tinieblas ; pues yo , dijo el otro , aun humo no veo porque no veo nada . Allí me hacen una manopla que en las junturas de los dedos tiene escritos los nombres de la solfa , que parecen tomados de algunos de nosotros ; y subiendo y bajando y corriendo las junturas ; y luego con la misma obra en un papel que no dice nada , me van ya jorobando y rematando de paciencia . Porque a cada marro de la voz cae un bofetón , y llora si quieres llorar y llorando o riendo canta el día entero porque ése es tu oficio . - Yo , dijo el gramático , si no fuera por la rechifla que nos harían los compañeros de allá abajo , ya hubiese dado al traste con el estudio y en el fuego con los libros y sus musas y musos , que así los entiendo como tú eres el hijo de Dios más querido . No obstante , sigamos algún tiempo más si te parece , porque tan pronto sería mengua dejallo . Con efecto , siguieron y nada menos que seis meses , al cabo de los cuales se volvieron a juntar ; y el músico dijo , que aunque los compañeros le soflamasen eternamente , estaba determinado de abandonar la empresa y volverse de aquel paso al infierno . - ¿ Sí ? , respondió el gramático ; pues no te irás solo , que también quiero acompañarte ; y queden la solfa y la gramática para tormento de los hijos de los hombres , ya que si no es éste que vale por muchos no padecen ninguno igual a los nuestros . Y sin más deliberación cerraron los ojos al sol , dieron un estampido y se lanzaron de cabeza en los infiernos . Conque mira tú , hijo mío , Pedro , si te ibas a poner con la solfa en buena palabra de empeño , cuando los diablos siendo diablos no pudieron salir con ella . Suspenso y embelesado estaba Pedro Saputo oyendo referir al capellán un caso tan estupendo ; y vuelto en sí preguntó al clérigo si había aprendido la solfa . Respondió que sí : - ¿ No ves que soy organista ? Doce años entre infante y capillero estuve en la catedral de Huesca , y siempre estudiando solfa . - Pero al fin y a la postre vuesa merced la aprendió , y en menos años , porque dice que fue capillero y entonces ya la sabía . - Sí , respondió mosén Órganos . - ¿ Y la gramática ? , preguntó el niño . - También , respondió el buen hombre , sabiendo que mentía : ¿ no ves que soy sacerdote ? - Pues en ese caso , concluyó el niño Pedro , vuesa merced tiene más ingenio y es más sabido que dos diablos juntos . Rióse el capellán , no sin algún tanto colorado de vergüenza , porque le pareció que había algo de ironía o malicia en la consecuencia del niño . Éste quiso ver la manopla o mano de la solfa , y vio que los nombres que había en las junturas ( y aun fue menester que se los declarase el músico ) era : A-la-mi-re , B-fa-b-mi , C-sol-fa-ut , D-Ia-sol-re , E-la-mi , F-fa-ut , G-sol-re-Ut . - Bien tenía razón , que parecen nombres de diablos , dijo Pedro , porque de algunos de ellos a Belcebub no hay mucha distancia . Pero , ¿ para qué se aprende eso en la mano ? ¿ Ha de escribirse la solfa en la mano o cantarse mirando a ella ? A estas preguntas no supo responder el del ingenio y agudeza de dos diablos , y se acabó la plática por falta de palabras , o de jugo en ellas , que es lo mismo ; y el niño Pedro , que no podía tener la atención baldía un momento , le dijo adiós y tomó la escalera . Tomó la escalera ; mas al salir a la calle oyó el violín arriba . Paróse ; el capellán se divertía en hacer el diapasón ya por todos sus puntos ( bien que esto quiere decir diapasón ) , ya por terceras , quintas ; ya en el tono mayor , ya en el menor : hirió el oído de Pedro ; escucha , percibe , siente en sí y admite aquella ley y verdad primordial de la música , aquella verdad general , aquella proposición elemental de puntos o sonidos que así la satisfacía ; y vuelve a subir y ruega al capellán que le enseñe aquello en el instrumento . - No , dijo el músico ; en el violín no puede ser ni en otro instrumento alguno ; primero lo has de aprender con la boca y en la solfa , y para eso hay que acudir a la mano o manopla , como hoy la hemos llamado . - No , señor , replicó el niño ; ya no quiero aprenderlo con la boca , sino con el violín , porque así lo aprenderé de una vez , y no que de ese otro modo habrá que hacer nuevo aprendizaje . Sobre todo , lo que es la manopla , ni verla . Eso es lo que yo quiero y no otra cosa ; y no me voy de vuestra casa hasta que no me la hayáis enseñado , siquiera me cueste una semana . El capellán se reía y le daba compasión de ver el error del muchacho que sin la mano y algunos meses y aun años de solfeo quería lanzarse al manejo de los instrumentos ; imposible tan grande para él como el que dejase de ser verdad lo que había leído aquel día en el evangelio de la misa , fuese lo que fuese , puesto que no lo había entendido . Pero habíalas con otro más fuerte ; apretó tanto el niño , que hubo de enseñarle a poner los dedos en las cuerdas y herirlas con el arco , haciéndole gruñir el diapasón por espacio de una hora . Volvió por la tarde y estuvo hasta el anochecer dándole al diapasón y a las terceras y quintas . Y lo mismo hizo dos días seguidos ; y preguntando al capellán lo que le parecía esencial y habiendo entendido lo que creyó bastaba por entonces se llevó el instrumento a casa . Cerraba las ventanas de su cuarto para que no saliese el eco ; y pasada una semana en que cada día empleaba de seis a siete horas en el manejo del instrumento , dibujando algún rato por descanso , fue a casa del organista y tocó por lección bastante bien y muy afinado , todo lo que el vulgo solía cantar en aquel tiempo . Y dijo el clérigo admirado : - Sin duda , Perico , dentro de ti llevas de familiar algún demonio más hábil que los dos que salieron a estudiar la solfa y la gramática y se aburrieron . - Decidme , dijo Pedro Saputo , qué significan esos puntos con rabos y cruces que tenéis en esos cuadernos y llamáis solfa y música . Explicóselo el hombre . Él tomó apuntación por escrito de lo más importante , pidió que con el violín le diese una lección práctica , y entendido lo que era se llevó un cuaderno de primeras lecciones y pasó otros ocho días estudiando y dándole al instrumento . Pidió nuevas explicaciones , pasó hasta veinticinco o treinta días ejercitándose con grande aplicación y cuidado , al fin de los cuales se tomó dos meses más de violín prometiendo volverlo y entregarlo al maestro . Y cumplió su palabra , diciendo el bueno del capellán al verle tocar : - Me desengaño ; cuatro años si no fueron cinco me costó a mí eso y cuesta a todos ; no veremos sino milagros : pusiéronse a tocar los dos una sonata , y el uno con el violín y el otro con el clave o lo que fuese , y no había más que oír . Continuó Pedro estudiando más y más la solfa y su instrumento , y al cabo de algunos meses le dijo el organista : - Eres , Pedro , el mejor arco de la tierra , porque le tienes muy fino , alto , sonoro , valiente , expresivo y firme . Puedes ir a tocar a la misma capilla de Toledo . El capellán , además , tocaba , aunque poco y mal , la vihuela y la flauta , y quiso Pedro que le enseñase también estos instrumentos . - Hijo , le respondió ; lo que es enseñarte no me atrevo , porque sé muy poco de ellos . Pero mira , la prima de la vihuela suelta o al aire es mi mayor en la llave de G-sol-re-ut ; busca los demás puntos , armonías y posturas y los tonos , que ya lo hallarás ; y el punto más bajo de la flauta es re por la misma llave . Y aunque ves que sólo tiene seis agujeros y el que tapa la llave que es re sostenido , pero dando cierto espíritu al aliento o soplo para los agudos y graves , y tapando éste o aquél , o dos o más , a un tiempo , se hacen dos octavas , y aun dos y media el que sabe . Anda con Dios y hazme ver otro milagro . Fuese el muchacho con los instrumentos ; y a los quince días avisaron al cura , al justicia , a la madrina , y a su niña mayor y algunas otras personas del pueblo ( nunca al hidalgo de la esquina ) , y los dos músicos dieron un concierto que apareció a aquella gente la capilla del Vaticano , o por lo menos la de la Catedral de Huesca , que era la que todos habían oído . El cura , lleno de gozo , rogó al organista que prestase los instrumentos al niño Pedro hasta que él hiciese traer los mejores que se encontrasen . Con efecto , escribió a Barcelona y Zaragoza , y vinieron dos de cada clase , muy buenos . Para entrenarlos hubo otra reunión más numerosa en casa de la madrina , donde se dio otro concierto ; y ella , que era espléndida y quería entrañablemente a su ahijado , se lució mucho agasajando a los convidados con un gran refresco . Tocaron después entre otras cosas el canario , baile que entonces se usaba mucho ; y el gitano , que comenzaba a usarse ; cuyos bailes , de variedad en variedad y de nombre en nombre , han venido a ser y llamarse en nuestro tiempo , el primero la jota y el segundo el fandango . Pasada la velada y al despedirse , para sorprenderles con más efecto , sacó la madrina puestos en una tabla dos bustos pequeños y blancos representando las dos mismas personas cuyos retratos hizo primero al lápiz ; y dijo - Esto ha hecho mi hijo Pedro . Eran muy semejantes , vivían , hablaban , si tuvieran ojos y colores . Todo fue pasmos , todo enhorabuenas a la madre de Pedro ; la cual no hacía sino llorar , y la madrina lo mismo y el cura y otras personas . ¿ En qué parará este niño ? , decían . Y llenos de asombro se fueron bendiciendo a Dios y deseando vivir para ver al hombre que aquellas muestras anunciaban y prometían . Y cierto que tantas habilidades juntas en un niño de trece años , y de aquel modo aprendidas , bien merecían aquella admiración y aquellos extremos ; sobre todo en quien pensase que era hijo de una pupila infeliz , y nacido solo y sin protección a la luz del mundo . Los retratos o bustos eran de yeso , y él les había dado un simple baño de cal con agua de cola porque aún no sabía hacer lo que llaman estuco . Fuerte es siempre el buen ejemplo , y más cuando viene de personas de autoridad o de mucho favor en el pueblo , o muy queridas o de compañeros . Pero en la niñez todo lo hacemos por imitación porque falta el auxilio de la reflexión y de la experiencia , y si se quiere hacer todo lo que se ve , siendo por otra parte nuestra especie natural y esencialmente imitadora . El peligroso ejemplo que Pedro Saputo daba a los muchachos del pueblo subiendo tejados y paredes fue causa de algunas desgracias , sin que las pudiesen evitar con prevenciones ni castigos aun los padres más celosos . A los niños en pasando de cuatro o cinco años nadie los guarda , porque a una vuelta de cabeza han concebido y hecho una travesura , y nadie puede tampoco precaver ni adivinar los peligros en que se ponen donde y como menos se piensa . Estaban un domingo por la tarde tirando al canto en las eras unos cuantos muchachos , entre ellos Pedro Saputo , y había una turba de muchachas cantando y triscando en otra era ; cuando de repente cesó todo aquel bullicio y se vio huir a las muchachas hacia el pueblo , no oyéndose más canto ni voz que los lamentos de una criada del hidalgo de la plaza ( el de la reconvención a la madre de Pedro Saputo ) , la cual desesperada y mesándose los cabellos , daba grandes voces pidiendo auxilio . Fueron allá los muchachos , y una hija del hidalgo de unos nueve o diez años de edad , muy traviesa y arriscada , se había caído del tejado de un pajar , y dando de cabeza en unas piedras que había quedado muerta de la caída . Lo mismo fue oír de muerta , echaron a correr todos aquellos rapaces dejando solo a Pedro con la criada que invocaba a todos los santos y vírgenes del cielo , no tanto para que volviesen a la vida a la niña , como para que librasen de ver el semblante riguroso y vengativo de sus amos . Pedro hizo con la muchacha lo que había visto hacer otras veces para recordar a los que padecían algún desmayo , pues conoció que sólo estaba aturdida , y poco a poco fue volviendo en sí , comenzaba la pobre a quejarse con tales gritos , que la criada pensó que tenía rotos los huesos de su cuerpo : y llorando y deseándole la muerte se fue a casa de sus padres ( que era del pueblo ) y quedó él solo con la niña ... No tenía rotos todos los huesos de su cuerpo , ni la mitad , pero sí un brazo , abollada y abierta la cabeza , quejosas otras muchas partes . El compasivo Pedro la fue tentando para levantarla , y al fin con sumo tiento y suavidad y formándole andas con las manos la tomó y llevó a su casa entre muchas gentes que por curiosidad y lástima le siguieron en las calles . No estaban los padres en casa , que habían salido a pasear por otro camino ; pero el viento les llevó la noticia y al punto estuvieron al lado de su hija y con ellos el facultativo . Hubo muchos ayes y lloros , hubo desmayos ; al fin a malas penas y vivos gritos que partían el corazón , quedó curada , emparchada y bizmada , y se sosegaron todos para llorar más desahogadamente e informarse de las circunstancias de la desgracia y del descuido de la criada a quien encomendaron la niña . A todo satisfizo Pedro lo mejor que pudo : y como el hidalgo viese que en medio de la relación se le arrasaban los ojos , dejó él correr libremente sus lágrimas , y juntamente con su esposa le dio gracias por aquel buen oficio que había hecho a su hija , ofreciéndole casa y favor , y rogándole que no olvidase a la pobrecilla de Eulalia , sino que la viniese a ver para dalle esfuerzo y consolallos a todos . Pedro , enternecido y lavándose de la sangre que había recibido en las manos y vestido , en cuyo oficio le sirvió la misma señora de casa diciendo con muchas lágrimas , ¡ ay sangre de mi hija ! , ¡ ay sangre de mi hija ! , se despidió cortés y afablemente porque era ya tarde , y se fue a casa de su madrina adonde su madre había dicho que viniese . Mientras la niña Eulalia ( que así se llamaba ) estuvo en cama y de cuidado la visitaba todos los días ; mas cuando ya se levantaba , cuando ya estuvo muy adelantada en su curación , que en poco tiempo quedó perfectamente sana , fuera de alguna dificultad ( que también se corrigió después ) en el brazo para ciertos movimientos , cesó de ir a verla , porque sus visitas eran de sola humanidad y en parte de cumplimiento . A los tres o cuatro días mandó el hidalgo una criada a preguntar si tenía novedad , y sabiendo que no , fue él mismo a casa de Pedro Saputo , y como si tratase con hombre de más edad y de algún respeto le dio de nuevo las gracias por lo que hiciera con su hija , y de parte de ella , de su esposa y suya le rogó se sirviese honrallos con su visita . Y añadió , tocando el punto más delicado , que si a su madre le habían hecho en otro tiempo una advertencia , creyese que fue por deseo de verle hombre de provecho , ignorándose entonces todavía que lo fuese de tanto . A esta satisfacción y comedimiento respondió Pedro con otro mejor , diciendo al hidalgo , que lo que hiciera con su hija no merecía tantas gracias , y que harto pagado estaba con la honra que aquella humilde casa recibía habiéndose él dignado de venir a ella . Pasaron aún otros cumplimientos entre ellos ; y por la mañana al día siguiente fue Pedro a visitar a Eulalia , continuando ya siempre en adelante ; de que se engendró entre los dos una amistad tan íntima que con el tiempo fue otra cosa , y ni ellos ni nadie pudo remediarlo . Pero lo que más brillaba en el niño Pedro Saputo era la liberalidad . Regalábanle a porfía todos los del pueblo ; y como en la calle le pidiesen algo otros muchachos ya se lo había repartido todo ; y a veces sin pedírselo . A los pobres les daba cuanto podía haber , y aun la ropa de encima si los veía desarropados y hacía frío . Él mismo cuando llegó a edad de más conocimiento hubo de corregir el vicio de su dadivosidad , y con estudio y discreción ejercitar una virtud en que también cabe demasía y vicio verdadero . Atrevióse una vez su madre a reprendérselo ; y él con mucha gracia le contestó : - Eso es señal de ricos ; el hijo de una lavandera no debe ser escaso ni vivir con el alma arrugada . El encogimiento , señora madre , no deja ver la hermosura del sol ni la grandeza de la tierra . El encogido no conoce a Dios , ni Dios casi aunque quiera le puede hacer merced , porque es incapaz de sus beneficios . Sin vaso para llevar el agua , ¿ a qué iría a la fuente ? ¿ Sabéis madre , a quién pienso yo que aborrecerían los ángeles si pudiesen aborrecer a alguno ? Pues es a los pusilánimes y a los desconfiados . Ruégoos muy de veras que seáis magnánima