Silverio Lanza La rendición de Santiago Retrato del autor Prólogo de Don Pedro Martínez Madrid , 1907 Asociación de escritores y artistas Librería . - Alcalá , 18 . Aun está usted a tiempo de dejarme , lector y señor mío . Olvide usted que para leerme gastó usted unas pesetas ; añádalas usted a las muchas que ha empleado mal o le han robado o le han exigido , y tire usted este libro sin leerlo , si no sabe usted leer . Quiero decir que si usted buscaba un libro que adornase , su biblioteca o su mesa de despacho , ha perdido usted su tiempo . Si usted buscaba el libro de moda , ha perdido usted su tiempo . Si usted buscaba el libro nuevo para hablar de él a los amigos y a los contertulios , ha perdido usted su tiempo , porque nadie le escuchará si de mí le habla . Si buscaba usted un libro que le deleitase , busque usted otro , porque éste es triste y soporífero . Si quería usted un libro que le ilustrase , no ha escogido usted bien , porque éste no le dirá nada nuevo ; le dirá solamente lo que usted ya sabe , aunque no se atreva a decir que lo sabía . Y si buscaba usted un libro malo para darse el placer de censurarlo , también ha perdido usted su tiempo , porque en las primeras páginas del libro le advierto a usted que protesto de una manera enérgica y rotunda contra las censuras de usted . Al comprar usted el libro , ha adquirido usted el derecho de leerlo , pero no el de censurarlo . Esto le parecerá a usted raro , pero se lo explicaré a usted . Desde luego son censurables un impuesto , un alcalde , una tormenta , un parto y una prisión preventiva y un embargo provisional , porque todo ello es necesario sufrirlo sin desearlo ; y las leyes humanas , bien las políticas , bien las morales , bien las de enjuiciamiento o bien las que se llaman de la Naturaleza ( porque no han podido destruirlas otras leyes ) , no le permiten a usted la menor censura . Si graniza , y se queja usted , sigue granizando ; y si llama usted bruto a un alcalde , el alcalde le multa a usted ( exceptúese algún alcalde que no sea bruto ); conque si esto le ha molestado a usted , sin haberlo buscado , no tiene usted derecho a censurarlo . Después se deduce sin esfuerzo que , si algo que usted deseó y buscó le molesta a usted , debe usted sufrirlo sin queja ; y , por consiguiente , no debe usted censurar este libro , pues nadie le obligó a usted a comprarlo ; y yo ( el autor ) aconsejo a usted que no lo lea . Pero hay más razones . Lo mismo que usted no está autorizado para opinar en asuntos judiciales , porque no es usted curial ni letrado ; ni en asuntos de medicina ni de higiene , porque no es usted veterinario ni médico ; ni en asuntos religiosos , porque es usted seglar ; ni en materia táctica , porque es usted paisano : no debe usted opinar en asuntos de libros , porque no es usted editor , ni autor , ni crítico ; el editor habla de libros , porque come con ellos ; el autor habla de libros , porque aspira a comer y desahogarse con ellos ; y el crítico habla de libros , porque no puede hablar de otra cosa . ¿ Es usted editor ? , pues no censure usted este libro , que no mermará en lo más mínimo la venta de sus libros de usted ; ¿ es usted autor ? , pues no censure usted este libro , que no mermará en lo más mínimo su gloria y su público de usted ( que nunca serán tan grandes como los que usted merece ); ¿ es usted crítico ? , pues censure usted este libro del modo más grosero : insúlteme usted , pónganos usted en ridículo a mi libro y a mí ; pero no lea usted el libro , porque no necesita usted leerlo para censurarlo : es su oficio de usted . Quedamos en que solamente los críticos tienen derecho a censurar este libro ; las personas decentes , si lo hallan malo , deben callarse y olvidarlo ; y , siendo caritativas , deben compadecer al autor , que no acertó a escribir bien . Pues ahora añado que tampoco los críticos deben censurar este libro : no les conviene ni están autorizados para ello . No les conviene , porque su crítica ( siempre injusta y brutal ) llama la atención pública hacia el autor : muchos lectores se apasionan contra la crítica apasionada y ponen por las nubes el autor mediocre , y los más indiferentes se habitúan al nombre de aquel autor y le confunden con Ovidio o con Chateaubriand , a quienes tampoco leyeron ; y de esta manera llegaría yo a ser un literato insigne . Esto no les conviene a los críticos , porque siempre odiaría su crítica grosera ; y sería doloroso ver a los críticos españoles tratados a puntapiés por un eminente autor . Además , los críticos no están autorizados para censurar mis escritos , porque jamás les he pedido nada , ni aun el saludo . Cuando publico un libro , envío ejemplares a mis amigos ( que también son ejemplares ) , y como algunos de ellos son periodistas , suelen tener conmigo la galantería de publicar un breve elogio de mis producciones ; quizá engañen a los suscriptores , y alguno corra el riesgo de comprar mis obras ; es el único inconveniente de esa galantería , que yo agradezco con toda la ternura de mi alma ; pero jamás me he sometido voluntariamente a la autoridad ( ! ) de ningún crítico de oficio , como jamás me he sometido voluntariamente a ninguna autoridad de esas que mandan lo que quieren y cuando quieren , y hacen las leyes nuevas sin contar conmigo , y me aplican las leyes antiguas , según el criterio que les agrade . Esas gentes me molestarán y hasta me suprimirán ; pero no se jacten de haber tenido sobre mí la menor alteza excelente , porque a mí sólo me manda el que me enseñe , el que me defienda , y el que me llore ; me manda quien me ama : los demás , me obligan a obedecerles . De modo , que no sometiéndome a la autoridad de los críticos , no deben ocuparse con mis producciones . Pero bien pudiera ser que yo fuera un rebelde , y que los críticos tuviesen autoridad para criticarme . Vamos a verlo . Cualquier autoridad lo es porque está encargada del cumplimiento de la ley ; y si yo atropello las leyes de la fonética , de la gramática , del buen gusto y de la propiedad intelectual , el crítico me censura , y hace perfectamente . Pero yo escribo libros y los publico al amparo de la ley de imprenta , y si esa ley no me ampara , debe el crítico defenderme , sin que yo le pida auxilio , de la misma manera que censura sin que nadie le pida su opinión . Si un crítico hiciese algo en defensa de la libertad del pensamiento o siquiera del derecho constituido , ese tendría autoridad para criticar . Yo , como escritor , no he logrado fama en España ( no la merezco ) , pero tengo historia española : quiero decir , que he estado en la cárcel por escribir libros ; y como ningún crítico profesional me dio el menor consuelo , estoy autorizado para recusarles . Es necesario que nos amemos , aunque sólo sea porque odiándonos vivimos todos muy mal ; es necesario que acabemos con los dioses que condenan al fuego , con las autoridades que condenan al hambre y a la paliza , con las leyes donde no existe una palabra de amor y que parecen hechas por un monstruo sediento de sangre humana ; con todo lo agresivo , lo grosero y lo indiferente ; con quienes creen que vivir es luchar ; y con quienes creen que el amor es peligroso e inútil . Y ya que la fuerza bruta nos impide acabar con las autoridades agresivas que tienen el apoyo del Estado , acabemos siquiera con esas autoridades de la crítica , creadas por la ignorancia , y la falta de honradez y valor para vivir de un oficio o de un trabajo servil . Antes que los críticos logren siquiera la categoría oficial del guarda jurado y nos procesen por desacato , aprovechémonos de que no tienen fuero legal , y convengamos en que el ser que censura groseramente a un autor , no es hombre , es una bestia , y no merece ninguno de los honores reservados a los seres inteligentes . Las personas de buena educación respetan a las mujeres , aunque sean feas o necias ; a los viejos , aunque chocheen ; a los curas , aunque cortejen ; y a los médicos , aunque se equivoquen ; pues mayores respetos merece el autor , que a nadie obliga ni a escucharle siquiera . Usted , lector mío , no debe seguir la lectura de este libro si se cree con derecho a censurarlo , porque el dinero que yo he recibido de usted ha sido solamente a cambio de papel impreso , y ya lo tiene usted en sus manos . Ni por las pocas pesetas que me ha dado usted , ni por ningún dinero me avengo a que me censure usted , que podrá ser , o no , una persona distinguida . Si desea usted censurarme , quiérame usted ; disculpe mis faltas ; corríjamelas razonadamente ; convénzame usted de que es superior a mí en cultura , en cortesía y en corazón ; y yo me someteré gustosísimo a su autoridad de usted . Entre los innumerables escritores que se florecieron a fines del pasado siglo , ocupa un lugar Silverio Lanza , cuyas obras va publicando su amigo D . J . B . A . , a quien debo lo que nunca le podré pagar y a quien complazco escribiendo estas líneas que me tiene pedidas para algunos de los tomos , y que envío al señor A . para colocarlas en la cabeza de éste . No es LA RENDICIÓN DE SANTIAGO el mejor libro de Silverio , ni es tampoco el peor . Si yo pudiese olvidar la serenidad de juicio y la discreción altísima que son prenda de buena crítica y que me acompañan siempre , quizá diría que esta obra que nos ocupa quedaba más bien a un extremo que al otro . Lo que sí es cierto con indubitable certidumbre , es que este libro es de su autor , sin que esto envuelva la afirmación de una personalidad típica , que sólo llegamos a conseguir quienes perseguimos el único o vario que dijo Sócrates . Sin negar a Silverio Lanza condiciones más bien de genial que de humorista , cae dentro de la esfera de acción del tropo ; defecto que en todos los evos caracteriza las literaturas mediocres , dicho sea sin servicia . Y no me refiero al tropo , en cuanto es causa formal , sino en cuanto es interrogación sindérica ; que si sólo a la influencia del tropo en la forma hubiéramos de atenernos , perdonables serían todos los errores de las literaturas tropicales . Lo he dicho en todos mis discursos en Academias y Ateneos , recordando el bellísimo apólogo del Santo Apóstol : rodearemos la montaña si así ha de sernos más dulce la pendiente , pero aquí aparece la condición didáctica del tropo en el tropo mismo . Bien sé que es muy difícil de tejer aquella doble reja de que nos habla Jovellanos , que no dejaba penetrar por su interior la mano de un hombre , y sí el rayo de sol ; y en una de mis obras que ha merecido unánimes elogios de la crítica y del público y que el Gobierno de Su Majestad honró , digo a propósito de esto las siguientes palabras : « Y como en inextinta línea del círculo , rueda constantemente el pensamiento , renovándose los pasados juicios , y sin hallar jamás si el origen filológico del concepto está en el emotivo o en el reflexivo . Pues lo mismo sucede entre la condición genitiva y la condición activa , que mejor debiera llamarse relativa en este caso amplísimo ; y de aquí la necesidad del tropo o acaso su origen ; como relación convenida o por ley innata como sucede en eufonía . » Pero allí donde la relación está acordada o se deriva de natura , el tropo no puede dispensarse sino como un eufemismo , allí donde no produzca un grave peligro de anfibología » . Pues ese es el defecto más grave de cuantos tiene Silverio Lanza , quien , como particular , fue en su tiempo una persona excelente , muy cuidadoso del aseo de su persona y de sus deberes para con la iglesia , las autoridades y sus semejantes . Y como no es este un libro que necesite un trabajo de hermeneusis para guiar al lector entre las páginas , doy aquí por terminada la misión mía , esperando con los brazos abiertos a la nueva juventud , que ha de respetarnos si quiere ser respetada . PEDRO MARTÍNEZ Villa Arcadia , en Pozuelo . Como este libro llegará a ser vendido a diez céntimos , aunque en las librerías marque dos pesetas , bueno es que lleve mi retrato para que lo anuncien con el retrato del autor . Siempre he regateado mi imagen a editores y a periodistas , porque se me figura que soy muy feo , y bien lo prueba que jamás he hallado quien me quisiese por mi linda cara . También he tenido la suerte ( desgracia lo es para muchos ) de no figurar en ningún suceso , porque y así , ni por necesidad he tenido que poner mi cara en vergüenza . Pero hoy me hallo con buen aspecto : para ocultar mis canas , me he afeitado como un sacerdote , y me he teñido el pelo de la cabeza ; he engruesado , porque me va hinchando la hipertrofia de mi corazón ; y creo que pareceré agradable a los majaderos , que son las únicas personas a quienes les interesa que Plinio fumase en pipa , que el gran Napoleón fuese aficionado al fonógrafo y que yo tenga las narices largas . Haremos la orla que adorne mi retrato , colocando en la parte alta una cartilla ( el primer libro que pusieron en mis manos , y que me costó muchas lágrimas , porque mi maestro no conocía más pedagogía que los azotes ) , y en la parte baja un ejemplar de « Ni en la vida ni en la muerte » , libro que me costó muchas penas y muchas pesetas ( porque las autoridades no conocen más crítica que el calabozo y el embargo ); así quedará justificado el profundo horror que los ricos tienen a leer y a escribir , y el desprecio que les merece quien cifra en estas faenas su esperanza de comer y de hacer fortuna . Desde el libro que hemos puesto arriba hasta el libro que hemos puesto abajo , haremos que corra una guirnalda