de corazón , si no vais a acuitar mi vida , o a estorbar la generosidad del vuelo con que yo abarco el universo mundo , y aun me parece pequeño . O lo he soñado o lo he visto ; yo creo que es lo segundo . ¡ Y en qué ocasión y cómo la vide ! Aún me hierve la sangre y se me enciende el coraje de pensarlo . ¡ Cobarde ! Allí debí morir , allí debí acabar , que ésta fue su intención o su aturdimiento . Pero me salvó el ángel antiguo de Pedro Saputo porque sabía que andando el tiempo había de tener la inspiración de escribir su vida . Agradezco su protección , y cumplo el encargo de la Providencia . Tienen los de Almudévar , a la parte del pueblo que mira a Zaragoza , un santuario y capilla de Nuestra Señora de la Corona en un pueyo o montecillo donde en otro tiempo estuvo el castillo de los moros . Y como la hubiesen renovado de su vetustad y ruinas quisieron también pintarla , buscando para la obra un pintor muy afamado de Huesca llamado Raimundo Artigas , hombre melancólico , estreñido de genio , bilioso de color , seco de carnes , largo de cuello y claro de barbas ; el cual pidió trescientas libras jaquesas por su trabajo con la condición que él pondría los colores y el agua limpia . Súpolo el niño Pedro Saputo y se alegró mucho porque quería saber de pintura , faltándole entre otras cosas ver la composición y mezcla de los colores , puesto que el dibujo había llegado al extremo de primor y facilidad . Fue al maestro Artigas y le dijo le tomase por su aprendiz y criado ; y la primera vez no quiso . Porfió Pedro , rogó , suplicó , y viéndole siempre duro le dijo un poco despechado pero templadamente . - Mirad , pues , señor maestro Artigas , que queráis que no queráis yo he de ser vuestro discípulo ; y si no , vuestro maestro . Miróle entonces el maestro Artigas : meneó la cabeza y respondió : - Yo os admito , niño Pedro , porque me es imposible otra cosa obligándome una fuerza secreta que no sé lo que es ; pero entended que seréis mi discípulo mientras supiéredes menos que yo y nunca mi maestro aunque lleguéis a pintar mejor que Miguel Ángel , porque para eso han de pasar muchos años e yo soy ya viejo , que tengo sesenta y nueve , y a esa hora que me busquen en el mundo . Y todos se admiraron de que el maestro Artigas le hubiese respondido tan blandamente , porque era de condición muy áspera , de voluntad absoluta y de opinión fuerte y acerada . Comenzaron , pues , a pintar ; y lo primero que el maestro le enseñó fue a moler los colores ; y Pedro le preguntaba muchas veces cómo se mezclaban y qué diferencia había de los que llevaban aceite a los que no llevaban , con otras cosas del arte . El maestro Artigas se importunaba , pero unas veces de buena gana , y otras de mala , satisfacía al discípulo ; y alguna también se le quedaba mudo o le alargaba un pescozón por respuesta . Mas él no se aburría ni arredraba , sino que cada día procuraba servirle con más afición y tornaba a las preguntas . Habían pedido los del concejo al maestro Artigas que primero pintase parras y pájaros y después lo que quisiese ; y pintó en la faja del altar a la mano derecha un árbol con una parra y muchos pájaros en ella picando las uvas ; y en la punta de un sarmiento que hacía salir por un lado pintó un cuervo . Díjole entonces Pedro : - Señor maestro Artigas , si me dais licencia diré una cosa que observo en esta pintura . Diósela , y dijo : - Ahí habéis pintado un cuervo en la parra , y los cuervos más van a los muladares que a las viñas . Asombróse el maestro Artigas por el atrevimiento del discípulo , y le mandó que callase y no saliese de su molimiento de los colores . Pasó un rato , y otra vez dijo Pedro Saputo : - Pues aun todavía si me dieseis licencia diría alguna otra cosa , señor , maestro mío . - No te la doy , respondió éste muy alzada la voz de punto . - Es una friolerilla , replicó el muchacho : quería decir a vuestra merced que el cuervo debe pesar tanto como una gallina o poco menos ; y de razón había de hacer inclinar ese sarmiento suelto , y vuestra merced le ha pintado tan tieso como si fuese de acero o el cuervo estuviese fofo . Al oír esto fue tan grande la ira del maestro Artigas , que no pudiendo atinar con las palabras acudió al cacharro de los colores que tenía entre las manos y se lo tiró con mucha furia , rompiéndose en menudos pedazos contra el suelo porque el niño hurtó el cuerpo al tiro , y dijo : - No quiero pintar más , porque eres un labrador , un descarado , un insolente , un malsín , un grandísimo bellaco . Y se fue de aquel paso y llamó al pueblo , y ayuntado en la plaza dijo , que mientras tuviesen en el lugar al atrevido y vano de Pedro Saputo , no quería pintar la capilla . Entonces Pedro Saputo pidió licencia para hablar y contó lo que había pasado con su maestro ; y le dieron la razón y lo aprobaron , y no quisieron que se fuese del lugar . - Pues me iré yo , respondió muy aborrascado el maestro Artigas . - Idos enhorabuena , gritaron todos ; mas que no se pinte la capilla . Y Pedro Saputo levantando la voz desde una piedra dijo al pueblo : - Si el maestro Artigas se va y vosotros queréis yo pintaré la capilla . - ¡ Que la pinte , que la pinte ! , gritó la multitud . Y el justicia y el concejo con los prohombres del pueblo encargaron la pintura a Pedro Saputo . Él entonces muy contento dijo : - Agora mirad , pueblo de Almudévar ; yo pintaré la capilla de Nuestra Señora de la Corona , pero me habéis de dar lo mismo que dabais al maestro Artigas . Y se lo prometieron . Preguntóles qué querían que pintase , y no sabían qué decirle . Y tornó a preguntarles : - ¿ Queréis que pinte lo que veis o lo que no veis ? Y respondieron todos : - Lo que no vemos . - Pues yo , dijo él , lo pintaré , y gustaros ha por mi cuenta . Inmediatamente se fue a la capilla y borró lo que había pintado el maestro Artigas , que era aún poco y no muy en su lugar . Tres meses estuvo pintando , y concluyó la obra y dijo al pueblo en la plaza : - La pintura está acabada . Agora quiero que la ermita esté ocho días abierta para que vayan a verla todos los del lugar , grandes y chicos , sabios e ignorantes , y que si alguno encuentra defectos en la pintura me los diga para enmendallos . Y fueron todos a verla y nadie halló falta alguna , sino al contrario le alababan mucho y decían : - ¿ Cómo sabe hacer esto el hijo de la Pupila , que es un niño y nadie le ha enseñado ? Pero le dijeron que no entendían las escenas que había pintado ni la intención de aquellos cuadros . Y él les dijo : - Oídme , hijos de Almudévar : yo os pregunté si había de pintar lo que veis o lo que no veis , y me respondisteis que pintase lo que no veis . Pues bien : según esa palabra , yo os he pintado en un lienzo dos cuadros ; el uno es un olivar , y el otro una viña , que son cosas que para ver tenéis que ir a Huesca y al Semontano ; pero lo que es en vuestro lugar no las veis por vuestra mucha desidia y cobardía . En el otro lienzo hay otros dos cuadros ; el uno es una mujer de su casa muy aseada y cuidadosa , muy atenta , modesta y aplicada a su labor y a la inteligencia de las cosas del gobierno doméstico , rodeándola dos niños y una niña , hijos suyos muy graciosos , limpios y bien vestidos y criados ; que también es cosa que no veis en vuestro lugar . En el otro hay una suegra y una nuera comiendo las dos en un plato muy concordes , amigas y bien animadas entre sí : cosa que tampoco no veis en el lugar . Por ahí alrededor y por el aire hay bosques , fieras y pájaros , nubes , y otras cosas según me iban ocurriendo , como quiera que importaba poco fuesen éstas u otras . Y arriba en la bóveda o cielo de la capilla he pintado a María Santísima con las manos cerradas porque no hay en este pueblo quien se las abra con oraciones devotas y humildes , y la obligue a abrirlas para dejar caer sobre vosotros las bendiciones de que las trae llenas . Al oír esta explicación quedaron todos espantados de la sabiduría de las pinturas , y gritaron mucho rato con grande ardor y júbilo : - ¡ Es verdad ! , ¡ es verdad ! ¡ Viva Pedro Saputo ! ¡ Viva el hijo de la Pupila ! ¡ Viva la honra de Almudévar ! Y le tomaron y le llevaron en hombros a su casa alabándole y diciendo cantares en su gloria y lo presentaron a su madre y le dijeron que era la mujer más dichosa del mundo . Ella le recibió llorando de gozo , y dio a todos las gracias por aquel favor que mostraban a su hijo . Zotes los padres , zotes los maestros , zotes los vecinos y zote el siglo , más valdría no nacer , o no estudiar nada y vivir solo o irse a los montes si uno supiese que allí había de topar una compañera de trato confortante y recreativo . Dichoso de Pedro Saputo , que aunque dio con muchos zotes supo librarse de ellos y hacerles la higa . Yo , fuera de mi padre ... No quiero decir lo demás . Sobre que tengo amigos y amigas del alma que así estoy en mandarlos para zotes , como en creer hombres de pro a los faramallas , charlatanes , embaidores e hipócritas que se nos venden por Licurgos suscitados de la providencia para remediar la España y reformar el mundo . Había nuestro niño pintor oído hablar al maestro Artigas de autores y libros del arte , y le suplicó al señor cura le hiciese traer cuantos de ellos se encontrasen ; y en dos o tres meses tuvo los más de los que entonces se conocían . Púsose a estudiarlos con mucha afición y no menos constancia , y por las mañanas y las veladas pasaba casi todo el tiempo en ello , sin olvidar al mismo tiempo y de ahí a unos días los otros ejercicios , alternando luego el trabajo por horas y aun por días según el rumor o la disposición , porque tenía por máxima el no violentarse nunca ni cansarse en un ejercicio . Conque estudiaba , dibujaba , pintaba , esculpía , torneaba , repasaba la solfa , y tocaba los varios instrumentos que sabía . A su madre le dijo que no fuese más a lavar ropas ajenas , sino que buenamente sirviese en casa a las personas de más estado del pueblo en lo que le pareciese ; y que aun esto le daba el corazón que duraría poco tiempo , y entre tanto se fuese tratando con alguna más estimación y decencia . Por capricho pintó en una tabla un nido de golondrinas en el acto de llegar la madre con el cebo , ya comenzando a echar pluma los pequeñuelos , y la enclavó por la noche desde una ventana en un madero de los que formaban el alero del tejado , que no era alto ; y por la mañana muy tempranito lo estaban apedreando los muchachos de la calle desatinándose porque no podían siquiera hacer huir a la madre , y llamándola maldita porque había hecho allí el nido sin verlo ellos . Sintiólo Pedro Saputo , y salió y quitó la tabla , quedando los muchachos corridos por una parte , y por otra riéndose de sí mismos . Corrió la voz y vinieron a ver la pintura infinitas personas ; mas él les dijo que no podía verse de cerca , sino en el alero y desde la calle ; y así la tornó a poner en su lugar , y todo el pueblo venía a ver aquel prodigio de un niño de catorce años . Que si no se perdiera en su muerte , quizá hubiera sido otro Yalisso , el cual fue un perro pintado en un cuadro con tal perfección , que parecía le representaba rabioso , y costó guerras por haberlo , y al fin , después de muchos tiempos , fue traído del Asia a Roma y dedicado por Augusto César en el Capitolio . Pintó en aquel año dos salas , una de un beneficiado rico , y otra del hidalgo padre de Eulalia , el cual , para acabar de borrar la memoria de las palabras que dijo a la madre de Pedro Saputo , le hacía más favor que nadie en el lugar . Y en verdad , aunque el niño era tan generoso , no podía olvidar del todo las dos últimas expresiones que usó contra él y su madre ; y eso que no comprendía aún toda la malicia que encerraban . Murió desgraciadamente el hidalgo cuando estaba pintando el último lienzo de su sala , que la concluyó no obstante ; pero añadió en lo alto dos ángeles en ademán de tender sobre el cuadro un velo blanco de crespón con orla negra . Y puso aún allí otro primor ; y fue que en aquellos ángeles hizo el retrato de Eulalia y el suyo saliendo tan bien , que parecía les hubiesen cortado las cabezas y pegándolas a los cuerpos desnudos de los ángeles . Como ya seguía las reglas del arte y sabía componerlas con la naturaleza , y ésta y aquéllas con su gusto , advirtió entonces muchos defectos en las pinturas de la capilla de la Corona ; y pidió licencia para poner un rótulo que declaraban quién las había hecho y la edad que tenía . Pero la obra mejor , la obra de más mérito , y lo dijo él cuando ya no podía equivocarse , fue siempre el nido de golondrinas , el cual le quisieron comprar algunos , habiendo quien le mandó por él hasta cuarenta escudos de oro , que para los conocedores que podía haber en un pueblo como Almudévar , es mucho sin duda . Perdióse , como he dicho , en su muerte , así como otras cosas de mucho primor y valor que había en su casa . Entre los libros de pintura vinieron también dos en latín y uno en italiano , y dijo : pues yo estas lenguas he de aprendellas . Y con efecto se puso a estudiar la latina , y en una semana aprendió los nominativos y las conjugaciones , porque su memoria era asombrosa . Mas no le permitieron seguir este estudio las dos obras de pintura que tuvo en el pueblo . Su buena madre recordaba ahora muchas veces la profecía de la gitana , pero callaba por no decir el engaño con que la habían seducido , exponiéndose además a no ser creída , puesto que su honestidad y mucho juicio la abonasen para cuanto quisiese decir en su defensa . Mas después de bien pensado lo dejaba , y resumía todas sus reflexiones en estas cristianas palabras : Dios me perdone aquel yerro y no me dé todo el bien en esta vida . A nadie le ocurra decir , de esta agua no beberé , porque puede ser que tenga que beberla , y eso aunque esté turbia , y mezclada con sangre humana ; aunque la estén pasando actualmente de un cuerno a otro , como hacía un loco en la calle estotro día . ¿ Qué más agua de cuerno para el hidalgo de la esquina de la plaza , que verse obligado a rendir su soberbia al hijo de aquella pupila a quien él denostó con tanto desprecio y con palabras de tanta injuria , debiéndole nada menos que la vida de su hija y no teniendo paz y amor con ella si cada día no la visitaba el que él destinara para comadrón y casamentero , y además salió ahora , que valía más siendo un niño y pobre que todos los hidalgos de la provincia , cuanto más él y los suyos ? Y aun él padeció menos que otros en aquella humillación , porque no era ingrato , y la gratitud , ¡ ay , qué hermosa es ! , no permite quisquillas del amor propio . Viviera un poco más , y viera aún cosas mayores , y su soberbia más retirada , y su imprudencia más arrepentida . Preguntaron a un sabio antiguo qué hacía Dios , y respondió : abajar lo alto y levantar lo bajo . Siendo de notar que si en otras cosas su providencia da lugar a preguntas como aquéllas : Dime , padre común , pues eres justo , en ésta nunca se ha de desear mucho tiempo su cuidado de recordar fuertemente al hombre vano , que nada es y nada puede de sí mismo ; habiéndonos prevenido para que no lo extrañásemos , que el que se alegra de la caída de otro , de la flaqueza de otro , o se cree exento y seguro de ella , no quedará sin castigo , no dejará de ser abandonado para que caiga en aquella misma o en otra más miserable . Encontraba Pedro Saputo esta lección y doctrina en sus libros , y aunque niño la tenía siempre muy presente y evitaba así la vanagloria , la presunción , el engreimiento , el desvanecimiento , ayudándole también su buena madre que continuamente refería a Dios todas las gracias y habilidades de su hijo . Pasaba el tiempo entretanto , y él entraba ya en los quince años de su edad ; y dijo un día a su madre : - Yo , madre mía , quisiera irme a ver mundo . Hasta ahora sólo he visto la ciudad de Huesca y algunos otros lugares de la comarca adonde me habéis llevado ; y eso es no haber salido de Almudévar , porque no hay diferencia en las costumbres , ni en el cielo , ni en la tierra y quiero irme solo y más lejos , porque en el mundo hay mucho que ver y mucho que saber , y en casa y por aquí siempre son los mismos campos , las mismas paredes y ventanas , y ni los unos dicen nada , ni las otras dan más luz ni otra que el primer día . Conque dadme vuestra bendición y me iré con vuestra licencia . Contristóse su buena madre con semejante nueva , y le dijo llorando : - ¿ Cómo , pues , hijo mío , cómo serás el consuelo de