de flores cordiales ( discreta alusión a mi pertinaz catarro ) sujetas , ora en una cadena ( recuerdo de mis prisiones ) , ora en una culebra ( ¡ lagarto ! ) , recuerdo de mi mala sombra ; ora en un calabrote , recuerdo de la Armada Naval , donde he obedecido sin protestas las órdenes de los héroes de Cavite y de Santiago de Cuba , a quienes tuve siempre en el concepto que merecen de las personas sensatas . Dentro de esta orla , cuyas ondulaciones dejo a la imaginación artística de mis lectores , aparece la imagen de mi cabeza , que , por necedad de los legisladores , es una cabeza de mi familia , aunque yo no tenga familia ninguna . Corona mi frente un cabello enhiesto como las cerdas de un cepillo , cabello que sin cesar crece para tranquilidad de la caspa , que me produce un picor insoportable . Bajo mi frente , estrecha , plana , rectangular , que parece una tablilla anunciadora sin ningún anuncio , brotan dos cejas espesísimas , que juntas pueblan los comienzos de mi nariz . ¡ Hermosa nariz ! Y debajo una grieta finísima , que es mi boca , de labios muy delgados , cuyas comisuras apenas son perceptibles : ¡ el hábito de callar ! Siendo yo chiquitín , si tenía hambre y lloraba , me pegaban en seguida para que me callase ; el alimento , si me lo daban , venía después de los cachetes . He tenido que callarme ante mis maestros , que solían ser indoctos y no admitían réplicas ; ante las autoridades , ante las mujeres , que generalmente gustan de que no se las interrumpa ; y ante la mayor parte de mis conocidos , porque hablan de cuestiones que no entiendo : devaneos de tiples , boquillas culotadas , martingalas legales para ascender sin equidad , lenguajes de las flores y de los abanicos , pactos vergonzosos para ganar votos , e influencia civilizadora de la religión , desde nuestros días hasta los pueblos anteriores a la creación . Y termina mi rostro con una barba puntiaguda que se adelanta como heraldo monstruoso para anunciar la fealdad de mi fisonomía . Las orejas no se ven , porque son diminutas , ratoniles , como anfractuosidades de los temporales ; y los ojos no son perceptibles a través de los gruesos cristales de mis gafas , que empecé a usar por pedantería , siendo yo estudiante , y me han dejado casi ciego . Aseguro a ustedes que este retrato es tan bueno ( y más económico ) que las fotografías que pagué ; y que en ellas , como en ésta , no me conocería ni la santa madre que me crió para que me disfrutase el Estado . Respecto a mi fisonomía moral no me es posible decir nada , porque no puedo alabarme ni escarnecerme , y así tendrán ustedes que contentarse con la opinión que me es ajena . Los caballeros a quien he pagado el café , me llaman espléndido ; y los tunos a quienes he negado una talega , me llaman tacaño ; las feas , me llaman descortés ; las hermosas , soso ; las indecentes me huyen en público , porque les asusta , según lo dicen , mi vida licenciosa ; y las discretas y honradas no dan certificados de buena conducta como los alcaldes de conducta pésima . Hablan mal de mí los viciosos , porque no alterno con ellos ; los curas tontos , porque admiro a Pí ; los libre-pensadores mal educados , porque admiro a Monescillo ; los cobardes , porque no les temo ; los ricos , porque no les adulo ; y los pobres sucios , porque no les socorro . Me odian y me injurian los que tienen algo de qué avergonzarse , si sospechan que yo lo sé , y temen que yo lo diga . Además , noventa y nueve de cada cien de mis conocidos , son personas que no me conocen y que no conozco . Quienes pudieran juzgar de mí , sólo pueden hacerlo bajo un aspecto de mi vida ; y sería necesario reunirles ( yo no podría conseguirlo ) para constituir una imagen , que acaso no fuese exacta , de mi fisonomía moral . Si esto ocurre conmigo , que soy sencillísimo e insignificante , ¿ quién cree a Plutarco ni a ningún historiador ? Yo no creo en ellos ; y , para mí , la Historia cuya filosofía no he llegado a presumir ni guiándome la Etnología y la Antropología , es una hablilla culta : ¡ lo que dirían de mí Herrodoto y Thiers si sustituyesen a las cuatro comadres de sexo dudoso que forman mi cortés de críticos ! Es lo mejor que ustedes se contenten con mis autorreferencias : y es muy poco lo que he de añadir a lo dicho . No tengo deudas ni dinero , ni podría conseguirlas ni conseguirlo . No puedo pasar con lo que tengo , pero me acomodo a pasar sin lo que no tengo . Y ahora voy a confesar mis dos graves faltas , que son gravísimas , porque aun habiéndome sido castigadas , no he procurado la enmienda . Es una , escribir libros ; y me ha producido procesos y prisiones ; y no he padecido una condena gracias a mí , que , realmente , no pequé , y gracias a que no pecan los tribunales que me juzgaron . Y es la otra , que me gustan las mujeres . Las he quitado muchas penas y jamás les he producido una lágrima ni una deshonra . Pero he visto pueblos casi enteros enfurecidos contra mí , sospechando que pudieran gustarme las mujeres . He padecido anónimos , pasquines , agresiones a traición y difamaciones respetables . Y no es mía la culpa , porque heredé esa idiosincrasia de mi padre y de mis abuelos , pues en mi familia se asciende hasta Adán sin pasar por Sodoma . Pésame , señores influyentes , de haberos molestado , escribiendo libros y adorando a las mujeres ; y llévenlo sus señorías con paciencia , porque poco he de vivir . Entretanto , achacoso , con los pies hinchados y dentro de la sepultura , sigo adorando a las mujeres , y escribiendo cuartillas con todas mis potencias y sentidos . ¡ Y basta de retrato ! Conténtense con este los lectores , y péguenme a la pared , o cuélguenme donde más les plazca . Franceses : Tenéis todo lo que necesitáis para ser dichosos ; sólo os falta el vivir seguros de que dormiréis en vuestras casas cuando seáis inocentes . A . Dumas En aquel tiempo era gobernador un aristócrata que jamás había entrado en una taberna , y legislaba acerca de las tabernas con la ignorancia habitual en la mayoría de los legisladores . La nueva ley ordenaba que a las dos estuviesen cerrados todos los establecimientos de comidas y de bebidas . El café de N tenía abierta una puerta y por la de la calle se subía al restaurante : allí cenaba de madrugada el señor gobernador . En la taberna de La Pura pasaban por la puerta entornada los señoritos que gustaban de emborracharse . La casa de Antonio no se cerró nunca , y allí se abrigaba la policía . En todos los distritos un café y una taberna desobedecían tranquilamente las órdenes de la autoridad ; y ésta , como el alguacil del cuento , sacaba el sueldo por prender , y el sobresueldo por dejar hacer . Ramón era un gallego honrado , trabajador y buen mozo , y tenía por esposa a Rosario , que era alicantina , honrada , trabajadora y una real moza . Ambos habían establecido una taberna muy bien puesta , y un hogar tan bien dispuesto que , a los diez meses de matrimonio , tuvieron un hijo que se llamó Santiago Albo y Mas . Ramón tenía a sus padres viviendo estrechamente en su país natal , en Vilaldea . Rosario no tenía padres ; pero su hermano , tejedor de esparto en Crevillente , empezaba a trabajar por cuenta propia , y estaba casado con una hermosa mujer . Las cuñadas no habían congeniado , no habían reñido , se temían y no se odiaban . La taberna vivió lánguidamente hasta que Pablito , camarero del Suizo y padrino de Santiago , logró que los camareros de café , fuesen de madrugada a cenar en casa de Ramón . Entonces la taberna empezó a ser un negocio de importancia . Los dos esposos trabajaban sin desmayar : ella guisando , limpiando la casa y criando a su hijo ; él sirviendo de noche las cenas , sirviendo por la mañana el aguardiente , y contratando con todos . Ella dormía en las primeras horas del día ; él descansaba en las últimas horas de la tarde . No pensaban en quejarse , ni había motivo para ello . - Eres muy bueno - decía Rosario . - Y tú , eres más . - De apellido . - Y de todo lo que vale para un hombre . Pero el matrimonio cometió la tontería de creer la necedad vulgar de que el trabajo y la honradez hacen felices a los humanos , y como no tuvieron experiencia que les aconsejase , ni leyeron historias que les instruyesen , se olvidaron de ponerle al diablo una velita ; y una tarde se presentó la autoridad pidiendo una vela , digo una multa de cincuenta pesetas , porque la taberna no estaba cerrada a las dos . Dijo Ramón que la taberna estaba cerrada ; replicó el agente , que , si las puertas no estaban abiertas , estaba la taberna llena de consumidores . Ramón buscó argucias ; era inútil : lo preciso era buscar las cincuenta pesetas ; lo hábil hubiera sido buscarlas antes y regalarlas antes ; ya era tarde , y Ramón dijo que pagaría la multa . Pablito supo aquella noche lo que ocurría ; encargó a su compadre que no lo hiciese público , y prometió arreglar la cuestión . La noche siguiente , consiguió Pablito quedarse a solas con su compadre . - ¿ De modo , que tú no eres ni de los unos ni de los otros ? - Soy un tabernero . - Pues te irá mal . - ¿ Es preciso ser monárquico para vender vino ? - No : se puede ser republicano en la apariencia ; y esto también produce . - Pues yo no soy más que un tabernero . - Como quieras , pero te irá mal , porque ni en época de elecciones te dejarán vivir ; no tienes votos . - Tengo vergüenza . - Chico , conmigo no te incomodes , que yo no soy quien ha hecho el mundo . Pocos días después pagó Ramón una multa de veinticinco duros . La semana siguiente fue Ramón a la cárcel para no pagar en dinero otra multa de ciento veinticinco pesetas . Mientras estuvo preso siguió la taberna abierta por la noche . Y así fue Ramón pagando con su cuerpo o con su bolsillo las multas de quinientos reales que se le imponían , con la constante amenaza de cerrarle el establecimiento . Una crisis ministerial podía arreglarlo todo , pero la crisis no vino ; lo que ocurrió fue que Ramón se murió en la cárcel ; que Rosario se quedó viuda ; que Santiago se quedó huérfano ; y , que el gobernador se volvió a su casa tan caballero como salió , y sin haber hecho nada que dejase huella , excepto las persecuciones con que inocentemente afligió a los taberneros . De manera , que si yo no escribo y publico estas líneas , no queda rastro de un aristócrata que , por su ilustración , por su caballerosidad y por su fortuna , pudo haberse ganado el agradecimiento de su patria . Pero , ¡ qué tontos son los aristócratas de la sangre y los aristócratas del vino ! Parece que escribo una obra contra la Policía , y así les parecerá a los tontos . Voy a desengañarles . Desde luego , perdería mi tiempo atacando a funcionarios que no me molestan , ni me han molestado , ni , probablemente , me molestarán ; que no han de procesarme ( beneficio prodigioso para vender libros ) , y que no me ofrecerán dos pesetas para que los juzgue cariñosamente . Además . Imaginar un perverso agente de Policía , un perverso cura , un perverso juez y un perverso guardia civil y publicar tales perversidades , es de la mejor conveniencia para esas instituciones , porque sus individuos parecen ángeles si se les compara con el perverso imaginado . Lo temible para el clero son los curas santos concebidos por Víctor Hugo , Alarcón y Escrich ; lo temible para la Policía son las aventuras de Mr . Lecoq . Al lado de aquellos personajes fantásticos parecen los reales poco airosos . Conque , si yo pretendiese atacar a la Policía , habría de imaginar a Dios hecho polizonte . Mi propósito es el opuesto : es contribuir a la dignificación y a la exaltación de todos los agentes de la Policía gubernativa y de la Policía judicial , porque lo merecen , y porque , al fin , son ellos quienes han de protegerme contra las bestialidades de la plebe . ¡ Ojalá pudieran también protegerme contra las bestialidades de los poderosos ! La Policía que usa de insignias y de distintivos no es mala , ni parece tan buena como lo es ; ni siquiera es Policía . ¿ Por qué ? Porque la verdadera Policía de España es brutal , bestial , inmoral , cobarde , satánica , ignorante , omnipotente y gratuita . De ella forman parte todos los españoles , menos las excepciones naturales en toda ley ; y las que es preciso consignar por miedo o por cortesía . Esa policía miente , porque es irresponsable ; y , como miente , parece saberlo todo ; y como es poderosa por su número , impone su criterio ; y , como persigue un fin injusto , tiene el apoyo de los apasionados . Esa policía y yo , tenemos pendiente una continua cuenta de medio siglo ; y todo lo que he pensado acerca de ella voy a decirlo en un segundo : me produce asco . Poca o mucha , hay responsabilidad para el juez que ordena la detención de mi correspondencia ; pero el administrador de correos que abre las cartas que yo envío y las que se me dirigen , y cursa de ellas las que así le place , y las divulga comentadas , desfiguradas o hilvanadas maliciosamente , es un canalla policiaco que abusa de la impunidad que le aseguran su astucia y su servilismo hacia el cacique . Sépalo el diminuto danzante : me produce asco . Y me lo produce el clérigo que convierte la confesión en arma policiaca ; el médico que se convierte en polizonte , olvidando el sagrado secreto profesional ; el agente de negocios y el empleado bancario que divulgan , por truhanería o por vanidad de policías , los negocios de sus mandatarios o de sus clientes ; la autoridad gubernativa que simula confidencias ; los antropomorfos que usan