tu madre si te vas de mi lado ? - Madre mía , respondió él : los hijos son el consuelo de sus padres no estando siempre atados de su pierna , sino honrados , ganando honestamente la vida , no dándole pesadumbres , queriéndolos mucho , y asistiéndolos y cuidándolos cuando lo necesitan . Además que no tardaré en volver , porque como será el primer viaje y soy aún muy rapaz , no quiero apartarme a luengas tierras ni lanzarme a la confusión de lenguas y naciones para prueba de mi fortuna . - Pues bien , dijo su madre , ya que estás resuelto , yo querría que lo comunicases al señor cura , que es hombre que conoce muchas personas , y escribe y recibe cartas del correo , para que te diese letras que llaman de recomendación . - ¡ Ay madre ! , contestó él entonces ; ¡ qué lejos estáis dando del blanco , y qué mal caláis mi pensamiento ! No quiero ninguna letra de recomendación , porque ni sé adonde iré , ni dejan de ser pigüelas que no se pueden romper sin ofensa de alguno . A más , ¿ qué calidad queréis que me dé en ellas ? ¿ De pintor ? Es título que obliga a mucho , y por ventura no se me ofrecerá pintar una estrella . ¿ De músico ? No sé a dónde podría conducirme esta habilidad si no es a algún sarao , boda o fiesta de convento . Pero sobre todo la libertad es lo que me hace al caso ; ningún vano respeto , ninguna ley inútil me conviene , fuera de la honradez ; y el bien hablar y el justo comedimiento . Esta noche iremos en casa de mi madrina y le diremos que mañana se me ofrece un corto viaje , y a nadie más daremos cuenta , salvo si después quisiéredes participárselo al señor cura , que es tan amigo nuestro . - ¿ Que ya mañana te quieres ir ? , preguntó su madre . ¿ No ves , hijo , que eso es muy súbito ? - Esto para vos , respondió él ; no para mí , que hace mucho tiempo lo tengo pensado y resuelto . Aviadme dos camisas , y con esta misma ropa diaria y un ferreruelo al hombro tengo mi menester para el poco tiempo que pienso andar fuera de casa . Hubo de condescender su madre por más que le lloraba el corazón ; y al día siguiente de mañanita le besó la mano y salió del lugar levantando los ojos al cielo como para invocar la Providencia . Como el camino de Huesca era el más conocido y así mismo el más corto en la imaginación , se le fueron los pies por él y dejó el lugar atrás , no llevándose más equipaje que el que por la noche dijo a su madre , y diez libras jaquesas en oro , no habiendo querido mayor provisión , porque decía que el que va a correr mundo a la ventura , el mundo le ha de valer y en el mundo hallar la vida o la muerte . Ufano , alegre , altivo , confiado y tan ligero de pies y de cuerpo caminaba nuestro hombre aventurero en demanda de nuevos confines y nuevas tierras , hombres , opiniones y costumbres , que no estampaba la huella en el polvo del camino , como si fuese por el aire o volase con su pensamiento . El sol de las siete de la mañana , a mediados del mes de marzo , purísima la atmósfera , claro el horizonte , quieto el viento y placentero el día , alegraba la húmeda tierra que vivificada ya de su calor amigo y apuntando la primavera , le hubiese ofrecido la naturaleza renovando su vida en la estación más apacible del año , si la campiña que atravesaba , desnuda , inamena y triste , presentara a un lado y otro a la vista más de algunas verdes llanadas de campos de trigo , y al frente la oscura sierra de Gratal formando falda a los lejanos y aún blancos Pirineos que parece reciban la bóveda del cielo para dejarla caer a la otra parte , que ya sabía era el reino de Francia . Llegado de un vuelo a las Canteras , vido abajo contrapuesta y comenzando desde el mismo valle la negra agorera selva de Pebredo extendiéndose en un dilatado término con sus carrascas del diluvio y habitada todavía de las primeras fieras que la poblaron . Atravesóla insensiblemente , descubrió los famosos llanos de Alcoraz , llegó a San Jorge , y dijo : Ya estoy en Huesca . Y no había dado aún la hora de las nueve . Mucho antes se hallaba ya su pobre madre en casa de la madrina , a quien fue a decir con gran congoja : - ¡ Ya se ha ido ! De que hicieron las dos un largo llanto , acompañándolas también la niña Rosa por imitación y algún sentimiento que a su modo alcanzaba , pues en fin tenía ya doce años , no era estúpida y quería mucho a su hermanito Pedro . Él , entretanto , estaba ya en las avenidas de la ciudad , a donde topó con un fraile motilón del Carmen calzado , y trabando conversación con él , entendió que en su convento se trataba de pintar la capilla de la Virgen ; pero que el maestro Artigas era muy judío , que les pedía quinientas libras y ellos le daban trescientas y cincuenta y no quería . - Yo , pues , respondió Pedro Saputo , veré esa capilla , y puede ser que busque un pintor para ella . - Si es de Zaragoza , dijo el motilón , excusada es la diligencia , porque si los pintamonas de Huesca piden tanto , ¿ qué será los famosos pintores de Zaragoza ? Y en esto llegaron a la ciudad y se encaminaron juntos al convento . Vio Pedro Saputo la capilla , y subió a la celda del prior y le dijo que si el maestro Artigas no había de tener queja , él buscaría un pintor que acaso rebajaría algo de lo que aquél pedía . Respondió el prior que el maestro Artigas no podía hacer más que reseñar , porque esto de todos modos lo haría ; pero que no tendría razón para quejarse , porque ya después de él habían tratado con otro pintor y tampoco no se habían ajustado . Que podía decir quién era el pintor que proponía : - Yo , respondió Pedro Saputo . - ¿ Vos , sí , vos habéis de decir quién es ? - No digo eso , sino que soy yo el pintor que ha de pintar la capilla . - ¡ Vos ! - Yo , sí , padre prior ; yo mismo . - Hacedme la gracia , dijo entonces el prior con desdén , de ir a la Cruz de San Martín a comprar un boliche y andaros a jugar por esas calles , o recogiendo piedras y guijarros en vuestro herreruelo ir a apedrear los perros por las esquinas y plazas . - Pues en verdad , padre reverendo , contestó Pedro Saputo , que aunque os enojéis he de deciros que vuestras palabras desdicen de vuestra gravedad . ¿ En qué libro habéis topado , en qué autor leído , en qué sabio oído en vuestra vida , que no hubo jamás en el mundo hombre de mi edad que pintar no pudiese una capilla de frailes ? Si hubiérades preguntado cómo me llamo , si ya supiérades quién soy , si os hubiésedes informado qué tengo o no tengo hecho en mi arte , entonces pudiérades hablar como os viniese en talante , y tales menosprecios , juro por las órdenes que tenéis , que no los pudiera esperar de cualquiera otro hombre más prudente . Así que , podéis encomendar y dar vuestra obra a quien quisiéredes , que a lo que veo no somos hechos para en uno . Quedaos con Dios y con la vuestra capilla , que a mí no me cumple tratar con hombres de tan mala razón y conveniencia . Y diciendo y haciendo , volvió la espalda al prior y tomaba la puerta . Mas el prior , que en sus palabras había echado de ver su mucha discreción y prudencia , le llamó y salió a detenerle , y entrando otra vez con él le dijo con voz más atenta que no extrañase le hubiese hablado de aquella manera , puesto que los muchachos de su edad más solían ser a propósito para andar en tales entretenimientos , que en obras de tanta empresa y capacidad . Pero que si tenía confianza de salir bien de ellas , se sirviese decir quién era y tratarían . Porque el fraile había ya sospechado quién fuese , teniendo de él noticia por la fama de su nombre . Entonces respondió el mozo : - Yo me llamo Pedro Saputo ; soy ... - Basta , basta , basta , hijo mío , dijo con grande exclamación el prior al oír su nombre . Y levantándose le abrazó con mucha voluntad , y le hizo sentar a su lado , y por fin le dijo : - Mirad , Pedro Saputo ; ya que Dios ha sido servido de traeros a esta santa casa , yo lo haré de modo con vos que no os pese de haber venido . Por de contado os marco por vuestra una celda bien arreada de todo buen servicio ; os señalo asiento en el refectorio con los padres más graves ; y os daré las quinientas libras jaquesas que pedía el maestro Artigas . Yo sé que habéis pintado la ermita de la Corona en vuestro lugar , y últimamente dos salas ; y personas inteligentes que os han visto me han certificado que habéis derramado en ellas más primores , que ha pintado en su vida el adocenado del maestro Artigas . Y si no me importunaran por él algunos frailes y dos caballeros de la ciudad que le favorecen , ya os quería escribir que viniésedes a hacer nuestra obra . Haréisla , por fin , e yo me complazco . A vos el arte de la pintura , este arte divina que entienden pocos y alcanzan más pocos todavía , os lo ha enseñado la misma naturaleza , y por esto , hijo mío , sois tan aventajado . No os pido más sino que no engriáis , porque tanto más humildes debemos ser cuanto mayores y más excelentes son los dones que recibimos de Dios nuestro Señor , y las mercedes que su gran misericordia y bondad infinita nos hace de pura gracia . No olvidéis que humilla a los soberbios , a los vanos y arrogantes , y exalta a los humildes . Una enfermedad puede quitaros el juicio , una caída estropearos y dejaros inútil para vuestro arte y para toda obra de provecho , y dándoos larga vida obligaros a mendigar de puerta en puerta el sustento , siendo muy infeliz y despreciado , en vez de la gloria y de las riquezas que podéis esperar alcanzar con vuestra mucha habilidad y talento ; habilidad y talento que yo del modo que puedo bendigo , y con el corazón puesto en aquel abismo de bondad y omnipotencia del Señor , le ruego encamine a su mayor honra y gloria , así como al provecho tuyo y descanso de las personas a quien tengas obligación y correspondencia . Ahora iréis a descansar hasta la hora de comer , y luego os iréis aviando para vuestra obra . Entró en esto un Lector , hombre de aquellos que sin llamarlos van a todas partes y se arriman a todos y aplican el oído a todos los agujeros , y lo quieren todo saber y mangonear , que se bullen del aire , y aún del olfato y de su misma movilidad , el cual habiendo oído algo del sujeto que estaba en la celda del prior , se metió por farol y compadre . Preguntó entonces Pedro Saputo qué era lo que había de pintar en la capilla para ir formando la idea ( dijo ) , revolvella y perfeccionalla . Tomando la palabra el Lector respondió y dijo ( saliéndose el prior de la celda a dar orden que preparasen la que destinaba a Pedro Saputo ): - Ya sé yo lo que quiere el padre prior . Mirad : habéis de pintar lo primero el infierno , y en boca o entrada a la parte de afuera a Nuestra Señora del Carmen desviando del boquerón unos cuantos devotos que van a parar allí , aguardándolos muchos diablos , y con la mano de su Majestad de María Santísima les señalará otro camino , que será el del purgatorio , y ellos le tomarán muy contentos . Después habéis de pintar el purgatorio y a Nuestra Señora del Carmen sacando de él a todos sus devotos con el escapulario . Después habéis de pintar el cielo , y a la misma Señora muy gloriosa rodeada de infinitos devotos suyos ; y más alto que todos y más cerca de su torno a N . P . S . Elías con muchos de muchísimos frailes a su sombra . Y luego , por las esquinas o donde os parezca pintad cualquier docena de milagros , los más inauditos que pudierais imaginar . - Pero esos milagros , dijo Pedro Saputo , habreísmelos de referir , o mostrarme el libro donde constan , porque yo no sé ninguno . - Tampoco yo no sé ninguno en particular , respondió el Lector , no hay libro de ellos que yo sepa , aunque he oído que se está escribiendo . Por eso he dicho que los habéis de imaginar vos mismo . - ¿ Y han de ser muchos ? , respondió Saputo . - En esa materia , dijo el Lector , habéis de tener entendido que nunca podréis pecar por carta de más ; cuantos más fueren y más estupendos , más alabanza redundará al pintor y más crédito a la orden carmelitana . - Pues a fe , dijo Pedro Saputo , que no quedéis descontentos la comunidad ni la orden , porque voy a pintaros allí tales milagros , que no entre hombre con vista en la capilla , que no se espante . - Pues eso necesitamos y no otra cosa , concluyó el Lector , porque así se inflama la caridad de los fieles y carga el pueblo al convento . Un poco sospechosa le pareció a Pedro Saputo la religión , o más bien la filosofía del Lector ; pero como nada iba sobre su conciencia , hizo su cuenta y la echó de liberal y mano llena diciendo , su alma en su palma . Y al día siguiente comenzó a preparar las paredes de la capilla y a arrearse de brochas , pinceles y colores . Pintó una semana , y el prior y todos los frailes no se hartaban de mirar la pintura , de alabar al pintor discípulo de la naturaleza , como le llamaban . También del pueblo iban a verle muchos curiosos ( nunca el maestro Artigas ) , distinguiéndose por cotidianos y aficionados - ¿ quién lo diría ? - un canónigo y un peinero , de los cuales , decía Pedro Saputo , que el uno entendía algo porque había visto mucho , y que si el otro en vez de hacer peines se hubiese dedicado de joven a otra cosa , pudiera ser su compañero ; y le quería mucho y se hicieron amigos . Pintó dos semanas ; y al tercer lunes hubo de dejar la obra y salir de la ciudad con más prisa que había entrado . Había en el convento un fraile de los que llaman de misa y olla , porque de rudos no saben aprender otra cosa que decir misa y acudir al refectorio ; y el cual todos los días iba a la capilla a dar un mal rato a Pedro Saputo haciéndole siempre las mismas preguntas , que eran : - ¿ Cómo se llama el pintor ? ¿ De qué lugar es el pintor ? ¿ Cómo se llaman los padres del pintor ? Ya el mozo se había quejado al padre prior y rogándole que no dejase ir al fraile a la capilla ; y el prior , hombre sin malicia , le respondió que como era un fraile de poco entendimiento no había para qué hacer caso de sus necedades . Pero a Pedro Saputo le enojaba tanto , que aquel día , así como le vio entrar , se le subió el calor al rostro , y de desazón echó a perder la cabeza de un ángel que estaba pintando . Comenzó el fraile a preguntarle con soflama lo mismo que siempre , cómo se llama el pintor de nuestra santa capilla . Y Pedro Saputo , reventado de ira , le respondió : - Hoy el pintor se llama Pedro Guijarro , Pedro Cacharros ; y diciendo esto le tiró con gran saña un guijarro tamaño como el puño que tenía a mano , le dio en el pecho y le derribó en el suelo , y siguiendo con las brochas y los cacharros de los colores , saltó del andamio , y por si el fraile tramontaba , que no se meneaba ni quejaba más de con un resuello ahogado y ronco , sin despedirse de nadie puso pies en polvorosa . Quiero decir , que dio de codos al convento huyendo con tal ligereza , que en dos minutos ya dejaba atrás el Pueyo de don Sancho ( ahora cabezo de los mártires o cementerio ) , y en no muchos más ya subía y pasaba el estrecho de Quinto y perdía de vista la ciudad y su Hoya . Llámase cuesta o estrecho de Quinto la subida del río Flumen a los cerros y sardas donde luego comienza ya el Semontano . No iba por el camino real o trillado temiendo que el fraile hubiese muerto y le siguiesen , sino por sendas y campos a la husma del miedo que le guiaba ; y dio con un labrador que ayudado de dos mozos hijos suyos estaba haciendo unos hoyos como fuesas y le preguntó para qué los hacían . Respondiéronle que para plantar una viña , y que en cada hoyo ponían dos sarmientos . Miró él un rato y dijo : - Buenos labradores , ¿ no sería mejor en vez de esos hoyos abrir una zanja tan larga como la tira de la viña , y las haríades con más facilidad , y después de oreada y soleada poníades vuestros sarmientos atravesados y los enterrábades con la tierra ya curada que sacastes primero ? Y dijo el más mozo de los hijos : - Yo creo , padre , que este muchacho tiene razón . Mas el padre contestó : - Ni tú ni él la tenéis ; así me enseñó vuestro abuelo a plantar la viña , y así os enseño yo a vosotros . - Y ¿ no dais otra razón , buen hombre ? , le dijo Pedro Saputo . ¿ Conque moro mi padre y moro he de morir yo ? Pues en verdad que si nunca hiciéramos sino lo que hicieron nuestros padres y lo hicieron ya los antiguos , siempre el mundo estuviera en el primer día , y todas las cosas en la primera rudeza . Y decidme , ¿ cuándo dará fruto esotra viña vuestra ? - Ésa , respondió el labrador , se plantó el año pasado y aún tardará a dar fruto , porque agora crece y se arraiga , después se poda raso o degüella , para quitarle la pujanza inútil , y luego torna a echar y son ya los sarmientos que han de formar la cepa ; y al cuarto año de plantada hace el primer fruto . Miró Pedro Saputo la viña inmediata , miró otras y volvió al labrador y le dijo : - Yo creo que ese dejar brotar libremente a la vid ha de quitalle fuerzas de su arraigo , y que sería mejor podalla según arte el primer año , o al menos limpialla muy bien , y podalla el segundo , con que debería dar ya algunos racimos . Porque ... - No hay porqué ni por cuándo , le atajó diciendo el labrador ; sois un rapaz que aún hedéis a la leche del ama , ¿ y os venís dándome lecciones y queriendo persuadir modas nuevas ? Andad , hi-de-puta , y seguid vuestro camino , si es que sabéis a dó ís , que por cierto no os he llamado . - Me voy , sí , me voy , respondió Pedro Saputo , porque así me cumple ; pero dígoos , hombre falso , y romperé cien lanzas sobre ello , que la viña que no da fruto y bueno , aunque no muy abundante el segundo año , o no nació para viña o es hija de burro . - ¿ Lo habéis oído el insolente ? , dijo el labrador a sus hijos ; y los mozos arremetieron contra él levantando sus azadas . Él iba ya a probar otra vez la certeza de su brazo con un par de piedras contra los mozos , cuando , acordándose del fraile , quiso más bien remitirlo de pronto a los pies ; mas hizo alto luego y revolvió contra el primero que venía , y tomándole de lado esquivó el golpe de la azada y le saltó encima y lo derribó en tierra , mientras llegó el otro e hizo con él lo mismo . Bregaban por levantarse , y él los zarandeaba como ratón al gato , hasta que por concluir dio un puño al mayor en el hombro y le tulló un brazo , y al menor de una coz le aplastó las narices haciéndole saltar un río de sangre ; y dijo al padre que venía contra él muy furioso : - Veo canas en vuestra cabeza y no quiero poner las manos en vos , alma de corcho , que si no tenéis más dicha en otras cosas que en parir hijos valientes , catad qué gesto ponen . Bien cuitado habéis de ser en toda vuestra suerte . Limpiad los mocos a ese mozo que le ensucia la cara y la camisa , y a ese otro brizmadle si sabéis , que bien lo ha de menester , y dad memorias de mi parte al albéitar del lugar . Y con esto los dejó y pasó adelante . Atravesando llanos , y bajando y subiendo barrancos profundísimos , pasando ríos y no tocando ningún pueblo , porque se desviaba de todos , vino la noche y no sabía dónde se encontraba , más de que con grande afán y perdido el tino en dos o tres horas de noche y fatiga , dio con un montecillo coronado de un edificio , que le vio mirando contra el cielo por ser mucha la oscuridad ; y a su mano derecha a lo lejos oía algunas campanas . Este cabezo y este edificio , dijo , bien podría ser la ermita famosa de Nuestra Señora del Pueyo , y esas campanas que oigo serían de la ciudad de Barbastro . Y así era la verdad . Y haciendo alto y mirando a la ermita decía : ahí debe de haber por lo menos un capellán con su casera ; pero es hora sospechosa , y primero responderán los muertos de los cementerios y se levantarán al juicio de Dios , que respondan esos solitarios ahora y me abran la puerta . La ciudad , según el eco de las campanas , no puede estar muy lejos y veo una faja blanca que debe ser el camino . Dormid en paz , guardadores del santuario ; no quiero turbar vuestro descanso ni daros un susto sin provecho . Y diciendo así tomó el camino de la ciudad . A pocos pasos y entre una grande espesura de árboles que del todo hacían oscuro el sitio de un lado a otro del camino , oyó murmurar , y luego topó con un hombre que le preguntó sobresaltado : - ¿ Quién va ? , ¿ sois cosa de este mundo o del otro ? - De éste y del otro , respondió Pedro Saputo ; y vos , ¿ quién sois ? - Yo , dijo el hombre con voz trémula , soy un penitente , y todas las noches salgo de la ciudad a las nueve , y a pies descalzos y rezando el rosario vengo a la ermita , rezo a la puerta de rodillas siete credos y tres salves , y me vuelvo a casa . De nueve días me faltan tres , sin hoy porque es el sexto . - ¿ Y qué pecado habéis cometido , le preguntó Pedro Saputo , para hacer tan extraña penitencia ? Y respondió el hombre : - Un domingo que fue mucha gente al Pueyo me anduve yo un rato por esas caídas del monte con algunas mozas y seduje a una de ellas . - Pues , amigo , dijo Pedro Saputo , si todos los que seducen doncellas en los santuarios o van a ellos a gozar sus amores , según tengo oído y predican por ahí los frailes , hubiesen de hacer la penitencia que vos , paréceme a mí que todas las ermitas del mundo habían de ser más visitadas de noche que de día . - Es que yo , dijo el penitente , le di palabra , y agora ha salido de cinco y no quiero casarme con ella sino con otra . - ¡ Hola ! , dijo Pedro Saputo ; ésa ya es más apostema . Pero habéis de entender , mozo engañado , que con vuestra penitencia no satisfacéis a la moza , porque ella creyendo en la palabra que le distes se entregó a tu voluntad , y la habéis burlado . La deuda de vuestra palabra siempre está viva ; aquella deuda siempre es la misma ; el derecho es de ella y sólo de ella , y si no cede , vuestra persona toda no es vuestra sino suya . ¿ Qué hacéis con vuestros paseos nocturnos en la ermita , y con vuestros credos y salves ? Aunque viniérades toda vuestra vida , cuanto más nueve noches , no enmendaríades la mala obra que le hicisteis ni le volveréis la honra que le habéis quitado , ni redimiríades la obligación que tenéis con ella . No vais bien , mozo , no vais bien ; y el confesor que os ha impuesto esa penitencia es un ignorante que os lleva a la perdición con ese engaño que queréis hacer a Dios y habéis hecho al mundo y a la muchacha . Yo os lo digo y creedme : si queréis vivir en paz de vuestra alma , y no ser desgraciado en este mundo y condenado en el otro , cumplid primero la penitencia , ya que os la han impuesto , y después la palabra a aquella simple inocente moza . Demás que yo sé que ella os quiere , y con todo porque la engañaste , cada día pide a Dios que os castigue . ¡ Y os castigará ! ... ¡ Y ahora mismo ! ¡ Aquí mismo por mi mano ! ... si no os arrepentís inmediatamente y vais mañana a pedille perdón y ofrecelle vuestra mano . ¿ Lo entendéis ? ... Dijo estas palabras con gran fuerza y severidad ; y el mozo estaba ya tan bascoso , que al oírlas cayó en tierra de rodillas y dijo temblando y llorando : - Lo haré , señor ángel , lo haré ; ¡ no me matéis ! , ¡ no me matéis , por Dios ! - ¡ Sí que lo haré ! - ¡ Ay , Señor ! , ¡ dejadme ir a pedir perdón a la Virgen Santísima ! ... - Id en hora buena , dijo Pedro Saputo con la misma severidad ; pero tened entendido que si no cumplís , si mañana mismo no vais a casa de la moza , y quedáis conforme , os quitaré la vida de repente con una espada invisible que traigo conmigo . Porque , ¡ villano ! - ¡ Señor , señor ! , gritó el mozo medio muerto . - Andad , malaventurado ; seguid vuestro camino , y mañana nos veremos aquí o en otra parte . Y diciendo esto le tomó del brazo y de una sacudida le levantó y echó camino adelante con tal furia , que al infeliz le pareció que el remate sería abrírsele la tierra a los pies y caer en el más profundo abismo del infierno . Anduvo diez o doce pasos cayendo y no cayendo y exclamando : - Virgen Santísima , ¡ perdón ! , ¡ perdón ! , y muriéndose de horror y de miedo de que de vuelo se le llevasen los demonios . La oscuridad los separó en tanto , y llegando el mozo a la puerta de la capilla hizo muchos actos de contrición y estuvo dos horas allí con la boca seca pidiendo misericordia a Dios y a María Santísima . Y al día siguiente por la mañana fue a ver a la de los cinco , le dijo que ya quería casarse con ella , y con efecto llevó adelante el negocio con tanta actividad que antes del mes estaban casados , y muy contento él de poder ir al cielo con una mujer que bien mirada valía tanto como la otra , fuera de haberla conocido , que no da o quita poco . Llegó a la ciudad cerca de las once de la noche ; y oyendo una rondalla fue para allá y se agregó a la turba . Pasada una calle se prepararon a cantar delante de una casa a una muchacha que por el nombre que repetían en las letras se llamaba Lorenza . Vio Pedro Saputo que uno de los de la ronda mientras los otros cantaban se acercó y encaramó a una reja no muy alta , hizo st ! tres veces , y se entreabrió la ventana . Púsose a escuchar disimuladamente , y oyó que el mozo decía : - Mirad , Lorenza , que no lloréis , pues otra vez te juro que no ha sido más que un raspazo con algo de sangre . Ya se ve , ha puesto el pie en la maldita piedra que era como una bola redonda y ha dado con la cabeza en la pared de la iglesia . El Gafed y Resuello han ido con él , y a mí me han encargado que te lo dijese . Conque luego le tendrás aquí . No te acuestes . Adiós . Y se bajó . Fuese la ronda , y Pedro Saputo por divertirse y pasar el tiempo , que no sabía qué hacerse aquella noche , se ciñó un lienzo a la cabeza y volvió de ahí un rato a la reja , hizo la seña , abrieron la ventana , se encaramó y la moza al verle : ¡ ay , Conched Mío ! , dijo muy alborozada ; ya pensaba que no te vería . ¿ Conque no es cosa de cuidado ? Y diciendo esto tomaba las manos y se las apretaba . Él le dijo : un poco me duele la cabeza , pero por verte ... Es decir , que esta noche , dijo ella con sentimiento , ya no entrarás por el corral . - No , respondió él ; y harto me pesa . - Paciencia , contestó ella dando un suspiro , y van cuatro noches . Cómo ha de ser ; ya nos desquitaremos . Agora vete a casa , no te dañe el frío de la noche ; toma este pastel de magras y este pastel de longaniza . Adiós , querido ; vete , y mañana no salgas de casa . - No saldré , dijo él ; adiós , alma mía . Y se bajó de la reja y se apartó con el viento , no fuese que la trampa llevase allí a Conched más pronto de lo que era menester y aconteciese una barbarie . Y vínole bien el agasajo , porque más al caso le hacían las magras y la longaniza que los suspiros y las caricias de la moza ; como que en todo el día no había comido más de un par de huevos que tomó en un molino ; y comiendo y cenando a un tiempo se andaba de calle en calle . Vino al fin a parar al río , y dijo : todo me va bien . Ahora que tenía sed con este gustillo de las magras , que aunque tiernas y regaladas están un tantillo sabrosas , cata que me encuentro en el río . Pero no podía bajar al agua , y viendo un puente se metió por él y al otro lado un chorro perenne de agua . Esto es una fuente , dijo : y acercándose y bajando con mucho tiento unas gradas , porque no se veía más que una bolsa de avaro , llegó al chorro que oía y bebió muy a su sabor . Sentóse en una grada , dio cabo de las magras y se tomó con la longaniza ; volvió a beber , se tornó a dormir y comiendo los últimos bocados se quedó dormido . Antes del día y con el día , porque la gente de Barbastro es hacendosa , bullía por las calles y por encima y a espalda de la fuente , y Pedro Saputo no despertaba ; hasta que llegó una muchacha por agua . Él , un poco sobresaltado , pero disimulando , le preguntó si conocía algún maestro sastre que le pudiera tomar para mancebo ; y respondió la moza : - En nuestra casa ha de coser hoy el nuestro , que por eso he yo madrugado un poco más de lo ordinario . Si queréis venir , allí podréis hablalle . Aceptó Pedro Saputo y siguió a su graciosa guía . Llegaron a la casa , que estaba en el barrio , y dicho al padre y a la madre lo que había pasado , y añadiendo Saputo lo que le pareció mentir , y satisfaciendo a las preguntas impertinentes , aunque sencillas que le hicieron , les mandó el sastre un recado diciendo que perdonasen , que por aquel día no podía ir , porque su mujer tenía flujo . - No importa , dijo él ; yo cortaré y coseré los vestidos . Y cuanto antes mejor , señoras huéspedas mías ; venga esa tela o paño o lo que sea , y sepa yo a quién he de tomar la medida . Lo que me falta son tijeras y las demás herramientas del oficio ; pero las supliré con lo que haya en casa ; porque en este mundo sólo hay dos cosas que no se pueden suplir , que son , el pan , y la buena mujer . Hizo después sentar a su lado a la muchacha para enseñarla , con que el padre se fue muy pagado y a la madre se le ablandaba el corazón de gusto . Y pasóse el día sin novedad que digna de contar sea , más de que él conoció que la muchacha se le aficionaba clara y determinadamente , y él sin saber por qué , gustaba también de tenerla cerca y mirarla ; que aunque labradora , tenía mucha gracia en todo y hablaba y sentía con gran amabilidad . Pues fea , pudiéralo ser su madre , que ella no era sino muy linda , y una rosa del amor al abrir el capullo . Anochecido casi o entre sol y candil , hora en que los tales jornaleros se suelen tomar un rato de asueto para vaciar la vejiga de lo que contiene y el vientre de flatos , díjoles que con su buena licencia se saldría un poco a la calle a orearse . Y se salió , pero con ánimo y propósito de no volver , porque no podía sosegar en la quietud del oficio que todavía le parecía poco disfraz , sobresaltándose todo el día cuando oía llamar , no fuesen los corchetes que iban a prenderle . Dando vueltas por las calles un famoso entierro que se encaminaba a la catedral , y con la gente le siguió y se metió en la iglesia . Tocaron muchas sinfonías al muerto , que era una doncella de hasta dieciocho o veinte años de edad , hija de una casa principal , llena de dijes muy preciosos y un vestido de mucha riqueza , con un velo suelto galoneado de oro , y en la cabeza una diadema de valor muy subido según brillaban las piedras . Duraron bien hasta las diez las sinfonías y el canto , y luego cesaron y metieron la muerta en una capilla , la rodearon de luces y se fue todo el mundo , menos Pedro Saputo , que dijo entre sí : ¿ Yo adónde he de ir ? Aquí podré pasar la noche , y no hay cuidado que me busquen los frailes ; mañana amanecerá Dios y veremos lo que conviene hacer . Y diciendo esto se acomodó en un arca o banco de otra capilla enfrente de la muerta , encomendó a Dios su cuerpo y alma , y se dispuso a dormir si el sueño no le hiciese novillos , pues le sentía venir aprisa . Durmióse pronto con efecto , que tenía necesidad desde la noche pasada ; pero sin duda el sueño era tan ligero como dura la tabla en que descansaba , pues oyó a deshora un rechino que le hizo levantar la cabeza . Era el ronquido de una puerta . Y luego vio entrar ( porque la luz y resplandor de las hachas que ardían en honor de la difunta llenaba la iglesia ) dos hombres y dirigirse a la capilla de la depositada . Llegan , y el uno de ellos , que era un mozo de unos veinticuatro a veintiséis años de edad , principia a despojarla de sus dijes y diadema , y al mismo tiempo le iba poniendo otros que él traía muy parecidos a aquéllos . De que infirió que los de la muerta eran finos y los que le ponían falsos y de sola vista . Concluyéronla de despojar , y dando el joven al otro un bolsillo le dijo : hasta aquí a partir , lo demás es sólo mío : ahí tienes los treinta escudos del pacto y vete a la sacristía . Fuese en efecto , y el mozo se llegó a la muerta y la abrazó y dio muchos besos , y parecía ir más allá , cuando Pedro Saputo no pudiéndolo sufrir , y escandalizado , tomó del altar de su capilla un candelero mediano de bronce y embistiéndole con toda su fuerza acertó al mozo en el hombro y en el pecho , de que cayó en el suelo dando un grito espantoso . Acudió el sacristán o ayudante , violo desmayado , se asusta , corre a por agua , se la echa al rostro , vuelve el mozo en sí , le levanta , y sin color y cerrando los ojos de horror y tan muerto como la difunta se lo llevaba el otro medio andando medio arrastrando ; cuando tomando Pedro Saputo otro candelero y haciendo antes caracol con las manos y vuelto contra la madera del altar , dio un rugido tan bravo que pareció que caían las columnas de la iglesia atronándose toda y amenazando sus altas bóvedas ; y luego disparando el candelero con todo su brío , dio al sacristán en la espalda y le hizo caer en tierra con el mozo que ya casi expiraba . Faltóle también a él el ánimo entonces , y parecía que los dos iban a quedar allí muertos de horror y susto . No hablaban empero ; y después de esforzarse mucho rato y de sacar entre bascas y mortales congojas trasudores fríos una respiración agonizante , pudieron llegar a la puerta por donde entraron , y la cerraron , y se oyeron luego otras más interiores . Y todo sosegado y vuelto a quedar en un silencio majestuoso y solemne , se envolvió Pedro Saputo con los manteles del altar de su capilla , por si alguien le pudiese ver , fuese como fuese , y pasó a la de la depositada . Miróle al rostro , y parecía con su serenidad y apacibilidad que le daba las gracias de tan buen oficio y defensa como le debía . Y pisando con los pies alguna cosa , vio que eran las prendas que habían quitado a la muerta . Recogiólas todas , y poniéndolas con gran respeto en el pecho y componiendo muy bien el velo y el vestido , le puso en las manos un papelcito doblado que decía , escribiéndolo con lápiz que traía consigo : « Esta noche entre las doce y la una dos hombres infames y descomulgados han cambiado los dijes y adornos de esta doncella y se llevaban los que traía puestos . Pasar querían a ultrajalla ; mas otro muerto que invisiblemente la guardaba hala defendido del ultraje y profanación que iba a padecer , y recogido las prendas robadas . Si se quiere saber quiénes son los desalmados que tan gran maldad acometieron , véase quién de los sirvientes de esta iglesia está gravemente contuso de la espalda , y él es uno de ellos y sabe del otro . » Hecho esto y al retirarse vio una cosa blanca en el suelo , alzóla y se halló que era el bolsillo de los treinta escudos que el perdido del joven había dado al sacristán y se había éste dejado caer sin cuidar de recogerle . Míos son , dijo ; porque aunque los haga vocear al pregonero , seguro es que no vendrá su dueño a pedillos . Y con esto se retiró a su capilla , volviendo los candeleros a su lugar , y se recostó en el arca . Mas de la escena que había visto le comenzó a nacer en el ánimo tan grande horror , que se le levantaron los pelos de la cabeza , y se le iba la fuerza de los miembros y la vida del corazón . Al fin , pensado en la obra tan caritativa , y tan heroica y santa que había hecho se fue sosegando y aguardó el día . Púsose luego a pensar en su estado , y después de verse mil veces en poder de los alguaciles de Huesca y de escapárseles otras tantas por casualidad , y a malas penas , todo en su imaginación , determinó hacer la más atrevida y graciosa travesura que hombre jamás ha imaginado , como se verá en el capítulo siguiente . No quería Pedro Saputo perder este oro , este tesoro , esta paz , este bien , esta gloria y esta vida que tanto encarece aquí el poeta , y que con un solo nombre siempre dulce y amado llamamos libertad . No la quería perder , y ya estaba sin ella , porque la verdadera libertad tanto está en el espíritu como en el cuerpo , y él tenía el espíritu con las prisiones del miedo tan oprimido , que en ninguna parte sosegaba y de ningún modo se gozaba , como si con una cuerda elástica desde Huesca le hubiesen atado el alma , y él pugnaba por romper la ligadura y sujeción , y no le era posible . Hacía de su cuerpo lo que quería , y con todo no era libre , porque con el temor de la justicia cuyos ministros le parecían todos los hombres , no tenía paz ni descansaba , ni osaba mirar a cualquiera que pasaba a su lado . Y si fue mucho encarecimiento decir , como lo dijeron algunos filósofos antiguos , que el hombre sabio y justo aun en la esclavitud no dejará de ser libre , pero quitando un poco de ese extremo a esta opinión sistemática y poniéndola en el otro término , es innegable que en la libertad del cuerpo no está esencialmente la del ánimo , y que cuando éste carece de ella , también le falta a aquél porque no se asegura . Así que padece el hombre muchas esclavitudes , o esclavitud de muchas maneras , las cuales se pueden reducir a una sola explicación general , diciendo que es causa de esclavitud todo lo que oprime o inquieta el ánimo , y que por consiguiente sólo puede ser verdadera y constantemente libre , el hombre justo y animoso , el hombre de bien y sereno , el hombre de conciencia clara y pura que nada teme , sobre todo si se contenta con su suerte , y no le trae inquieto y desvelado la ambición , la codicia u otra pasión lanzada a sus viciosos términos . Adonde quiera que iba Pedro Saputo llevaba las prisiones del miedo , como se ha dicho ; y trabajándose por romperlas dio en un pensamiento diabólico y se arrojó a una temeridad que sólo a él pudiera ocurrir y de que sólo él pudiera salir con la cabeza sana . Estaba , pues , en su capilla de la iglesia revolviendo su proyecto y previniendo los casos y dificultades que donde quiera pudieran levantarse ; y paso a paso y sin él moverse fue viniendo el día . Se abrieron las puertas , entraron las gentes , y cuando le pareció se salió a la calle y fue a las tiendas y compró tela , hilo , seda y demás cuenta ; se llevó un pan y unas salchichas , y hecho un fardito de todo se fue de la ciudad río arriba . Llegó a un sitio retirado y oculto ; plantó sus reales y se puso a cortar y luego a coser un vestido de mujer tan retrechero , que cuando se lo puso , él a sí mismo se parecía mujer real y verdaderamente como si tal hubiese nacido . Compúsose también el pelo que le tenía negro y largo ; y aderezado , atildado y pulido quedó convertido en la muchacha más denguera de toda la tierra , tan satisfecho y alegre que dudó si volvería en su vida al traje y pensamientos de hombre . Comióse enseguida el pan y las salchichas , que era ya hora porque el sol caía ya a ocultarse en la sierra de Monegros , bebió del río , volvió a mirar y esperar un poco , hizo dos o tres zalamerías de doncella requebrada , echó pelillos al aire , y desnudándose y recogiendo en un pañuelo el traje de mujer se fue a pasar la noche a donde le guiasen los pies y su buena ventura . Como viese al salir del barranco una aldea , empinada en los primeros montes , se dirigió allá posando en la primera casa que encontró abierta . Cenó largo y sabroso , pagó bien a la huéspeda , que era una pobre madre de cuatro hijos y sin marido porque trabajaba en otro pueblo , durmió en una cadiera o escaño con una manta en la cocina , y con el día se despidió de aquella humilde posada y se salió del lugar y dijo : mamola , alguaciles . Y dicho esto se arrojó de pechos al agua tomando un viento que no le siguiera aun con la vista el más ligero andarín del mundo . ¿ A dónde fuera él en un día si no parara ? , y eso que no iba por caminos , sino siempre a campo traviesa , que no todo era tirado y de paso recto . Paró a comer en un pueblo , y a dar tiempo al día en un bosque , luego en un cerro , después en un río donde se vistió de mujer y rasgó y esparció el vestido de hombre ; y al caer de la tarde se encontró cerca de una población granada , pareciéndose a un lado un edificio grande y distinguido que por algunas señales conoció que era convento de monjas . ¡ Esto es lo que buscaba , dijo ; aquí de mi ingenio ; aquí de toda la versucia y tacañería que me dio mi padre y la Pupila de Almudévar ! Ahí es donde yo he de entrar , porque así lo ordenan la necesidad y el miedo que aquí son una sola persona . Y ¿ qué vida debe ser la de estas mujeres que huyen del mundo sin saber por qué y sin que el mundo se le dé ni se le quite de ellas ? Ahí viven encerradas mirándose y revolviéndose sobre sí mismas como agua divina de su corriente , como pez en redoma , como culebra tapada en su agujero . Ahí viven solas , mujeres solas , mujeres siempre y sólo mujeres entretenidas en rezar latines que así los entienden como yo sé si fray Toribio el del guijarro quedó vivo o muerto en la capilla . Pues ahí se ha de penetrar , y entrar Pedro Saputo , y ahí de vivir lo que pueda , a la moda mujeril hasta que saque de tino media docena de ellas , o yo le pierda y haya de salir huyendo y volver a este mundo que ahora yo voy a dejar sin despedirme ni decille : mira que tramonto . Dichas estas palabras hízose un gran rasgón en el vestido , se descompuso un poco el tocado y el cabello , se dio dos o tres arañazos en la cara y un recio bofetón a un lado , embarró un poco una media y se afeó con otros desmanes ; representando una muchacha escapada por milagro de las manos de unos insolentes y perros de arrieros que quisieron violarla . Sacó el color de tristeza y compunción , se mojó y refregó los ojos con diez salivas y una poca de tierra , y así parado se llegó al torno y tocó la campanilla ; respondióle una voz gangosa con el Ave María de costumbre , y él dando grandes suspiros y sin decir palabra prorrumpió en llorar como desahogándose de una gran congoja que le inundaba el pecho y le ahogaba . Al fin pudo hablar , y a las cien preguntas que le hizo la gangosa madre , pudo decir que era una muchacha que llegaba muerta de miedo de los hombres de cuyas manos le había librado Dios por dos veces aquel día yendo al pueblo de una tía pobre y enferma para cuidalla , a donde la llevaba un tío , hermano de su padre a quien unos ladrones ataron de pies y manos . ¡ Oh válgame Dios lo que inventó y dijo allí de repente para que por caridad y hasta saber de su tío y avisar a un hermano que tenía tejero o pelaire en la tierra baja la admitiesen en el convento ! ¡ Lo que suspiró y lloró y fingió y mintió de punta , de llano , de tajo y de revés en un instante ! La tornera condescendió en avisar y llamar a la priora , a la cual comenzó de nuevo a referirle , siempre sollozando , las mismas y otras cien patrañas , y a llorar y desatinar de modo que de compasión y en clase de criada por algunos días , si otra cosa no se pensase , la admitió al fin y la abrieron la puerta . No tomó el hábito de monja , como quieren decir algunos y cree el vulgo ignorante , que hasta han llegado a afirmar que profesó y vivió tres años en el monasterio . Todo es falso , todo inventación y donaire de hombres desatentados y burlones . ¿ Y para qué ? Para concluir con un cuento absurdo , infame y asqueroso que da náuseas y vergüenza . Nada de indecente , nada de negro ni de mulato pasó en aquel convento ; de gracioso y amable , sí , mucho , porque no cabía otra cosa en la edad y miramiento de Pedro Saputo , ni en la amabilidad y virtud de aquellas señoras . Admito , pues , dentro de rejas , que entonces no eran tan quisquillosas ni tan fuertes ni espesas como después se hicieron en todos los conventos como precaución necesaria contra la fragilidad humana que dentro se refugia , y diciéndoles que se llamaba Geminita , le destinaron por de pronto de ayudanta a la cocina , haciéndole sotacocinera . Duro le fue , repugnante y afrentoso ; pero a dicha , de ahí a tres o cuatro días le preguntó la madre priora si sabía coser , y dijo que un poco a la moda y gusto de las gentes del siglo ; y por prueba le dio a coser dos pares de calzoncillos de un reverendo exguardián que malas lenguas decían había sido y era en el día el amor más amartelado de una hermana de la priora , casada en el pueblo y ya viuda a la sazón ; lo cual , como ve el lector , maldita la cosa que tocaban a la bienaventurada monja . A poco rato conoció la priora que Geminita cosía con más primor que las más reputadas entre ellas , y mostró la labor a otras monjas , pareciendo tan bien a todas , que por acuerdo unánime o más bien por aclamación le sacaron de la cocina y declararon la doncella de labor de la comunidad , tratándole con mucho cariño , y procurando las más de ellas mostrársele muy suyas , mereciéndolo todo su modestia , su afabilidad y buena gracia . Prendáronse de él muy especialmente dos novicias que había casi de su misma edad . La una porque de chiquita cayéndose de bruces en el fuego del hogar se volcó encima una olla de agua hirviendo y se había quemado el cuello y todo un pecho , creyeron sus padres que sería inútil para el mundo y la inclinaron desde luego a monja , dejándose ella inclinar y llevar al fin , si querer si no querer , más de decir que sí muy inocentemente a todo lo que le proponían . Y la otra , vecina y amiga suya , la siguió pocos días después sólo por hacer lo mismo ; y llevaban entonces de seis a siete meses de hábito . Estas dos muchachas , pues , le manifestaron mas cariño por ser de su misma edad , puesto que la mayor , que era la quemada , tenía dieciséis años y meses ; y la otra no más de esos meses menos . Para vivir y hablarse y tratarse más libremente rogaron a la maestra de novicias que pidiese a la madre priora la gracia de dejar dormir a Geminita en el noviciado , la maestra era de suyo indulgente , y habló aquel mismo día a la priora , la cual por contentar a todas cuatro concedió con su deseo , sucediendo esto a las dos semanas cabales que él estaba en el convento . Con el mayor cuidado iba él en todo para no descubrirse ; hablaba poco y siempre con oportunidad y agudeza , pero sencillamente y como si fuese cosa natural y sin advertencia . De suerte que sólo con sus palabras y buen modo se había de meter en el corazón y en los tuétanos de todas ellas ; y así sucedía , hasta abrazarlo y darle de besos jóvenes y viejas cuando le oían hablar con tanta discreción y sabiduría . Por supuesto , él se dejaba abrazar y besar , por no dar sospecha , pero no solía volver estas caricias sino rara vez . Como que se le quejaban amorosamente de su esquivez e insensibilidad . Las que más se quejaban eran las dos novicias , porque también eran las que mas cariños le hacían . Llamábanse ellas la una Juanita , y la otra Paulina . La Juanita era la del pecho quemado . Había tenido Paulina mucho miedo a los muertos y a los duendes , y aún le duraba ; como que la maestra de novicias les permitía alguna vez dormir juntas , cosa que no se usaba ni aprobaba la regla . Alargaron esta libertad luego que estuvo allí Geminita , y alguna vez dormían las tres juntas , dejando él correr siempre la ignorancia de aquellas muchachas . Al cabo se hubo de descubrir diciéndoles un día , que estaba muy triste porque a su parecer se volvía hombre . Riéronse aquellas inocentes niñas ; él insistió en que era verdad , y ellas en reírse y no hacer caso . Pero como por eso no dejaban de llamarle como antes , lo hubieron de creer , pero sin sospechar el engaño y teniéndolo solamente por un caso muy raro y casi milagroso . Porque dudar que entró mujer en el convento ni aun ocurrirles podía . Conque pasaron cerca de dos meses de esta manera con la mayor sencillez y naturalidad del mundo , y sin el menor escrúpulo ni reparo . El mayor peligro que corrió su disfraz constantemente fue el que olvidado del papel que hacía descubriese que sabía leer , y andaba sobre esto muy advertido , no tomando nunca ningún libro en las manos por más que los veía en todas las mesas , bien que reducidos a breviarios , diurnos y devociones cristianas ; y si alguna vez abría alguno lo miraba un rato y decía : esto es o ... , y ésta , ele , y nombraba tres o cuatro letras , siempre las mismas , de lo que se reían mucho las novicias y las otras monjas . Y nadie se acordaba de su familia ni se trató de escribir a su pueblo . Aún hizo otra inocentada . La organista era una coja , que fuera de esta falta y la de un diente , era bastante graciosa y la más lista y atrevida de la comunidad ; pobre de su casa , y a quien admitieron por el oficio . Pasando un día Geminita por su celda entró y vio que ocultaba muy aprisa un papel sucio , y le dijo : - Perdonad sor Nazaria ; pero ese papel , si está escrito yo no he de leerle , y escrito o no , ha de untar todo lo que toque según he visto . - Mas que unte , respondió la monja ; le meto aquí cerca del corazón porque es de una persona a quien tengo aposentada en medio de mis entrañas ; y te lo descubro porque eres discreta . Oye lo que contiene : « Dulcísima y graciosísima paloma mía : me hacen ir a predicar tres sermones , y tardaré dos siglos a volver , que dos siglos y más serán para mi enfermo corazón dos semanas que estaré sin ver tus ojos amorosos , sin oír tu voz encantadora , sin contemplar tu rostro hechicero , sin darte y recibir aquellos aspirados abrazos de ti y de mí solos entendidos . Si puedo , iré a despedirme ; pero por si acaso escríbeme esta tarde , y aplica al papel una docena de besos como yo los doy a éste para que tú los recojas . ¡ Prenda mía ! ¡ Dueño mío ! Tu imagen , que siempre tengo presente , será mi ídolo en esta ausencia , así como tú , ausente y presente , eres mi vida y mi alma . Tuyo N . » - Tierno y enamorado está el sujeto , dijo Geminita ; pero su papel merecía otro cuidado , que no dirán sino que habéis limpiado con él la lámpara o envuelto una morcilla asada . - Es , dijo la monja , que me lo ha enviado dentro de un pichón cocido y relleno . También yo le mando los míos en dulces , en bizcochos , en lo que puedo . - Y , ¿ qué sacáis , decidme , le preguntó , de esos amores no pudiendo ver sino de lejos y siempre reja en medio , ni trataros sino por escrito ? ¿ Qué gusto pueden tener unos besos que vienen envueltos con todo un pichón guisado , oliendo a especias y tan pringosos ? - No lo entiendes , respondió la monja ; si no fuera esto nos moriríamos todas de bostezos y encharcamiento . Porque has de saber que fuera de algunas de gusto muy soberbio , como la priora y sor Mercedes , todas tenemos cada una su cada uno , y tratamos cuál con un fraile , cuál con un beneficiado , cuál con otro que se le previene , y así , hija mía , tenemos ocupado el corazón y entretenido el pensamiento . Y si esos hombres pudieran entrar ... Y no es difícil , porque ya yo sé cómo y por dónde ; pero el mío es fraile y se sabría , que si no ... Pues , como decía , si pudiesen entrar , todas nos perderíamos , porque todo iría a barrisco . Nuestro amor es más violento que fuera en la libertad del siglo . Yo me acuerdo que quise bien a un joven antes de venir , porque vine ya de veinte años y hace nueve que estoy , y aquel amor en ninguna desesperación me ponía , como éste me pone a veces , y como yo conozco que les sucede a otras con los suyos . Porque aquí lo que es al exterior , mucha humildad y mansedumbre , mucha paz y tranquilidad ; pero interiormente y a solas son las batallas y furores , y el arder de las entrañas , y el consumirse el fuego , y el estallido y rumor de las llamas que envuelven y abrasan todo . Aun la madre priora ha tenido sus quebraderos de cabeza , y quizá los tiene en el día , pero lo disimula mucho o por la edad no siente ya con braveza . Y sor Mercedes , si no los tiene , es porque dice que el que ha de gustalle y merecer su amor ha de ser muy superlativo , y después muy prudente para saber sufrir y callar , y no andar haciendo el enamorado y el suspiroso , y menos diciendo niñerías trasminándose por todas las junturas . Cada una tenemos nuestro gusto y nuestras aprensiones . - Yo creía , dijo Pedro Saputo haciendo el simple , que las monjas eran todas santas . - Y lo somos , respondió ella ; pero hechizas y de botarga : de las verdaderas pasó ya el tiempo . Mira : dicen que el mundo , el demonio y la carne son los enemigos del alma ; pues yo te aseguro que en ninguna parte se la llevan tan de calle como en los claustros . Es cierto que el mundo no se nos ofrece por plazas y palacios , no nos deslumbra con su pompa y vanas apariencias ; ni se parece en el estado y vida que seguimos ; pero viene a nuestras rejas y se nos entra por ellas con todas sus inmundicias , y nos mancha aún más que a los mismos que le componen . Aquí se pregunta y averigua cuanto pasa en el lugar , y lo que gastan aquél y aquélla , y de dónde y cómo ; y lo que habla y trata y se descuida la doncella , y lo que engaña la casada , y se desenfada la viuda ; sabiendo por días y aun por horas la vida del clérigo , del facultativo , del caballero , del villano , de todos en una palabra , grandes , medianos , y chicos ; y lo pensamos , y lo revolvemos y murmuramos , y ya la envidia , ya el juicio temerario , ya la más refinada malicia nos consume , nos contenta y da venganza . Pues entre nosotras ( y aquí entra el demonio ) , palomitas sin hiel , tórtolas arrulladoras de la soledad , ¡ ay , qué tela , dijo el sastre ! ; ¡ ay , qué inocente , dijo el novio ! ; todo es motejarnos , criticarnos , calumniarnos , desollarnos ; todo soberbia , pasiones , chismes , odio , bandos , riñas , celos , despiques , envidias , reconcomios ; y a vueltas de esta ficción e hipocresía , llamando al mundo perdido y relajado , y haciendo que damos gracias a Dios por habernos librado de sus peligros . - El demonio de la vanidad , que si otra cosa no topase pegará a una verruga , nos tiene más rendidas y esclavillas que a las mujeres más tontas y profanas del siglo . Nunca nos llaman al locutorio , que no nos pasemos revistas y demos tres manos en el espejo , para que el velo caiga así , vuele asá , juegue de esta manera , descanse de la otra ; y que la toca , y la correa y la cadena y el escapulario digan algo al que nos mira , como si por mucho que nos atildemos podemos dejar de ser mujeres visiones y bellezas de carnerario , ni más ni menos que los frailes dejar de heder a sobaquina . - Pues en cuanto a la carne , ya te he dicho lo que nos sucede , porque tan mal inclinada está aquí , y alguna vez tan avezada , como allí fuera , y siempre más irritada , o al menos más fácil y rebelde , bien que menos libre y satisfecha . Mas yo , Geminita , miro todas estas cosas como oreo de abanico y te digo y aseguro que si diez veces naciera , diez veces me pondría a monja , dado que fuese para pasar aquí el infierno y allá el purgatorio ; o al revés , y me salían las hogazas hostias . No saben , no , las gentes del mundo lo que pasa en los claustros , ni lo podrían entender sin vello ni esperimentallo . ¡ Oh , qué diferente lo juzgan y lo creen todos , como lo creía yo misma , que me imaginaba aquí la inocencia y la vida del paraíso ! - Muy engañada , pues , vivía yo , respondió Pedro Saputo ; y aunque en los días que hace que estoy he visto algo , pero no tanto como todo eso . - Porque sois muy niña y no tenéis malicia , dijo la coja ; creced , creced , creced , mudad ese hábito en el nuestro , haced la cruz y nudo gordiano de los votos , y entonces veréis y me lo diréis si queréis decir la verdad . Mira , pues , qué punto éste de la verdad . Aquí , Geminita , se miente más que en una feria , más que en la tienda de un mercader sin conciencia ; y la que trata verdad , segura tiene encima la burla y el desprecio de todas . Y cuidado de fiarte de alguna , porque no se sabe lo que es la lealtad , y de la caridad sólo se conoce el nombre . - Con todo , replicó Pedro Saputo , a mi parecer habéis ponderado un poco muchos defectos harto ligeros , levantando montes en el llano . Yo no los miro con vidrios de aumento ni del color de las pasiones ; y veo caridad , indulgencia y buen espíritu , y no encuentro esa discordia del infierno que todo según decís lo lleva a punta de lengua y dardo de víbora . Porque , ¿ qué son algunos desvíos , alguna contienda , algunas contradiccioncillas ? Entre hermanos se ven , y aun entre padre e hijos , y no por eso dejan de ser lo que son , y luego se les olvida y vuelven a tratarse y confiarse como si nada hubiera pasado . - Mas dejando todo esto , si os parece , ¿ no queríades enseñarme a leer y tocar el órgano ? - Si la madre priora quiere y te deja , respondió la monja , por mí con mucho gusto . Pídele la gracia ; sí , sí , pídesela y seremos buenas amigas . Con efecto , habló a la priora y le otorgó la gracia , discurriendo que si a la muchacha la podían sacar un poco letrada y organista , se quedara de segunda y la profesarían de monja de obediencia . Y dio principio a su estudio aprendiendo la paleta de la Jesús y tecleando continuamente en un instrumento que tenía la coja en su celda . Quiso ésta enseñarle también la solfa , y él dijo que lo que importaba eran las letras y las teclas , que eso vendría más adelante ; y en ocho días hizo que aprendía y conocía todas las letras de la primera línea de la paleta hasta la H , de que estaba muy vana la coja . Y unos ratos cosiendo , otros tecleando , y sirviendo también a la priora y a alguna otra monja de las de copete , y traveseando algún rato con las novicias , se daba muy buena vida . Al cabo de poco más de dos meses le pareció que el bozo del labio se le iba espesando a más andar , y dijo a sus dos enamoradas novicias , que era ya tiempo de pensar en lo que debían de hacer . Porque si ella ( él ) se quedaba hombre como llevaba trazas de serlo toda su vida , allí no podía estar ; y si las madres lo sabían , habría gran tempestad de escándalo y aspavientos . - Pues si tú te vas , le respondieron , nos moriremos las dos de pena . - Callad , dijo él , que ya daré yo traza para que os vayáis también vosotras y nos veamos las tres fuera de esta prisión , y nos amemos y busquemos y tratemos a nuestra libertad y gusto . ¿ Qué , no queréis volver a vuestras casas y al estado libre que teníades ? - Sí , sí , dijeron las dos muy contentas ; ¿ pero cómo haremos ? - Ya yo lo tengo pensado , dijo él , y os lo comunicaré a su tiempo . Agora entended que yo no puedo menos de manifestar a la madre priora lo que me pasa , y figuraos ya lo que resultará ; no puede dejar de ser mi salida del convento . Pero antes quedará muy bien ordenado lo que toca a vosotras . Oían ellas esto y les saltaba el corazón de júbilo porque se habían abierto sus ojos y veían que aquel estado no les convenía . Con mucho rubor al parecer y con algún miedo realmente fue él a la celda de la madre priora y le dijo ( pidiéndole antes perdón y suplicándole no la maltratase ) , que según había advertido , hacía algunos días que se tornaba hombre ; y que lo era ya casi entera y cumplidamente . La priora al oír tal disparate , que disparate y grande era para ella , se echó a reír , le miró a la cara , y después de un rato dijo : - Tú , Geminita , estás de la cabeza . ¿ Qué te sucede , pobrecilla ? , ¿ qué es esto ? , ¿ tienes cariños de tu tierra ? , ¿ o estás en tu mala semana y eso te turba el juicio ? No te aflijas ; llamaré a sor Mercedes , que es mi íntima amiga , y te quiere también mucho , y veremos lo que se ha de hacer contigo . Agora vete al coro y reza nueve Padrenuestros y nueve Salves al santo del día , a nuestro beato patriarca y a la Virgen de tu devoción ; y a las siete volverás y veremos . Con esto le tomó de la mano con bondad y le besó en la frente . Llamó a sor Mercedes , díjole lo que había , y se rió también mucho y lo tuvo por imaginación , quedando por último , en volver a la hora citada . Fue , por supuesto , al coro Pedro Saputo y rezó lo que le mandó la priora , no para que los santos que invocaba le volviesen el juicio que no había perdido , sino para que , pues iba a salir de aquella seguridad y asilo , de aquella oscuridad y retiro , le librasen de los alguaciles de Huesca . Y llegó la hora entre tanto y se presentó en la celda de la priora donde le aguardaban las dos amigas . - Paréceme , señoras y madres mías , les dijo , que la oración de coro me ha acabado de convertir en hombre , no sólo porque lo soy ya perfecto en mi cuerpo , sino porque me siento unas fuerzas extraordinarias , y un gran deseo de manejar espadas y arcabuces , y de montar y correr caballos ; y hasta el rostro se me ha mudado . Y diciendo esto braceaba y apretaba los puños , y ponía el semblante fuerte y levantado . Y aun para prueba , dijo , mirad y perdonad ( y tomó a sor Mercedes y la jugó como a una muñeca , y luego a la priora , aunque más gruesa ); y se admiraron las buenas monjas , y creyeron que efectivamente era ya hombre o lo iba a acabar de ser muy aprisa . La escena fue divertida , la risa grande , y después la admiración y el pasmo de aquellas dos benditas mujeres , sin poder resolverse del todo a creer lo que veían , ni tampoco dejar de creerlo . En conclusión acordaron no decir nada a la comunidad y dar ocho días de tiempo a Geminita para que se reconociese mejor y pudiera afirmar y ratificar lo que acababa de declararles . Inclinábalas mucho el esfuerzo de que hizo alarde , y aun el semblante que de golpe se les figuró más robusto y que tiraba a señas de hombre , cuando hasta aquel día les había parecido mujer . También se les representaba más alto de estatura , y su cuerpo más derecho y liso . Y estuvieron hablando bien dos horas , terminándose el consejo con la resolución ( mientras él estaba ya jugando con sus novicias ) de desechar toda prueba que ofendiese el pudor o repugnase a Geminita ; aunque siendo todas mujeres ( dijo la priora ) no debería ser tanto el empacho . Propuso asimismo la priora consultar al padre confesor ; y a sor Mercedes , que era más avisada y cuerda , no le pareció bien por muchas razones y otros tantos motivos que expuso largamente , resumiéndose en que por su parte ni se consultaría a nadie , ni se atropellaría a la muchacha , ni quería tener escrúpulos ; y se conformó la priora . En aquellos ocho días tuvieron las dos monjas muchos coloquios , y siempre quedaban en lo mismo , ocultándose empero la una a la otra , a pesar de su intimidad , que las dos miraban a Geminita con otros ojos que la habían mirado hasta entonces , y que la querían también más y con otro gusto . No tuvo él a sus carísimas novicias mucho tiempo suspensas , sino que por si pasados los ocho días se veía obligado a salir del convento , les previno y dijo : - Ya veis , queridas mías , que este estado y esta vida no os conviene ; engañadas vinisteis , o ignorantes más bien y sin saber lo que os hacíais . Y pues me decís que os moriríades las dos en pocos días si aquí os quedásedes , voy a daros la traza , que habéis de inventar y seguir para saliros y volver a vuestras casas . La una se fingirá enferma y la otra muy triste . La madre priora habrá de escribir a los padres de la enferma ; vendrán , le pediréis que os saquen unos días , y ya no volvéis . El modo como habéis de hacer esto ... - No hay para qué cansarse , dijo denodada Juanita ; ya te hemos entendido ; yo soy la enferma y Paulina la triste . A los dos meses que tú hayas ido , que ya faltará poco para nuestra profesión , se hace el embeleco , y te prometo que saldrá bien , quiera que no quiera . ¿ Yo quedarme aquí ? Primero me tiraré de la ventana más alta . - Y yo , respondió Paulina , me asiré de tus faldas y caeremos juntas . - Para fingirte enferma , continuaba Pedro Saputo ... - ¡ Que das en ser porfiado ! , le interrumpió Juanita . He dicho y repito que está calado . Con dejar de verte y derrengarme un poco de ánimo enfermaré yo tan de veras , que puede ser que después me cueste medio año de convalecer ; y si quiero un año . Pero , ¿ nos das palabra de venir a vernos ? - Sí , respondió Pedro Saputo ; y vosotras , ¿ me la dais a mí de quererme siempre como agora ? - Sí , y más aún , le dijeron las dos . Y quedaron en esto . Pasados los ocho días se volvió a presentar a las madres , y confirmó y ratificó lo que les había dicho , asegurándoles que sin remedio era hombre , y hombre del todo , y sólo hombre ; que le repugnaban los oficios de mujer , y se afrentaba ya del traje y persona de mujer , que en su consecuencia conocía que no podía estar más en el convento ; que lo sentía mucho , pero que ya veían que Dios en sus inexcrutables e inapelables juicios había dispuesto otra cosa . ¡ Oh , quién lo dijera ! , se enternecieron aquellas dos sensibilísimas y apreciabilísimas señoras . Y él que lo advirtió , continuó diciendo : - Yo hasta ahora he merecido de la bondad de algunas madres , de vuesas mercedes especialmente , algunas muestras de cariño que quizá ya no me atreveré a devolver como antes ; y es otra prueba más de mi entera transformación , pues la veo y siento en la amistad de unas personas a quien tanto favor y quizá amor he merecido . A esto nada contestaban ellas , miraban solamente , y les parecía que Geminita hablaba más doctamente , y como si desde que era hombre tuviera infuso el saber y la autoridad . La priora , por fin , le dijo : - Pues bien , cuando quieras , cuando te parezca determinarás tu salida del convento ; en la inteligencia que nosotras no te echaremos ; a tu prudencia y voluntad lo dejamos . - Yo , les contestó , no me iría nunca ; no , señoras ; que muchas lágrimas veo habrá de costarme . - También a nosotras , dijo la priora ; y desde agora te pedimos nos des nuevas de ti , sucédate lo que te suceda . Y mientras estés en el convento sé prudente y no digas nada a nadie ; sobre todo a las novicias . Acordado esto y mordiéndose Pedro Saputo los labios sobre lo que había en otra parte , les pidió que le facilitasen ropa , cualquiera que fuese , para hacerse un vestido de hombre . Vendrás mañana , le dijeron , y la tendrás prevenida . Con efecto acudieron a algunas túnicas y mantitos de santo , porque no tenían otra cosa a mano , y para gorra una tuniquilla de terciopelo morado de un niño Jesús Nazareno , guarnecida con galones de oro ; y en tres días se hizo todo el traje . Nada dijo a las novicias , sino que la noche que lo tuvo concluido , se lo puso y reuniéndolas de antemano en la celda de Paulina se