pantalones ; y todas las mujeres , agradables animalitos , que charlan hasta su deshonra . Si se realiza un crimen , lo relatará con pelos y señales la policía canallesca y gratuita . Pero al comparecer ante el juez uno de esos polizontes , o al ser interrogado por un agente oficial de la Policía , se callará el muy canalla , alegará que habló por referencia ; y , si algo cierto sabe , lo callará por miedo ; por un miedo que , al fin , es el miedo característico de los canallas : el miedo de ser personas decentes . Esa policía asquerosa se filtra entre la Policía oficial ; y yo , que no temo a ésta , porque soy honrado , y que no temo a aquélla porque la he vencido en muchas ocasiones y he de tratarla a puntapiés siempre que me moleste , escribo este librito para avivar la dignidad y el espíritu de conservación de los buenos agentes de la Policía , y excitarles a que no transijan con nadie , absolutamente en nada , que merme el buen concepto que merecen y han de merecer siempre , quienes han de librarnos de las brutalidades de la plebe , ya que no pueden librarnos de las brutalidades de los poderosos . Es necesario que la Policía judicial y la Policía gubernativa sean modelos de caballerosidad perfecta ; pero antes conviene que se adecenten un poco los señores de los altos cargos , porque . El buen Luis se quedó aterrado : ¡ un novio para su hija ! Fue preciso que Ramona reprodujese fielmente la confesión de Ángela . El muchacho la requebró a ella , a la jorobada , y la pidió amores en una carta muy bien hecha ; y claro es que Angelita quería decirle que sí , pero lo había consultado con su madre , y Ramona la había oído y la había respondido : - Pues , hija , a tu padre se lo diré . Luis no creía que un hombre honrado pudiera desear aquella criatura deforme . - Y él , ¿ es guapo ? - Yo no le he visto , respondió Ramona ; pero la muchacha dice que sí . - Y , ¿ qué es ? ¿ Tiene oficio o carrera ? - Pues él , es carpintero . - Pero , carpintero , ¿ de qué ? ¿ Trabaja o no trabaja ? - Yo creo que debe de trabajar , porque dice Angelita que va muy bien puesto . - Pero , ¿ tú no sabes dónde trabaja ? - Ahora no ; pero ha trabajado en la obra del Banco . - Sería con el señor Juan . - No lo sé . - En fin , ¿ cómo se llama ? - Ricardo Muñoz . - Bueno , pues yo arreglaré eso . Luis era ujier del Senado ; era un buen hombre . Se le suponía algún dinero y mucha influencia . De su matrimonio con Ramona , había tenido una niña que se crió enfermiza y concluyó por padecer de una lordosis que afeaba su cuerpo y hacía más atractiva la triste belleza de su rostro . Angelita era buena : todo lo excelente y bueno que puede ser un lisiado . Su primer novio era aquel joven guapo , bien vestido , con aspecto de obrero hábil , y que la dijo en la calle : - ¡ Es usted más bonita que la Virgen ! El piropo no la gustó , porque era ofender a la Virgen bendita . Otra mañana , la dijo así : - ¡ La voy a usted queriendo más que a mi madre ! Tampoco esto era bueno , porque a la madre hay que quererla más que a todos . Pero el día que Ricardo consiguió pararla un instante , y la dijo : - ¡ Es usted más bonita que la Primavera ; y la quiero a usted más que a mi sangre ! , creyó Angelita que aquel galán la iba olvidando . Después vino la carta . Estaba bien manuscrita y bien redactada : era cortés ; pedía una respuesta ; y , como Angelita creyó que debía responder , consultó con su madre . Ramona no cesaba de preguntar a su hija : - Y , ¿ no hay más ? - No , señora . - ¿ De veras ? - No , señora . - ¡ Como te pones tan colorada ! Y no había más . A la mañana siguiente fue Luis al gran taller del señor Juan Alsina . Cruzando entre oficiales y bancos y virutas , llegó al despacho del maestro . Alsina examinaba un primoroso atlas de carpintería . - Veterano , ¿ usted por aquí ? - Sí , señor , ¿ cómo vamos ? - Viviendo , ¿ y la familia ? - Bien , gracias . ¿ Y la esposa ? - Rezando . Desde que tiene dinero no hace más que rezar . Antes echaba cada ajo ... - ¡ Pobre doña Paca ! - ¿ Y los senadores ? ¿ Cuándo los fusilan a todos ? - Por ahora no se piensa en eso . - Conste que yo le dejaría a usted el cargo . - ¿ Para qué , si no había Cámaras ? - La del pueblo soberano . - Eso está lejos . - La culpa la tuvo Pí , por ser un hombre de bien . - ¡ Pobre don Francisco ! - Bueno ; y usted vendrá a encargarme una casa , porque ya no sabrá usted dónde meter los cuartos . - No , señor ; vengo a hablarle a usted seriamente de un asunto que me interesa . - ¡ Diantre ! Pero , a usted no le ocurre nada . Quiero decir , que ni a usted , ni a Ramona , ni a la chica , les pasa nada malo de salud ni de intereses . - No , señor . - ¡ Ah ! Bien . Pues entonces se espera usted un poco que yo cierre y coja el sombrero , y nos vamos a tomar café aquí , al lado , porque en casa todo me huele a pino . Luis dijo lo que sentía . Se trataba de todo el porvenir . Y Alsina , después de beberse un chubasco de gotas de coñac , llegó a ponerse serio , y mirando fijamente a Luis , le dijo : - Se ha reventado usted . - ¿ Por qué ? - Porque la chica se casa , ¿ que no se casa ? Vamos , hombre , que se casa . La pobreta no puede escoger ; y , ya ve usted , donde no se puede escoger ... Se casa , y se han perdido ustedes todos ; pero , que todos ; porque él es un mal hombre . Y tenga usted cuenta , que cuando el maestro Juan le dice a un padre y a un amigo lo que yo estoy diciendo , pues lo hace porque sabe lo que dice , y porque sabe lo que debe decir . - Muchas gracias . - Él es un mal hombre . Yo le conozco bien ; y no como oficial de mi casa , porque , por eso , yo diría si trabajaba bien o mal ; y ni aun eso , porque un hombre puede aprender lo que no sabía . Pero a ese le conozco por su madre : es decir , que le conozco antes de nacer , porque la Margarita ya era muy conocida cuando tuvo ese chico , que no tiene padre conocido ; y la sangre no ha de ser buena porque , o de señorito sinvergüenza , o de chulo de mala ley . - ¡ Qué horror ! - Yo hablo y digo la verdad ; y cuando usted quiera que me calle ... - No , señor ; muchas gracias , y siga usted . - Bueno . Pues la Margarita no lo quiso tirar , e hizo bien ; en esto hizo bien . Y como el chico la sujetaba , pues se metió a planchadora ; pero allí , lo que se hacía era arrugar la ropa ; y contentando a ese del Gobierno , hasta que el chico fue mayor y consiguió meterlo en un colegio , que más falta le haría a otros muchachos ; pero siempre la cuestión de las influencias . ¿ Es verdad ? ¿ Sí , o no ? - Sí , señor ; muy cierto . - Y después , quitó lo del planchado ; y luego ya no la vimos por ahí , hasta que pasan los años , y un día me la encuentro en la calle , como una mujer de bien ; pero , vamos , que ella siempre ha tenido atracción ; y me encuentra , y me dice que tiene un puesto de lechería y de natas y de esas cosas que sacan de la leche ; y que al hijo le han enseñado el oficio de carpintero , y que es preciso ponerle a trabajar , y que le dé yo trabajo . Y se lo di , sí , hombre , que se lo di ; porque el trabajo no se le niega a nadie ; y , aunque hubiera sido el verdugo , pues , lo mismo . ¿ No es cierto ? ¿ Qué culpa tiene el hijo ? Pues si volvemos otra vez a que los ciudadanos están partidos en castas , ¿ qué va a ser esto ? ¿ Digo bien ? - Sí , señor ; sí , señor . - Me trae el chico ; y , vamos , no trabajaba mal : la rutina que les enseñan en las escuelas de oficios . Pero era listo el hombre y se expresaba bien , y atendía y comprendía ; pero , ¡ un bribón ! « Pues señor : que hoy le falta una herramienta a este , y mañana falta una gruesa de tornillos , y al otro , otra cosa ; y , total , lo que pasa en los talleres , que me empezaron a espiarle y me trajeron el soplo . Y yo , con calma , porque el hombre cuanto más alto está necesita tener la cabeza más firme ; y lo mismo digo de un andamio que de un ministro ; pero que no es igual , porque en el andamio , te falta la cabeza y te vas al otro mundo ; y en el ministerio , te falta la cabeza y te dan una embajada y te aplaude la disciplina de la mayoría . Sí , hombre ; así pasa . Digo , que usted lo sabrá mejor que yo , que está usted al lado de ellos . ¿ No es verdad ? » - La pura verdad . - Pues , bien : yo tuve calma y obré por mi cuenta ; y me fui al Rastro , al señor Manuel , el que tenía conmigo el abono en la meseta del toril ; y le llevo un cepillo de afinar , de los buenos , de platina de acero , que los tenemos para los repelos de las maderas finas . Y le llevo el cepillo y le enseño una señal , y le digo : « Si vienen a traerte este cepillo , lo compras y das la entretenida , y llamas a la pareja y le detienes al que sea , bajo mi responsabilidad ; y que me llamen . » Esto lo hace un maestro que ya tiene mundo , como yo ; y el sábado , le pongo a afinarme unos tableros de una vitrinas . ¡ Buena pieza ! , ¡ de lo bueno que ha salido de mi casa ! Y al recoger la herramienta , veo , como al descuido , que el cepillo estaba en el banco acuñando el torno . Muy mal hecho , porque las herramientas no sirven para eso ; pero que él lo hacía porque , si yo la notaba la falta del cepillo , pues , para decirme que estaba allí : total , un regaño , y nada más . Pero yo me callé y pagué a todos , y le pagué ; y se fue al banco por la chaqueta y el sombrero , y cuando yo fui tras él , pues el cepillo había tomado las del humo . » A la mañana siguiente me voy al café de la cabecera del Rastro y le envío a Manuel un recadito : que si van a venderle la herramienta , que no llame a los guardias y que me llame a mí . Y ya lo habrá usted comprendido , porque no me gusta machacar las cosas . Me llamó , llegué , le eché mano a Ricardo , le metí en el patio y cantó todo . Compré las herramientas que les había vendido a los oficiales , y pasó porque habían parecido en casa . Porque yo no castigo a los hombres , porque no tengo ese derecho , ni quiero que otros hombres los castiguen porque yo no he dado ese derecho . ¿ Estamos ? Pero él , es un granuja . Me ve en la calle , y sombrerazo , y yo no le contesto ; y , donde me ve , me saluda . ¿ Es que me tiene agradecimiento ? No ; porque me hubiera hablado , me hubiera pedido perdón ; y , vamos , que si me lo pide , le perdono ; porque , vea usted : eso de perdonar , es un derecho que yo tengo y que lo ejercito ; pues , si yo quisiera ser rey no más que para eso : para perdonar a todos , y para tomar café bueno . ¿ Quiere usted más ? » - No , señor ; ya he tomado bastante . - Digo , que si quiere usted saber más del chico . - No , señor ; también es bastante . Y Angelita no se casará con ese . - ¿ Que no ? Por casada la tengo ; y perdidos les veo a ustedes . - No lo querrá Dios . - De todos modos , esto lo sabe usted porque yo se lo he dicho ; pero nadie más lo sabe , ni lo sabrá . Y cuando la chica esté casada , no me huya usted : hablaremos de todo menos de él ; y nosotros seremos amigos como siempre . - Es usted muy bueno . - No , hombre , no . El bueno lo es usted ; porque el bueno no es nunca quien hace la merced , sino quien la merece . Un año después , Alsina detenía a Luis en la Puerta del Sol . - ¡ Veterano ! Pero , hombre , ¿ va usted contando las losas ? - ¡ Ah ! , señor Juan , ¿ está usted bien ? - Poco más viejo . - ¿ Y doña Paca ? - Más vieja que yo . ¿ Y la familia ? - Bien , gracias . - ¿ Lleva usted dinero ? - Sí , señor ; ¿ por qué ? - Para que me convidara usted a una copa de coñac . - Con mucho gusto . - Pero antes , tomaremos café por mi cuenta . - El caso es que yo tengo prisa . - Prisa , ¿ de qué ? - Tenía que ir a un asunto . - No lo crea usted . Ya ha llegado donde iba . - Bueno : un momento . Ante el café servido y el licor paladeado , se encaró Alsina con Luis , y le dijo : - Me han dicho , que busca usted un taller de carpintería . ¡ Hombre ! , no se ponga usted colorado , porque buscar un taller no es cosa mala , ni usted tampoco lo oculta , porque ha estado usted en tratos con uno ; y si yo me meto en esto , no es porque le vaya a usted a vender el mío , sino porque no quiero que le engañen a usted ; y porque sé de uno que lo darán barato y es bueno ; pero es de un hombre que no quiere deber ni mentir , y le cogieron los dedos en la puerta con una obra que no cobró , y , hombre perdido . Pues , bien , es trabajador y sabe su oficio , y lo que él quisiera , es que le comprasen el taller , y quedarse allí trabajando . Y , vamos , que yo le fío . Y es lo que usted necesita ; porque el maestro , que será del taller que usted busca , me parece que va a trabajar muy poco . Y usted perdone si la he metido , porque ya es su yerno de usted , y quedamos hace un año en que no hablaríamos de estas cosas . Pero lo del taller , se lo recomiendo porque le conviene . - Y , ¿ dónde está ? - En la calle de Juanelo . - Iré a verlo . - Y sin tapujos : aquí no hay chalanes . Al taller se fue a vivir Angelita con su marido . Tomás , el antiguo dueño , llegaba a las seis y media de la mañana : llamaba a la puerta , y volvía a llamar ; y a las ocho abría Angelita , soñolienta , porque había estado hasta las cuatro esperando a Muñoz . Por fin , se le arregló a Tomás una habitación en la trastienda , y el taller se abrió con regularidad a las siete de la mañana . Pero producía poco ; lo suficiente para pasar los jornales , la contribución y el alquiler de la casa . Esto no era el ideal de Muñoz ; así no se compraban sortijas brillantes , sortijas que desvanecen a las mujeres propicias a desvanecerse . Muñoz instaló un