les presentó vestido de hombre y con una airosa pluma en la gorra que se acomodó de una de pavo real que tenía la priora . Cuando ellas le vieron , pensaron volverse locas de amor , y en media hora no acabaron de mirarle , ni en una , ni dos , ni en toda la noche , de hacer extremos y regalarse con él y regalarle el corazón y el alma . Al día siguiente propuso y pareció bien a la priora , que por la noche , después de cenar , se vestiría en su celda para que le viesen ella y sor Mercedes . Reuniéronse con efecto , y él para causarle mayor las rogó que le peinasen y tocasen a lo hombre y caballero , que lo hicieron ellas de bonísima gana . Entróse en la alcoba , vistióse , púsose la gorra un poquito inclinada a un lado , y con una gracia y bizarría capaz de marear a una santa pintada , sale y se para fuera de las cortinas mirando afable y risueño a las monjas , las cuales al verle creyeron que era una visión del cielo . Tan galano estaba , tanta era su hermosura , tal su aire y gallardía . Mirádolas que hubo un poco , y sonriéndose con una ternura que derritiera la nieve , y preñándosele los ojos de lágrimas corrió a la priora con los brazos abiertos , y luego a sor Mercedes , y ellas le recibieron con el mayor regalo que pudieron porque ni la una ni la otra sabían lo que les pasaba ; y sólo les parecía que ni Geminita era Geminita , sino el ángel del amor , ni ellas sor Fulana y sor Zutana , sino otras dos mujeres a quienes un fuego súbito interior que jamás sintieran les estaba deshaciendo el corazón y turbaba la razón y los sentidos . Al día siguiente le llamó sor Mercedes a su celda , y cerrando la puerta dijo : - Desde el primer día que nos hablaste de lo que dices te sucedía , he estado pensando cómo podía ser ; y al fin , Geminita , me doy a entender , y creo que estoy persuadida , y no me hará nadie creer otra cosa , que tan hombre eras cuando viniste al convento , como agora , porque esa transformación sería un milagro muy grande , y tan jocoso como grande , y no le había de hacer Dios así por pasatiempo y juego . Pero sea lo que quiera , no te estrecharé a que me descubras el misterio de tu persona y de tu venida a esta casa , porque misterio es y no pequeño por más que lo disimules . Ni tú eres tan ignorante como te finges , ni tan sencillo como aparentas , ni te llamas Geminita , ni veo en ti sino un profundo secreto que harás bien de no revelar a nadie porque así estarás más seguro . Así como yo nada he dicho de esta sospecha a la madre superiora , porque es algo aprensiva y podría romper por donde no vendría al caso . Tu mirada , en medio de tu advertido continente y serenidad , me dice que es verdad todo lo que estoy diciendo . Pero te has cansado de vivir con nosotras y quieres irte ; o has satisfecho ya tu curiosidad y tu gusto . Vete en hora buena , aunque por mí te juro que no te irías ; y si me fuese posible también te seguiría . Porque vine muy engañada , y engañada vestí este hábito , y más que engañada profesé y abracé un estado que si no me hace tan infeliz como a otras , porque no tengo la imprudencia de dar coces contra el aguijón , y me conformo con el dicho del vulgo y de la resignación animosa , que dicen a lo hecho , pecho ; con todo confieso que me hace vivir sin vida . En adelante empero , no sé cómo me irá , porque tu presencia y bellísima figura no se borrará de la memoria fácilmente ; no , joven apreciable . ¡ Y te vas ! ¡ Te vas ahora que te hemos conocido ! , ¡ y sin saber quién eres ! , ¡ sin saber quién es el que en una edad tan de niño tanta discreción ha tenido viviendo entre nosotras , tal desenvoltura ha ejecutado , tanto amor y encanto ha esparcido en esta casa ... ! Disimula y no extrañes estas lágrimas ... ¡ te quiero , joven amable ! Sí , ¡ ay ! te quiero ... sólo te pido ... que hables por fin ... y ... que me consueles ... ! Y diciendo esto y llorando se echó en sus brazos . Otro día la priora , aunque con algún rodeo y menos franqueza , le vino a decir lo mismo , y también dejó correr una lágrima y se le escaparon algunos suspiros ; todos más templadamente ya por su carácter , ya por su edad , pues contaba cuarenta y cinco años , cuando sor Mercedes tenía sólo treinta y uno , y aunque de espíritu levantado era más delicada y amante . No sabían estar sin él aquellos días que indefinidamente permanecía en el convento ; y él por gratitud y por afecto , porque era imposible dejar de corresponder a tantos favores , las contemplaba lo más sensiblemente que podía . Divulgóse la voz que se iba Geminita , y hubo una consternación general en la comunidad . La coja , o sea la organista , dijo , que después que la había comenzado a desasnar ( ¡ una coja desasnar a Pedro Saputo ! ) la echaban del convento para que fuese a otro a lucir su habilidad ; añadiendo con su desenfado natural que más valdría se muriesen la mitad de las monjas y aun el mismo padre confesor , que no se fuese Geminita . Una vieja llamada sor Bonifacia , que había sido muy viva y conservaba aún la valentía de su verde edad , se presentó a la priora y le dijo : ¿ qué hacéis , madre priora ? ¿ Cómo dejáis ir , si es que no la echáis , a esa preciosa muchacha , cuando la deberíamos conservar como una reliquia ? Desde que está en el convento han cesado los odios y las discordias que antes había ; porque en viéndola a ella a todas se nos amansaba el pecho y se templaba la saña . Bien sabéis que sor Venancia y sor Tolomea nos tenían afligidas con sus batallas , y que hace pocos días encontrándose en el claustro nuevo se arrifaron de modo que se hicieron pedazos los velos , y se asieron de las tocas , y se arrancaron , y pasaron a lo que yo me doy vergüenza de decir ; y presentándose allí de improviso esa muchacha , o ángel o lo que sea , que iba a sus obligaciones , y parándose a mirallas como pidiéndoles el paso pacífico , cesó el combate como por encanto , y sin más que decilles con aquella su gracia tan atractiva , con aquel tono y voz que derrite las piedras . ¡ Ay , señoras , que eso no lo creerían las gentes del siglo de personas tan virtuosas ! , se aplacaron y separaron , y agora se hablan ya si no como amigas al menos como enemigas . Mirad por Dios que no echéis de casa a esa muchacha , porque haced cuenta que echáis del convento la paz y la alegría . Y decía bien la madre Bonifacia , porque a lo menos este bien sí que se lo debía la comunidad ; tal era el poder de sus palabras , y aun de su sola presencia . Así es que para todo la buscaban . Geminita lo ha dicho ; Geminita lo ha hecho ; Geminita es ; Geminita entra ; Geminita sale ; Geminita sube ; Geminita baja ; Geminita va ; Geminita viene . Y con razón todo , y más y mucho más que hicieran . Porque si se ofrecía cortar alguna prenda de ropa , aunque fuesen unos calzoncillos de fraile , llevaba mucha ventaja en facilidad y perfección a la misma sor Mercedes , que era la mejor tijera de la comunidad ; si coser , dejaba muchos puntos atrás a sor Ángeles , que era también la mejor aguja del convento ; si bordar , su primor hacía encoger a todas ; si vestir alguna imagen , aquello era encantarse de verlo ; si contar cuentos , para cada uno que sabían las más decidoras , sabía Geminita una docena . Y ¡ qué graciosos ! , pero al mismo tiempo muy decentes , como se supone . ¡ Y no sentirían que se fuese ! , lo sentían , y no hubo monja aquellos días que no la abrazase , que no la besase , que no le suplicase , que no le apretase la mano , si bien dicen que en muchas tanto era envidia como cariño . A la coja , que un arrebato de espíritu y de una avenida de amor le dio un día una docena de besos , porque era de genio fogoso , no tuvo por conveniente decirla la causa por qué se iba pareciéndole peligroso descubrírsele porque era maliciosa , y sobre todo fácil y resoluta . Ni creyera tampoco en su transformación , en cuyo caso había que decirle la verdad o inventar una historia muy calificada que se pudiese admitir y no indujese sospechas contra ninguna monja o contra las novicias . Por fin llegó el día ; nada tenía ya que prevenir a las dos niñas ; y para que no maliciasen la priora y sor Mercedes , no quiso las últimas noches dormir en el noviciado sino en una segunda celda que se comunicaba con la de la priora , intermedia con la de la amiga ; pero pasando todos los ratos libres del día con sus carísimas novicias ; ratos que le cercenaba mucho el recelo con que advirtió le querían tener siempre a su lado la una o la otra de aquellas dos tiernas amigas . Dio una mañana las seis el reloj del pueblo ; y mientras la comunidad estaba en el coro , salió vestido de mujer con su bulto del traje de hombre del brazo , llorando a breves minutos su ausencia todas las madres , especialmente las dos que tanto le querían y tanto se regalaron con él los últimos quince días , pues no fueron menos los que le detuvieron después de tener hecho el vestido . Las simplecillas novicias lloraban por de pronto , mas se consolaron luego con la esperanza de salir a la libertad del siglo . Quedó en fin viuda la comunidad ; en los claustros reinaba el silencio ; las paredes se cubrían de luto ; el refectorio era desabrido , y el coro , molesto y enfadoso . Tuvieron consejo aquella noche las dos consabidas madres , suspiraron , lloraron , y propusieron si le mandarían volver ; pero ya era tarde ; habríase alongado mucho y no sabían la dirección que llevaba . Tornaron a suspirar , sintieron de nuevo la pena , y en su corazón pasaba mucho más de lo que manifestaban , llevándolas el sentimiento casi a desesperarse . Bien se nos está , dijo sor Mercedes ; en nuestra mano estaba ; ¡ y lo dejamos ir ! ¿ Qué necesidad había mientras más no sucediese ? Consolaos agora si podéis , morid en esta tristeza . Respondió a esto la priora con un gran suspiro y diciendo : Tenéis razón , pero ya no hay remedio . Y era verdad , porque él aún no había andado dos mil pasos cuando se quitó las faldas de mujer y se vistió su traje , riéndose por una parte de la inocencia de aquellas monjas , y sintiendo por otra la falta repentina de su acostumbrada voz y compañía , y del amor tan natural y dulce de dos angelicales novicias . Cobré mi sexo , dijo ; o al menos su dignidad y su decoro ; ése es el sol : a toda la tierra alumbra , y toda la tierra es mía . Perdone mi madre , no vuelvo por ahora a su cariño . Y diciendo esto menudeaba el paso y caminaba con nuevo sabor y contento pareciéndole que era la primera vez que hacía uso de su agilidad . No sabía a dónde iba , y sólo cuidaba de dar la espalda a su tierra , viniese lo que viniese . Pero vio no lejos una sierra toda vestida de árboles y muy cerrada , y enderezó a ella para atravesarla con propósito de desayunarse en lo alto mirando atrás y delante para ver el país y el cielo que dejaba y el que iba a registrar por primicias de su viaje . Acometió a subir la cuesta ; y viendo a un lado una quebrada con una selva espesísima se fue allá , y la amenidad del sitio le convidó a sentarse , y luego sacando su provisión , fineza de sor Mercedes y la madre priora , comió para todo el día , porque en levantándose de allí no pensaba parar sino para beber de la primer agua que encontrase ; y se puso a reflexionar en la temeridad de haberse metido en el convento pareciéndole entonces tan grande arrojo , que temblaba de pensarlo . Había dormido poco la noche pasada ; y hallándose muy cómodamente sentado y recostado contra un terreno se quedó dormido . No hacía aún una hora que dormía , cuando acertaron a pasar por allí cerca unos estudiantes que iban de motus , que como jóvenes y de pies ligeros buscaban los atajos aun en donde no los había por el gusto de no ir por el camino . Viéronle y se acercaron ; le miraron un rato , y él dormir que dormirás . Su apacibilidad , su juventud , su hermosísimo rostro , aquel negro cabello suelto que tanto le había adornado de mujer y ahora hacía gloria a la vista , encantaron a los estudiantes , y uno de ellos dijo : - ¿ Qué le falta a este mozo para ser un ángel ? ¿ Qué no daría por serle padre el mismo rey de España e Indias ? - Dejémosle en paz , dijo otro . - No , replicó otro , que le hemos de despertar y llevar con nosotros . Habló el cuarto ( pues no eran más ) y dijo lo mismo , y pareciendo bien a los dos primeros le despertaron gritando uno de ellos : expergiscere , frater , et surge . ( Que quiere decir : despierta hermano y levántate . ) Despertó en efecto , no por la fuerza del latín , que él no entendía , sino por el sonido de las palabras que entraron en sus oídos ; y al verse delante los cuatro licenciados , pensó de pronto si serían alguaciles ; pero violes algunos instrumentos músicos y reparando en el traje adivinó lo que eran . - Noli turbari , dijo el mismo , escolastici enim sumus , et te miramur et amore prosequimur . ( Quiere decir : no te turbes , pues somos estudiantes y te contemplamos admirados y te queremos . ) - Señores , dijo él ya levantado : si vuesas mercedes no me hablan en mi lengua , no entenderé lo que me dice . - Non licet nobis , dijo siempre el mismo , alio sermone uti quam latino . ( No nos es permitido o no podemos hablar sino en latín . ) - Señores , dijo él un poco entero ; si vuesas mercedes me hacen la burla , díganmelo en lengua que lo entienda , y veré lo que me conviene . - Callad por vuestra vida , dijo uno de ellos al latino ; el mozo tiene razón . ¿ Qué vais a hablalle en latín ? Sabed , joven excelente , que os hemos topado acaso y nos habéis parecido bien . Sentimos que no seáis de la profesión , porque os veníades con nosotros , y os certifico por la experiencia que de ello tengo , que pasaríades la vida más alegre que habéis de conocer en el mundo . - La profesión , señores , dijo él entonces , no me parece a mí cosa necesaria ; ese latín es el que me pone algún estorbo al paso , porque se ofrecerá alguna vez hablalle y descubriré mi falsa ropa . - Yo os lo enseñaré , dijo uno de ellos , en quince días . - Pues yo , contestó Saputo , os doy palabra de aprendello en ocho , y os sobran siete para mirar y remirar la obra que habredes hecho . Fue tanto el gusto que les dio a los cuatro esta respuesta , que le abrazaron con mucha alegría llamándole ya de compañero . - La primera dificultad , dijo él , está en el vestido , pues no tengo manteo . - Eso es lo que no os faltará , respondió uno ; el mío es entero ; venga una navaja o tijera y lo partiremos . Y diciendo y haciendo tomaron entre dos el manteo , le cortaron de alto abajo , recorrieron las nuevas orillas más que de hilván , le tomó Pedro Saputo , y poniéndoselo y haciendo con él tres o cuatro plantas , quedó ordenado de estudiante . Luego de un retazo de otro manteo vistieron de luto la gorra con una funda , y echan a andar , bendiciendo primero uno de ellos con muchas cruces las nuevas prendas y la persona del nuevo compañero . Por el camino y antes de salir de la floresta o selva les dijo : - Yo no dudo , señores , que vuesas mercedes sabrán muchas habilidades ; yo veré también de unilles algunas mías . Por ejemplo : tened firme ( dijo a uno de ellos ) , y terciándose el trozo de manteo , luego dejándolo caer da una corrida de tres pasos y le salta en los hombros . - Andad , compañero , le dijo , que yo voy aquí tan formal y seguro como en su litera una matrona romana . Anduvo el estudiante algunos pasos , y Pedro Saputo hizo el águila , el mono , el cochino , el tornavos , el ama que cría , el sastre , el zapatero , y otras cosas y figuras , todo con grande admiración de los compañeros , los cuales dijeron que sólo con aquello pensaban ganar la renta de un canónigo de Toledo aquel verano . - ¿ Sabéis , compañero , dijo el que llevaba , que me parece que sois espíritu según lo poco que pesáis ? - Pues , ahora , dijo Pedro Saputo , formad corro ; le formaron y daba la vuelta por los hombros y aun por las cabezas de todos . Hízoles formar el púlpito , y trabando entre sí las manos en medio , cubriendo la cabeza a todos con su manteo menos al que miraba delante , dijo en voz de tono de predicador , que aquél era el ángel conductor que le llevaba a hacer misión al mundo perdido . Y principia de repente un sermón burlesco tan disparatado , que de risa no pudieron mantener la trabazón los compañeros y se cayeron todos largos riéndose medio cuarto de hora . - Agora , pues , les dijo , quiero haceros ver si soy espíritu como decís , compañero , o si tengo huesos y músculos . Venid acá , y no seáis torpe . Le hace poner en pie