baile en un solar próximo . El baile produjo , pero el empresario no llevó a su casa las ganancias ; hizo relaciones con perdidos y con perdidas , y pensó en grandes negocios . Los negocios abundaban . Cualquiera de ellos era una mina de monedas de oro . Había una contrata de recreos en un casino : dicho así , no suena la palabra garito , ni la palabra rufián . Un teatrillo de Varietés aceptaría un socio en la empresa : esta enunciación , oculta hábilmente al lupanar y al chulo . Había eso , y además había un préstamo , que iba creciendo al amparo de la ley , al amparo de la codicia y al amparo de la holganza ; y lo que disfruta de tales amparos , crece y se desarrolla rápidamente . Aquel préstamo lo tuvo que saldar el señor Luis , después de una triste escena de familia , donde Ricardo usó de todas sus desvergüenzas ; Angelita , de todas sus lágrimas ; Ramona , de su prudencia ; Luis , de sus ahorros , y Tomás , que se vio obligado a presenciarla , de toda su silenciosa discreción . Aquel saldo , y aquella escena , tuvieron consecuencias inesperadas . Muñoz confesó a su suegro , que no se avenía a serrar , ni se contentaba con el producto de tal trabajo . Necesitaba un bastón : un bastón con borlas ; un puesto en la Policía ; una plaza de delegado de un distrito , o de delegado a las órdenes del gobernador . Y esto era urgente , porque no quería perder el tiempo y volver a las andadas . Además , Angelita estaba encinta , y Muñoz quería empezar seriamente su vida de padre . Luis usó de su influencia , como había usado de sus ahorros ; y un ministro encarnó la autoridad en la persona de aquel granuja , como le llamaba Alsina ; y cuando éste , el laborioso hijo de Granollers , lo supo , se fue al café próximo , sorbió de la taza , sorbió de la copa ; y , como no tuviese otro auditorio , obligó al mozo a que le escuchara , y terminó así su relación . - De modo , que ya lo ves : la autoridad , que es la idea más grande que cabe en la cabeza del hombre ; que es la idea fundamental de las sociedades ; que es el lazo de todos , y la esperanza de todos ; en fin , la que ... echa unas gotas . - Ahí está la botella . - No la había visto . Pues , bien : haz autoridad a un granuja , y es como hacerme obispo ; yo no gano en devoción , aunque gane el sueldo por ir a la iglesia , y la religión no gana nada . No gana , y pierde , porque así se pierde aquí el respeto a todo , por hacer autoridad en todo , o en cada cosa , a quien no puede ser autoridad en nada , porque ni personalmente tiene autoridad . Vamos , es lo mismo , que si yo ... - ¡ Allá voy ! - Cobra antes de marcharte . En fin , que esto ya no tiene arreglo . No me hago solidario de las afirmaciones de Alsina . Nosotros , los hombres de mérito extraordinario : unos , porque gobiernan el Estado ; y otros , como yo , porque nos dejamos gobernar humildemente , sabemos que la autoridad es don divino , que emana de Dios , que anida en la cabeza de seres privilegiados , y que no es posible comprenderla , ni menos definirla : la autoridad se nos hace sensible y amable , por medio de nuestra fe , de nuestra fe bendita . Un sacerdote embriagado , con las manos manchadas por la carne de su manceba , coge la hostia , la bendice , la pone en mi boca , y hace llegar a mí el cuerpo y sangre de Nuestro Señor Jesucristo . El sacerdote podrá sufrir una amonestación , podrá ir a la horca , degradado previamente , pero el sacramento se consumó ; y si yo muriese al recibir aquella hostia , moriría con el perdón de todos mis pecados . Pues , bien : un polizonte beodo , con las manos manchadas por el vino , por los naipes y por la obscenidad , me denuncia como autor de un delito que no he cometido , y me convierte en un criminal perseguible , y perseguido ; abominable , y abominado . Ese polizonte , podrá sufrir una amonestación ; podrá ir a la horca , degradado previamente , pero la corrección se ha consumado ; yo soy criminal , hasta que otra autoridad opine lo contrario ; y aun , si así opina , soy para siempre un procesado que no sufrió condena ; y que aquella virginidad del alma , que yo llamaba mi honor , ha desaparecido . La autoridad es , la autoridad ; eso : algo que ennoblece a quien la usa , y deshonra a quien la sufre ; algo que debiera ennoblecer a quien la sufre , y ser ennoblecida por quien la usa ; pero , que no es así y es del otro modo , y está muy bien que sea como es ; porque estos asuntos no son materia de razón , sino artículo de fe ; de una fe que se logra fácilmente , pasando , como yo , algunas semanas en la cárcel ; y decidiéndose , como yo , a no volver a la cárcel , por un poco más o menos , de una fe que es tan cómoda . La mañana del día que fue enterrado el tabernero , apareció la taberna cerrada , y en la puerta un letrero , que decía así : CERRADO POR DEFUNCIÓN POR TRES DÍAS Al mediar el tercero , llamó Ricardo Muñoz , y abrió Rosario . - ¿ Es usted la señora viuda ? - Servidora de usted . - He pasado , he visto el rótulo que hay puesto , y me he sorprendido , porque no sabía nada . ¿ De qué ha muerto su esposo de usted ? - Dicen que de un resfriado . Pero ha muerto en la cárcel . - ¿ En la cárcel ? Y , ¿ qué hacía allí ? - Pagando una multa . - Perdone usted , señora , que me extraño , tanto más , cuanto que yo soy inspector de vigilancia en el distrito , y jamás he oído una queja contra este establecimiento . - Las multas eran por cerrar tarde . - Eso es distinto ; porque en ese asunto no intervengo yo . Es cierto que algunas noches he podido comprender que después de las dos había concurrencia en esta casa ; pero lo interesante para un buen agente de la autoridad , como yo , es que no se produzca escándalo . - Eso no lo ha habido nunca . - Lo sé , señora ; y si arriba se me hubiera consultado al imponer la primera multa , no se hubiera impuesto , y acaso su esposo de usted estaría vivo . - ¡ Pobre Ramón ! - Es natural que llore usted , señora ; y no pretendo consolarla , porque esas penas no tienen consuelo . - ¡ Pobre Ramón mío ! - Y , ¿ le ha quedado a usted familia ? - Un niño pequeño , que está estos días en casa de su padrino . - En fin , ya tiene usted una compañía para el día de mañana . - Pero , ¡ hasta entonces ! - ¿ Piensa usted seguir con la taberna ? - Mejor quisiera traspasarla ; pero , con esta persecución de multas , no habrá quien la tome . - Pero esas multas cesarán . - Cerrando temprano . - Y no cerrando . Deje usted eso por mi cuenta , si la merezco confianza ; y yo hallaré un expediente . - Muchas gracias , caballero . No sé cómo pagárselo a usted . - De ninguna manera , ni aceptaré nada en ese sentido . Es de justicia y de humanidad . - Ya ve usted la situación en que me hallo . - Pues saldrá usted adelante . Dios aprieta , pero no ahoga . Yo voy ahora mismo a empezar la formación de ese expediente , que pudiéramos llamar secreto ; y usted , si viene alguien a las claras , o con indirectas , preguntándole a usted quién concurre aquí por la noche , dice usted que vengo yo y los individuos a mis órdenes y mis amigos . Nada más ; y , desde mañana , cierra usted a la hora que quiera . - Muchas gracias , caballero . - Mi nombre es Ricardo Muñoz , y soy el primer inspector de este distrito . - Caballero : Dios y la Virgen se lo paguen a usted . - La lástima es , que esto no se haya hecho antes . - ¡ Pobre Ramón mío ! La taberna no volvió a estar cerrada , ni a sufrir más multas ; pero Pablito dejó de concurrir a ella ; poco a poco , desaparecieron de allí los mozos del café , y el establecimiento se llenó de prostitutas , policías y gente maleante . A las dos de la madrugada entraba Ricardo por la puerta que daba al portal , y en la salita de la tabernera cenaba , daba órdenes y recibía partes y confidencias . Ya era Santiago un mocito de nueve años , y un día tuvo un desvanecimiento . Cuando Ricardo llegó aquella noche , preguntó a la tabernera : - ¿ Qué ha sido eso del chico ? - No parece cosa mayor . Se ha empeñado en levantarse , y en la tienda esta . - Pues , has hallado el expediente . - ¿ Para qué ? - Para enviarle al pueblo con su abuelo . - Es verdad . - Y además ... - ¿ Qué ? - Que así cubrías el expediente . Y a Santiago le enviaron a Vilaldea , para que viviera con su abuelo . Por razones que aquí omito , se sabe en los pueblos todo lo que pasa en Madrid , cuando a los aldeanos les interesa ; y se ignora en Madrid todo lo que pasa en los pueblos , aunque a los cortesanos les interese . El abuelo de Santiago sabía lo que pasaba en la taberna , y retuvo consigo al nieto . Pero cuando supo que Rosario , a consecuencia de una caída , estaba en cama , y no la visitaba el polizonte , halló el expediente que deseaba y envió a Santiago con su madre para que la asistiese , y así dejó cubierto el expediente . Curó Rosario , gracias a Dios y a las atenciones de Ricardo , que volvió a visitarla ; y como Santiago había hallado el expediente de estar en la taberna , oyó tranquilamente el proyecto de volver a Vilaldea , pero contestó que el abuelo estaba viejo y pobre , y le hacía trabajar mucho , y le daba mal de comer y le aconsejaba en contra de la madre . Y así cubrió el expediente . ¡ Desdichada humanidad , dedicada a hallar un expediente y a cubrir el expediente , o sea , hallar una mentira y disfrazarla ! ¡ Bienaventurado quien halle en la punta de su bota el expediente para acabar con los expedientes ; y , dándoles un puntapié , logre cubrir el expediente ! ¿ Qué no se le perdona a un niño ? Se le perdona el ser señor , el ser príncipe , el ser rey . Victor Hugo Cuando Rosario volvió a su casa , no estaba Santiago . ¿ Por qué ? Rosario salió a las cinco . Fue a comprar tela y a pagar unas facturas . Eran las siete y media . Anochecía . Mariano , el medidor , y Romualda , la asistenta , decían lo mismo : - Santiago salió después de las seis ; llevaba una bota de arroba , la vieja , la que tiene el remiendo . Iba a la calle de la Aduana . Era un aviso de un parroquiano nuevo . No iba a nada más . A las ocho , Santiago no había vuelto , y a las nueve , no había vuelto Santiago . A las nueve y media , se enteró Rosario , con exactitud , del domicilio de aquel parroquiano nuevo de la calle de la Aduana . A las diez , Rosario , se echó sobre sus hombros el pañuelo de crespón , y salió a la calle . En la de la Aduana , miró los números de las casas en las muestras de las tiendas , y llegó donde iba . El portal estaba a oscuras , y en la entrada , había una joven vestida con extravagancia , y una vieja al lado suyo . Aquella era una casa de prostitución , y Rosario se echó atrás . Pero la madre venció a la mujer ; buscó la manera disimulada de llegar a la puerta , y preguntó tímidamente : - ¿ Ha venido esta tarde un joven a traer vino ? - Yo , no sé . - ¿ Qué ? ; ¿ qué es eso ? - preguntó la vieja . - Desearía saber , si esta tarde ha venido un hijo mío a traer vino . - ¡ Ay ! , pues , no lo sé ; pero yo creo que sí . - Lo mejor - dijo la joven agradablemente - , es que suba usted al principal ; allí está el ama . ¿ Subir ? ¿ Allí ? ¿ Subir ella ? ¿ Allí ? ¡ Cuántas ideas tuvo Rosario en un segundo ! Era preciso subir , y subió . - ¡ La puerta ! - gritó una mujer , en el descansillo de la escalera . - ¡ No ! , ¡ no ! - respondieron desde el portal . Dos muchachas , fantásticamente desnudas , adelantaron sus bustos por encima de la barandilla ; y cuando Rosario subió por la alfombrada escalera hasta el piso principal , sintió espanto de quedarse allí hablando con aquellas mujeres , y preguntó por el ama . - ¡ Remedios ! - dijo una . - ¡ Señora ! - dijo otra . - Aquí la buscan a usted - dijeron las dos . Y Remedios , una hermosa jamona , con amplia bata de seda , salió al dintel de la puerta ; y , con una sonrisa que dulcificaba la severidad de aquel rostro , preguntó a Rosario : - Señora , ¿ qué deseaba usted ? - Un momento , sólo un momento ; es que un hijo mío ha traído vino hoy ; porque yo tengo taberna . - Creo que sí ; pero nos aseguraremos . Pase usted , si usted gusta , y descanse usted un momento . La fatiga a usted el subir la escalera . Eso es . Son pocos escalones , pero está usted gruesa . Pase usted por aquí . Y entró en un saloncito tapizado con mucho gusto , pero cuyos divanes y cuyos cortinajes , aparecían a trozos nuevos , y a trozos usados y hasta raídos . Entraron las dos mozas , y luego otra ; y luego , una que estaba cantando en la habitación inmediata ; y después , la cocinera ; y después una rubia muy linda , y la que estaba en la puerta , así que terminó su guardia . Iban allí , sin darse cuenta de ello , a disfrutar de un raro espectáculo . Había en el lupanar algo respetable ; algo , amantemente respetable ; algo , que se podía , y se quería y se debía respetar sin violencia . No era la autoridad , que insulta para mandar ; no era el cómplice del vicio , ni era el cómplice en el lucro ; era una mujer honrada , que no escarnecía la deshonra ajena ; era una madre , que buscaba a su hijo ; y todas aquellas mujeres , sintieron ansias de respetar y de querer a la mujer , porque esto era de justicia , y porque era honroso . Hablaron todas , y se interrumpieron unas a otras . Apareció el delito , y protestaron de él , y negaron su intervención , y se erigieron en justicia , y formularon penas y procedimientos procesales . Y cuando comprendieron su impotencia para juzgar , y para vengarse , lloraron la pena de aquella madre , que tenía en la cárcel al hijo ; y , no sólo lloraron con amor al prójimo , sino con espanto , porque comprendieron que si era posible arrollar a una mujer honrada , ellas , miserables prostitutas , vivían milagrosamente en una sociedad , donde lo equitativo no siempre es lo justo , y donde lo justo no es siempre lo usual . En la calle , Rosario , sintetizó lo que había oído . Santiago llegó con la bota , la vació , y le pagaron . Dos agentes de la policía secreta ( según decía la acompañanta ) , bromeaban con las chicas en el comedor ; vieron al muchacho , le preguntaron dónde vivía , contestó que en la Torrecilla , y , entregándole un maletín , le encargaron lo llevase al número 32 en la calle de Quevedo , y le gratificaron con dos pesetas . La calle de Quevedo , no tiene número 32 ; el engaño era evidente , Santiago había caído en la trampa , y estaba acusado de robo , de anarquismo , de expender billetes falsos ; Santiago moriría en la cárcel , como su padre . Era preciso hacer algo : era preciso ir al Gobierno civil y al Juzgado de guardia . ¿ Allí ? ¿ Para qué ? El gobernador , sería un caballero ; el juez , sería un caballero : pero , ¿ cómo se llega en España hasta un caballero , sin atravesar entre rufianes ? No : al Gobierno , no ; al juzgado , no . Rosario llegó a su casa , y ordenó a Mariano que cerrase el escaparate y la puerta , y sólo dejase encendida la luz del mostrador . Después , se fue Mariano a la calle en busca de noticias . Llamaron varias veces a la puerta , y Rosario no quiso abrir . Cerca de las doce , dieron grandes golpes . - ¿ Quién ? - ¡ Rediez ! , ¡ yo ! ¿ Qué pasa ? Abrió Rosario , y Muñoz , entró en la taberna . - Pero , ¿ qué pasa ? - Que Santiago se fue esta tarde , y no ha vuelto . - Y , ¿ a qué se fue ? - ¿ A llevar vino a la calle de la Aduana ? - ¡ Bah ! Se habrá gastado el importe con las clientes . - Acaso . - Y , ¿ eso es motivo para cerrar la taberna ? - Yo creo que sí . - Parece que lo dices con mucha solemnidad . - No ; lo digo naturalmente . - Pues , estás equivocada . Ya se va a abrir ahora mismo . Los establecimientos tienen sus compromisos y sus parroquianos , y no se cierran . - Pero esta casa tiene un amo , y el amo ha desaparecido . - El ama eres tú . - No : él . - Ni él , ni tú ; ¡ rediez ! El amo soy yo , y mando que se abra , y se abre ; porque me sobran medios para cerrar esta casa , cuando yo quiera , y dejaros sin ella , a él y a ti . - Lo creo . Para lo que no tienes medios , es para hacer que se abra . - Ahora mismo . - No lo intentes . Piénsalo bien y busca a Santiago , y tráele a su casa . Y si no viene esta noche , mañana no se abre y me daré de baja en la contribución , y me despediré del casero . Y ya lo sabes , de aquí para siempre : en faltando de aquí Santiago , se acaba la taberna . - ¿ A ti no te han señalado la cara ? - Todavía no ; pero si tú me la señalas ahora , ya no volverá a abrirse la taberna . - De modo , que por haberte entrado esa extravagancia , va a ser preciso que , un hombre como yo , ande de chamizo en chamizo , y de chirlata en chirlata , buscando un niño vicioso . - Haz lo que quieras ; yo no te obligo a nada . - Me obligas , porque sabes que deseo tu bien , y tu bien , es que vendas . - Pues , trae a Santiago . - Le traeré ; es decir , le buscaré ; porque tú comprenderás que , si el chico ha hecho algo malo , no voy a comerme crudos los tribunales de justicia . - Tráele . - Bueno , mujer ; pero , en cuanto venga Mariano , abre la taberna . ¿ No comprendes que esto es dar un escándalo ? - Tráete a Santiago . - Que sí ; pero ten en cuenta ... - Vete , y vuelve con él . - Eso , no ; volverá solo . Y Muñoz , se fue ; y Rosario cerró , oyendo que su amante murmuraba en la calle una asquerosa blasfemia . La pobre mujer llegó al mostrador ; colocó sobre él los codos , y la cabeza en las manos , y se dijo : - Que mañana Santiago pueda condenar mis pecados , pero que no crea nunca que yo no fui su madre . Tierra donde nací , donde aprendí , donde enseñé , donde quisiera morir : deja que censure tus pecados , y procura que nunca llegue a creer que no fuiste mi madre . Poco puede costarte conservar el amor que te tengo ; y , si un día te falta , considera serenamente que , si yo he descendido a todas las infamias , y aun a odiarte , ¡ desdichado de mí , cuando , al desprecio de todos , haya de añadir el bochorno que me produce tu indulgencia ! ; y , si me conservo bueno , y no te amo , ¡ desdichada de ti , si buscas por la fuerza , lo que no quisiste conservar sin esfuerzo ! Madre , sólo con que no me odies basta para que yo te quiera , y me sienta orgulloso de ser hijo tuyo . Madre , si me odias , no me escarnezcas . Madre , si me escarneces injustamente , hazlo ante mis hermanos , y todos te amaremos . Madre , si me encarneces ante el extraño , quizá él y yo te perdonemos . Madre , si me encarneces ante nuestro enemigo , soportaré mi afrenta ; pero él te pisoteará , porque le causarás asco . Madre , si nuestro enemigo te afrenta , aunque él tuviera razón de ello , yo te defenderé ; pero es preciso que digas que soy tu hijo . Porque si niegas que soy tu hijo , no iré por ti contra la razón y contra la justicia . Y , si me matas , yo habré ascendido a mártir , y tú habrás descendido a verdugo . Madre , no hablemos de estas cosas tan tristes , y di que me quieres , aunque no fuera verdad . Patria , sé madre , y tendrás ciudadanos . A las doce y media , llamó Santiago a la puerta de la taberna . - ¿ Quién ? - Madre , soy yo . Contó lo que sabía . En la calle del León , le detuvieron dos agentes de la secreta ; le preguntaron dónde iba , dónde le habían dado el maletín , y adónde lo llevaba . Se burlaron , le amenazaron a Santiago , y éste , dio en la prevención de la calle de las Huertas . Pidió que le dejasen enviar un recado a su casa , y le contestaron : - Se hará de oficio . Y , nada más . Después de las doce le llamaron , le dieron la bota , y le dijeron que se fuese en seguida . Él mismo , Santiago , ayudó a Mariano a encender las luces y a abrir el escaparate y la tienda . El público asistió , como de costumbre ; los mismos policías y la misma gente del mal vivir ; pero Muñoz , no fue . El día siguiente , a las once de la mañana , llegó Muñoz con su hijo ; este estrenaba su uniforme de alumno . Era primer domingo del mes : el muchacho tenía libertad hasta la noche , y el polizonte se acompañaba de su hijo y le presentaba en todas partes , o sea , en la delegación , en la taberna y en el café . Y aquello no era amor , era orgullo , pero orgullo necio , porque Muñoz creía que , llevando el muchacho aquel uniforme , bien podía el padre llevar el de Maestrante . Y no era amor , porque Muñoz no amaba a su hijo . Aquella figurilla que crecía , le era tan indiferente , como la madre , planchadora , y la esposa , jorobada . Luisito era otro ser a quien se podía explotar , y Muñoz , para explotarle bien , buscaba la manera de hacerle producir pronto y mucho . En otro tiempo , la disciplina universitaria constaba de dos partes : la disciplina de los profesores , y la disciplina de los alumnos . No recuerdo en qué país . Los estudiantes estaban obligados a ser monárquicos , a ser católicos y a practicar los respectivos cultos . Además , debían asistir puntualmente a clase , adular a los catedráticos , comprar los libros de texto , aunque fuesen indoctos y costosísimos , y renegar de la historia de la patria , de la región y de la familia . En cambio , no se les obligaba a estudiar , no se les enseñaba nada , y se les aprobaba el examen , si iban recomendados . También se les permitía huir y curarse ocultamente en sus casas , cuando la fuerza pública los diezmaba a tiros y a sablazos . Los profesores estaban obligados a ser cejijuntos y descorteses ; a ser monárquicos o republicanos , católicos o herejes , senadores o diputados , concejales o embajadores , según se lo ordenaba el Gobierno . En cambio , no se les exigía que estudiasen ni que enseñasen , y les era permitido usar de la fuerza pública , para zurrar a los alumnos . A esta enseñanza , dada por el Estado , era preferible la enseñanza dada por las Comunidades religiosas ; porque los agustinos , los escolapios y los jesuitas , tenían el pudor de leer la lección antes de preguntársela al alumno ; vivían directamente de los discípulos , y no los mataban en los claustros y en las calles ; contrataban la educación y la instrucción con los padres de familia , y cumplían el contrato . Cuando miles de frailes extranjeros llenaron de escuelas católicas del país ; cuando los jóvenes de las sucesivas generaciones fueron ignorantes y beatos ; cuando un Presidente del Consejo de Ministros , tuvo la valentía de elogiar ante las Cámaras la enseñanza clerical , lanzaron los liberales contra los conventos todas las calumnias que se pueden imaginar , y todos los insultos que se pueden decir ; pero no hubo un espíritu fuerte que restableciese el prestigio de los Institutos oficiales de enseñanza , creando , bajo la más estricta justicia y la más severa responsabilidad , una disciplina que obligase a los profesores a enseñar , y a los discípulos a aprender , y no obligase a unos y a otros a ningún convencionalismo grotesco . Muñoz tenía la seguridad de que Luisito , entregado a los Religiosos , sería bachiller a los quince años y abogado a los veintidós . Y abogado sin vicios , o sin escandalizar con ellos ; sano , sin la vejez prematura producida por el estudio o por el hambre ; cobarde , como buen beato , y astuto y malo , como buen cobarde . Con estas disposiciones felicísimas , haría gran carrera Luisito , porque Muñoz no pedía nada , no molestaba a nadie ; iba acumulando la gratitud que se le debía , y , para cobrarla , esperaba a que Luisito fuese doctor en Derecho . Un personaje ordenó que se gratificase con tres mil pesetas a Muñoz , por los servicios realizados para conservar el orden público en cierta ocasión . Muñoz dio las gracias a su protector , le entregó el recibo firmado , y recibió quinientas pesetas . - A usted le será lo mismo , amigo Muñoz , y me saca usted de un apuro . - ¿ Necesita vuecencia de estos dos mil reales ? - No tanto , no : muchas gracias ; y bien entendido , que las dos mil quinientas pesetas , son un préstamo que usted me hace , y que ... - Creí que vuecencia iba a dispensarme la honra de ser su amigo , y no el oprobio de ser su usurero . - Amigos , Muñoz ; eso es , buenos amigos . Y aquel otro gran señor , que acuñaba plata en su casa palacio , en el centro de Madrid , donde no lo veía nadie , porque nadie podía imaginar tal desvergüenza . Y aquel presidente de aquella gran sociedad , que era un garito . Y aquel tasador , acaparador , fundidor y desmontador de joyas robadas . Y el del escándalo de la granja agrícola , desde cuyo sitio se iba ocultamente a una casa de religión , para conspirar y para regodearse ... No faltaba nada : que pasasen los años , y que Luisito fuese doctor de Leyes . Muñoz se presentó con su hijo : éste llevaba en las manos un paquete de caramelos que entregó a Rosario , quien lo puso sobre el mostrador , diciendo a Santiago : - Ahí tienes eso ; Luisito te lo regala . Además , el niño dejó sobre un velador , un ejemplar de un diario de la mañana . Rosario , obsequió a Luis con un bollo tierno y una copita de vino rancio ; Muñoz , bebió una copa de aguardiente , e hizo la visita sin aludir al suceso de la noche pasada . - Y , nos vamos , porque el gobernador me tiene dicho , que quiere conocer a éste . Y se fueron . Mariano señaló al paquete de caramelos , y preguntó a Santiago : - ¿ Esto es para comer ? - Me parece que sí . - Pero , ¿ tú no quieres probarlos ? - Te cedo mi parte . Rosario , aparentó no haber oído . Santiago cogió el periódico , se acercó con él a la puerta , y comenzó a leer tranquilamente . Mariano bajó a la cueva , comiéndose los caramelos , y Rosario se fue a la cocina . Santiago se aburrió leyendo el artículo de fondo . Seguía otro artículo acerca de cuestiones de Hacienda . Después , un artículo literario que tenía la firma de un señor muy nombrado ; muchas palabras raras , muchas frases arcaicas ; una niña que va con su mamá a misa , y las dos son muy pobres , porque el papá de la niña era un general muy honrado , y las dejó en la miseria ; y se encuentran a un pobre viejo que las pide limosna , y se la dan , y el viejo las reconoce y ve que la madre es hija del viejo , pero el viejo no es pobre , porque ha sido general en un pueblo que está muy lejos , y ha hecho una gran fortuna , y viene a Madrid , y se disfraza de pobre , y pide a todas las niñas rubias que lleven su mamá vestido de luto . A Santiago le gustó el cuento , y siguió adelante . Las sesiones de las Cámaras : él no entendía eso , y no lo leyó . A mordiscos , infanticidio y parricidio ; era el relato de un crimen horrible . Un obrero enloquecido por el abuso del aguardiente , mata a mordiscos a su esposa y a dos niñas de ocho años ; el criminal no hace resistencia , y se entrega a los guardias . Aquí reflexionó Santiago que con pocas copas nadie se pone tan loco , y con muchas copas se rueda por el suelo . Después , venía una exposición elevada al ministro por las fuerzas vivas del país pidiendo que no se cobrase la contribución a los labradores , ni se permitiese la entrada de ningún grano por ninguna aduana ; así se salvaría el país . Venían después las noticias : citando a juntas en muchas sociedades ; refiriendo las milagrosas curaciones obtenidas con ciertos específicos ; participando defunciones , llegadas , salidas , casamientos , ascensos