a su lado , le echa la mano en el trasero y alzándole de tierra y librándolo como un barrón , le arroja a diez pasos de sí como si fuese un figurón de paja o de otra más liviana materia . Miráronle entonces los estudiantes , y se acordaron de la entereza con que les preguntó si le hacían la burla en su latín que no entendía . Con todo les gustó la prueba , y para perfeccionarla quisieron que la hiciese muchas veces con todos ellos , porque podría venir al caso alguna vez para dejar admirada a una sala . No a la verdad pesaba ninguno de ellos diez arrobas , ni la mitad , y todos estaban entre los dieciséis y veinte años ; pero uno en particular , el más gracioso cabalmente , y como músico era pito , dijérase que dejó en su casa las carnes y que se trajo sólo consigo para el viaje los huesos y la piel ; al cual tomó diferentes veces y le arrojaba muchos pasos , y él se ejercitaba en caer de pies ya como una estatua , ya de otras diversas maneras , borneándose muy bien al mismo tiempo , y pareciendo según jugaba los miembros que los tenía pegados de sábado en el cuerpo . - Vive Dios , dijo uno de ellos , que vos , compañero , sois desde hoy el faraute , el maestro y cabeza de la compañía . Decid quién sois , de dónde y cómo os llamáis ; porque nada le habían aún preguntado . Y él respondió : - Lo que soy , señores ya lo veis ; de dónde vengo , se me está olvidando a toda prisa y ya no podría decillo ; mi nombre , el que quisiéredes , porque tales vueltas he dado al que solía tener , que por todas sus letras se va deshaciendo . No reparéis en bautizarme de nuevo y ponerme el nombre que os parezca , aunque sea de mujer , porque cuando menos os catárades os toparéis con una muchacha más gachona que una gitana y más sandunguera que una bandera de regimiento ; o bien por el contrario , más modesta y gazmoña que una beata . Lo que os aseguro es que vuestro nuevo compañero es honrado y viene de buenos , y que no se halla tan desastrado por lo presente . Si algún día falta la providencia tunesca , traigo aquí conmigo la santa compañía de veinte a treinta escudos en oro y plata que no hay cosa más sana y pura en los cerros de América ni por lo que son ni por medios que se encuentran en mi poder y dependencia . Los estudiantes al oír tantas discreciones y al ver tantísimas gracias y tal nobleza no acababan de admirarse y de manifestar el contento que tenían , pusiéronle nombre ; y porque no fuese difícil hacerle masculino y femenino aprobaron unánimemente el de Paquito . No quiso él aceptar la dirección de la compañía excusándose con que era el último que había venido a ella y con que en realidad no era estudiante . Mas con estos juegos y olvidos no repararon en que el día había corrido mucho , y recordando comieron de los relieves de Pedro Saputo y de lo que ellos traían , que se reducía a pan y vino , porque también llevaba una bota de cuartillo y medio ; bien que todos piaban por agua , secos del mucho hablar y del calor del día que no fue poco . Salieron en fin de la sierra y prosiguieron su camino . Aquella noche dieron consigo en una aldea de más de sesenta y ocho casas , y llegados entre dos luces y haciendo alto en la plaza tocaron un poco los instrumentos para llamar la atención . Pronto estuvieron rodeados de gente dejando muchos la cuchara en el plato por venir a oírlos . Paquito a una seña les hizo formar el púlpito , salta en él y dice en tono oratorio y grave : « Hijos y señores de esta ciudad : no penséis que estos cinco estudiantes venimos a pediros el pan que os habéis de comer ni los dineros que tenéis condenados a muerte , porque somos bastante ricos para no necesitar nada de lo que tengáis más menester y falta . Mucho menos venimos a saber lo que vuestras mujeres han hecho hoy o hicieron ayer ; aunque si quisiéramos bien os sabríamos decir lo que harán mañana . Ni menos venimos a haceros ricos , porque esta operación y pensamiento la guardamos para nosotros ; pero tampoco pobres , aunque hoy nos deis de cenar y cama y mañana lo que nos cumpla . A lo que venimos es a quitaros cavilaciones y ahorraros de ciento dieciséis visitas de vuestro médico si lo tenéis ; aunque según yo conjeturo o no tenéis , o le pagáis y no os visita . » Y era la verdad , porque se habían concertado con el médico de otro lugar mayor y nunca iba a éste si no le llamaban , salvo a firmar la escritura y cobrar su cuanto . Oíale embelesada aquella gente , se reían como bobos , y él al paso que se internaba en la materia se soltaba en chistes y maliciosas alusiones , pero arrebozando mucho la idea para que a nadie causasen rubor ; y concluyó preguntando si los escolásticos habían de dormir en la plaza y cenar rayos de luna y resplandores de las estrellas . Luego se acercó un hombre de buen talante que dijo ser el alcalde y pidió dos para su casa ; y otro de buenas trazas pidió los tres restantes ; y otro de no peores indicios pidió los cinco ; y por buena composición y tomando la mano Paquito , porque aún había otros que querían llevárselos , se acordó que cenarían en cinco casas , uno en cada una , y dormirían en dos las más vecinas entre sí para separarse menos . Pero que antes , para alegrar a tan nobles vecinos , darían una vuelta por el lugar tocando los instrumentos , que eran una vihuela , un violín , una pandera y el pito . Abría camino Paquito cuatro o seis pasos adelante hablando sin parar y haciendo reír a la gente que apenas se oía la música por encima de las risas y carcajadas . Nadie se descosía de ellos ; y dijo : - Si pensáis , señoras mujeres , que hoy en esta ciudad se ha de cenar viento y armonía de oídos , estáis muy equivocadas . Sabed , sobre todo , que esta primera música es sólo para los hombres , la otra será para vosotras . Pero id de aquí inmediatamente a aderezar la cena , o de lo contrario muere la música y no la resucitáis aunque os tornéis todas brujas las que no lo fuéredes ya ahora . - Tiene razón , gritaron los hombres ; a casa las mujeres . Y ellas avergonzadas de temor de otra jaculatoria más picante , se iban deshaciendo del motín y escurriéndose a sus casas . Dieron , pues , la vuelta al lugar , y se repartieron a cenar . Reunidos después en casa del alcalde con los prohombres del pueblo deliberaron que , por más capaz , fuese el baile en la sala de las casas consistoriales ; y a los estudiantes les dijeron que no pidiesen nada porque entre los principales y más generosos les recogerían una buena propina . Y así lo cumplieron como honrados . El baile duró hasta las doce de la noche , y anduvo por alto el buen vino blanco , los bizcochos y la galantería . Al día siguiente se despidieron muy a lo caballero de las personas que más los habían honrado y favorecido , y del pueblo con una música rasgada que los iba llevando fuera del lugar , siguiéndolos todos con grande afición y contento . Pararon de tocar a la salida y alzaron los instrumentos en señal de besamanos , y después con las gorras se despidieron más en forma y a la inteligencia del vulgo . En el mismo pueblo se hicieron con un Arte viejo que pidieron a un huésped , y tomándole Pedro Saputo , en un rato repasó los nominativos , en otro las conjugaciones , callando que las hubiese aprendido ; tomó de memoria escribiéndolas en un papel las partes indeclinables de más uso , y en pocos días salió un mediano latino faltando poco de lo que prometiera cuando dijo que aprendería el latín en ocho días . Porque con el ejercicio de hablar siempre en latín entre ellos , muy pronto igualó a sus compañeros , y después en su casa le acabó de aprender con más fundamento . Los estudiantes no quisieron creer que no supiese latín , sino que hizo que lo estudiaba y que no los entendía , todo pamema . Porque además en las cuestiones de filosofía y aun de otras ciencias , que se movían , hablaba tan bien y mejor que ellos , y discurría muy sabiamente en todas . Y le miraron con respeto creyéndole de alto nacimiento , aunque disimulado con aquel disfraz , pues todavía les dio otras y otras pruebas que los confirmaron en esta sospecha . Luego que estuvieron fuera del pueblo y algo distantes , les pidió que le hiciesen la merced de leerle o decirle las ordenanzas , usos y estilos que guardaban ; y le respondieron : - Sabéis ya tan bien como nosotros porque todas se reducen a dos , a ser honrado y hacer común lealmente el trabajo y el provecho . - Sélas en efecto , como decís , contestó él , porque son las leyes de la razón y de la buena y justa sociedad . Y parlando y proyectando escenas , juegos y diabluras , se entretuvieron también lo más del día , y llegaron a las cinco de la tarde a un lugar de hasta trescientos o cuatrocientos vecinos , y entraron tocando un vivo pasacalle , añadido ya un nuevo instrumento a la orquesta : porque Pedro Saputo , habían mandado hacer al herrero de la primera aldea un triángulo de hierro delgado y bien martillado para que fuese muy sonoro . El que tocaba el pito , que era seco y muy feo , y , como todos los feos suelen ser , decidor y gracioso , tenía el papel de tuno , que siempre se da al más matraca y despabilado de la compañía . Y aunque desde que oyó la víspera a Paquito se creía muy inferior a él , no obstante conservó la autoridad ordinaria . El pito por otra parte era instrumento muy mañero y no sólo no le incomodaba , sino que hacía poca falta a la orquesta , y le tocaba o no según se le antojaba o convenía . Como entraron ya tocando se agolpó un gran gentío sobre ellos , y luego el tuno alzando el pito en alto , dijo : - Señores , a mi pito , a mi pito , que a nadie hace falta como veis sino a la vihuela y la pandera . A mi pito , digo ; esa media peseta , esa peseta , ese escudo , ese doblón cortado de una barra de oro diez veces mayor que mi pito . Y le enseñaba , y tocaba dos o tres carreras , y volvía : a mi pito , señores , que tiene la virtud de espantar las brujas , ahuyentar los duendes , curar el mal de madre , adormir los muertos , despertar a los vivos , alegrar al que tiene ganas , y volver el pelo a los ciegos , la vista a los calvos , el oído a los cojos y el año bisiesto al calendario . Aquí le veis , aquí le tenéis , aquí está a mi disposición y a la vuestra . Mas por ahora otra cosa le haría más falta al caso . A ver , digo esa media peseta , esa peseta que está en purgatorio y desea salir de penas . Y diciendo esto echa la gorra delante y la iba pasando por el corro sin parar de hablar como un energúmeno ; y caía allí moneda de todas las edades y tallas , figuras y colores como si lloviera . Entretanto iban adelantando por la calle , y donde veían buenos paños y buenas caras en los balcones se paraban un poco en su obsequio , y recogían lo que caía al atractivo de las voces del tuno . Cayó de un balcón un escudo de oro ( que valía noventa sueldos jaqueses , o unos 85 reales de vellón ); y al verlo Pedro Saputo saltó en los hombros a un compañero y besó mil veces la mano y los pies a una niña de diecisiete a dieciocho años de edad , tierna como una flor al salir del cáliz , hermosa si la había en la tierra , amabilísima de mirar , y muy rica y graciosamente vestida . Era la del escudo , que se lo entregó su padre en el mismo balcón y a vista de todos , para que de su mano fuese más acepto . Miróla mucho Pedro Saputo , al propio tiempo que le estaba diciendo las alabanzas que llevaba en su dignidad y belleza , y requería la ocasión ; y ella , aunque vergonzosa , le miró también a él con la libertad disimulada de aquella pública inesperada fiesta . Bajóse y preguntando cómo se llamaba aquella deidad y diciéndole que Rufina , le mudó el nombre en Morfina , le cantaron media docena de letras en que la declaraban ( sin hacerle favor ) la más hermosa , la más amable y soberana de la tierra , y se ofrecían todos ellos por sus esclavos , quedándose para siempre en su misma casa y en el pueblo el nuevo nombre de Morfina , porque a todos gustó más que el verdadero . Pasaron adelante ; y estando tocando en una encrucijada , apretados de la gente que los seguía , y circulaba la gorra del tuno lo bastante para no esperar más del concurso , al tiempo de hacer movimiento para ir a otra parte , comenzó a pugnar por salirse de la turba , en cuyo centro se había metido , una mujer de cincuenta a sesenta años de edad , mal vestida y con alguna extravagancia , y reparando el tuno en ella y en los desaforados empujones que daba para salir , le dijo : - Buena mujer , ¿ por qué salís de casa con esa nariz tan mal fachada ? Era el caso que la tenía aún más fea ; pero ella se quemó y respondió un disparate . Acudió Pedro Saputo y le dijo : - Acá , reina mía , que tengo que deciros algo al oído . - A otra parte me lo diredes ( y la nombró ) , respondió ella , el muy burlón y bellaco . - Adiós , pues , reina , tornó a decirle . Y ella sin volverse : - Bien pudierais llevar algún gato o mona para divertiros , el muy hijo de puta . Y se salía y se hallaba ya en franquía en la calle . Entonces Paquito ( Pedro Saputo ) , dando un brinco , salta en los hombros de un compañero , y dirigiéndose a la mujer que se alongaba refunfuñando , le disparó este borbollón de injurias tirándoselas a puñados con las dos manos : - Vaya con Dios la ella , piltrafa pringada , zurrapa , vomitada , albarda arrastrada , tía cortona , tía cachinga , tía juruga , tía chamusca , pingajo , estropajo , zarandajo , trapajo , ranacuajo , zancajo , espantajo , escobajo , escarabajo , gargajo , mocajo , piel de zorra , fuina , cagachurre , mocarra , ipum , pum ! , callosa , cazcarrosa , chinchosa , mocosa , legañosa , estoposa , mohosa , sebosa , muermosa , asquerosa , ojisucia , podrida , culiparda , hedionda , picuda , getuda , greñuda , juanetuda , patuda , hocicuda , lanuda , zancuda , diabla , pincha tripas , fogón apagado , caldero abollado , to-to-to-ottorrrrr ... culona , cagona , zullona , moscona , trotona , ratona , chochona , garrullona , sopona , tostona , chanflona , gata chamuscada , perra parida , morcón reventado , trasgo del barrio , tarasca , estafermo , pendón de Zugarramurdi , chirigaita , ladilla , verruga , caparra , sapo revolcado , jimia escaldada , cantonera , mochilera , cerrera , capagallos ... Y cesó tan alto y perenne temporal de vituperios , porque la infeliz desapareció de la vista habiendo torcido por otra calle , echando llamas de su rostro , y sudando y muriéndose de vergüenza . Ni acabara él en toda la tarde con su diluvión de ultrajes según era afluente , si la esquina que dobló no hubiese amparado a la cuitada . La gente rió tanto y estaba tan embelesada , que nadie pensaba en irse , antes por minutos crecía el concurso y el favor del pueblo . En medio de esta distracción y bullicio , un muchacho que se coló por entre las piernas y faldas presentó al tuno un libro en latín si le quería comprar . Tomó el libro y le miró y vio que era de medicina , y dijo : ¿ libros creíste que compraríamos ? , errasti , hijo de tu madre . Mira , los dientes se nos han secado de estudiar ( y se los enseñaba ) . Y a punto estos días hemos tratado seriamente del caso e yo y mi pito vamos a dejar la carrera y embarcarnos para Jauja , o meternos a donados de monjas capuchinas . Por el Niño de la bola , que ha sido impertinencia la tuya . Anda con Dios y con tu libro a quien te ha parido . Y volvió a su recado . Poco a poco , en fin , hubo de venir la noche , más por nubes que por tinieblas , que no eran más de las ocho y parando la ronda preguntaron por el mesón o posada pública para retirarse . ¿ Qué es posada ? , gritó uno que los siguió desde la primera calle ; aquí , señores licenciados , el mesón y la posada para vuesas mercedes , el palacio y la choza , es mi casa . Vamos allá , que ya he mandado aviso a mi mujer que aumente algo a la cena . Pues yo , vecino , dijo otro , he mandado decir otro tanto a la mía ; pero vos habéis hablado primero , vayan allá esta noche ; mañana , señores licenciados , son vuesas mercedes mis huéspedes todo el día . Fueron allá y cenaron . Pero ya mientras cenaban se había tratado entre los del pueblo de reunión y baile ; cuando llega el padre de la niña que dio el escudo de oro , y les dijo : - Señores licenciados , siento haber de molestar a vuesas mercedes ; pero soy esposo y padre , y quiero , en cosas de razón , dar gusto a mi esposa y no quitallo a una hija única de su sexo que Dios me ha dado . Yo desearía que después de cenar se sirviesen vuesas mercedes venir a mi casa con los instrumentos un rato .