y tertulias de gentes desconocidas para la mayor parte de las gentes . Seguía una sección que se titulaba El hampa : una riña entre dos tahoneros borrachos ; un robo en una buhardilla . - ¡ Dios ! ¿ Qué es esto ? También fue puesto a buen recaudo . - ¡ Pero si éste soy yo ! También fue puesto a buen recaudo un joven de dieciséis años , llamado Santiago Albo y Mas , mozo de rara taberna , y que en una casa donde fue a llevar vino robó un maletín con ropas y efectos . Santiago sintió que su rostro enrojecía , que su corazón palpitaba con violencia , y que las piernas temblaban . Hizo un esfuerzo , no cayó , y empezó a llorar ; pero comprendiendo que su madre volvía de la cocina , guardose Santiago el periódico , fue a la trampa de la cueva y comenzó a bajar , diciendo a Mariano : - Sube ; yo haré eso y tú cambias el agua de las aceitunas . No quería que su madre se enterase de aquella nueva afrenta , porque Santiago tenía suficiente instinto para comprender que su madre no quería hablar de la detención sufrida la víspera , que su madre padecía y callaba , y él también debía callar para que su madre no padeciese . Santiago puso su esperanza en tres escritores jovencitos , melenudos y desarrapados , que todas las noches iban a la taberna , comían aceitunas , bebían vino , censuraban todo lo existente , y solían pedir que se les fiase lo gastado . Llegaron los críticos estériles , supo Santiago hacerles hablar , y obtuvo esta afirmación : con arreglo a la ley , se le puede exigir al director de un periódico que publique una rectificación con igual letra , y en el mismo sitio que se publicó lo rectificado . Y si el director se niega , se le envían los padrinos , y se le pide una reparación por medio de las armas . Aquella noche soñó Santiago que el director del periódico era un señor muy alto , muy grueso , con unas melenas muy largas , pero con buena ropa y que pagaba el vino . El director le recibía cortésmente , y hacía publicar en el periódico el retrato de Santiago y un artículo muy bien escrito , como el de la niña rubia que daba limosna . Y en el artículo se decía que Santiago Albo y Mas no había robado el maletín , ni había nunca robado nada , ni en el cajón del mostrador , ni en el arca de su abuelo . A las nueve de la mañana Santiago pidió permiso a su madre para dar una vuelta , y se fue al domicilio del periódico . En el vestíbulo había un hombre barriendo . - ¿ Va usted a la Administración ? - No , señor . - Lo decía , joven , porque no se abre hasta las diez ; pero luego la tiene usted abierta hasta las tres de la madrugada por cuestión de los funerales . - Deseaba ver al director . - Si es para un asunto absolutamente personal , daré a usted , joven , las señas o dirección de su domicilio . No obstante , si es asunto de carácter íntimo , me tiene autorizado para intervenir en ello . - Quería que se rectificase una noticia . - ¡ Ah ! , vamos . Pues sí , irremisiblemente , tiene usted , joven , que hablar con él , ha de hacerlo después de las doce de la noche , porque a esa hora , o después , viene por aquí . - Lo mismo se me da , con tal que rectifiquen la noticia . - Es mi deber no preguntarle a usted indiscretamente lo que desea , pero es mi deber advertirle que según lo que usted desee , así habrá de proceder . - Pues dicen que Santiago Albo ha robado un maletín . - Y usted quiere hacer público que no es usted ese Santiago Albo . Es posible que le atiendan a usted ; pero también es posible , joven , que no le atiendan , porque se ha abusado de eso para hacer el reclamo , y nosotros cobramos los reclamos . De modo que ... - No , señor ; no es eso lo que yo quiero . - Pues explíquese usted , joven . - Yo soy el Santiago Albo , pero no he robado ningún maletín . - Pues ese es el caso que yo le decía a usted . - No , señor , porque yo soy el Santiago del robo del maletín . - No nos entendemos . A usted se le acusa del robo de un maletín . - Eso es . - Pero la acusación , siquiera fuese verídica , no es cierta de toda certidumbre . - ¡ Que no es verdad ! - Pero , ¿ el asunto está subjúdice ? Porque en ese estado , entienda usted , joven , que no podemos afirmar ni negar . - Yo no sé si está como usted dice . - Pues esa es la base . En la escalera gritó una voz : - Araus , ¿ se acaba eso ? - Ya está todo barrido . - Perdone usted . ¿ Es usted el señor Araus ? - No , señor ; me llaman así de mote . Y me voy porque me buscan . Venga usted de nuevo a las dos , y yo le recomendaré a usted . Se me ha hecho usted interesante . Duró largo tiempo la emoción que experimentó Santiago , creyéndose delante del insigne periodista . ¡ Araus ! Y , sin embargo , el Araus auténtico hubiera dado a Santiago la misma contestación dada por el Araus de befa . - Yo pude afirmar que era usted ladrón , porque así me lo dijo la policía ; pero no puedo afirmar que usted no robó , si la autoridad no lo asegura también . ¡ Pobre Araus ! Hay ideas que no parecen vibraciones de células , sino las células mismas ; hay afectos que no parecen movimientos del corazón , sino fibras estriadas de ese gran músculo que no obedece a la voluntad . Y así , hay pasiones que no arrastran al hombre , sino que son el hombre mismo . Arquímedes no creyó en la palanca como yo creo en la Prensa . ¡ Bah ! , un pedazo de papel impreso cambiaría el Cosmos , si el Creador supiese leer . Y todos esos papeles impresos que se llaman periódicos y que , reunidos , forman la Prensa Española , no cambian nada de lo que existe ; y si se jactan de que hicieron algo , mienten ; es que de ellos , de su fuerza poderosa , se valió alguien para cambiar algo . Son cada uno de ellos , y todos reunidos , como aquel diario donde se pudo decir que Santiago robaba , y no se podía decir que Santiago no era ladrón . Y yo que , para martirio de mi vida , había de tener una idea y un afecto tan intenso y tan permanente que constituyen una pasión señora de mí , un tirano indiscutible , tengo la pasión del periodismo ; tengo el convencimiento de que esa es la fuerza mayor de las sociedades humanas , acaso la mayor fuerza de la Naturaleza ; y creo que si Dios o el diablo quisieran llevar los hombres al bien o al mal , tendrían que valerse de la Prensa , como se valió Muñoz para infamar el nombre de Santiago . ¿ Creéis que no se puede curar el cáncer ? Pues bien , decid mañana y decid siempre en la Prensa de todo el mundo , que la profilaxis y el tratamiento del cáncer se reducen a beber agua hallándose ayuno , y el cáncer desaparecerá . ¿ Por qué ? Porque habréis extendido las prácticas de higienización por uso del agua ; y porque la fe cura . ¿ Que no ? La fe es la autosugestión ; y , ¿ qué es la enfermedad ? : una sugestión . No creéis en el mal de ojo , para no parecer majaderos ; pero os veis obligados a creer en los contagios , y en contagios tan raros , que son sugestiones . Pues bien , la sugestión externa , como la autosugestión , pueden curar o matar . ¿ No lo creéis ? , ¿ no creéis en las maravillas que produce la fe ? Por eso no estáis habituados a tener fe honda . Vuestra fe suele ser una ridiculez que mentís , y de la que estáis dispuestos a abjurar en cuanto ello os convenga . Sois periodistas sin tener fe en su periódico . Merecéis que os denuncien , y vivís denunciados . Y esa fuerza omnipotente que puede hacer y deshacer honras y fortunas ; que puede crear , impedir y terminar las guerras ; que puede cambiar el curso de los ríos y la vida de las comarcas , que puede extinguir , modificar o consolidar la idea humana acerca de Dios , que es , así , otro Dios quizá más adorable que ninguno de los imaginados por el hombre , porque es un Dios que está visible entre sus criaturas ; ese Dios perdurable como la humanidad ; ese Dios de dioses tiene su religión y tiene sus templos ; pero , ¡ ay de mí ! , tiene también su Satanás maldito . Mi antigua amiga doña Tránsito , cuando reza el Credo , lo termina diciendo así : Amén , periodista . Su yerno es una gloria de la Prensa española ; pero la suegra dice bien : - Si fuese algo : zapatero o , en fin , algo ; pero , ¡ periodista ! ... eso es lo mismo que no ser nada . Tienen razón doña Tránsito y los transitables . En todas las profesiones se puede hacer fortuna con el trabajo propio o con el trabajo ajeno , y es posible ejercerlas legalmente , aun siendo incompetente para ello de una manera notoria . Suponiendo que un médico , un abogado y un militar , fuesen aptos , al terminar sus estudios , para ejercer sus respectivas profesiones , se habrá de convenir en que si esos señores pasan veinte años sin ejercer y sin estudiar , serán tres positivas nulidades ; pues el Estado no lo cree así , y velis nolis , encarga a esos caballeros de defenderme contra el tifus , contra el verdugo y contra el invasor , y tengo que soportar humildemente estas ruinosas defensas . A doña Tránsito no le importaría que su yerno fuese un bodoque y que ganase poco , con tal de que fuese algo . Esta opinión de doña Tránsito es la opinión de casi todas las madres de familia , y para mí son estas señoras más respetables que los padres , porque no tengo seguridad de que éstos lo sean . Afortunadamente , la complaceré cuando yo sea Presidente del Consejo ; porque uno de mis grandes proyectos es convertir el periodismo en una carrera del Estado ; así doña Tránsito se quedaría tranquila , el Gobierno se quedaría tranquilo , y Moya , Cavia , Troyano , Francos , Ortega-Munilla , Arias , Suárez de Figueroa y otros , serán algo ; ¡ infelices ! Claro es que el periodista ha de ser sano y fuerte para resistir los peligros de los climas , y los peligros de la vida desarreglada . Así lo son . Han de ser valientes , para no temer los terremotos , las inundaciones , las guerras , los motines , ni los desafíos , ni las denuncias con arreglo a las leyes escritas , ni las leyes escritas con arreglo a las denuncias . Así lo son . Han de ser honrados , para no quedarse con el dinero de la caridad , según costumbre de ciertas personas que tienen fama de caritativas ; para no explotar los reclamos como las cursis que tienen fama de distinguidas ; para no llevarse el tintero de la redacción , como desapareció , en una reunión de cofrades , aquella escribanía de metal fino , según contaba Taboada ; y para no tener deudas bochornosas , y mantener con decoro a sus familias . Así lo son . Es necesario que sean instruidos , instruidísimos , con una instrucción vastísima , profundísima y sincerísima , porque lo han de saber todo en todos los instantes , supuesto que han de escribir sin preparación y han de explicarse con tan hábil pedagogía y con tan rara elocuencia que se hagan comprensibles para todos , porque realmente la Prensa tiene la positiva dirección intelectual de las modernas sociedades . Así son los periodistas . Han de ser buenos , porque son el único ( señor cajista , hágase usted el favor de componer ÚNICO con letras de cartel ) consuelo permanente de los desesperados . Mi amigo Malagarriga sospechaba que Galeote cometió su crimen porque se creyó abandonado de la Prensa . En muchas ocasiones no hallaréis una autoridad que os ampare , un sacerdote que os confiese y un médico que os cure ; pero si en la localidad donde estéis existe un periódico , hallaréis en seguida un periodista que os consuele y os defienda . Contad vuestras penas a cualquier redactor de El Correo Español o de El País , y los veréis siempre unidos para realizar una obra de bondad o de justicia . Y yo creo que si todos los desesperados frecuentasen las redacciones y se acostumbrasen a no esperar de ninguna autoridad ni de ningún santo , y a esperarlo todo de la Prensa , disminuirían extraordinariamente el número y la importancia de los delitos ; porque creo que el hombre llega a ser malo cuando la virtud no le produce ni la más remota esperanza ; y lo creo así porque el ser bueno es muy cómodo , y nadie deja esa ventura sino obligado por la necesidad . Yo mismo , si disfrutase de los dos grandes privilegios de los hombres libres , la ciudadanía y la propiedad ; si yo supiese que me bastaba con ser trabajador y honrado para gozar como español de los derechos de ciudadanía , y como hombre sociable de los derechos de propiedad y no de los derechos a litigar , que esta es la propiedad actual , no agotaría mis nervios y mi vida en escribir de esto , y me limitaría a escribir a mi familia y algún cuento candoroso . No es así , y siempre que se me ha perseguido , he hallado en seguida el dulce consuelo de la Prensa ; y juro , en nombre de Dios , que la quiero tanto como a mi madre . A ambas acudiré siempre en busca de esperanzas , y para darles todo lo mío si de ello necesitasen . Dichosos los pueblos que tienen Patria y que tienen Prensa , y dichosos los desesperados que antes de robar o de asesinar o de suicidarse , se acuerdan de un periódico y van allí , y cuentan sus penas ; porque todos , absolutamente todos los periodistas parecen ángeles , cuando escuchan el dolor ajeno ; y , lo mismo que las madres con sus hijos hallan siempre energías y medios para defender a sus amparados . Así son los periodistas . Claro es que han de ser muy laboriosos , porque necesitan trabajar mucho , aunque no tuviesen humor de ello ; ni pueden , como en otras profesiones , fingir que trabajaron ; y han de ser sobrios porque ganan muy poco , y han de ... - ¿ Se puede ? - Adelante . - ¿ Todavía está usted trabajando ? - Haciendo que hago . ¿ Y esa oficina ? - Como siempre . ¿ No ha venido el cura ? - No , señor . - ¿ Y el capitán ? - Tampoco . - Pues en cuanto venga alguno empezaremos el tresillo , a menos que no le interese a usted mucho lo que escribe . - Unas líneas acerca de los periódicos . - Los pondrá usted de oro y azul . - No , señor ; ni consiento esa sospecha . - Cálmese usted , amigo Lanza . Usted es muy vehemente , y yo le citaría a usted un periódico que no defendería usted . - ¿ Cuál ? - Un diario . - ¡ Imposible ! , los conozco todos . - Donde sólo hay colaboración : escrito sin gramática . - Algún diario de oposición de los que le molestan a usted . - Nada de eso . Las suscripciones se logran a sablazos . - Muchas veces la necesidad ... - No por cierto . Es político y no tiene consecuencia política . - Vivirá de una subvención . - Ya le he dicho a usted que vive del sablazo . Publica artículos que deshonran y que matan y que arruinan . - ¡ Diantre ! - Él ha llevado al pueblo a la revolución . - ¿ Y no lo denuncian ? - Nunca . - No lo creo . - Créame usted . No tiene colaboradores fijos ; nunca paga la colaboración , y muchas veces la cobra . La misma Academia Española dice de él que es mentiroso . - Pero , ¿ qué periódico es ese ? - ¿ Para qué quiere usted saberlo ? - Para decirles cuatro verdades a los redactores . - Son muy perfectos caballeros . Allí quien manda es el editor . - Pues a ese . - Ese no se batirá con usted . Empezará por embargarle . - ¡ Ah ! Ya comprendo . - Claro está . - De modo que ... - Exactamente . - ¡ Qué desgracia ! Noble Prensa Española : con tus grandes diarios , con tus grandes revistas , con tus miles de hojas llenas de poesía y de ciencia , de utilidad y de deleite ; y con tu cachaza para soportar diariamente una nueva ley y una nueva denuncia , eres al fin , ¿ te lo digo ? ; pues bien , eres , ¿ te lo digo ? : eres el suplemento ilustrado de la Gaceta de Madrid . ¡ Pobre Prensa ! He dicho en el capítulo anterior , que Ricardo no amaba a su hijo , y esto habrá satisfecho a los cuatro tontos y a los cuatro granujas partidarios de la policía irracionalmente organizada . Les habrá satisfecho , porque hallarán que exagero , y argumentador que miente , es vencido . Voy a quitarles la satisfacción a esos señores , diciéndoles que , en mi humilde opinión , los polizontes pertenecen a la especie humana , y se distinguen de los demás hombres en que no se aman a sí mismos . Un policía puede amar a su madre , a sus hijos , a sus amigos y a sus paisanos , pero si se amase a sí mismo , dejaría de ser policía . El desamor de Ricardo hacia Luisito no provenía de que Ricardo fuese polizonte , sino de otras causas ; y voy a referirlas : Una noche que Ricardo no tenía dinero le ocurrió la idea de robar en su casa . La idea era vulgar , como dejo dicho , pues casi todos los hogares son víctimas de la rapiña de los amos , de los señoritos , de los criados , y , especialmente , de la señora de la casa . Y , como la idea era vulgar , la tuvo Ricardo ; y la realizó . Era domingo , y en aquella hora ( las nueve de la noche ) , debía de hallarse Angelita en la casa de sus padres , y Tomás en el café , única distracción de que disfrutaba . Ricardo tenía llave de la cerradura inglesa que defendía la puerta del taller , que era también la entrada a la habitación . Abrió Ricardo , convencido de que nadie le veía entrar ; cerró en seguida , adelantó algunos pasos caminando a oscuras , y dijo : - ¡ Angelita ! ¡ Tomás ! Nadie le contestó ; estaba solo . Entonces encendió una cerilla y fue hacia la alcoba de Angelita para descerrajar la cómoda . Pero al pasar delante del cuarto de Tomás , vio dentro el baúl donde el oficial guardaba su hacienda . Allí debía de estar el dinero que el señor Luis le dio por el traspaso del taller ; y allí debían de estar las economías de aquel mariquita que no tenía vicios . Ricardo no dudó ; fue hacia el baúl ; lo halló cerrado ; volvió al taller ; cogió un desclavador , y el pestillo , después de doblarse , se rompió . Alzó Ricardo la tapa : ropa ; y , en la bandeja siguiente , más ropa ; y en el hueco inferior , ropa ; pero entre ésta palpó Ricardo una caja , y tiró de ella ; pero , seguramente , estaba atornillada al fondo del baúl . Una contrariedad , una pérdida de tiempo . A puñados sacó la ropa que rodeaba la caja ; cogió ésta con las dos manos y tiró ; crujía , pero seguía sujeta . Era preciso arrancarla en seguida , y marcharse a escape . Ricardo dejó de encender fósforos ; se puso de rodillas , apoyó la mano izquierda en el borde del baúl , y con la derecha , armada del desclavador , empezó a apalancar por debajo de la caja ; ésta crujía , iba rompiéndose , pero tardaba en quedar suelta . Ricardo descansó un momento ; sacó del baúl la mano derecha ; soltó la herramienta para que los dedos quedasen libres , y respiró para desahogar el pecho , lleno de rabia y de espanto . Entonces cayó con fuerza la tapa del baúl , y el fleje de su borde se clavó en la mano izquierda de Ricardo . El vivísimo dolor , unido al miedo del polizonte , le arrancaron un grito y le hicieron caer desvanecido , dejando la mano presa en aquel lazo . En seguida sintió que le asistían , que le mojaban las sienes y que le libertaban la mano herida . Abrió los ojos , vio luz y a Tomás en calzoncillos y a Ángela en camisa . Tomás concluyó de vendar con un pañuelo la mano , y Ricardo se levantó y fue a hablar , y hubiera hablado a no haber visto que Tomás pasaba de la boca a la mano un reluciente escoplo . - ¡ Salga usted de aquí ! Ricardo fue hacia el taller , y después hacia la puerta . - ¡ Ah ; oiga usted ! Ricardo se detuvo . - Deje usted ahí la llave de la puerta ; ¡ silencio , granuja ! Aquí no puede usted volver a entrar sin mi permiso mientras yo esté aquí , y no me marcharé nunca . Ricardo , lívido y tembloroso , dejó la llave sobre uno de los bandos . - ¡ Otra cosa ! Si usted habla , yo grito . Usted no tiene pruebas , pero yo sí ; las lleva usted en esa mano desgarrada , y el baúl estará siempre como usted lo deja . Salió Ricardo , cerró Tomás , volviose con Angelita al lecho y dijo a la jorobada . - No sería malo que tomases algo para quitarte el susto y para que no se nos desgracie el chico . Y Ricardo , que tenía conciencia de su degeneración , como hombre , no amaba a su hijo ; y , como polizonte , estaba dispuesto a explotarle . Santiago bajó a pie desde la casa del periódico hacia la Puerta del Sol . Ya en la calle , pudo convencerse de que le seguía un sujeto con el tipo de los chulos . La persecución fue tan inmediata que el desconocido , viendo que Santiago se encaraba con él , tuvo que disculparse y dijo : - Perdone usted ; creí que era usted un amigo que me había encargado que se lo arreglase todo para irse de voluntario a la guerra de Cuba . - Pues no , señor . - Ya , ya lo veo ; pero se parece a usted ; claro , todos los que van son jóvenes , y hacen bien ; si yo tuviese treinta años menos allá me iba . Empiece usted por que le dan a uno quinietas pesetas , que siempre vienen bien , séase para la familia si está necesitada , o para la novia si se queda en mal estado , o para uno mismo , porque esas quinietas arreglan a cualquiera . - Pero no las darán en seguida . - ¿ Que no ? Mismamente al embarcarse en Cádiz o donde sea . Pero quiere decirse que si usted necesita antes algún dinero se lo adelanta a usted el agente , y luego él lo cobra sin usura y sin engaño . Con estas cosas de la milicia no se puede jugar . - Y , ¿ cuánto adelantan ? - Pues cinco duros , o media onza , o cincuenta pesetas , o cien pesetas . Claro , hombre , eso varía con los casos . Imagine el lector , según le plazca , la continuación de este diálogo y sus consecuencias . Una mañana salía Santiago de Madrid por la Estación de Atocha ; la infeliz víctima de Ricardo Muñoz era soldado , iba de voluntario a la guerra , iba con otros muchos españoles a defender en Cuba nuestro territorio y nuestro honor ; y Santiago , hambriento , casi desnudo y con siete pesetas en el bolsillo , sintió frío por la espalda y sintió que el corazón le latía con violencia cuando oyó las notas de la Marcha de Cádiz ; cuando coreándola , gritaba un inmenso gentío , ¡ viva España ! ; y cuando un grupo de generales , de jefes y de oficiales saludaba militarmente al montón de muchachos que iban sonrientes a dejarse matar en defensa de la patria , guiados por la sacrosanta bandera del regimiento . Y el lector me perdonará que de este lugar de la novela arranque un artículo magistralmente compuesto y correctísimamente escrito que refería la vida y las hazañas de Santiago durante la guerra . Claro es que yo alabo holgadamente el artículo porque sé que nadie ha de leerlo ; y lo retiro , no por miedo a que se le juzgue , sino por miedo a que yo sea el juzgado . La ley de la gravedad será buena o será mala , pero es ley de Dios y se cumple fatalmente sin intervención de las autoridades . Si fuese ley del Estado , y yo elevase un globo en la atmósfera , el vulgo ignorante creería que yo había infringido la ley ; y , por bestialidad revolucionaria , aplaudiría frenéticamente ; y aunque los altos magistrados supiesen Física , tendrían , por razón de Estado , que condenarme . Suprimo , por consiguiente , mi admirable artículo hasta que me halle seguro de que saben Física quienes han de juzgarme y quienes han de leerme . Pero aprovecho la oportunidad para decir algo que nunca vi escrito y que interesa a la patria y al Ejército ; y que se me perdone la redundancia ( que no es mía ) , porque ya sé que son filosófica y prácticamente comunes e inseparables los intereses del Ejército y de la patria . Parece racional que , siendo el Ejército una masa de soldados , se pensase , para tener buen Ejército , en tener buenos reclutas . Es doloroso que a los niños de los pueblos no se les dé instrucción militar , que no se les dé ninguna instrucción , que se les deje morir de hambre , que se les abandone en sus enfermedades y que se les abandone a todos los malos contagios ; pero es más funesto que el mozo , cuando va a ser recluta , haya perdido el buen sentido moral . Sabe que su cacique es malo , y sabe que su cacique es todopoderoso . Y en estos conocimientos basa su criterio acerca de la organización social . Su cacique es más poderoso que el coronel que reparte los reclutas a los Cuerpos . Y si el coronel es más poderoso será más cacique , o sea , más malo ; quizá cueste más dinero sobornar al coronel ; pero se le sobornará seguramente . El mozo entra en filas , y en seguida trata de sobornar al sargento . No lo consigue , y emplea el medio de dominar al cacique cuando éste no admite dinero . Se emborracha para tener valor , busca al sargento y le desafía . Cualquier cacique ( que , desde luego , es cobarde ) , ante un mozo arrojado , transige y ofrece su protección y su amistad al madrugador atrevido ; pero el sargento denuncia al soldado , y éste va al calabozo . Desde allí escribe a su pueblo cartas dictadas por la ira y por el deseo de venganza ; y el cacique las lee en alta voz , y por éste y por aquéllas se enteran los mozos y sus padres de que la disciplina es una barbarie , de que los sargentos y los oficiales y los jefes son unos verdugos , de que el rancho es mezquino y asqueroso , de que hace falta mucho dinero en gratificaciones para que el soldado no muera a puntapiés , y de que , pudiendo gastar ese dinero , es preferible redimirse , y no pudiendo gastarlo , es preferible desertar . ¿ Quién niega la exactitud de este cuadro ? Algún truhán interesado en ocultarlo o algún ignorante de la vida en los pueblos españoles . Mozos acostumbrados a respetar esa vergüenza nacional que se llama cacique , y acostumbrados al triunfo de la perversión y de la procacidad , serán bestias a quienes se les pueda enseñar a alinearse , pero no serán verdaderos soldados , porque la milicia es la religión del honor . Por su honor juran los militares , con los tribunales de honor se hacen justicia y en el campo del honor ventilan sus agravios . Este ambiente de honor , este procedimiento de honor y esta finalidad de honor , son condiciones necesarias y esenciales de un ejército que ha de vencer o ha de sucumbir honrosamente , y ha de resolver aquellos problemas de sentimiento honroso que no pueden resolverse por cálculo de la conveniencia . Y así como hoy no sería ejército regular y apto el dirigido por malhechores , y bien lo prueba el esmero con que nuestros oficiales son caballeros cumplidísimos , así , creo yo , salvando todos los respectos ( que no sean de caciques ) , que no es ejército apto el constituido con reclutas de perversión moral creada por el ejemplo y por la omnipotencia del caciquismo . Y así , digo yo que el más grosero insulto hecho a nuestro Ejército es prepararle conscientemente y deliberadamente reclutas educados en la más asquerosa perversión moral . Y así , creo yo , salvando todos los respetos , que si un ministro de la Guerra pudo suprimir en un día los sargentos primeros , no sería imposible , y sería oportuno , que las autoridades militares suprimiesen en un día los caciques españoles . ¡ Si el Ejército los exterminase ! No admito discusión sobre las consecuencias . Prefiero que un caballero pundonoroso tenga la arrogancia de pasar sus espuelas sobre mi cara a que un cobarde cacique tenga la villanía de robarme y de injuriarme eludiendo las prescripciones de un Código que yo cumplo fielmente . Prefiero cualquier inquisición , en nombre de cualquier dios , a la más insignificante tiranía en nombre de la libertad . Si yo fuese capitán general y tuviese el amor de mi patria y la adoración del Ejército , el cachito mayor de cacique sería de este tamaño . ( Véase el punto ) . Y una mañana regresó Santiago a la estación de Atocha . En el tren había dormido , así le dijeron ; y en Alcázar había tomado sopa y vino , se lo dijeron así . Lo cierto es que Santiago no se daba cuenta de ello . Recordaba que al desembarcarse en Cádiz le habían socorrido con unos duros , y le habían dicho que ya no era soldado : el contrato concluía . En Cádiz muchos hombres le dieron de beber ; pero no le dieron cama , ni medicinas , ni sopa ; había que pedirlo y había que lograrlo . Le gestionaron la inclusión en una lista de repatriados que el día siguiente iba a Madrid , y montó en el tren tiritando y sin haber comido . Supo que en Cádiz daban comida y mantas unos señores muy buenos y unas señoras muy hermosas ; pero él no pidió y no le dieron nada . En el pequeño espacio de su asiento de tercera tuvo sitio suficiente para enroscar el esqueleto cubierto de piel , y la fiebre le dio un sueño tan consolador y tan largo que Santiago llegó a la estación de Atocha sin el aburrimiento de los viajeros ricos . En la estación no había música ni señores ; una Comisión de la Cruz Roja , una Comisión de El Imparcial y algunos curiosos . Le dijeron que se fuese al vestíbulo , y allá se fue ; se sentó en un banco y la fiebre le dejó dormido . Le despertaron y le dijeron que se fuese a la casa de El Imperial . En el vestíbulo habían repartido bonos ; pero como él no pidió nada ... Empezó a subir la cuesta de la calle de Atocha y empezó a toser y a fatigarse . Comprendía que estaba muy malo , que necesitaba de muchas cosas , y que era preciso pedirlas ; sí , era preciso acostumbrarse a pedir . Pero , ¿ a quién ? Pasaba entonces entre los estudiantes agrupados a la puerta de San Carlos . Le dejaron libre el camino , se descubrieron y gritaron ¡ viva España ! A Santiago le satisfizo el homenaje , y , por orgullo , no pidió a los jóvenes patriotas . Siguió subiendo ; la tos y la fatiga aumentaban . Comenzó el vértigo a iniciarse . Santiago tuvo miedo de morir , comprendió que necesitaba pedir para no morirse y extendió la mano hacia dos señores curas . Los curas empezaron a protestar . Habían dado mucho dinero para socorrer a los repatriados . Se hizo un corro y se habló como buenos españoles : todos a un tiempo y todos a gritos . Aquello era vergonzoso . El Estado se comía el sudor de los patriotas . Los ministros compraban casas con el dinero de la guerra ; esto lo sabía todo el mundo ( es lo que se dice cuando nadie lo sabe ciertamente ) . El Imparcial se comía el dinero de la suscripción , lo decía también todo el mundo . Además había muchos granujas que se fingían repatriados para vivir a costa de los buenos corazones , esto se veía por todas partes . Pero aquel parecía repatriado de verdad ; se estaba muriendo . Acaso no lo fuese ; hay algunos pillos que todo lo falsifican muy bien . Pues allí venía una pareja de guardias y lo aclararían . Llegó la pareja , se enteró de lo que ocurría ; y el guardia más antiguo se encaró con el repatriado , y colocándole una mano sobre el hombro ... El peso de la mano aquella bastó para hundir el cuerpo de Santiago , que cayó al suelo , dando contra un árbol la descarnada cabeza , que empezó a verter sobre la arena un reguerito de sangre . En la Puerta de Atocha se decía que dos curas habían dado muerte a un repatriado ; en la plaza de Antón Martín se dijo que un guardia de Orden público había concluido a tiros con un repatriado de Cuba . A Santiago le llevaron en una camilla al hospital ; y cuando el médico de guardia vio que la herida era leve , pero que la inaniación era extremada , dijo al practicante , encargándole la mayor reserva , que yo también guardo : - ¡ Bah ! Un Ejército que no tiene libertad , ni medios , ni derecho para defender a un soldado , ¿ cómo va a defender la Patria ? Cuando Santiago se dio cuenta de que vivía y comprendió que se hallaba en el hospital , sintió el frío del espanto . Es necesario ser pobre para comprender el horror que el hospital produce . Los socialistas majaderos , que suelen ser artesanos holgazanes con pretensiones cursis , se anotan como victoria ( ¡ tiene gracia ! ) el haber conseguido una ley sobre accidentes del trabajo . Han sustituido los recursos de una caridad que pudiera ser inagotable ( y que ya no es preciso ejercerla ) , con unas pesetitas tan escasas o tan litigadas , que aseguran el hambre del paciente durante su enfermedad . Y el hospital sigue siendo un matadero , porque al hospital no va ninguno de los señores que informan las leyes . Mucho aterra el hambre al pobre , pero sabe que hallará una limosna que le remedie . Mucho aterra la cárcel al pobre , pero sabe que le darán un defensor ; uno de esos jóvenes cuya viril cabeza parece rodeada de un nimbo de gloria , y que allá , en los estrados de las salas de justicia , dicen siempre lo mismo con palabras que perfuman de amor los ojos y los corazones . « No habéis probado que mi defendido sea el autor de ese delito , y no le debéis castigar . Pero si lo probaseis , debierais tener en cuenta que habría cometido ese delito impulsado por una ley de Naturaleza , que si es fatal , puede lanzarnos a todos nosotros por igual camino ; y si puede eludirse , por la educación o por la riqueza , no debe constituir pregón de ignominia para este infeliz a quien quitasteis los medios de ser rico y de ser culto » . Lo que aterra al pobre es el hospital , porque no es templo de la caridad , sino alcázar del egoísmo . Donde nadie puede servir al prójimo , porque no hay quien ( aun para vivir miserablemente ) no haya de quitar algo del amor , de la medicina y del alimento que el enfermo necesita . Allí , por decoro del Estado y de la humanidad , debiera todo ser gratuito , y allí todo cuesta dinero ; dinero para el conserje , dinero para el practicante , misas y velas para las hermanas , cigarros habanos para el doctor y para el administrador y para el visitador . Y si no se hace esto , ¡ a morir ! ; porque el hospital le dice al enfermo : « No te doy de comer y prohíbo que te traigan comida ; si la quieres , dame dinero » . ¡ Preciosa campaña para el doctor Tolosa Latour , cuyas virtudes referimos todos , y resumió don Ángel E . Caro , diciendo : Atrévase mi ejemplar amigo a dignificar el hospital , y verá con qué desvergüenza le despluman sus alas de ángel . Entretanto yo pido con todas mis energías que se entreguen los hospitales a los frailes curanderos y a las monjas enfermeras , porque prefiero la Inquisición en nombre de cualquier Dios , a la Inquisición en nombre del perro chico . Hace muchos años anuncié que abortaría una revolución de comerciantes , y así ha sucedido ; hace muchos años anuncié que triunfaría una revolución de enfermos , y así sucederá . Revolución de enfermos fue la que produjo la matanza de los frailes . Y es que el pueblo necesita salud y música ; un pueblo sano y alegre no protesta , y transige con los sarcasmos del Sufragio Universal . Esto lo sabe cualquier estadista , y no lo saben los nuestros , porque son majaderos de siempre y ministros de un día . Ya verán lo que ocurre cuando se desarrolle una epidemia , cuando cada hombre huya de los demás por miedo al contagio , cuando no haya camas en los hospitales , ni pan ni leche para los enfermos , ni consuelo para los agonizantes , ni ropa limpia , ni médicos , ni luz clara en plena noche , ni rayos de sol en pleno día . Cuando dentro de los hospitales , que parecen cárceles malas ( las cárceles buenas debieran parecer palacios ) , mueran los enfermos hambrientos en las gradas de las escaleras , alrededor de los caloríferos y al pie de los tragaluces ; y mueran , no por asfixia , con las manos abiertas , sino con los puños cerrados , por congestión del cerebro , agotados por la ira , maldiciendo de la sociedad en que han vivido y de aquel hospital donde los médicos ganan una limosna y necesitan estar ausentes para lograr el sustento de su familia ; donde las hermanas , famélicas , rezan a San Rafael , según se lo ordena el prelado , y no cuidan a los enfermos según se lo ordena su vocación y su instituto ; donde el administrador no puede centuplicar los panes y los peces , y contentar con buenas palabras a los abastecedores que no cobran ; y donde el director dice : Cuando ante las puertas de los hospitales , en la vía pública , ruja la muchedumbre , viendo los enfermos que mueren en el arroyo y viendo que allá dentro no se puede llegar porque no se tiene suficiente influencia para conseguir un pase ; y que aquella carne querida por la que se luchó en el taller , en el campo , en el bufete , en la guerra , se muere hambrienta , porque si hubo dos reales para regalarle un pan , no hay dos reales para regalar al portero . Ya verán entonces que alguien publica la lista de las haciendas robadas a los hospitales , y explica el origen de muchas fortunas ; y ya verán cómo los poderosos que no hayan huido de la peste no podrán huir del motín , que pondrá una horca en cada farol , ante los aplausos de los soldados que no harán fuego sobre la muchedumbre , porque también ellos pensarán que acaso , al día siguiente , les lleve la epidemia a uno de esos hospitales militares que parecen pocilgas , y que son un grosero insulto hecho al más patriota de los ejércitos . Y aunque se llegue a la locura en el saqueo y en la matanza , nadie tocará a la carne y a los bienes de Castelo , de Rubio , del Marqués de Cubas y de cuantos han hecho su nombre popular y bendito en las salas de los Hospitales , que NUNCA merecen la visita de esos poderosos y de esos cursis que van a todos los teatros , a todas las ruletas , a todas las casas de lenocinio y a todas las ejecuciones capitales . ¡ Pobres médicos ! A veces lucháis vergonzosamente por un panecillo y salváis al enfermo , para matarle después hambriento o abochornado por su deuda . Pensad que la Iglesia tiene consigo las multitudes , porque siempre da un consuelo para los dolores de la conciencia , y que el apoyo de las muchedumbres le da su influjo sobre la escéptica aristocracia . Pensad que también vosotros seríais poderosos , si pudieseis dar siempre un consuelo para los dolores de la carne . Pensad que los productos de la justicia son para los letrados y los curiales , y los productos de la fe , para los sacristanes y los clérigos , y que los inmensos productos de la caridad no son para vosotros , porque habéis consentido que los administren , y los usufructúen , y los roben , cuatro caciques sin vergüenza . ¡ Pobres médicos ! ¿ Qué noción tenéis de vuestra nulidad , que así olvidáis la razón que os asiste , la ley que os ampara y el decoro profesional que os obliga ? Estoy harto de ver directores generales de Sanidad , que son doctores ricos afamados , ilustradísimos , diputados a Cortes , directores de periódicos , hombres poderosos , libres y correctísimos , que no se atreven a perseguir a los sumisos consentidores y alcahuetes de la beata que receta oraciones , del entrometido que receta emplastos , del fraile que cura el cáncer del estómago y la hipertrofia del corazón , del canalla que facilita abortivos y del vividor que explota la dermis y la obscenidad ajenas . ¡ Pobres águilas que se dejan picar por las gallinas ! ¡ Pobres médicos ! Cuando Santiago comprendió que se hallaba en el hospital , sintió el frío del espanto . Oyendo el murmullo de las conversaciones , algún quejido , y el continuo golpear de la mampara , pasó Santiago la tarde . Encendieron las luces , llegó la noche , y adormecido por la canturia del rosario , rezado en un rincón de la sala , se durmió Santiago sin haber comido y sin que nadie le hubiese molestado . Al amanecer tuvo sed , y bebió de un agua blanquezca que le dejó la boca pastosa ; volvió a dormirse ; se despertó a las siete , y oyó desperezos y lamentos , el ruido que producían los mozos al hacer la limpieza , y la conversación de dos vecinos que esperaban coger el alta aquel mismo día . A las nueve llegó el doctor con su acompañamiento de practicantes , mozos , Hermanas y amigos . - ¿ Y éste ? - Vino ayer ; le vio don Matías . - ¿ Sin novedad ? - Sí , señor . Siguió adelante . El general silencio de la sala hacía más perceptibles las palabras del enfermo y del practicante al acercarse a cada cama . En ésta se reía , en aquélla se lloraba ; más allá , hablaba el médico , pero callaba el enfermo ; en otra cama se oía un grito de dolor ; en otra no se oía nada : las cortinas estaban corridas : el enfermo había muerto durante la noche ; los mozos llevarían el cadáver al depósito y el hospital heredaría las ropas del muerto . Santiago sintió el frío del espanto . Volvieron a colocarle a la cabecera la jarra del agua blanquizca , y Santiago la bebió con ansia ; tenía sed y aquella medicina le había facilitado un sueño tranquilo . Se debía tener fe y esperanza en las medicinas , y en los médicos y en aquellos practicantes de las blusas y en aquellas hermanas de las tocas . ¿ Qué querían ellos ? ; pues curar , curar a todos . No era el hospital tan malo como lo pintaban las gentes . Y Santiago , presa de la fiebre , volvió a dormirse , soñando que la medicina de la jarra le curaba en seguida ; que él ponía una taberna con el dinero que le diese el Gobierno , y que Muñoz llevaba muchos meses enterrado en el camposanto . Se despertó y buscó la jarra ; se la habían llevado , y Santiago se calló y volvió a dormirse .